Cultura contemporánea

Starmus 2014: divulgación y debate científico


Por Kimberly Mont Chavez | Octubre, 2014

Con el objetivo de crear y adquirir conciencia sobre lo que está pasando en la comunidad científica, del 22 al 28 de septiembre se llevó a cabo el Festival Internacional Starmus 2014 con las mentes más brillantes de los campos de la astronomía, exploración espacial y la ciencia biológica.

Esta experiencia de divulgación y debate científico se llevó a cabo en las Islas Tenerife, en España, posicionándolas en el lugar de mayor difusión y albergue de eventos científicos de gran nivel. Starmus nos da una oportunidad única de embarcarnos en una aventura creativa, artística y cultural. Es un emocionante viaje que brinda enorme satisfacción a las mentes inquietas, atraídas  por comprender nuestro origen, nuestro futuro y nuestro lugar en el universo.

Conmemorando al primer hombre que viajó al espacio, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin, la edición 2014 del festival presentó a Walt Cunningham, Brian May, Charlie Duke, Stephen Hawking y a Garik Israelian, astrofísico y creador de esta convención científica. Estamos en una oportunidad única de compartir con los científicos más prestigiosos del mundo entero, sin duda un elenco de personalidades capaces de cambiar el paradigma mundial y la cosmovisión humana.

¿Qué es una aventura?

Cuando Walter Cunningham sube a la plataforma para compartir su experiencia espacial  como parte de los ciclos de conferencias que ofrece Starmus, todo el mundo está a la expectativa. Su presencia es fuerte. Cunningham quién participó en la misión Apolo 7, es un astronauta retirado.  Pero su charla no necesariamente se centra en el espacio o la misión en sí, si no en los aspectos psicológicos, fisiológicos, motivadores. Es una historia acerca de los buenos tiempos, la época dorada. El valor inmenso que se requirió para llegar a la luna y alcanzar las estrellas. “No teníamos miedo”

En 1963 Cunningham era un piloto con un doctorado en física. Una de las 470 personas cualificadas para la misión del Apolo 7. “Había personas muy buenas que no llegaron a hacerlo. Después de dos días me di cuenta de lo poco preparado que me encontraba en comparación con los demás. ¿Quiénes consiguen sus sueños? ¿Quiénes lo logran? Todos teníamos salud, motivación, identidad propia y confianza en nosotros mismos. Lo íbamos a lograr”

¿Por qué ser un astronauta? “No fue por el dinero. En Apolo 7 gané menos de 700 dólares. Pero fue uno de los trabajos más hermosos que he hecho, fue la era dorada del vuelo espacial. Nos encantaban los cohetes, los aviones”

Explorando en sus recuerdos nos habla del miedo, el temor que significa ir al espacio con el riesgo de quizá no regresar nunca.  “No tenía miedo de la misión. Sólo tenía miedo de fallar, de fracasar. Queríamos aceptar el desafío. No queríamos ser recordados como los que fallaron. Hay que aceptar el riesgo del fracaso”.

Tenemos a un astronauta verdaderamente apasionado compartiéndonos lo que vio en el espacio.

“Me gustaría hablarles de un lugar que he visto en el sistema solar. El espacio es una de las últimas fronteras. Las fronteras siempre estarán ahí, el truco es ubicarlas. Y esto necesita visión e imaginación. Personas que buscan la excelencia. Que aceptan el desafío y están dispuestos a asumir los riesgos. Nosotros éramos personas comprometidas en ese momento, como ustedes ahora”.

Ya Carl Sagan había vinculado la ciencia con la espiritualidad en su frase “La ciencia no es solamente compatible con la espiritualidad, si no que es una fuente de espiritualidad en sí misma”. Para Cunningham, el hombre en la luna ha sido el acontecimiento más espiritual que haya tenido. Su mirada es intensa, podemos sentir, podemos ver en su rostro un dejo de nostalgia y a su vez orgullo. “Nuestra sociedad se sintió bien consigo misma. Esto lanzó un mensaje al mundo, porque no aceptamos límites. Nuestra sociedad ahora evita tomar riesgos. La exploración no trata de eliminar riesgos, si no de gestionarlos”.

Para este momento, no se ha escuchado ni un solo rumor en la sala, los fotógrafos hacen su trabajo. Ahora Cunningham habla de la importancia de las aventuras, siendo para él tan importantes como la libertad de expresión. Cree firmemente que todos deberíamos tener la oportunidad de tomar riesgos. De tener aventuras peligrosas. “Tenemos que estar dispuestos a hacer lo que es correcto. La seguridad no puede darse por sentado en la exploración. Hace falta que estén dispuestos a morir”.

Antes de irse, nos regala sus últimas palabras en la conferencia. “Creo que soy afortunado de vivir lo que viví, he jugado un pequeño papel en este gran logro histórico y ahora les toca a ustedes”.

El lado oscuro de la Luna.

Charlie Duke sube al estrado. El público guarda completo silencio, entonces Charlie comienza su charla. “Me pidieron que hablase sobre la cara oculta de la luna. No es sobre el descubrimiento de alienígenas en este lado. Me siento muy complacido por estar con científicos y pensadores influyentes que están aquí. Les deseo lo mejor, y a la ciencia”.

A escasos metros se encuentra Richard Dawkins en segunda fila. También están presentes el astronauta veterano Walter Cunningham, el físico de partículas John Ellis, y el químico Harold Kroto, por nombrar algunas de las eminencias que nos rodean y que atentos escuchan a Duke, mientras este recuerda sus viejos días en el Apolo. “Encontramos las sombras por el oeste. Era un día temprano por la mañana. Sólo esperábamos no acabar en un cráter. Fue la puesta de sol más espectacular que he visto”.

A través de fotografías nos muestra la que fuese su tripulación y también busca hacernos comprender a las compañeras de la tierra: rocas y cráteres de gran profundidad. La lista de temas para abordar es interminable. Sin embargo, lo que siguió no era predecible y sorprendió a  científicos y público en general. “Por último, quiero tocar otro tema. Hemos hablado mucho de dios, de la creación. Tengo que creer que existe. En algún lugar pudo haber existido un dios. Yo he visto un cambio de la tristeza a la alegría”. Nadie espera que se digan este tipo de cosas en un evento de astrofísica. El ambiente se puso tenso. El escaso público y los científicos estaban anonadados. Ha sido la sorpresa de la noche.“Tenemos libertad de creencia. Pero yo puedo dar pruebas de dios. Yo sí creo en él y estoy en buena compañía”

Pero no se detuvo ahí. Duke no se limitó hasta hacernos una presentación de los signos del zodiaco, explicando a cada uno. A pesar de su postura radical, que conmovió a los oyentes, Charlie Duke nos mostró una parte emocional de todo el asunto lunar. La parte reflexiva de un hombre que ha visto la tierra desde el espacio.

“Dejé una fotografía de mi familia en la luna. Todos me preguntaron porque haría algo como eso. Pero queríamos implicar a nuestros seres queridos en la misión. Al reverso de la foto escribí: ‘Familia del astronauta Charlie Duke, que aterrizó en la luna el 16 de abril de1972’”.

Así terminó la edición 2014 del Festival Starmus. Todas estas personalidades nos hablaron de lo maravilloso que es vivir en un universo que proviene del Big Bang. El mejor cuento jamás contado.

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