Las vísceras de Barbie y algo más.
Por Beatriz Vernon
Es difícil pensar en algo menos aterrorizante que las vísceras de Mickey Mouse o los huesos de Mi pequeño Pony. Hace no muchos años, Jason Freeny comenzó a explorar el terreno en el que se cruza lo mórbido, la cultura pop, los juguetes clásicos y la ciencia. ¿El resultado? Caramelos macabros para el ojo. Juguetes que muestran la anatomía ficticia de tus personajes favoritos con precisión científica. Esculturas de surrealismo pop, que van desde Barbie hasta Mario Bros., pasando por Legos y Panditas. Una yuxtaposición del día que jugabas con sus muñecos y el día que pagabas la renta, sin pasar por ningún punto medio. Freeny, quien ganó en 2011 premio al diseñador de revelación en los Designer Toy Awards, creó su primera anatomía ficticia en el 2000, pero no fue hasta 2010 que decidió dedicarse a sus coloridos diseños y vísceras chillantes de tiempo completo.
El artista de Maryland quien hoy trabaja en la gran manzana creció en una familia de hippies y estudió Diseño Industrial. Cuando acabó la carrera hizo grafiti en Europa y diseño de teatro, trabajos para MTV, arte digital e ilustraciones de pin-ups que se publicaron en diversas revistas como la Penthouse y la Time Out New York. Claro, sus juguetes (que van de los ocho a los miles de dólares) han sido su mayor éxito. Con toda razón: ¿a quién se le ocurre humanizar anatómicamente una patineta o un cubo rubik?
Suscríbete a nuestro
NEWSLETTER