Por Daniela Orlando / @danieltitlan
Como parte de entender y ver ambas realidades del conflicto entre Israel y Palestina, me parece oportuno hablar de la danza en Palestina. Su desarrollo artístico en términos contemporáneos no es tan amplio, pero eso no significa que no sea importante.
La compañía emblemática de la tradición dancística árabe-palestina, se llama El-Funoun Palestinian Popular Dance Troupe, fue creada en 1979. La danza de Palestina que El-Funoun difunde se llama “dabke”, pero el grupo trabaja en distintas formas de fusionar esta danza con lenguajes más contemporáneos. Uno de los miembros y directores, Khalid Katamesh dice que “la danza es un camino importante para preservar y darle forma a su identidad”.
En 2008 durante el aislamiento de Gaza, un grupo de bailarines en Ramallah hicieron una función que se transmitió a través de vía satélite en el museo Mathaf, el grupo que forma parte de El-Funoun realizó esta función como parte de un movimiento de solidaridad y apoyo a la gente de Gaza, pues consideran importante que todos los palestinos puedan encontrar puntos de colaboración e identidad.
En 2009 presentaron la obra Waiting Forbidden, una pieza con un lenguaje mucho más contemporáneo y música urbana. En la pieza, una mujer habla rápidamente sobre breves historias de personas con las que se relaciona, donde una impedimento político, religioso, de lenguaje o profesión frena de alguna forma la vida que cada miembro esperaba. Así, los bailarines hablan de la identidad en cuestiones de género, de nacionalidad, de religión y de todas las murallas que la sociedad ha impuesto a personas que se relacionan entre personas. La humanidad de cada individuo queda relegada a una falsa identidad que no habla de quién es.
En esta pieza se manifiesta una realidad que busca abrir las fronteras y las puertas a distintas formas de vida y de comprensión del entorno en un sitio que parece estar habitado por la intolerancia y la falta de respeto. Pero que, como en cualquier parte del mundo, existen realidades fuera de las reglas que son y que permanecen, y que su permanencia está sujeta a las relaciones de amistad y parentesco que les permiten ser. Las familias al igual que las naciones tienen tradiciones que buscan trascender, pero es necesario adaptarse al cambio y comprender las diferencias de los mismos para sobrevivir y compartir. Este es el gran esfuerzo de muchos en una zona de guerra en Palestina y en Israel, pero es un llamado a una comprensión global entre seres humanos.
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