Arte

Opinión | Birdman


Por Gustavo Ambrosio / @guskubrick | Noviembre, 2014

El eterno duelo del cine, la industria y el arte. Bajo ese conflicto se encuentran agazapados una serie de egos, narcisismo y un deseo irrefrenable de ser alguien, de trascender, más allá, de volar más alto que los demás y ser visible. Alejandro González Iñárritu da “una vuelta de tuerca” a su carrera y se encamina en una tragicomedia donde Riggan, un ex astro de Hollywood trata de convertirse en un “verdadero” actor luego de desaparecer bajo el disfraz del superhéroe Birdman.

Ayudado por Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo, Iñárritu teje una historia sobre redención y lucha contra sí mismo, pero sobre todo, una reflexión sobre el significado de crear, de hacer arte en medio del show bussines, un ámbito cruel, donde parece no haber puntos medios, sólo el dinero o lo realmente “valioso”.

El relato se mueve en un simulado plano secuencia único, con un trabajo impecable de fotografía del cada vez más sorprendente Emmanuel Lubezki, para darnos una alegoría del significado de ser “alguien” en el mundo del espectáculo.

Michael Keaton hace el papel de su carrera en un filme que pareciera autobiográfico, un actor venido a menos que interpretó a un superhéroe (sí, él hizo Batman). Una actuación que te deja boquiabierto y pide a gritos un Oscar. El resto del reparto no se queda atrás, y se nota un gran trabajo de dirección actoral. Emma Stone, Edrward Notron, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Zach Galifiankis, Amy Ryan y Lindsay Duncan encarnan a sus personajes y se materializan en medio de una metaficción dentro de una ficción.

Sobra decir que el acompañamiento musical ha sido una de las audacias más reveladoras del señor Iñárritu y lo hace de una manera sobria y natural, que la aleja del convencional track sobrepuesto.

Birdman, sorprendente perdedora en el Festival de Venecia, es un filme muy entrañable, reflexivo y cáustico sobre el quehacer fílmico y teatral, dos aparentes opuestos, que se pueden unir, aún donde parece no haber creatividad. La ignorancia no siempre hace al bodrio. La mejor película de Iñárritu sin duda.