Por Victor Méndez / @vichoamino | Agosto, 2014
Estamos acostumbrados a ver el producto terminado. Pero qué sucede con todo lo que llevó hacerlo, desde la idea inicial hasta su manufactura. Entonces, ¿qué pasa cuando el proceso es más interesante que el resultado? Studio Swine presentó Hair Highway, una colección de accesorios para el hogar hechos con cabello humano, que al ver su propuesta no da cuenta de qué están hechos y su resultado no demuestra todo lo que hubo detrás.
En el 2011, Azusa Murakami y Alexander Groves, fundadores del estudio, comenzaron la exploración del uso de cabello. Crearon Hair Glasses, una serie de lentes de sol sustentables. En este primer acercamiento se buscó reconocer el potencial que tiene dicho recurso natural. El proceso es en suma interesante; según mencionan, no se usa ningún tipo de sustancia contaminante. Y la idea de comenzar este experimento desde la industria de la belleza, que es donde se usan extensiones de pelo, fue expandir las posibilidades de esta fibra.
Ahora, el ejercicio se extiende a otros productos. Diseñaron una serie de piezas decorativas como jarrones y vasijas, así como una mesa-espejo y un tocador. Sin embargo, su estética carece de toda la relevancia que tiene el usar cabello en sustitución de materiales sobreexplotados. Para ambos proyectos se desarrolló una técnica que funde el cabello con una resina natural. Las hebras se presentan en una fina capa y se les vierte una resina de colores. Una vez que se solidifica, el nuevo material actúa como madera por su dureza. Posteriormente se corta en secciones y se pega de nuevo para crear un sistema de patrones, inspirado en las líneas geométricas del estilo Shanghai Deco de los años 30.
El estudio viajó a China y visitó un mercado de cabello en Shandong. Se siguió la ruta que hace la gente hacia las fábricas que lo procesan, la que hacen los comerciantes para llevarlo al mercado y finalmente la ruta que siguen quienes dejan crecer el cabello y después lo venden. Básicamente se ordena, se cepilla y se envasa, para después teñir y empaquetar. Mencionan que el cabello asiático fue elegido porque crece más rápido, tiene mayor calidad y es más delgado que algún otro.
El interés detrás del proyecto es hablar del futuro de los recursos. El cabello es un recurso natural abundante y de interés global. Crece 16 veces más rápido que los árboles, que toman 300 años en alcanzar la madurez. Es por esto que decidieron mostrar las propiedades del cabello humano frente al uso de la seda o la lana, que proviene de insectos y de ovejas respectivamente. Y es que es cierto, hay un acto deshumanizado al momento de cortar pelo de algún animal, entonces por qué no cambiar la extraña concepción de no poder utilizar cabello humano como se usa cualquier otro.
Creo que la primera cuestión queda resuelta con lo siguiente: el proceso es tan importante como el resultado, incluso diría que más, pero éste debería provocar saber cómo fue aquel. Creo que es donde falla Hair Highway, que fue presentado en junio pasado en la Pearl Lam Galleries en Shanghai y en el Design Miami/Basel en Basilea.
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