Arte

The Clock, de Christian Marclay


Por Andrea García Cuevas / @androclesgc

Woody Allen, Ingrid Bergman, Matthew Broderick, Johnny Depp, Buster Keaton y Sean Penn, entre otros actores, directores y relojes —de bolsillo, muñeca o pared— marcan el paso del tiempo en la videoinstalación The Clock (2010), de Christian Marclay. El proyecto le tomó más de dos años al artista californiano para poder reunir 1440 fragmentos de diferentes películas que le permitieran cubrir todos los minutos de un día. Junto con un equipo de seis personas, Marclay revisó el catálogo de diversos videoclubes de Londres y observó miles de películas que pudieran contribuir a la composición de su ambiciosa instalación. En el proceso pudo notar 3 constantes en el paso del tiempo en la mayoría de las películas: 1) las historias del cine regularmente transcurren entre el medio día o la media noche, 2) las 3:00 am es la hora más recurrida para transitar la madrugada, y 3) las 5:00 a.m. es el momento menos referido en el cine.

Protagonizada por el tiempo, The Clock es una película de 24 horas de duración que está formada por secuencias de miles de películas y programas de televisión. En cada escena se proyecta un reloj o se pronuncia la hora que también transcurre en el tiempo real. Aquí el tiempo no es relativo, tampoco hay flashbacks o flashforwards que contribuyan a la narrativa. La hora que marcan las manecillas del reloj —o el dispositivo móvil— de los espectadores, coincide exactamente con la hora marcada en la pantalla.

El video podría parecer una sucesión vertiginosa de imágenes, sobre todo porque las escenas corresponden a diferentes épocas, contextos y géneros fílmicos. Sin embargo, el ritmo de la narrativa es uniforme. Además de hacer presente y real el tiempo pasado, Marclay logra proyectar el movimiento temporal a través de 1440 instantes en una lógica de tiempo que, al menos, en nuestra consciencia temporal no se puede negar. Asimismo, The Clock parece difuminar la frontera impuesta por la pantalla. De esta forma, la ilusión creada por el cine se funde en el espacio real —o viceversa.

Desde su presentación a finales de 2010 en la galería White Cube de Londres, la obra ha viajado por museos como el Guggenheim Bilbao, el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal, el Museo de Arte de San Francisco (SFMoMA) y la Bienal de Venecia, donde Marclay recibió el León de Oro. Tres de sus 5 copias originales forman parte de las colecciones del MoMA, el Centro Pompidou y la Tate Gallery. Actualmente la instalación se presenta en el Walker Art Center de Mineápolis.