Arte

Opinión | ¿Realismo capitalista?


Por Sandra Sánchez / @phiopsia | Agosto, 2014 

Londres expone a Sigmar Polke. Nada de teorías de la conspiración ni enigmas místicos indescifrables. Una anotación breve, bajo las relaciones políticas actuales entre Rusia y Europa, Londres expone a Polke: Alibis: Sigmar Polke 1963–2010. La exposición estará abierta en la Tate Modern del  9 de octubre de 2014 al 8 de febrero de 2015. Alibi, excusa. Durante la posguerra Polke se enfrentó a la excusa de sus compatriotas: “yo no vi nada”; vergüenza ante el nazismo. El trabajo de Polke revista su historia. Regresemos; en el año 1963, el artista alemán Sigmar Polke funda junto con Gerhard Richter y Konrad Lueg el Kapitalistischen Realismus o realismo capitalista. El nombre, una adaptación irónica del realismo socialista.

Un poco de historia: después de la revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como demasiado reaccionarias frente a las nuevas políticas del partido comunista; movimientos como el constructivista habían dejado de operar, no sin antes ser juzgados como una forma de degeneración burguesa. En el año de 1932 la política oficial del estado promueve el realismo socialista, un estilo que unificaría el modo correcto de hacer arte. La forma estaba basada en el neoclasicismo del siglo XIX, siendo sus temas, la vida rural, la clase trabajadora y los valores socialistas. No faltaron retratos de Stalin y otras figuras heroicas.

El realismo capitalista se mofaba del realismo socialista al tiempo que satirizaba los medios visuales del propio capitalismo. Influenciado por el Pop Art, Polke representó formas comerciales y publicitarias, apuntando al creciente consumismo de posguerra. En sus cuadros podemos observar objetos de la vida cotidiana como palanganas de plástico, barras de chocolate, palmeras, amantes felices, amigas plenas, intervenciones coloridas sobre fotografías de historia social, un astronauta. Ante lo festivo y lo lúdico de la forma, se presiente que detrás del telón, algo no anda bien. No es un panfleto, ni un grito de lucha; no aúlla de frente. Es ironía, cinismo quizá. Recordemos el pop.

La exposición que albergará la Tate contendrá pinturas, dibujos, fotografías, filmes, esculturas, cuadernos personales y fotocopias, en materiales que incluyen polvo de meteoro, papas y óleo. ¿Recuerda usted el papel del bufón en las obras de Shakespeare? El único hombre que no pertenecía a la corte capaz de decir riendo las verdades más hirientes, el que narra a saltitos los rumores políticos y las piedras en el zapato de su sociedad. Londres expone a Polke, “uno de los más insaciables artistas experimentales del S. XX”. Valdrá la pena detenernos a mirar.

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