Arte

Opinión | Observatorio desértico, por S-AR


Por Andrea García Cuevas / @androclesgc | Mayo, 2015

¿Hay arquitectura en la destrucción? La pregunta probablemente proyecte una imagen caótica, con referentes asociados a la ruina social o natural, porque la destrucción es por definición una cuestión de pérdida, de asolamiento. Y, desde el imaginario, es un concepto de carácter trágico: catástrofe o demolición son algunos de sus sinónimos. Así, si la construcción es la base de la arquitectura —al menos en su sentido formal—, la destrucción es —en la lógica más básica— su antítesis.

No obstante, existe en lo arquitectónico una naturaleza destructiva que escapa a la apreciación común. Se trata de un acontecimiento que tiene que ver con el devenir de la arquitectura en el tiempo. En este contexto se inserta el Observatorio desértico (2015), un tipo de pabellón diseñado por S-AR que se acerca a este fenómeno desde la práctica: “Aunque es un ejercicio constructivo, este es un proyecto atípico. Sus campos de investigación se mueven afuera de la apreciación recurrente y contemporánea de una arquitectura siempre perfecta, inmune al tiempo y a las fuerzas naturales.”

Desde su fundación en 2006, el despacho mexicano ha apostado por proyectos colaborativos y alternativos. Basta con recordar su iniciativa Comunidad Vivex, una plataforma enfocada en la arquitectura social desde la que han concretado espacios como Casa Caja, Módulo 10×10 o Casa Cubierta. Este mismo ánimo, que contrasta con los modos de trabajo convencional, se observa en este observatorio aunque con un carácter más experimental. Es justamente su naturaleza como pabellón efímero lo que permite forzar y llevar al límite las posibilidades de la arquitectura.

Para S-AR, el Observatorio desértico permite analizar el fenómeno de la destrucción y el significado de las cosas con respecto a su duración. Se trata de una plataforma con una superficie de 18m2, levantada con tarimas de madera de pino, bajo un sistema constructivo de entramado y anclaje de las piezas a clavo. Para hacer más evidente el interés por el deterioro, el despacho rescató la madera que encontraron en el terreno como basura y que, por su exposición al Sol y a las inclemencias del clima, ya presentaban huellas de deterioro.

Aunque sencillo, el diseño del Observatorio es visualmente atractivo en relación con la zona semidesértica del noreste mexicano que le sirve de fondo. Su objetivo es ser un espacio para actividades exteriores, de resguardo y observación. Ofrece sombra al tiempo que favorece la vista del paisaje. Y aunque tiene fecha de caducidad, “aguarda a sus usuarios en solitario, esperando volver a ser visto y utilizado, hasta que el tiempo, el clima y los elementos lo destruyan.”

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Foto: Cortesía S-AR.