Por Melissa Roura / @roura_melissa
Hay veces en que uno siente que algunas cosas no las puede explicar con palabras. Una escapatoria a ello podría ser la poesía, en donde todo lo que se crea con palabras sólo son imágenes o ideas abstractas y no la oración común del lenguaje
Otro escape de esos es la música, la danza, o en general, el arte. Pero en el cine, lo que sucede es que las imágenes, o los encuadres, son los que hablan inconscientemente, pero siempre se acostumbra a que un guión verbal nos valla guiando. ¿Qué sucede si no hay un guión literal de una película? En donde no hay diálogo que te guíe, y oraciones que te expliquen la realidad que te están proponiendo. Es entonces cuando las imágenes tienen que actuar. Si es un buen director, (y me refiero a bueno sólo en la cuestión de saber contar lo que tiene en mente, sin tener que explicar qué es lo que nos quiere contar), es entonces cuando las palabras no son necesarias.
Esta película, Los colores del destino (Upstream Color) nos habla sobre esa elevación que el arte nos puede otorgar, y la naturaleza, y la vida misma: la existencia. ¿Qué sentido tiene existir si no sentimos esa existencia? El director, escritor y protagonista Shane Carruth se concentra en mostrarnos dos tipos de vida: la de los cerdos, que representa la vida vil, la porquería, la muerte, la suciedad, y la otra que representa con las flores y los colores muy iluminados, en donde la felicidad y la plenitud son simplemente el sentir. La vida es sentir. Quien no siente no vive.
El personaje de la película que representa la elevación, es el cuidador de los cerdos, y es el que tiene esa visión que sólo pueden descubrir unos cuantos, que sólo logrando mirar a los ojos y empatar los sentires con quien siente eso que no se puede explicar con palabras, esa sensación de vivir sólo la tienen los que desean ver a este personaje de la película, y justo el final se empata con este equilibrio entre los personajes y cambian de papeles, claro, porque para tomar el lugar del elevado, hay que matarlo.
La película tiene planos cerrados en casi todo el carrete, los cuales nos llevan a una desesperación inconsciente. La suciedad está ofuscándose, y la locura está a punto de llegar… Los cerdos se ven en plano abierto, claro, porque es la gran sociedad la que actúa como anímales, y el misterio que se tiene con los detalles más ínfimos van creciendo al rededor de la historia.
Existe solo un suceso extraño. La historia de las imágenes nos cuenta esto que acabo de compartir pero, por otro lado, las sinopsis que atraviesan esos gusanos infames que algunas personas llaman redes sociales, nos dicen otra cosa, algo así como que es una pareja que está unida por el destino y que no puede separarse y tratan de encontrarse, y bueno, claro, porque en la película hay más de tres veces en donde se enfoca el libroWalden, donde se basó Shane Carruth. Pero yo, ciertamente, si leo aquella sinopsis me extraviaría un poco a través de la película y mi propuesta es que uno vaya a ver el filme, se siente, y si logra pasar los primeros cuarenta minutos, que son un poco pesados, entonces podrá disfrutar la versión que desee de aquella pequeñita narración.
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