Entrevista

Entrevista | Juan José Martín Andrés


Por Andrea García Cuevas / @androclesgc | Enero, 2016 

En Mexicanos, al grito de guerra, su más reciente proyecto, Juan José Martín Andrés (Soria, 1978) realizó un trabajo de archivo para reunir las portadas de la revista Proceso que abordaban el tema del narcotráfico durante cada año del sexenio de Felipe Calderón. Como si se tratara de un juego entre la visibilidad y la opacidad que opera desde el nacionalismo, el poder y los medios de comunicación, el artista español cubrió cada portada con papel semitransparente donde se podían leer las primeras estrofas del Himno Nacional Mexicano. A 10 años de la llamada «guerra contra el narcotráfico», la pieza no sólo pone en tensión la idea de identidad de una nación que bajo la bandera de un nacionalismo pervertido se ha visto destrozada, sino que cuestiona y pone de relieve las narrativas que se construyen desde los medios de comunicación en contraposición con los discursos del gobierno.

Presentada en Maauad desde el 8 de diciembre de 2016 y hasta el 21 de enero de 2017, al igual que piezas anteriores como La región más transparente del aire (2007), Iraq Slides (2009), El miedo es el mensaje (2013) o Nuestro norte es el sur (2014), Mexicanos, al grito de guerra se observa como mapeo de información que, desde la potencia de la imagen y el texto como soportes, desvela relaciones, realidades y discursos retóricos de fenómenos políticos y sociales. En suma, presenta otros escenarios que subyacen a la verdad aparente.

Tienes un interés especial por los temas políticos y en la mayoría de tu obra los abordas desde la perspectiva del territorio. Es decir, desde las realidades de un país, una comunidad política o un continente. ¿Cuáles son las posibilidades que te ofrece el arte para hacer una lectura de estos fenómenos? 

Estamos acostumbrados a que ese tipo de temas se abordan desde el ensayo escrito. Yo estudié artes visuales y mis piezas son una especie de ensayos visuales sobre temas de nuestro contexto, que busco que partan del medio impreso o visual a partir de carteles, mapas, portadas de libros, revistas o titulares de prensa. Así, se crea un círculo que permite hacer otro tipo de preguntas paralelas y adheridas al contexto donde proviene este medio.

A propósito de esta relación entre la política y territorio, Deleuze se refería a la cartografía como una «máquina de guerra»: una estrategia del poder para «ocupar» o delimitar un espacio. ¿En tu obra hay una intención o interés por desarticular esa «máquina de guerra» o revelar sus mecanismos (que dan forma a un territorio)?

Hay un elemento que une muchas de mis piezas: identificar, revelar, aspectos como el capitalismo, el libre mercado, los elementos de poder o la globalización, cuyo objetivo es allanar todos los contextos sociales, territoriales y de pensamiento en un mismo plano horizontal y homogéneo, eliminando otros modos de hacer, vivir, relacionarnos y, sobre todo, de pensamiento (crítico o no) que no son impuestos por ellos.

Pienso en proyectos como Huracán laissez faire o el Medio es el mensaje, ¿son este tipo de piezas una forma de reconstruir, más que leer o interpretar el mundo? ¿Son cartografías? 

Sí, totalmente, sobre todo Huracán Laissez Faire es un mapa. Por su parte, El miedo es el mensaje construye una cartografía geográfica y temporal, ayuda a revelar esos elementos que definía en la pregunta anterior. En este caso, alentar el terror desde los actores que controlan las estructuras económicas globales en tres lugares y cuatro momentos diferentes, dando lugar a un mismo resultado.

En otras de mis piezas, como los dibujos, siempre está presente esa intención de dibujar un mapa, aunque no aparezcan elementos cartográficos. El simple acto de trabajar con elementos gráficos preexistentes (portadas de libros, revistas, viñetas de cómics, banderas, cómics, titulares de prensa) permite crear un mapa a partir de su origen (el medio del que son tomados y del lugar que han sido publicados, realizados, o al espacio al que representan) y te obliga a dibujar el resto de ese mapa a partir del lugar en el que estás recibiendo ese mensaje y a través de la relación de estos con tu contexto. Es decir: ponerte en la posición del otro, en su contexto y relacionarlo con el tuyo.

Las cartografías no sólo se deben construir a partir de lo que entendemos o lo que nos recuerda a los mapas, sino que se pueden dibujar con otros elementos que nos ayudan a imaginar otro mapa (existente o no). Estrella de Diego en su libro Contra el mapa dice: “Mandar cartas es un modo de trazar mapas”. Podemos hacer lo mismo con portadas de libros, banderas, frases etc. También creo que los mapas deben construir temporalmente, mediante espacios de tiempo diferenciados. Y El miedo es el mensaje es un ejemplo de ello.

Otro aspecto clave en la mayoría de tus proyectos, que también está presente en el más reciente, es la relación entre imagen y texto. ¿Qué tipo de lecturas propone el juego o diálogo entre estas dos formas de lectura? 

Así como mis proyectos nacen de elementos gráficos existentes, en muchas de mis obras y series busco una relación directa con el título, que en la mayoría de los casos proviene de una frase dada: Iraq slides (nombre de las imágenes que utilizó Colin Powell ante las Naciones Unidas para justificar la guerra de Iraq), Nuevo Orden Mundial (frase pronunciada por George W. Bush al comienzo de su primer mandato) o República independiente de tu casa (eslogan de IKEA en su campaña publicitaria de 2006 en España. Fue uno de sus anuncios más aclamados por la carga irónica que conlleva). También me apropio de otros títulos: Ruler of Darkness (nombre de un cómic anticomunista publicado en Estados Unidos), El miedo es el mensaje (en relación a Marshall McLuhan y su texto sobre los medios de comunicación), o en mi más reciente proyecto Mexicanos al grito de guerra, en el que quise establecer una relación directa con elementos que abordan el nacionalismo y representan a un territorio de una manera tan marcada.

El título de las series o proyectos, como los que mencioné anteriormente, siempre tienen una implicación directa con el tema que quiero abordar. Se tratan de primeras pistas para el espectador sobre la dirección de la pieza, ayudan a cerrar el círculo entre emisor, mensaje y receptor, hacen una lectura más clara y evidente, y ponen más elementos en la mesa para la comprensión del mensaje. Así, se dibuja un mapa de imágenes, palabras e ideas. Además de los de los elementos gráficos, también trato de apropiarme del nombre, el título, la frase, etc.

En tu nueva obra Mexicanos, al grito de guerra, así como en tu proyecto El miedo es el mensaje, hay una alusión tanto a la visibilidad como a la opacidad que puede generar un medio de comunicación. ¿Cómo concibes el rol de las revistas, en el caso de Mexicanos…, o  medios de los comunicación en general en esta proyección de la realidad? 

Los medios de comunicación pocas veces son objetivos —casi siempre son subjetivos.  Es necesario cuestionar esa realidad que nos están presentando, pensar en su postura, su posición política y social, el contexto geográfico y socioeconómico al que van dirigidos, su lado de la balanza, etc., para construir nuestro propio punto de vista tomando en cuenta esos elementos.

Este modo de trabajar está muy relacionado con un término muy común actualmente, sobre todo después de un año tan tenso como 2016: postverdad. No hay postverdad, los hechos son verdad o mentira, sobre todo cuando existen datos. Lo que existe es la subjetividad: cuando hay datos que respaldan la información objetiva, pero que después se manipulan con una intención evidente.

En el caso de Mexicanos, al grito de guerra… no quiero sugerir que Proceso manipule la información,  sino que muestran su propia versión. Para mí, es muy cercana a la que todos vemos, pero muy distante a la que el gobierno quiere mostrar y manipula por medio de otras herramientas propagandísticas. Y ese es el punto que quiero reflexionar: la interpretación de un mismo hecho y sus posibles y ambiguos mensajes.

En este misma pieza, el texto es el Himno Nacional Mexicano, ¿la correspondencia entre las portadas de Proceso y el Himno se da a través de la noción de la «guerra»? ¿existe una contradicción aquí entre imagen y lenguaje? 

Añadiría las nociones de nación, gobierno y autoridad. La contradicción no se da entre imagen y lenguaje, sino entre los conceptos y elementos que componen la pieza, así como entre los diferentes niveles de lectura de los elementos puestos en escena. La contradicción está en la letra del himno en sí misma, escrita hace más de 150 años. En aquél entonces podía ser representativa y fomentar cierto nacionalismo: dar la vida por defender a nuestra tierra de una invasión extranjera. Una acción que ahora, por cuestiones históricas y sociales, no debería ser así pero se hace presente, no combatiendo al enemigo sino entre sus propios ciudadanos.

También hay una contradicción entre la identidad como patria, Estado y poder, que el gobierno intenta imponer mediante sus símbolos para sentirnos representados. Sin embargo, aunque es un tradición cantar el himno desde pequeños, sabemos que no funciona, que es puro teatro. Es lo que muchos ensayistas llaman Estado o República simulada, donde todo aparentemente es como en cualquier país, pero existe la sospecha de que los datos son falsos y las cosas no se hacen como deberían ser.

Otra contradicción: durante el sexenio de Calderón, el poder intentaba negar una realidad que todos sabíamos que estaba ahí, pero que se justificaba como un acto en pro de nuestra defensa y por el bien del país.

Hay muchos niveles de lectura, con muchos elementos que continuamente se están contradiciendo intencionadamente para reforzar ese mensaje. Pero el gesto de levantar el trozo de papel con el himno, para poder observar la imagen de las portadas, potencia aún más todas esas contradicciones al activar la memoria en el espectador.

Has vivido en diferentes momentos en México y has investigado sobre su historia, su cultura, su política. Lejos de entender tu acercamiento a la historia y política de México desde una visión periférica o extranjera, sobre todo porque en tus mismos proyectos se puede leer un desarraigo al nacionalismo, ¿como es tu mirada con respecto a los fenómenos políticos de este contexto?

Ese desarraigo surge de mi intención de poner siempre en duda el nacionalismo para intentar resolver mis propias dudas y contradicciones sobre este concepto, que por cuestiones culturales y políticas no tengo muy claras. Si bien mi punto de vista frente a los fenómenos políticos en México es europeo, y trato de establecer semejanzas con lo que ocurre allá, debo cambiar esa mentalidad y partir de la experiencia que he tenido viviendo y trabajando aquí. México tiene un contexto social y político muy extraño, con muchos ángulos y sobre todo muchas polaridades. Para los foráneos, nos es muy complejo saber cómo enfrentarnos a ese contexto y actuar. Por eso mismo siempre estoy atento a lo que pasa, pero (tristemente) aún desconozco cómo hacer frente o qué canales utilizar para actuar y hacerme parte de una posible solución o mirada que ayude a enfrentarlo. Durante mis últimos años en Valencia formé parte de colectivos y asociaciones que reivindicaban mejoras en la producción artística de mi región y que nos llevaron a implicarnos socialmente en lo que estaba pasando en paralelo: el denominado 15M y todas sus acciones conjuntas. Aquí, sin embargo, no se cómo, aunque me gustaría poder tener una mirada mucho más activa en ese campo.

Algo que observo es que las cosas que ocurren en este país tiene un problema de base: la educación y la formación de la sociedad, que son manipuladas y moldeadas intencional y descaradamente por los políticos y elementos de poder. La educación es un aspecto clave para enfrentar y superar muchos de los problemas que tiene México, como el clasismo y la falta de autoridad que percibimos día a día, el no poder ponerte en el lugar del otro ni intentar ver lo que pasa desde su punto de vista, así como una falta de colectividad.

Tomando en cuenta tu interés por abordar la política desde el arte y entendiendo que todo arte es político, ¿cuál es tu opinión sobre la postura del arte (o de los artistas) frente a estos temas en un contexto como el actual?  

Un artista o, mejor dicho, un creador que piensa sobre lo que pasa en su contexto, que puede expresarse por medio del lenguaje, la imagen o la música, y que decide tomar una posición política, debe hacerlo desde un punto de vista que, además de exponer los temas, pueda generar preguntas y abrir el debate, la reflexión y el diálogo. No creo y no suele gustarme la posición de los artistas cuyas obras son categóricas, que nos dicen que debemos hacer, leer, pensar, etc. Es por eso que me gusta estar en mis exposiciones y hablar con los espectadores. Sé que esa visión, ese diálogo o ese debate pueden generar otras piezas, ideas y, sobre todo, hacerme ver elementos que yo no tenía en cuenta, así como conocer aspectos que yo no percibí y que otros ven en mi trabajo. Obviamente, este ejercicio te expone a un debate encendido y crítico sobre tu trabajo, pero hay que saber estar en ese nivel y que esto también es enriquecedor.

Fotos: Cortesía del artista.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.