Arte

Escándalo americano


Por Abel Cervantes

 

 

El director de Tres Reyes, El peleador y Los juegos del destino ha hecho un homenaje al cine de Martin Scorsese (Buenos muchachos y Casino) en su último trabajo. Durante la primera mitad Escándalo americano dispara en distintas direcciones sin motivo aparente. Sin embargo, en el desenlace logra atar los cabos sin precipitaciones, obteniendo como resultado un filme astuto.

No obstante, la película no carece de irregularidades. Si en otras cintas el director estadounidense utiliza recursos narrativos precisos para contar sus historias, en Escándalo americano abusa de algunos de ellos. Dos flashbacks innecesarios en la medianía del relato confunden al espectador. ¿Por qué los eligió?, ¿sintió que era necesario desconcertar al auditorio con fuegos artificiales? Igualmente, la cinta se desplaza entre lo humorístico y lo grotesco, pero si la comparamos con El Lobo de Wall Street, de Martin Scorsese, las diferencias son evidentes. Ambas películas intentan mostrar el Estados Unidos corrupto, donde se involucran las esferas política, policial y empresarial. Sin embargo, mientras en la obra protagonizada por DiCaprio las situaciones se cuentan con un ritmo adecuado, ora burlándose de sus protagonistas, ora exaltando la manera en que la sociedad los adula, en el trabajo de O. Russell los excesos parecen forzados y fuera de toda proporción (para muestra hay que detenerse en la escena donde Christian Bale enseña la panza desenfadadamente o en la que inaugura el filme: donde se registra el proceso mediante el cual acomoda su peluca con sumo cuidado).

La producción es excelente. Y las actuaciones, formidables. Sobre todo en lo que se refiere a Amy Adams (Sydney Prosser) y Jennifer Lawrence (Rosalyn Rosenfeld), que han mostrado una capacidad inusitada para alcanzar distintos registros interpretando personajes complejos en películas de géneros diferentes. Asimismo, la aparición de Robert DeNiro ofrece un brillo especial a Escándalo americano. Se trata de uno de los actores más emblemáticos del cine de mafiosos. Su talento para dar un giro de 180 grados a cualquier obra cinematográfica es sencillamente magistral.