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Vessyl de Yves Behar


Por Victor Méndez / @vichoamino

Hay un afán, no sé si justificado, de querer que los productos que utilizamos día con día integren tecnología. Más específico, que los objetos tangibles se comuniquen con lo intangible. Me refiero a las aplicaciones móviles. Pero no sé si esto es un capricho del diseñador o una demanda real de los consumidores, aunque me inclinaría más por las personas que determinan que el usuario se encuentra ávido de contar con tal producto.

Un ejemplo de esta sinrazón es el último proyecto que el diseñador Yves Behar, uno de mis favoritos, ha presentado recientemente. En conjunto con el científico Justin Lee, y comisionado por el equipo de Fuseproject, empresa liderada por Behar, diseñaron un vaso inteligente que detecta en tiempo real qué es lo que se está bebiendo y despliega su contenido nutrimental.

Vessyl fue desarrollado a lo largo de siete años, y no sólo incluye el vaso, también se construyó una aplicación móvil que muestra los niveles de grasas, calorías, azúcares, incluso el grado de cafeína, que el líquido contiene.

El vaso es muy sencillo, una tapa antiadherente a prueba de derrames, una superficie exterior que parece de cerámica, pero que es poco probable ya que tiene una pantalla indicadora en el frente. Se hizo, según mencionan, una forma más ergonómica y la información que se muestra es discreta y sólo es visible cuando se necesita. El funcionamiento es también muy intuitivo, se activa inclinando el vaso y dicho movimiento actúa como una fuente de energía inalámbrica. Su batería tiene una duración de una semana con una carga de 30 minutos.

Además, por si fuera poco, Vessyl cuenta con un detector de hidratación llamado Pryme. Por medio de un juego de luces, se indica al usuario la cantidad del líquido que sea necesario consumir, cualquier cantidad que ésta sea. Estos niveles de hidratación se determinan a través de los datos que se suben a la aplicación móvil, la edad, el peso y la altura del usuario. Vessyl ayuda a entender el impacto que hay para el cuerpo humano lo que bebemos diariamente.

Tal vez las nuevas dinámicas tanto sociales como culturales, hagan que necesitemos productos que integren tecnología inteligente en su funcionamiento, y por ello se adapten adecuadamente a la vida cotidiana. Sin embargo, la solución que se plantea no es real. Se está vendiendo una idea, un objeto que no requerimos, pero que por contar con un elemento de moda, innovador se pensaría, tendrá éxito en el mercado. Behar menciona que cada producto que ha diseñado, que utiliza este tipo de tecnología, es distinto y resuelve necesidades muy específicas; pero hay dos elementos que aquí son constantes: 1) la búsqueda a la integración cotidiana y 2) la discreción. El segundo atañe a la forma y función, pero la integración habla de un comportamiento y es a partir de estos destellos de cotidianidad que el diseñador determina si el producto puede tener éxito o no, o si los consumidores están listos para su uso. Es de suponer entonces que Vessyl tiene potencial de ser un objeto popular en el mercado, sin embargo, parece que estamos frente a un diseño innecesario.

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