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El Gran Continental promueve convivencia comunitaria


¿Quién no ha bailado No rompas más, de Caballo Dorado, en una boda o pachanga? ¿Han logrado aumentar la velocidad sin perder la coordinación con Payaso de rodeo?

Por Silverio Orduña

 

Llamado danza en línea, este tipo de baile tiene sus antecedentes en las danzas folclóricas europeas que pasaron con la colonización de Norteamérica a los Estados Unidos y Canadá, ensalzando el ritmo country.

Originario de Montreal, el coreógrafo Sylvain Émard propone, basado en la danza en línea, la versión latina de su trabajo Le Grand Continental, un ejercicio dancístico multitudinario para fortalecer la participación comunitaria que, según la directora del proyecto en México, Mariana Arteaga, urge en el contexto nacional.

En octubre de 2013 se efectuará la segunda edición de El Gran Continental, que hace dos años reunió a 114 voluntarios y se presentó en La Plaza de las Tres Culturas y la explanada del Palacio de Bellas Artes. Esta vez se busca reunir a 150 voluntarios, quienes no tienen ninguna condición específica para participar, más que tener entre 10 y 75 años de edad pero, sobre todo, muchas ganas de bailar.

 

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Mariana Arteaga cuenta que para adaptar la coreografía de Sylvain Émard al cuerpo mexicano, llevó a pasear al canadiense por la Plaza de la Ciudadela, el Rodeo Santa Fe, el Patrick Miller y la plancha del Zócalo para que se empapara con los ritmos populares, desde el danzón hasta la quebradita, el techno y la danza de los concheros. Para la edición de 2013 de El Gran Continental se contará con la musicalización guapachosa/experimental del Instituto Mexicano del Sonido (IMS)  y de Taniel Morales.

“Rescato de este proceso cómo se aborda la idea de comunidad y trabajo colectivo”, apunta Arteaga, “pues reúne a un número considerable de personas de distintas geografías y edades para completar un fin común: bailar”. Agrega que existe una gran variedad de propuestas dancísticas que investigan sobre la idea de lo comunitario pero, a diferencia de la inclusión que propone El Gran Continental, trabajan desde un  punto de vista de las comunidades marginadas por la preferencia sexual o la periferia económica.

“Durante este tipo de baile, de danza en línea, sucede una especie de liberación y acompañamiento con el grupo, una preocupación de cómo nos movemos para no afectar al colectivo. Este proceso se convierte en un ejercicio de tolerancia y de comprensión con el otro”, concluye.