Por Pamela Ballesteros | Marzo, 2016
Actualmente la crítica de arte en México es referida como un ejercicio limitado, sujeto a condiciones que tienen que ver con aspectos económicos desfavorables, una mínima apertura de espacios que fomenten su circulación y con una poca disposición por ampliar la crítica hacia diálogos que construyan nuevas perspectivas. En esta conversación, Daniel Garza-Usabiaga se refiere a las condiciones actuales por las que atraviesa la producción de crítica en el presente, las maneras en las que se sitúa alrededor del arte y las posibilidades para reimaginar su práctica.
La afirmación de un actual vacío de crítica de arte en México es aquí mi punto de partida. Existe una nutrida circulación de reseñas y opiniones que revisan, esbozan y reflexionan la actividad artística, sin embargo ¿cómo estamos entendiendo el ejercicio de la crítica y sobre qué valores se está reproduciendo?
La crítica y sus espacios están condicionados por sus propios procesos de producción y economía. Por ejemplo, está la cuestión de las reseñas desde la prensa, en la que existe una limitación de espacio y tienen un carácter informativo y de divulgación. Creo que el valor de esas notas reside en que además de ser explicativas y que pueden generar interés en un determinado evento pueden dar pie a la formulación de puntos críticos, pero definitivamente existen limitaciones para desarrollarlos de manera más amplia y así hacer un ejercicio crítico más elaborado.
Hoy en día hay toda una economía de medios que no da espacio para ejercicios de crítica. Esta economía se refleja en la contabilización de caracteres y el costo para imprimirlos y hacerlos circular. Existen revistas periódicas extranjeras que permiten la impresión de artículos amplios, publicaciones especializadas en ensayos críticos y reseñas argumentadas. Sin embargo, al ver esas publicaciones se descubre que están sostenidas por una economía muy particular, por ejemplo más de la mitad de sus páginas es publicidad pagada por galerías, museos y otro tipo de instituciones o iniciativas comerciales; aquí no existen este tipo de condiciones que garanticen los altos costos para imprimir y circular, exclusivamente, este tipo de publicaciones especializadas en crítica de arte. Tampoco el mercado que las consuma. Aquí, las publicaciones periódicas de mayor divulgación ofrecen un espacio a la crítica de arte junto a la de otras disciplinas o, en otros casos, a la par de notas relacionadas con cuestiones a estilo de vida y otros asuntos. Este panorama tiene múltiples consecuencias. Una tiene que ver con cuestiones de precarización, es un hecho que en este país nadie vive holgadamente de la crítica exclusivamente.
Creo que en el siglo pasado, por lo menos hasta los años ochenta y siempre con el apoyo del Estado, había críticos que podían subsistir de su labor literaria. Ahora el panorama es distinto, el ejercicio de la crítica es mixto, con gente de distintos perfiles, lo que me parece la puede hacer muy interesante, es decir, se trata de una crítica que puede venir de lados muy particulares, lo que crea una variedad de perspectivas.
Que la crítica suceda desde diversos perfiles ¿qué tanto permite su especialización? Pienso en la producción de la crítica desde la investigación, como un proceso constante de autoconstrucción que refleje las ideas e intereses particulares del crítico.
Creo que las condiciones actuales pueden jugar en contra de la crítica, la economía que mencionaba antes. Hacer crítica desde el periódico o medios electrónicos, por ejemplo, exige una producción acelerada en la que tal vez no existe suficiente tiempo para una reflexión y considero que el ejercicio crítico necesita de esos lapsos que permitan investigar, informarse y reflexionar sobre las primeras y más inmediatas consideraciones. Si se pone en perspectiva pues sí, entre más se investigue y más se trabaje en lo que se va a escribir será una crítica más compleja, más informada y probablemente más sofisticada e imaginativa en términos intelectuales. Lo que sucede, de nueva cuenta, es que las condiciones de producción no facilitan esto. En este país es una minoría privilegiada la que tiene un trabajo que le permita investigar y realizar una producción crítica bajo este tipo de condiciones óptimas, la mayor parte de las personas que hacen crítica tienen ese tiempo de producción destinado a otras actividades.
Yo veo la crítica desde la investigación, creo que la investigación muchas veces separa a la crítica de la simple opinión. Y a partir de la investigación veo a la crítica como un ejercicio que puede ser muy creativo que con el tiempo puede articular un enfoque crítico y original, una perspectiva muy particular de una persona sobre determinados asuntos, en este caso relacionados con el arte. Si uno revisa la historia de las ideas en relación a ciertos críticos de arte, se verán temas comunes y constantes —que pueden ser diversos pero pocas veces contradictorios— que se empiezan a exponer al principio de sus escritos y se desarrollan a lo largo del tiempo. Quizá las primeras consideraciones aparecen en textos breves en la prensa y con el tiempo alcanzaron otro nivel de complejidad en otro tipo de publicaciones.
Por lo mismo, en ningún momento considero que el tipo de crítica que aparece en la prensa o en publicaciones periódicas no sea valiosa, no se puede subestimar cualquier ejercicio crítico por sus condiciones de producción. Creo que con el simple hecho de informar y aportar un punto particular de cierto tema ya es una gran posibilidad en nuestro contexto, en el que predomina la desinformación, la censura y la exacerbada distracción. También, creo que estos ejercicios de crítica se tienen que alentar y multiplicar.
El ejercicio crítico desde estas plataformas o cualquier otra también funciona como una cuestión formativa para los que escriben. Para mí, el primer análisis crítico del que escribe crítica debe de ser hacia su propio trabajo. El ejercicio de la crítica implica un proceso de aprendizaje continúo que debe de tener una vocación pública, estar abierto a recibir puntos de vista y uno mismo retroalimentar esas ideas, siempre como un proceso en el que se pueden cometer errores y aprender de ellos. Creo que hay una percepción generalizada y equivocada del crítico como alguien infalible, creo también que hay muchos críticos que alimentan esta falsa percepción que la mayor parte de las veces, imposibilita un auténtico debate crítico. Sin duda en México hay crítica, actualmente mucha, pero también muy poco debate crítico alrededor de esas ideas o puntos de vista.
En este ejercicio me parece que el enfoque se dirige al contexto y sus fragilidades sociales, políticas, etc. y poco se centra en la pieza de arte. Atendiendo esto ¿a qué ves que apunta la crítica que se elabora actualmente?
Estoy muy ligado con la reflexión histórica y creo que la crítica de hoy debe de entenderse en relación a toda una tradición histórica de crítica en el país. Por lo menos desde los años veinte del siglo pasado, después de la Revolución se empezó a formular una especie de vanguardia teórica y crítica donde la reflexión alrededor de asuntos de arte estuvo fuertemente apegada a la crítica social. Este tipo de crítica tuvo un enorme peso prácticamente hasta los años de la posguerra global, en los que empezó a despuntar una crítica con un fuerte carácter literario, en ocasiones con algunos intereses teóricos como el psicoanálisis, y más abierta al contexto internacional de la ideas. No obstante, el tipo de reflexiones marcadas por la unión entre crítica de arte y la crítica social persistió en ese momento, continuó y se ha mantenido vigente hasta el día de hoy, al igual que las prácticas artísticas con una vocación similar. Como contraparte, también existen propuestas de crítica con una tradición y legado muy endebles hasta el presente, el caso más claro de esto es una crítica y análisis formal que piense la obra plásticamente.
Con lo anterior se puede ver que hay una tradición y un legado de crítica de arte y momentos en los que un enfoque particular de crítica puede ser preponderante pero siempre, en todo momento, han coexistido con otro tipo de perspectivas; algunas similares, otras contradictorias y hasta antagónicas. Lo mismo sucede hoy, esta multiplicidad de perspectivas es muy valiosa, sin embargo se tiene que reconocer y esto en ocasiones no se hace, se tiende a subestimar algunas perspectivas críticas mientras que se reconocen como válidas sólo a algunas otras. Creo que lo peor que puede suceder en un contexto particular es que sólo exista un enfoque que se considere como válido y correcto desde el cual ejercer la crítica y que esta propuesta se transforme en fórmula y se replique hasta al cansancio.
Retomo lo que comentaste sobre el casi inexistente debate crítico. Una de las cosas en las que se insiste es acerca de la falta de espacios para enunciar la crítica, sin embargo estoy convencida de que los esfuerzos existen y se mantienen a pesar de las condiciones un tanto desfavorecedoras. ¿Realmente faltan espacios o lo que hace falta es asumir posturas críticas? Incluso preguntaría por las intenciones —dejando fuera los discursos de descalificación y queja— de la comunidad artística para entrar en diálogo.
De entrada pienso igual, sí existe la disposición de espacios y plataformas para el desarrollo de la crítica, incluso para la formación de críticos como lo ha hecho La Tallera en Cuernavaca de manera muy exitosa. Definitivamente podría haber más espacios, otro espacio para la crítica nunca va a estar de más. Últimamente se han explorado muchos formatos, existe una intención muy fuerte para alentarlos desde distintos medios, todos con condiciones muy particulares. Esto es desde mi perspectiva, algo muy positivo, sólo desearía que las condiciones de producción no fueran tan precarias.
Como mencioné antes, opino que en México siempre ha habido crítica de arte y que hoy se encuentra en un momento muy vital. Sin embargo, no creo que esto de pie a debates críticos la mayor parte de las ocasiones, obviamente el ejercicio de la crítica no es complacer y en este sentido puede suscitar discrepancias. Estos puntos de vista contradictorios muchas veces no se discuten por la supuesta “inefabilidad” del crítico, por autocensura, por perseguir ciertos fines más instrumentales o yo qué sé, muchas cosas. La crítica debe de estar fuertemente sostenida desde la ética y creo que esta prerrogativa debe de garantizar el debate crítico, informado y argumentado, también creo que cuando la crítica carece de ética el debate queda anulado de antemano. Como consecuencia, todos los espacios que publican crítica deben de proveer las mismas condiciones para réplicas y respuestas, quizá casi todos lo hagan pero de nuevo, no sucede por lo general aquí. Esto es una pérdida, en el sentido de que no se da un diálogo y un mayor entendimiento a través de la comunicación. El debate crítico no debe de ser entendido como un juego de quién tiene la razón sino como una forma de ampliar las discusiones hacia otras avenidas y enriquecerlas.
Reitero, el ejercicio crítico por definición no debe de ser proclive a la complacencia, sin duda debe de tocar los puntos que son dignos de revisión pero no sólo debe de insistir en esto.
¿Esta es la manera en la que la crítica debería de acompañar a la producción artística?
Creo que sí, mediante este diálogo. Creo que esta dinámica no sólo se debe de referir a la producción artística, también a las prácticas de los curadores, al funcionamiento de las instituciones, a cuestiones de orden público o a la articulación de ideas y perspectivas alrededor del arte y su historia. Si se fomenta este tipo de debate crítico creo que se puede reducir un razonamiento muy maniqueo en mucha de la crítica que se ejecuta hoy, donde al parecer algo está perfectamente bien o terriblemente mal, y cuando esto último sucede no se ofrecen alternativas para repensar tal cuestión. Justo la crítica debe de romper con estos patrones simplistas del pensamiento.
¿Qué sucede que este tema nos inquieta ahora? Este interés por reactivarla y entenderla como parte importante de la producción contemporánea.
Obviamente las dinámicas alrededor del arte se han complejizado mucho en los últimos 15 años, hay más espacios, más instituciones, publicaciones, etc. La economía que nutre estas dinámicas también es otra y la atención que se le da al arte también ha incrementado. Esto deja hoy un escenario muy particular, amplio y complejo. Si hay más crítica esto guarda cierto paralelismo con lo que está sucediendo a nivel de espacios de exhibición, iniciativas, canales de comunicación o programas educativos alrededor del arte. La atención que hoy recibe la crítica es muy positiva porque es un tema que por su propia lógica se tiene que reflexionar, cuestionar y ponderar en la pertinencia de ciertos ejercicios de manera continua y constante; también para revisar las maneras en la que participa y se sitúa este debate alrededor del arte y sus instituciones. En este sentido algo que debe de definir el ejercicio crítico es su vocación de cuestionamiento constante.
Cada momento genera su voz crítica. Pensando en el presente, con lo que tenemos ¿qué posibilidades encuentras para que suceda una crítica contundente?, ¿cómo fomentar un pensamiento crítico que no se quede en la superficialidad, sino que realmente sea efectivo?
Creo que en el contexto local hace falta repensar la crítica y ampliar los debates que pueda suscitar. Es importante considerar que hay más perspectivas que una propuesta donde la crítica social y la crítica de arte van muy ligadas, o que un modelo de crítica articulada a través de una serie de conceptos provenientes de la filosofía continental o de ciertos flujos globales de diseminación teórica que parten de la academia anglosajona o europea, como lo que ha sucedido con el énfasis en la teoría poscolonial desde hace algunos años. Estas dos propuestas, una vez que se vuelven fórmulas, no garantizan que sus resultados, los textos por así decirlo, sean crítica o teoría del arte. También pienso que las fórmulas reducen y limitan la originalidad de la crítica.
Veo que estos dos modelos son preponderantes hoy en día dentro de un circuito local y vale la pena imaginar otros caminos para la crítica. De nueva cuenta soy muy proclive a cuestiones históricas y creo que el pasado intelectual y la historia de las ideas alrededor del arte, por lo menos del siglo XX tanto local como internacionalmente, es muy basto y rico en propuestas originales de análisis y critica; modelos que pueden ser actualizados ofreciendo resultados y perspectivas inusitadas en el presente. Las propuestas que se pueden encontrar son múltiples, inclusive de carácter experimental.
Foto: GASTV.
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Con el fin de enriquecer la discusión del VI Conversatorio GASTV: “La condición de la crítica de arte contemporáneo en México” se sugiere leer:
—Huracán, huracán abatido, por Operación Hormiga
—Cuerpos y crítica o cuerpos críticos, por Aline Hernández
—El mal del siglo XIX, por Adriana Melchor Betancourt
Este encuentro tendrá lugar el próximo miércoles 27 de abril en SOMA (Calle 13 #25, Col. San Pedro de los Pinosa las 20:30 horas.
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Pamela Ballesteros es periodista y gestora cultural. Ha colaborado en las áreas de comunicación y difusión en el Antiguo Colegio de San Ildefonso y el Museo Universitario del Chopo. Actualmente escribe en diversas publicaciones digitales e impresas y se desempeña como editora de la revista digital de arte contemporáneo GASTV.
Daniel Garza-Usabiaga se ha desempeñado como curador en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y como curador en jefe del Museo Universitario del Chopo. Recientemente estuvo a cargo de la dirección artística de Zona Maco, además de ser curador independiente.
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