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Más allá de la fotografía, por Esteban King Álvarez


Por Esteban King Álvarez | Mayo, 2015

Recientemente, Ediciones Tumbona sacó a la luz Óptica Sanguínea, un libro donde se reúnen textos breves e imágenes fotográficas de Daniela Bojórquez Vértiz. Se trata de un trabajo interesante y poco común, que se mueve a contracorriente de las convenciones más usuales en los ámbitos de la escritura y la fotografía.

El trabajo de Daniela Bojórquez se ubica dentro de la gama de creadores que han incursionado en la fotografía más allá de las características específicas que tradicionalmente la delimitan. La artista utiliza la foto para desarrollar proyectos sobre la visión, el silencio, la memoria o la inconmensurabilidad de las imágenes de nuestro entorno cotidiano a partir de series que desplazan la capacidad documental o la captura del instante y el subsecuente dramatismo que caracteriza a buena parte de las producciones en este medio.

En el caso de Óptica Sanguínea, encontramos piezas donde la narración y la fotografía aparecen como verdaderos artilugios: herramientas fragmentarias, borrosas y arbitrarias. En el libro, la línea divisoria entre la realidad y la ficción no se vuelve difusa, sino que es completamente desplazada. Las imágenes no ilustran al texto y los textos no describen a las imágenes; más bien, se teje entre ambos una suerte de relación complementaria.

Las diferentes piezas que conforman el volumen se sumergen, entre muchos otros, en las implicaciones de la imagen fotográfica para nuestra construcción del mundo, en la compulsión de los turistas por fotografiarlo todo, en la configuración de nuestro imaginario en los tiempos de Internet y en la difícil relación entre este medio y la memoria, como cuando ya no sabemos si conservamos un recuerdo o el recuerdo de una fotografía.

Sin embargo, Óptica Sanguínea no es una conjunto de ensayos ni una aproximación académica.  Lo más sorprendente es que todas estas reflexiones aparecen en pequeños relatos -¿o cómo llamarlos?- narrados o protagonizados por una voz nerviosa, paranoica, histérica. Las fobias, la muerte y la ansiedad aparecen a lo largo de las páginas como el hilo conductor de una literatura que se vuelca continuamente contra sí misma, pues no es sólo la fotografía la que se ve trastocada, sino que los textos mismos incurren en procedimientos y estrategias poco utilizadas por los escritores. Este es el caso de  uno de los textos, publicado con las correcciones manuales de la autora en tinta roja; o el de otro más, que versa sobre la miopía, que aparece literalmente desenfocado -como cuando nosotros los miopes nos quitamos los lentes o como cuando realizamos una toma fotográfica fuera de foco.

Algunas de las fotografías de Bojórquez que aparecen en el libro han sido expuestas con anterioridad en diferentes muestras; en este caso, las mismas imágenes adquieren un sentido distinto por estar relacionadas directamente con el contenido escrito. Este es el caso de El álbum de pilar, una serie que en el libro adquiere una dimensión completamente diferente que en el espacio de una galería.

Óptica Sanguínea es un trabajo inusual y altamente sugestivo. Sin embargo, en el terreno de las relaciones entre el arte y la escritura no se trata de un caso aislado. En tiempos recientes, numerosos artistas de la escena local han realizados proyectos en relación con la escritura y el lenguaje. Los ejemplos posibles que incurren en este tipo de prácticas serían innumerables. No está del todo claro a qué se debe la creciente explosión de este tipo de trabajos; por lo tanto valdría la pena comenzar a preguntarnos seriamente por ella. Puedes conocer más del trabajo de Daniela Bojórquez aquí.

Foto: Cortesía de la artista.

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Esteban King Álvarez es licenciado en Historia y maestro en Historia del Arte por la UNAM. Actualmente es curador e investigador del Museo Universitario del Chopo.