Por Alejandra Labastida | Octubre, 2016
I. Declaran LAS PARTES, que:
Para curar enfermos es condición ser médico. En estas condiciones no se puede trabajar. Instituyo a Juan heredero, con la condición de que contraiga matrimonio y tenga hijos. Las condiciones de vida no nos eran favorables. El enemigo se rindió sin condiciones.
Para curar artistas es condición ser curador. En estas condiciones no se puede trabajar. Instituyo al artista heredero, con la condición de que contraiga matrimonio y tenga hijos. Las condiciones de vida no nos eran favorables. El artista se rindió sin condiciones.
Para curar curadores es condición ser institución. En estas condiciones no se puede trabajar. Instituyo al curador heredero, con la condición de que contraiga matrimonio y tenga hijos. Las condiciones de vida no nos eran favorables. El curador se rindió sin condiciones.
II. Todas las acepciones de la palabra “condición” servirán para hablar de la curaduría del arte contemporáneo en México. Para llegar a las condiciones de posibilidad —que son las que interesan— hay que pasar primero por Las Otras (las de imposibilidad).
III. De Las Otras (un ejercicio cuasi-paranoico): La entrevista de trabajo empieza con una aclaración apasionada: no necesitan un curador sino un coordinador curatorial. El mismo argumento es utilizado en la reestructuración de un espacio expositivo para reemplazar a un curador por alguien con un perfil “más administrativo”. Huele a deseo de closet. (¿Desean las instituciones?) La perspectiva de no tener que negociar con la voz del curador seguro vive en el closet de las instituciones. ¿Qué detona este deseo? Probablemente la falsa premisa de que una voz autoral es una voz de autoridad que exige autonomía y que una voz administrativa es una voz neutralizada. Reverse and rewind. No se necesitan más curadores y menos de arte contemporáneo. El siguiente concurso para el pabellón mexicano de la Bienal de Venecia (si es que lo hay) va a convocar a artistas a presentar proyectos en lugar de a curadores. La próxima convocatoria para la maestría en estudios curatoriales buscará candidatos que no trabajen arte contemporáneo. No hay que dejarse engañar por la reciente proliferación de ofertas de profesionalización, son protocolos de control de epidemias ya bien probados en el mercado laboral, que utilizan la jerarquización para mantener la escasez y crear accesos privilegiados y monopolios. ¿Si la Institución pudiera subirse a la máquina del tiempo se aseguraría de que Harald Szeeman fuera dentista? ¿Y el artista, aprovecharía el viaje para decirle a Daniel Buren que su profecía se cumplió?
La curaduría comparte la cláusula de no repetición de toda acción autoral. Se encuentra en un limbo cercano pero externo a la categoría de servicio, a diferencia de digamos el museógrafo que puede ser contratado sin conflicto de intereses por un mismo museo para una cantidad indefinida de proyectos, la contratación de un mismo curador externo en una institución se repite rara vez. En los 9 años que llevo trabajando en el MUAC no hemos repetido curadores en más de dos ocasiones. Eso vuelve muy problemática la supervivencia laboral fuera de una institución y si “curador institucional” es usado en ocasiones como un insulto o por lo menos de manera peyorativa, el curador independiente representa otra boca que alimentar además del artista para el siempre limitado presupuesto de las exposiciones.
A diferencia de un proyecto artístico, el trabajo curatorial caduca. La ventana de oportunidad para que una exposición itinere es corta, después la investigación prescribe o sólo sobrevive como documento. Todas las convocatorias abiertas para proyectos curatoriales exigen que sean inéditos, sin importar si el proyecto va a ser visto por un público en un continente diferente. Existen colectivos de artistas y colectivos de curadores pero no se estila un colectivo mixto por lo que cuando un curador establece una colaboración reiterativa con un artista o un grupo de artistas puede ser acusado de endogamia, nepotismo o simplemente de escasez de ideas. Finalmente si se insiste en la importancia del papel del curador en la cultura contemporánea, es porque se sabe que en realidad, es completamente prescindible.
IV. Que en definitiva la labor del curador no es necesaria. Que no ser necesaria en esta economía es una gran suerte. Que precisamente ese es su valor: la condición de posibilidad para formular preguntas propias y negociarlas con el artista y la institución y quién le entre al juego. Que todos los menesteres de la situación laboral del curador enumerados en este documento no han reducido la potencia o impedido hasta ahora los siempre insistentes encuentros de complicidad, sin dolo, error o mala fe, violencia física o moral, temor o cualquier otro vicio de la voluntad, entre todas LAS PARTES. Que La Condición es un baile tradicional que ejecutan parejas sueltas e independientes. Que si todos nos rendimos sin condición es porque reconocemos que compartimos condiciones de posibilidad.
DÉCIMO NOVENA.- “LAS PARTES” convienen que el presente Instrumento es producto de la buena fe, por lo que toda controversia e interpretación que se derive del mismo, respecto de su operación, formalización y cumplimiento, será resuelta en amigable composición.
—
Con el fin de enriquecer la discusión del VII Conversatorio: “La condición de la curaduría del arte contemporáneo en México” se sugiere leer:
«Un malestar domesticado», por Adriana Melchor
“Optimismo ahíto”, por Víctor Palacios
El VII Conversatorio: “La condición de la curaduría del arte contemporáneo en México” tendrá lugar el próximo martes 25 de octubre en la terraza de Casa del Lago “Juan José Arreola” (Bosque de Chapultepec, Primera Seccion S/N, San Miguel Chapultepec) a las 19:30 horas con la participación de Amanda de la Garza, Fabiola Iza y Karla Jasso, bajo la moderación de Daniel Garza Usabiaga.
—
Alejandra Labastida (Ciudad de México, 1979) se desempeña actualmente como curadora adjunta del MUAC, donde ha trabajado en el departamento de curaduría desde 2008. En 2013 recibió el ICI/SAHA Research Award y en 2012 fue la ganadora del Akbank Sanat International Curatorial Competition en Estambul. Fue curadora asistente en el Pabellón Mexicano de la 54 edición de la Bienal de Venecia y ha publicado en varios catálogos y revistas de arte contemporáneo. Sus más recientes curadurías son Mladen Stilinović. 1+2 ≡ y Meiro Koizumi. Retrato de un silencio fallido cocurada con Cuauhtémoc Medina en el MUAC.
*El contenido publicado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
Suscríbete a nuestro
NEWSLETTER