Por Andrea García Cuevas / @androclesgc | Mayo, 2015
Las calles irregulares de la ciudad de México ya no son motivo de admiración, aunque sí de molestia y discusión. Sus elementos, desgastados, vagos y grises, tan comunes que pasan desapercibidos, sólo vuelven a ser y aparecer cuando hacen torpe el recorrer de la trama urbana caótica. O, mejor aún, cuando frente a la carencia de una cosa o una función real el transeúnte ocupa lo que tiene como puede o le conviene. Así, es familiar para nuestro imaginario que un poste de luz se convierta en columna o una jardinera en banco.
El último proyecto presentado en LIGA | Espacio para arquitectura parece recordar estas apropiaciones del mobiliario urbano. La galería luce vacía, como un cubo blanco que aparentemente no muestra nada, salvo las cédulas en el muro, una hilera de luces que refuerzan la función del espacio como uno de exhibición — y que son detectables cuando se recorre el lugar buscando encontrar algo—, y una base con folletos. En realidad, se trata de un juego intencionado. El despacho TACOA preparó ese escenario para invertir el interior y el exterior de la galería, mientras que las ventanas propias del edificio ayudan a conseguir el efecto.
El resultado es interesante: dentro de la galería, la calle se presenta como si se estuviera observando desde un aparador. ¿Acaso no es la ciudad la mejor exposición de arquitectura? Y afuera todo parece lucir cotidiano: un puesto ambulante haciendo de los postes de luz su estructura y las jardineras. Es por la mirada de capitalino acostumbrado a las irregularidades que hace más complejo detectar la parte material del proyecto. No obstante, sus cualidades estéticas lo destacan.
Los arquitectos Fernando Falcón y Rodrigo Cervino, de la firma brasileña TACOA, comprendieron el contexto de la ciudad y decidieron aprovecharlo como una puesta en escena. Su propuesta para LIGA 18 fue transformar una jardinera vieja y maltratada —posada al exterior de la galería— en una jardinera pulcra, de líneas perfectas, aunque levantada del piso (a casi 80 cm), como recordando esas irregularidades que caracterizan a nuestras calles. Eso es Jardineira, una estructura de concreto que, a su vez, sirve de banca en su parte baja.
El ejercicio, aunque sutil, obvia y enuncia de forma contundente tres aspectos interesantes: la exposición de la ciudad misma como efecto y panorama de la arquitectura real, los puntos ciegos cotidianos que, sin embargo, terminan por convertirse en apropiaciones arquitectónicas, y el sentido del espacio de exhibición (el adentro y el afuera). De esta manera, TACOA lleva la arquitectura al terreno arquitectónico y exige atención.
Por su parte, la estructura es una referencia a otro contexto: el de la arquitectura paulista (Escuela Paulista) en Brasil, un movimiento entre la década de los 50 y 70 que se caracterizó por el uso del concreto, la relación entre arquitectura y territorio y la elementalidad de la geometría. En la cédula del proyecto se puede leer que desde la primera plática con los arquitectos, ellos establecieron las bases de sus propuestas: “como punto de partida, cualquier trabajo de arquitectura (o la exposición del mismo), debe ser un pretexto para interactuar directamente con la ciudad: toda acción arquitectónica es una acción urbana. Y el proyecto tenía que construirse, como no podría ser de otra forma, en concreto armado.”
Foto: LIGA | Espacio para arquitectura.
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