Traducción: Aline Hernández / @AlineHnndz | Febrero, 2015
Texto por Naeem Mohaiemen; el texto forma parte de la instalación sonora de Paris Helene Furst & Naeem Mohaiemen, Venecia (instalación múltiple), 2015.
[“Solidaridad por siempre” fue elegida para honrar a Peter Custers (1949-2015), quien tocó una versión en piano de su canción de sindicato (basada en “Himno de lucha de la República” en la escena final de “El último hombre en Dhaka Central” (dir. Mohaiemen, 2015). El filme fue mostrado en la Bienal de Venecia y fue la ocasión para la visita de Mayo. Los músicos improvisaron basados en el performance de Peter fuera del marcador.]
Los visitantes a la 56ª Bienal de Venecia de este año (“All the World’s Futures”, curada por Okwui Enwezor) habrán podido notar la ubicuidad de los comerciantes callejeros bangladesíes fuera del Giardini y el Arsenale. Migrantes de Bangladesh son una dominante y boyante presencia en Italia, como se indica en la novela de Amara Lakhous (Clash of Civilizations over an Elevator in Piazza Vittorio, 2008) y en la instalación de Paul James Gomes (Prego Selfie, 2015). La comunidad contiene distintos sub-grupos, no todos en sincronización o incluso agradables. En la parte superior de la jerarquía están aquellos que llegaron con cierta educación y aprendieron bien el italiano. Tienden a ser más ligeros en complexión, y pueden a veces pasar por italianos morenos. Cuando discuten entre ellos (“vaffanculo!”) (1), suenan locales en su confiada invectiva. Miran hacia abajo a sus parientes más morenos en la calle (“no la misma clase”) y son a veces indiferentes al descubrir un cliente bangladesí en su restaurante (sin patatas extra).
Sus hermanos más morenos son los nuevos comerciantes de Venecia -vendedores de selfie sticks, pelotas blandas, helicópteros voladores con luces, linternas caleidoscópicas, y, por supuesto, rosas rojas. Entre este grupo hay un gran contingente de nuevos refugiados bangladesíes de Libia, trabajadores temporales quienes volaron cuando la economía de plataformas petroleras de ese país se colapsó en una guerra civil. Las jerarquías de grupo están basadas en el tiempo de residencia en el país, con las llegadas más recientes relegadas a caramelos suaves y selfie sticks. Finalmente, la venta de rosas requiere de la confianza de interrumpir parejas, o el descaro de ingresar en retaurantes elegantes- esta tarea es para aquellos que han estado aquí por más tiempo y tengan un manejo del discurso admisible.
En medio de estas categorías está otro grupo -que llevan viviendo aquí suficiente tiempo para hablar un italiano decente, pero que les falta camino para convertirse en meseros o dueños de restaurantes. En este espacio está Narshingdi B___, un hombre que ha estado aquí por un ‘largo tiempo’, ha laborado en muchos trabajos (incluyendo para el partido comunista local y como guía de ediciones previas de la Bienal de Venecia), y porta un rostro quemado por el sol que habla por muchos cruces de fronteras, y que podría ser visto tomando un descanso por la tarde cerca del Arsenale.
Cuando Naeem llegó a Venecia para la apertura de la Bienal en mayo del 2015, Narshingdi destacó como una excepción de entre los comerciantes que estaba conociendo. Fue la primer persona que accedió a dar una entrevista sin ningún miedo concerniente a su estatus migratorio. Sentado en la acera de un café cerca del Arsenale, la conversación inició con una cuestión que es casi trillada por su evidente naturaleza: <Por qué los bangladesíes no visitan la Bienal?>
Durante aquella calurosa tarde, Narshingdi habló sobre la ciudad paralela dentro de la ciudad, siendo ocasionalmente interrumpido por visitantes de la Bienal quienes se detenían a saludar. Por la tarde, volvió a trabajar y la conversación tuvo una larga pausa.
En agosto del 2015, Paris Furst viajó desde Berlín para trabajar en el encuentro de Creative Time Summit en Venecia. Durante su estancia, tuvo conocimiento del encuentro previo con Narshingdi, y lo conectó con su propia obra recolectando historias individuales del actual influjo de refugiados en Berlín. Al localizarlo, preguntó a Narshingdi si aceptaría una segunda entrevista, esta vez en italiano.
Los dos entrevistadores (Naeem, Paris) no conocían las preguntas de cada uno ni compartían el mismo lenguaje (bengalí en el caso de Naeem en mayo, italiano en el caso de Paris en agosto). Las entrevistas fueron mezcladas por Marcelo Añez, quien no hablaba ninguno de los dos lenguages e intuitivamente optó por el sentimiento de un sonido y la curvatura de las ondas. Los músicos radicados en Hamburgo Rachel Aumiller, James McIver y Stefhan Link grabaron una versión ralentizada de la canción de sindicato de Ralph Chaplin “Solidaridad para siempre” para la recopilación, un tributo al activista-académico Peter Custer quien murió el mes pasado.
En Helicotrema, este proyecto sonoro será instalado en “Polveriera Francese” (1), una polverista (2) del siglo XIX construido por el ejército francés. Entre todos los visitantes al espacio, posiblemente sólo los bangladesíes venecianos comprenderían todo lo que es dicho en este cuarto. Para otros visitantes, habría fragmentos de italiano, palabras en inglés perdidas (“Europe e tokhon crazy namlo”) enterradas en bengalí y arrebatos de risas.
Narshingdi es el personaje más flexible dentro de este mosaico -él está aquí en dos lenguajes, como un mensajero políglota señalando Un mundo feliz. La visión distópica de Aldous Houxley de un nuevo hombre rediseñado es tornado en carne viva en una forma radicalmente diferente en nuestro tiempo: un tiempo donde el capital se mueve por todas partes, los cuerpos son rechazados en las fronteras, y el lenguaje se convierte en un arma para la sobrevivencia.
En una conversación final, Narshingdi dijo que no estaba seguro cuánto tiempo más permanecería en Venecia. Dijo que Italia “llegó a su final” para él, y para los italianos también. Él trabajó aquí por quince años, y no ha vuelto a Bangladesh en seis años ( Narshingdi tiene un hijo que nunca ha visto).
Recientemente, se ha sentido exhausto, y fue al doctor para una revisión. El diagnóstico final del doctor fue: “Tu non stai male – sei stanco, sei triste, devi tornare a casa, devi tornare al tuo paese” (4) (“Está cansado, está triste. Necesita volver a casa. Necesita volver a su país.”).
Durante las últimas dos semanas, el teléfono de Narshingdi ha sido apagado (“il cliente de la lei chiamato non è al momento raggiungibile.”). Una invitación a atender a la inauguración de Helicotrema se desvaneció en el aire (5).
——
1. La versión original del autor se encuentra en italiano por lo que no fue modificada. En español la frase que corresponde a “que te den por el culo”. Nota del T.
2.El título en francés obedece a la versión original del autor. Nota del T.
3. Las polveristas eran almacenes destinados a albergar la pólvora o bien municiones u otro tipo de explosivos. De acuerdo con la historia, fue en el siglo XVIII cuando los primeros esfuerzos por localizar estos sitios en regiones fuera de áreas habitadas iniciaron. Nota del T.
4. Título de la obra de Aldous Houxley Un mundo feliz. Nota del T.
5. La versión original del autor se encuentra en italiano por lo que no fue modificada. Nota del T.
6. La frase original que utiliza el autor es “went into the ether”. En español la frase que corresponde es la que se utilizó en esta traducción. Nota del T.
Foto: Cortesía Paris Helene Furst.
— —
Aline Hernández (México, 1988) es curadora y escritora. Se interesa en explorar procesos de resistencia y comunitarios y la relación de prácticas pedagógicas como herramienta para la transformación política. Su trabajo escrito reciente explora temas como neoliberalismo, economía del arte y educación, y arte y procesos de resistencia y de cooperación. Forma parte de la Cooperativa Cráter Invertido.
Suscríbete a nuestro
NEWSLETTER