Por Gustavo Cruz / @piriarte | Noviembre, 2014
La estética de Castanha, dirigida por Davi Pretto, es absolutamente contemporánea. A veces uno puede llegar a preguntarse si los planos abiertos, con una composición sobre, equilibrada y muchas veces simétrica, con el sujeto del encuadre insistentemente centrado no se han vuelto ya muletilla. Castanha es así, hay mucho silencio y la acción transcurre despacio, con ausencia de drama. Hay ciertos close-ups elegantes, sólo entonces se rompe la simetría. Por momentos, uno se inclina a pensar que Reygadas —o los fotógrafos que han trabajado con el— han hecho escuela. Las actuaciones son pobres. El primer plano del filme es el protagonista desnudo y ensangrentado. Imagen violenta que nos recuerda a Escalante, aprendiz del director de Batallas en el cielo.
Sin embargo, se requiere de paciencia para caer en cuenta sobre en qué consiste la apuesta de Pretto. Hacia el final de la cinta, sabemos que el nombre del protagonista es el mismo que el del actor, que la mujer que hace el papel de su madre comparte el apellido en la vida real. ¿Realidad? ¿En qué momento se perdió esa frontera? ¿Qué de lo que vimos en pantalla es un documental de la vida de Joao y qué una ficción? Él, en la cinta —y también fuera de pantalla— es un actor de bajá categoría. Muy baja, quizás. Un homosexual que frecuenta un club nudista en los que juega el papel de animador: presenta shows, hace chistes, comenta el físico de los bailarines. A veces, lo vemos en el teatro, otras haciendo un show de stand-up comedy un tanto vulgar. También visita un set televisivo. También seguimos su vida cotidiana, su estrecha relación con la madre. El acoso que sufre por su sobrino adicto al crack.
¿Qué podemos creer? ¿Realmente necesitamos creer que se nos dice una verdad, que se lo visto no fue artificio de un autor? ¿No nos basta con ver? Pretto nos dice tanto con el leguaje de las imágenes y de los sonidos. A través del cine, pues. Imagen: Hay un encuadre —breve, sin ningún adorno—, en el que Joao y su madre están en la misma habitación, el en Facebook y ella viendo el televisor, y a través de la única ventana del cuarto, un paisaje. Cada quien selección el marco con que percibe el mundo, que se transforma en su mundo. El arte es quizás el meta lenguaje de esos mundos. Sonido: la música es diegética durante toda la cinta, excepto cuando Joao lee un texto teatral que reflexiona sobre la creación, poiesis. Castanha es una gran cinta, esperemos que pronto llegue a salas mexicanas.
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