Por Sandra Sánchez / @phiopsia | Marzo, 2015
El hecho de que The Lulennial: A Slight Gestuary, se presente en tres emisiones trae consigo, a este artículo, tres experiencias. La primera consiste en la pausa que evoca al modelo editorial del siglo XIX, donde los textos aparecían por entregas, pensemos, por ejemplo, en Dickens. El tiempo que se despliega entre una entrega y otra genera una experiencia de reposo que conlleva otro tipo de comprensión. Se atraviesa, a su vez, la sugerencia de Paul Ricoeur para leer: en la primera hágalo de corrido, después deténgase, comprenda; concédase el tiempo de bailar entre la estética y la epistemología.
La segunda experiencia es el espacio pequeño con la museografía inmaculada: un cuarto de 9m2 con paredes blancas. Sí, la experiencia de cubo blanco no siempre tiene que anularse, si se tiene la imaginación suficiente para jugar con él. El mismo sábado 14 de febrero inauguraron exposiciones el MuAC y Lulu, en el primer recinto la lógica de inauguración pertenecía más al orden de la fiesta con amigos que de la visita a la exposición. El juego de Lulu consiste en la lógica del teatro, en el que se controla el número de personas en la sala; con este apunte no digo que el museo debería hacer lo mismo, sólo quiero remarcar la importancia del cuerpo del espectador en el espacio. Por ejemplo, los videos de William Kendrige, en la exposición del MuAC estaban atascados por personas, el dispositivo expositivo no funciona del todo. En Lulu, el video de Marie Cool y Fabio Balducci, se mostraba en un iPad empotrado a la pared, con un cristal de por medio. El visitante tiene que acercarse, el display esta dispuesto para generar una intimidad que coincide con la propia obra.
El leitmotiv de las piezas de la segunda parte de The Lulennial es la relación entre gestos sútiles del arte contemporáneo y la comida. No es tan simple, las piezas contienen una visión crítica de la comida empacada, de los procesos económicos, de la forma de compartir energía, del juego y la paradoja. La pieza de Kristen Pieroth, consiste en un frasco, lleno con un líquido transparente, en cuya etiqueta se lee The practice of everyday life, relacionando el consumo de la comida empaquetada con el consumo epistemológico, la frase es el título de un libro de Michel de Certau. B. Wurtz presenta una escultura donde lo cosmológico se encadena con el tiempo, el alimento y la ropa. La pieza de Paola de Anda es una fotografía de una píldora de energía que abandonó durante varios días en el basamento de una escultura en Chapultepec; en algunas ocasiones la píldora había desaparecido al otro día. También está la pieza de Martín Soto Climent, en donde un aguacate es envuelto por un huevo contenido en otro aguacate, entonces, ¿qué fue primero? En la exposición también hay obturas de Wilfredo Prieto, Darren Bader, Jiří Kovanda y Francis Alÿs.
La tercera experiencia es el performance que acompaña a cada apertura, programa curado por Sophie Goltz. En esta ocasión estuvo al frente Pierre Bal-Blanc con Draft Score For an Exhibition (2010). El performance consistió en un compendio de otros performances, de otros artistas, los cuales fue ejecutando uno por uno. Como Resistance, donde desamarra sus agujetas, de Roman Ondak o Glass clean water de Juluis Koller. Al final de los pequeños actos, Pierre leyó un texto fascinante. En donde pregunta ¿Cuál es su sexo? ¿Artista o público?, el tema central era la experiencia del espectador frente, ante y en la obra, lo cual se conecta con la preocupación y cuidado de Lulu sobre el tema. El performer articula: <<“Exposición” como el único paradigma válido que es capaz de resolver el desafío contemporáneo para la creación en la era de la comunicación global. Frente a la pantalla mi cuerpo es inútil, por el contrario, la economía exposición involucra todo nuestro sentido cognitivo para seguir y concluir ¿Cómo? >>.
Ese ¿cómo? sigue siendo tarea de curadores, museográfos y público. La relación del cuerpo frente a la obra es distinta en wikipedia que en el cubo blanco o en la calle. El performance de Pierre Bal-Blanc fue sobre la banqueta. Si bien la inauguración sirve como conjuro de reunión frente al santo patronal del arte contemporáneo, la exposición excede como propuesta el ritual, pues contiene obras singulares, con historias particulares. Si bien hay un dispositivo de exposición particular, también hay un cierto estado de ánimo que corresponde a cada espectador. ¿Por qué va usted a una exposición? ¿Para cultivarse? ¿Para sorprenderse? Quizá, como yo, lo que le gusta estar abierta al juego que le propongan.
The Lulennial: A Slight Gestuary .Part 2. puede visitarse hasta el 14 de abril en Bajío 231, Roma Sur, DF. Durante la exposición puede hay un archivo en línea aquí.
Fotografías: Sandra Sánchez
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