En la página de Facebook del grupo mexicano Yo maté a tu perro la banda de cuatro chavos de Santa Catarina, Monterrey describe su música así: «Decidimos crear el soundtrack de nuestras vidas asquerosamente aburridas.»
Cuando se les pidió definir el sonido de dicha banda sonora, Robe, el baterista, la describió como «una vida normal, como la que tiene el 90% de las personas, monótona, los fines de semana embriagándose, trabajar por una miseria de dinero para sobrevivir.» Lili, el tecladista, estaba de acuerdo: «Para mí es como mucho ruido para dejar de pensar en esos problemas de adultos que odiamos.» Jehú, el vocalista del grupo, concluyó, «Ese soundtrack debe sonar muy aburrido, cansado o incómodo. Yo creo la tirada es como dice Robe, el asunto de lo cotidiano, lo monótono, la rutina. Tratamos de hacer canciones que partan de eso, no hablamos de grandes asuntos, muy relevantes; hablar de la parte aburrida de la vida creo que también es muy válido.»
A pesar de su enfoque musical en lo aburrido, la banda produce música noise/pop/shoegaze bastante interesante y divertida. Sus canciones, como «Todo lo que no me gusta está mal,» «50 horas de Starcraft,» «Mary Jane Watson» y «Owen Wilson» no sólo juegan con referencias de la cultura pop sino también experimentan con guitarras fuzz, toques de metal y vocales que se sumergen en el zumbido mientras exploran sus propios máximos y mínimos.
La dualidad de la música y el canto se manifiesta también en las canciones en sí. Como nos comentó Jehu sobre la canción «Owen Wilson,» «Se llama así porque la historia de la canción es acerca de cómo creemos que estamos destinados a fracasar en algo, y en realidad nuestras propias acciones y decisiones nos van llevando al fracaso. Entonces, con el actor Owen Wilson, me parece que podemos ver como la dualidad de una persona; él, siendo actor de comedia, cualquiera se imagina que es una persona alegre, pero después de su intento de suicidio descubrimos la parte “oscura” de su vida, esta parte oscura o depresiva creo que todos la tenemos y la intención de esta canción era mostrarla.»
Detallando más la parte filosófica no sólo de la canción sino también del grupo, que se describe como «una comuna de cholos que leen a Foucault y a Derrida sin entenderlos,» todos los miembros entrevistados tenían filosofías de vida parecidas, las cuales también se manifiestan en su música densa pero simultáneamente ligera. Lili comentó que la suya era «tratar de hacer cosas que te llenan, y si no salen pues seguir tratando o buscar hacer cosas nuevas.» Robe dijo, «Vivir solamente, como venga y la condición que venga, solo se da una oportunidad de estar en este mundo de miseria hay que disfrutar cada instante que tenemos.» Isaac «trata de tomar lo bueno de cada situación» y Jehú, condensando bien la filosofía no sólo suya propia sino del grupo, concluyó, «Quién sabe; no cagarla mucho, a lo mejor.»
Lo que sí se sabe es que Yo maté a tu perro no sólo es un grupo con un nombre gracioso y algunos comentarios chistosos en sus páginas webs sino un grupo destacable de rock/shoegaze que debe tocar en el DF tan pronto como alguien les dé la oportunidad. Chequen su bandcamp y conviértanse también en asesinos caninos.
– Grace Remington
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