Entrevista

Entrevista | Brenda J. Caro


 Por Daniela España / @danniela | Marzo, 2015

Con el propósito de activar el espacio de la Mediateca, el Museo Universitario del Chopo abrió hace dos años la Fanzinoteca, un espacio que ha recaudado, digitalizado y difundido la labor de las ediciones autopublicadas. Inicialmente funcionó mediante un formato expositivo en el que se trabajaba con un coleccionista o artista vinculado con la escena del fanzine y se hacía una propuesta curatorial, selección y réplica de materiales para que la gente pudiera tener acceso a estos contenidos. A cada uno de estos proyectos se les denominó Ediciones e incluyen la producción de un fanzine de distribución gratuita y un evento de carácter escénico. A lo largo de este periodo la editorial Joc Doc, Miki Guadamur y Anal Magazine fueron algunos de los proyectos que colaboraron y fueron parte de las Ediciones.

La Fanzinoteca está en una etapa de reformulación y busca trabajar no tanto en el objeto sino en los procesos. A propósito de su reciente exhibición Punk y resistencia, platicamos al respecto con Brenda J. Caro, coordinadora del centro de información del museo.

01—¿Cuál es el propósito detrás de la Fanzinoteca?
Nació como proyecto en 2012 bajo la iniciativa de Enrique Arriaga que, en ese momento, era parte del equipo del museo. Uno de los proyectos sustantivos que le interesó desarrollar tiene que ver con la recuperación de la memoria, y en específico, con lo que está vinculado con ciertas escenas, proyectos con ciertas propuestas alternativas o subculturales o, como él denomina, Heterodoxias, en la escena cultural artística en México. Por la inmediatez temporal que tienen algunos de ellos a veces no se aprecia el valor que tuvieron para poder entender muchos de los modos de producción y de consumo cultural actual. Lo más importante es el rescate de la memoria y a partir de ahí se comienza a desarrollar el trabajo del centro de documentación en tres vertientes: el acervo relacionado con las actividades artísticas del museo, el proyecto de Heterodoxias que tiene que ver con el rescate, digitalización y catalogación de acervos de grupo de personas vinculados con estas propuestas alternativas para propósitos de difusión e investigación, y por último el rescate de estas publicaciones que permiten tener un pulso interesante de ciertos ritmos y momentos de la cultura que se van a escapar a través de los fanzines.

02—¿Cuál es la importancia de este formato?

Radica en la labor de estas publicaciones ante la falta de plataformas de comunicación tan inmediatas. Se convirtió en un vehículo de comunicación y de expresión para determinados grupos y sectores socioculturales. De otra manera hubiera sido imposible el hacer circular contenidos e inconformidades. Si miramos la historia institucional y cultural del país no te va a decir absolutamente nada de la escena musical underground en México porque finalmente no existe en ese sentido para ellos, pero si vamos a los fanzines punk de finales de los setenta, ochenta y noventa, nos vamos a dar cuenta de cómo se fue generando toda esta escena musical. Actualmente tenemos aproximadamente 316 fanzines entre originales, réplicas y otros puramente en formato digital para su consulta. Pronto estará activado nuevamente un micrositio del centro de información en la página del museo.

03—¿Cuál es la situación actual de estas publicaciones autoeditadas?

Se está produciendo mucho fanzine en vertientes muy interesantes. Hay un trabajo como obra artística que está afectando el contexto presente. Si el museo es capaz de ver hacia atrás y presenta una lectura de la escena a través del fanzine, también deberíamos preguntarnos por qué ahora el fanzine se está viendo como objeto artístico.

04—¿Qué géneros y subgéneros de fanzine tiene esta colección?

Tenemos una parte dedicada a la ilustración e historieta, también una selección de cultura y literatura contemporánea, algunos con temas coyunturales, otra parte tiene que ver con lo que nosotros denominamos escena subcultural, y finalmente unos que son producidos netamente como obras de arte.

05—¿Al tener esta cercanía con espacios públicos el fanzine no pierde efectividad y su propósito original?

Sí hay una parte contradictoria, por supuesto, ya que el fanzine está hecho para circular y aquí se queda detenido. Si lo miras dentro de la función de un centro de documentación o una institución como una hemeroteca o una biblioteca adquieren otro valor, que es la posibilidad del resguardo de la información. La valía de la Fanzinoteca está en el rescate de la memoria y manera en que facilita la indagación sobre ciertos elementos que están presentes en la cultura que sería imposible investigar sin la presencia de estos materiales.

06—Como institución, ¿el Museo del Chopo no corre ningún tipo de riesgo al presentar contenidos de subculturas que están alrededor de la autoedición de fanzines?

Este es un museo con un espíritu universitario que constantemente cuestiona y tiene un pensamiento crítico. Evidentemente hay una postura institucional, pero no somos un espacio de censura, lo que nos interesa es fungir como una plataforma en el que se puedan presentar puntos de discusión. Cuando decidimos presentar algún proyecto todo está estipulado bajo criterios que no tienen nada que ver con censura, pero sí hay que marcar pautas institucionales y límites que no podemos traspasar. Lo más importante es presentar el diálogo y el grado de discusión que nos interesa generar.

07—¿Se busca emitir algún tipo de juicio de la obra o generar el diálogo con los visitantes?

Quisimos sobrepasar el fetiche del objeto y pensamos cómo podemos ir más allá. Por supuesto que está la finalidad de archivo como tal. Es importante que la gente sepa qué materiales tenemos y que hay contenidos disponibles para consulta. Es difícil encontrar la manera de no caer en el deleite del objeto. Hay una validez en apreciar únicamente el valor formal del objeto y la experimentación con materiales. Es un nivel de lectura que también tiene que ponerse a discusión en esto tiempos de producción digital, pero también nos preguntamos cómo hacer que estos materiales se conviertan en pulsos culturales. En la segunda mitad del año se va a lanzar la parte fuerte de Fanzinoteca en términos de procesos. Nos vamos a arriesgar con un proyecto que no va a estar enfocado en el objeto, sino en los procesos.

08—Cuéntanos de Demo Punk: Alternativa y resistencia

Es una exposición a partir del archivo de Juventino Cruz y Pablo Hernández que se han encargado de documentar la escena punk muy específicamente de la ciudad de México y el área metropolitana. Algo que consideramos que no se había tocado fue la adopción de la música que se convirtió no solo en un vehículo de expresión, sino de organización: hablamos del demo clandestino, de la organización de tocadas y sellos independientes. Ahora estamos en una etapa en la que hay una especie de revaloración cultural del punk en todo sentidos y es importante presentar esta parte de la música en el movimiento que está muy olvidada pero que permitió detonar otras formas de abrir circuitos culturales y formas de organización colectiva.

La exposición es un vistazo breve a través de LPs, EPs, cassettes, volantes y posters que nos permiten ver esta transición desde el demo casero hasta como comenzaron a grabar con sellos independientes especializados. Se ha hecho énfasis en la parte estética, que era muy importante como forma de expresión e identificación, y no se ha destacado la parte creativa del movimiento. Como actividades paralelas tendremos un ciclo de proyecciones precedidas de una charla con sus creadores o protagonistas, una mesa redonda, un trueque fanzinero y una presentación de fanzines.

Demo Punk: Alternativa y resistencia está en exhibición en el Museo Universitario del Chopo hasta el mes de mayo.

Foto: Museo Universitario del Chopo.