Entrevista

Entrevista | Eduardo Salles


Por Sandra Sánches y Federico Castillo @phiopsia | Septiembre, 2014

“Ustedes tan Adidas y yo tan Nike”, así nos recibió Eduardo Salles. Un tipo sociable, agudo y menos cínico que inmanente. Salles es el responsable del sitio Cinismo Ilustrado, el cual este mes se convirtió en libro. En el contexto de Picnic Arts Media, lo entrevistamos para ustedes.

¿Por qué cinismo ilustrado y no la nada?

Como todo lo bonito de la vida fue un accidente, no tenía pensado que abrir esta puerta me iba a llevar a tantos lugares, comencé a hacerlo por pura diversión; ¿por qué eso y no la nada?, pues, sabes, la nada es más aburrida. El sitio surgió del ocio, fue la nada la que hizo que surgiera cinismo ilustrado.

¿Por qué te importa la sociedad aún?

Toda la gente me pregunta eso, han de pensar que soy demasiado social. Tengo una relación de amor odio con la humanidad. Me gusta mucho estudiar al ser humano, entender porque las cosas funcionan como funcionan, los absurdos de la vida, decimos que somos una cosa y hacemos otra, las dualidades y todas las incongruencias de la vida me encantan. Al mismo tiempo me desespera, hay muchas cosas de nosotros mismos que me cagan. Creo que esa relación de amor y odio te permite abordar las cosas con una pasión desbordada y criticarlas con una acidez  también desbordada; esa relación de amor odio ha permitido el humor que tiene el sitio y las ilustraciones.

¿A quién prefieres Alejandro Suárez, Chava Flores o Jis y Trino?

Jis y Trino, porque me dan más risa.

¿Quién es tu comediante favorito?

No tengo un comediante favorito, me gusta mucho el stand up de Louis CK, su análisis de lo cotidiano, tan minucioso que raya en lo filosófico; pero él no pretende ser un filósofo, pretende simplemente hacer comedia. Me  gusta cómo la comedia llevada a un extremo tal de desarmar los componentes al mínimo grado, puede convertirse en algo más grande que sólo comedia.

¿Tú haces eso?

A menor grado. Ojalá algún día, pero sí, por eso me gusta Louis CK. Veo lo que yo hago, veo lo que él hace y siento que es lo que me gusta hacer, lo que le gusta hacer y creo que por eso me gusta tanto.

Si la risa te lleva a un análisis de la cotidianidad, ¿la risa es cosa seria?

Sí, muy. Creo que la comedia y el humor, por su forma y por como la sociedad la entiende, logran llegar a territorios a los que otras formas no podrían llegar. Tú tienes derecho, con el humor, a tocar puntos, fibras y fronteras que parece que están vetadas por lo políticamente correcto. Quizá un político o un ensayista no podría hablar sin ser serio de algo como el aborto o como la discriminación racial; pero como cuando el humor lo hace, aunque puede ser escatológico, feo y la gente puede enojarse, hay un permiso de tocar, rascar y escarbar en zonas que para otros medios serían sensibles. El humor es una forma segura de poder hacer un análisis de las cosas que más nos duelen, consternan y preocupan.

Pienso en la figura del bufón, veo tu trabajo, veo el trabajo de Cornellà y los ubico como nuestros bufones contemporáneos, los que pueden decir, por la risa misma, lo que otros tienen vetado.

No pienso que el bufón sea peyorativo, pero no pienso en mí como un bufón, finalmente el objetivo del bufón era entretener al rey. Creo que hay otras personas que son más bufonescas, entretienen, la gente les aplaude y todo está bien; es gente haciendo un análisis a través de la comedia porque es como saben hacerlo. Algunos serán más serios, otros más poéticos, otros más literarios, otros más narrativos y algunos humorísticos. Yo siento que finalmente, más que bufonesco, lo que hago es analítico.

¿A ti te da risa una pieza como el stand que hiciste de Nike para Zona Maco?

Sí, sí me dio risa. Hay una anécdota que me dio mucha risa, llegó una señora de Polanco, emperifollada, con perlas, de esas que se jactan mucho del arte, vio la tienda y dijo, ah sí, esa la vi en Chicago. El stand no se había presentado en ningún otro lado. Primero fue muy gracioso meter una cosa tan exagerada dentro de un sitio donde todo es arte y todo es simulación; cuestionaba. Sí, todo es arte, pero esto no es arte, es una publicidad que está ahí moviendo zapatos. La gente odió que se metiera publicidad y una marca a una feria de arte. Pero ¿cuál es la diferencia de eso y de comprar un balón ponchado por 200 mil dólares? El tipo hizo publicidad, tuvo un agente de marketing que hizo que tú pensaras que un balón ponchado cuesta 200 mil dólares y por eso lo compraste. Me daba mucha risa que a la gente le enojara el valor capitalista dentro de una feria de arte, cuando la feria de arte es esencialmente eso. La verdad creo que a ese proyecto le faltaron muchos aterrizajes, no quedó tan bien hecha, me hubiera gustado que quedara más ruidosa, más molesta para la gente, pero creo que el aprendizaje fue muy chingón; ver como la publicidad y el arte se confrontan en puntos que parecen lejanos, pero que en realidad son muy similares.

¿Por qué tanto taxi?

Porque no tengo coche, mi bicicleta lleva tres meses ponchada y por desidia no he ido a arreglarla. Cuando no camino tomo taxi. Voy a pichar muchas cosas a Santa Fe o a Polanco y me voy en taxi. Tengo la teoría de que algunos son taxistas por hobbie, sólo van con su taxi por toda la ciudad. El taxista que no te recoge en la calle me parece una persona muy extraña. No he ido a otro país donde el taxi venga vacío y no te recoja. Eso me da mucha curiosidad. El oficio del taxista es un trabajo muy solitario, muy monótono y mecánico, por esa naturaleza el taxista se vuelve como una hipérbole, son muy exagerados en lo que hacen. Un taxista que es callado se vuelve muy callado, un taxista que es platicador, se vuelve muy platicador, un taxista exagerado, exagera diez veces más las cosas. Siento que es como un oficio que hace que dejen de ser personas y se vuelvan personajes.

 ¿Por qué llevar cinismo ilustrado a un libro impreso? ¿Por qué te interesa pasar a la historia?

No me importa pasar a la historia. Supongo que le tengo miedo a la muerte como todas las personas y busco dejar algo. Algunos tienen hijos, otros publican un libro, otros no sé, hacen esculturas. Es algo muy humano. Es un proyecto que quiero tanto que no quería que se perdiera en lo digital. Finalmente lo digital permitió que se masificara, que se viralizara, pero lo quiero tanto que quería que se mantuviera físico. En diez años, cuando se pierda en internet y se haga olvidable, puedes ir a tu estantería personal y decir, esto existió, se volvió algo físico y tangible.

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