Por Gustavo Ambrosio /@guskubrick | Febrero, 2015
La memoria es un elemento humano que nos define. Aquello que recordamos es lo que más amamos, deseamos o nos mueve. Es como una gran biblioteca donde están acumulados cientos y cientos de vivencias, de la más nueva a la más vieja, ¿qué pasaría si esa biblioteca comenzara a destruirse poco a poco? Ese magnífico tesoro se perdería para siempre y no habría nadie que pudiera detenerlo.
Olvidémonos un poco del Alz Heimmer. El terror y el dolor que debe significar para alguien esos años, no sólo de vida, sino de trabajo, de conocimiento, de lecturas, toda una vida dedicada al estudio echada por la borda. De eso, precisamente, trata el filme de Richard Glatzer. El desmembramiento de una mujer cuya vida, hasta entonces, ha sido perfecta en todos los ámbitos.
Acudimos a ver esta debacle. Glatzer lo borda de manera tan natural que el maniqueísmo y la pretensión no tienen cabida. Un guión bastante sencillo y de una narrativa clara que te lleva por un camino amargo de decadencia interna. Julianne Moore realiza una actuación titánica que devora cada minuto de la pantalla, sostiene el metraje en sus miradas, gestos y escenas que deslumbran por la desolación, sin caer en el cliché ni la exageración.
Recién galardonada con el Oscar a la Mejor Actriz por este papel —que se lo debían desde Las Horas—, Moore transmite el dolor de una profesora de lingüística que está por morir en vida. Sin embargo, el papel protagónico es tan grande que apenas deja lugar para que el reparto hago lo suyo. Alec Baldwin y Kristen Stewart parecen casi maceteros interpretativos. En realidad, el filme termina por convertirse en una especie de monólogo apoyado por personajes minúsculos.
La historia se adelgaza y el personaje principal es el que lleva todo el interés del espectador. Eso aplana un poco la emoción del filme. La dirección tampoco es un logro especialmente destacable.
Siempre Alice es una pieza llena de emocionalidad gracias a un potente personaje, pero es tal su grandeza, que la película termina por ser demasiado pequeñita. Recordable por Moore, olvidable en todo lo demás.
Foto: Cine & Comedia.
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