Por Andrea Cuevas García / @androsclesgc | Noviembre, 2014
“Sí, hay que seguir hablando de Iguala, del espanto de Iguala, de los horrores de Iguala, de hecho apenas deberíamos hablar de otra cosa aunque existan nuevos temas…” escribió Jorge Volpi el pasado 2 de noviembre en el Reforma. No hay duda, hay que seguir hablando. Y hay que levantar la voz, las manos, las pancartas, los tuits. Hay que levantar los lápices, el papel, las ilustraciones. Las ilustraciones que siguen haciendo presentes los rostros de los 43 estudiantes desaparecidos. Las ilustraciones que recuerdan lo que puede hacer el arte: levantar la voz frente al silencio, hacerse escuchar frente a la indiferencia y hacer ver frente a la ceguera.
El arte tiene su propia voz, su propia imagen; llama la atención que no fue capturada por otros medios. Hace apenas un mes, cientos de ilustradores de Hong Kong se unieron a la Revolución de los Paraguas a través de una serie de ilustraciones que, además de sumarse a las protestas, lograron dar más atención a un fenómeno que ya por sí mismo, por su propia importancia social, era centro de atención mundial.
Un caso similar sucede en México al margen de los atroces hechos sucedidos en Iguala, contra un grupo de estudiantes de La Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de la comunidad de Ayotzinapa. En medio de las protestas, aún hay voces que se buscan sumar. Un grupo de ilustradores han convocado a través del tumblr IlustradoresConAyotzinpa a no olvidar los rostros de los 43 estudiantes que, hasta ahora, se siguen considerando como desaparecidos. Cientos de diseñadores y artistas continúan con la causa y dibujan por ella.
Las leyendas que acompañan a cada uno de los rostros de los estudiantes dibujados son claras: “Yo, Mirna Soto, quiero saber dónde está Benjamín Ascencio Bautista”, “Yo, Rodrigo Guzmán, quiero saber dónde está Abel García Hernández”, etc. Todos los días la página se alimenta con nuevas ilustraciones que exigen respuestas con el mismo ánimo de todos los que estamos indignados (Ilustradores como Bernardo Fernández “Bef” y Alejandro Magallanes también han contribuido con sus propias versiones). Los lápices, como las marchas, no han cesado. Acaso el dibujo, el arte, las ilustraciones, no cambian nada; pero cesan el silencio y el olvido, para no desaparecer.
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