Junio, 2020
La madrugada del 18 de abril de 2020 en plena cuarentena, María Galindo y Yolanda Mamani se citaron muy temprano, cuando todavía está oscuro en La Paz.1 Caminaron a la Universidad Mayor de San Andrés, principal universidad pública de Bolivia. En la calle había mucha circulación de militares. Permanecieron un largo rato escondidas entre los muros, evitando que las Fuerzas Armadas las vieran. María le enseñó a Yolanda a usar la cámara en el camino, a pasos apresurados y entre la oscuridad. Decidieron hacer la pinta en el monoblock de la UMSA, el muro principal. Mientras María pintaba, Yolanda filmaba. Terminaron de hacer el grafiti y se separaron. Cada una por su lado.
Quédate en casa no es lo mismo que cállate en casa. Mujeres Creando
Mujeres Creando
Mujeres Creando es un colectivo feminista boliviano. Su campo de acción es tan amplio y se transforma tanto que no se puede dar una definición concluyente del movimiento. Sus prácticas y teorías están siempre re-elaborándose y evadiendo la domesticación de su feminismo. Sus integrantes lo explican como un movimiento multifacético, autogestivo, independiente y político, que sabe hacer mucho con poco. Cooperativo y con tintes anárquicos y apátridas. Apartidista y no institucional, eso siempre.
Fue fundado en 1992 y es liderado por María Galindo, al día de hoy está conformado por entre veinte y treinta mujeres2 de identidades sexuales, étnicas y profesionales diversas,3 una alianza que ellas llaman insólita y que por su variedad ha abierto múltiples espacios de resistencia y defensa muy bien organizada en Bolivia.
Su centro neurálgico es la casa de La Virgen de los Deseos, ubicada en el centro de La Paz. Ahí coinciden mujeres con perfiles que van desde las que hacen el trabajo burocrático hasta las que participan en los despliegues estéticos-performáticos. En La Virgen de los Deseos se reúnen, cocinan, deliberan, venden, teorizan, cobijan, editan, proyectan, traman y confeccionan.
En esta casa María Galindo transmite Radio Deseo4 (radiodeseo.com), en el segundo piso está el taller de serigrafía a cargo de Danitza Luna y se ubica también un aula de trabajo funcional para seminarios, entre otras actividades colectivas. En la casa también opera el servicio de asesoría legal Mujeres en Busca de Justicia, a cargo de Paola Gutiérrez, donde un equipo de abogadas atiende y acompaña a mujeres que atraviesan violencia machista.5
También ahí se conjuran las pintas de grafiti, se sostienen cooperativas de trabajo, y últimamente se confeccionan tapabocas (o barbijos)6 y se prepara alcohol en gel a modo de farmacia popular. El trabajo que hacen viene y va entre lo práctico, lo teórico y lo simbólico.
Desde hace casi tres décadas el colectivo se ha dedicado a idear, desde la vida práctica, un feminismo de las de abajo, las oprimidas, incómodas e indeseables, que atienda la realidad específica y compleja de las mujeres bolivianas. Este feminismo se sostiene en metodologías del ingenio y políticas concretas que se traducen en acciones cotidianas, barriales y comunitarias, y se ejecutan en el aquí y ahora. Con su diligencia y eficacia trascienden los tiempos y tácticas de la justicia estatal y las ONGs.
Su teoría está enraizada en la experiencia de cada mujer y en esa medida se pone en práctica. Las estrategias van desde el escándalo público, la acción ilegal o el trámite jurídico-policial hasta eventos culinarios o político-artísticos que van cuestionando —por paredes, foros artísticos, académicos y programas de televisión— discursos esencialistas y traducciones simplistas y estériles de su experiencia feminista.
Versos en la pared. Una estrategia para tomar la calle de manera rápida, política y poética
De acuerdo a la leyenda que cuenta Galindo, el grafiti fue la primera forma de pronunciación de Mujeres Creando. Sus mensajes exponen y desestructuran los eslóganes más asentados del machismo, racismo, y la culpa religiosa, para entregar reflexiones incisivas que atienden la realidad compleja, contradictoria y mestiza de las mujeres en Bolivia y la región.
La socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui piensa la imagen como un lugar para la actualización de elementos inconscientes del mundo social y como una estrategia dislocante y de resistencia que abre la posibilidad de replantear nociones severas en contextos de dominación. Para Rivera Cusicanqui, hay imágenes que con su espesor discursivo, basado en la experiencia vivencial, posibilitan un perspectiva crítica de la realidad y la reinvención de los imaginarios.
Los grafitis de Mujeres Creando, si bien encuentran ciertas afinidades en esta propuesta, llevan el cuestionamiento más allá y reelaboran la relación entre ética, estética y política para pronunciarse. Repiensan la relación entre creatividad y feminismo desde su mismo nombre como movimiento. Sus palabras claras y contundentes, que se piensan mucho y siempre en colectivo, estallan por aquí y por allá para recolocar nociones muy sobadas del civismo, la religiosidad y el sentido común.
Las frases trabajan todo el tiempo para despolitizar conceptos y consignas —como la discriminación, igualdad o empoderamiento— que se han cooptado, desinfectado y reusado como pastiche para instalar y ser consumidas masivamente, perdiendo por completo su esencia renovadora.7
Para escribir sus versos en las paredes utilizan la letra carta o cursiva, la misma con la que se aprende a escribir y que hay que hacer caber en los cuadritos de la plana para terminar la tarea. Esta caligrafía didáctica y femenina, se combina con frases lúcidas y filosas, además de una firma orgullosa, para construir textos desobedientes que revientan en las paredes bolivianas.
Algunas consignas salen de puro chiripazo y a otras les toma tiempo tener forma. A veces responden a episodios coyunturales de la política boliviana —como el caudillismo romántico de Evo Morales o el conservadurismo desproporcionado de la administración actual—. Otras vienen más del pensamiento profundo de su feminismo concreto. Hay unas que son clásicas y se reproducen en souvenirs y playeras que venden en su tienda para sostener el movimiento.
Nosotras parimos, nosotras decidimos.
Mujer no me gusta cuando callas.
Para ella la culpa, para él la disculpa.
Lucha y rebeldía no se asfixian en la alcaldía.
Las frases tienen una extensión de no más de dos o tres líneas y entrecruzan conceptos del imaginario del deseo con lemas de la lucha social y excentricidades de la prudencia cristiana. Los mensajes son concisos, incendiarios y siempre van firmados. Cuestionan las ideas más celebradas de la poesía y la política patriarcal; nunca están conformes, y con su ingenio agudo afectan la mirada y tejen nuevas afectividades.
El peso de estos textos, conjugado con su estética naif y un dominio impecable de la lata de aerosol, queda en las paredes como sello visual y va escribiendo, de a poco, un tratado de política concreta y estética que es muy suya y muy coherente en tiempo, forma y concepto porque se construye y reconvierte todos los días desde diferentes frentes.
Mujeres Creando transforma el gesto tradicional de los movimientos de protesta urbana, anónima y territorial con el objetivo, no de cerrar espacios, sino de abrir nuevos escenarios e imaginarios políticos construidos por ellas mismas. Escribir frases en la pared es la manera de conectar con el espacio público, de tomar la calle de forma rápida, política y poética y con ello reconvertir la forma de comunicarse con la sociedad y tejer relaciones con las mujeres que transitan.
Voces del confinamiento
En tiempos de confinamiento, parte importante de las acciones de Mujeres Creando se ha visto parcialmente interrumpida, sin embargo, dada la diversificación de sus formas y frentes, muchas estrategias siguen activas y habitando el escenario de fragilidad. Radio Deseo sigue transmitiendo todos los días, el servicio de asesorías legales comparte números telefónicos para continuar acompañando a mujeres, las psicólogas han escrito textos sobre el encierro, y también se han puesto a disposición asesorías y acompañamientos financieros para evitar usuras bancarias a mujeres.
Desde la radio, el grafiti y su trabajo de asesorías, Mujeres Creando cuestiona la estrategia pasiva y proteccionista del #quédateencasa como única respuesta a la pandemia. El confinamiento físico no implica una reclusión política.
Cuenta Rivera Cusicanqui que en la cosmogonía aymara el pachakuti es el tiempo del caos y la inflexión, el tiempo del cambio procesual que va y viene, destruye y renueva el orden de las cosas. En esta medida y desde su pensamiento concreto afincado en La Virgen de los Deseos, Mujeres Creando piensa, repiensa y señala los ideales de asepsia afectiva y distanciamiento social.
Con su activismo incendiario —y por ahora confinado— cuestionan las políticas mecánicas de no me afectes, no me rayes, no me contagies y apela a un ejercicio colectivo para generar espacios fragmentarios de deseo para proyectar lo que está por venir.
*Gracias a Danitza Luna, integrante de Mujeres Creando, por su tiempo, acompañamiento y asesoría para escribir este texto.
Foto: Cortesía Mujeres Creando.
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1 Días antes María había hecho una protesta en las puertas de un hotel de cinco estrellas que el alcalde contrató como centro de aislamiento Covid-19. La situación era indignante: por un lado, contrataban un hotel de lujo para beneficiar a un empresario y, por otro, el gobierno central se negaba a dejar entrar al país a un grupo de bolivianos varados en la frontera con Chile en condiciones marginales.
2 El número fluye con los tiempos y contextos.
3 Una de sus consignas canta: indias, putas y lesbianas, juntas, revueltas y hermanadas.
4 En sus palabras, Radio Deseo es la voz y pulmón del movimiento. Ha jugado un papel muy importante no solo a nivel discursivo, sino a nivel político. Su programación agrupa voces de distintas organizaciones sociales y considera la discusión política, múltiples géneros musicales y la historia culinaria boliviana.
5 Entre todo su trabajo, son responsables del desarrollo de la Metodología de atención de casos de violencia machista contra las mujeres con enfoque feminista, propuesta que más allá de asesorar y acompañar, sienta un precedente teórico con enfoque feminista afincado en la especificidad y complejidad de la realidad de las mujeres bolivianas en ciudades y comunidades. Este servicio asume el trabajo que el Estado no hace, pues la misma policía reubica a las denunciantes a Mujeres en Busca de Justicia para resolver sus situaciones por las insuficiencias del sistema judicial. La presentación del libro Propuesta de Metodología de atención de casos de violencia machista contra las mujeres con enfoque feminista, de Paola Gutiérrez, ha sido pospuesto por la pandemia, sin embargo, durante estos meses la propuesta ha sido difundida por distintos medios, entre ellos Radio Deseo a través del programa de María Galindo La gota que horada la piedra.
6 A los tapabocas (barbijos en el Cono Sur) les llaman «bozales para humanos» y llevan impresa la consignas: No nos callarán la boca. / Quédate en casa no es igual a cállate en casa. / Desobediencia por tu culpa voy a ser feliz. / La tele miente prende tu mente. / No te quedes aislada, conéctate con tus aliadas.
7 Por ejemplo, el gobierno de Evo Morales escamoteó la propuesta de «despatriarcalización» acuñado por María Galindo en su libro No se puede descolonizar sin despatriarcalizar para crear el Servicio Plurinacional de la Mujer y la Despatriarcalización, tomando el término pero no el contenido. De ahí, también derivó el Viceministerio de Descolonización que hoy ya no existe por orden de la presidenta actual Jeanine Añez quien hace poco eliminó el Ministerio de Culturas del cual éste dependía.
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Andrea Bravo estudió Historia y un posgrado en Sociología del diseño. Trabaja como editora e investiga sobre arte, diseño, artesanías, moda y feminismos en Latinoamérica. Vive en Buenos Aires.
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