Arte

Opinión | Casa Wabi: Arte entre palmas y concreto


Por Andrea García Cuevas / @androclesgc | Febrero, 2015

Las tradiciones de la arquitectura japonesa y de la autoconstrucción mexicana conviven en un espacio dedicado a las artes. Entre muros de concreto y palapas se encuentra la segunda obra en México del arquitecto Tadao Ando (Tokio, 1941), en la que proyectó su herencia cultural y su maestría para hacer convivir la arquitectura y la naturaleza. Casa Wabi descansa a orillas del mar de Puerto Escondido, en Oaxaca; es un centro interdisciplinario y un punto de encuentro entre personas, culturas, expresiones artísticas y momentos.

Impulsada por el artista mexicano Bosco Sodi (México, 1970), Casa Wabi es sede de la fundación homónima. Su nombre está inspirado en el concepto y estética japonesa wabi-sabi (de origen budista), que se caracteriza por la búsqueda de la belleza y la perfección en armonía con la naturaleza. Así también su arquitectura, que bien podría describirse con las palabras de Leonard Koren para describir el Wabi-Sabi como: “[…] la belleza de las cosas imperfectas, temporales e incompletas. Es la belleza de las cosas humildes y modestas. Es la belleza de las cosas no convencionales.

Ando utilizó su material predilecto para levantar una estructura que se complementa con el paisaje que la rodea. Su intención, lejos de generar un contraste, era dar continuidad al horizonte montañoso con paredes de concreto que también conviven con el movimiento del mar. El diseño, además, retoma una práctica tradicional de México (el empleo de materiales naturales) y el uso de la palapa como parte de un sistema de autoconstrucción. Así, el ganador del premio Pritzker en 1995 matizó la frialdad y rudeza del concreto y lo convirtió en un espacio que aparece natural frente a su contexto.

Aquí, donde conviven arquitectura y naturaleza, también se manifiesta el arte. La Fundación Casa Wabi ofrece residencias para artistas nacionales o extranjeros, para que desarrollen un proyecto en un período que puede ir de 15 días hasta 3 meses. El objetivo es que creadores de diferentes disciplinas —desde artistas visuales o sonoros, hasta escritores, músicos, cineastas o profesionales de las artes escénicas— gocen de plena libertad creativa aunque tomando en cuenta el entorno geográfico y social, involucrando a las comunidades locales en sus diferentes procesos.

Desde su inauguración en octubre de 2014, la Casa ha hospedado a cerca de 12 artistas, entre los que se encuentran Héctor Zamora, Daniela Libertad, Francisco Ugarte, Claudia Fernández y Benjamín Torres. Sus actuales residentes son Miguel Monroy y Daniel Toca, mientras que este año también albergarán a Tania Ximena, Galia Eibenschutz, Santiago Ydañez, Balam Bartolomé, Antonio Bravo y Fabiola Menchelli.

Además de los seis dormitorios para residentes, la Casa también cuenta con una biblioteca, un salón de usos múltiples, un jardín botánico de 27 hectáreas —donde se pretenden exhibir obras de arte contemporáneo— y zonas de exhibición. Por su parte, una sala de proyecciones contará con un programa a cargo de Mantarraya Producciones.