Archivo para el agosto, 2021

FRANZISKA. ENCUENTRO DE IMAGEN EN MOVIMIENTO 2021

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Por GASTV | Agosto, 2021

Lolita Pank presenta la tercera edición de Franziska: Encuentro de Imagen en Movimiento, encuentro internacional de creación audiovisual contemporánea realizada principalmente por mujeres y la comunidad LGBTTTQQIAAPP, que cuestiona los modos de producción, distribución y consumo de imagen en movimiento.

Participan más de 20 proyectos artísticos bajo el tema ¿Cómo accionar una revuelta? Línea que indaga en la confrontación del presente desde trincheras como el arte, el género, la sexualidad, o desde cualquier lugar de resistencia y pensamiento.

A través de una versión híbrida, el tercer encuentro de Franziska sucede como exhibición física en galería La Verdi y en la Escuela Activa de Fotografía (EAF) bajo los ejes curatoriales: Nueva Era, Erótica, Lipsync, Imaginaria y Lengua. Además de una serie de actividades virtuales como activaciones de piezas, mesas de diálogo, talleres y un programa público desde las redes sociales y sitio web de Lolita Pank.

El país invitado es Chile, representado por el colectivo Las Tesis, además de contar con la participación de la curadora e investigadora Doreen A. Ríos.

Exhibición física hasta el 04 de septiembre de 2021.

Actividades digitales hasta el 26 de septiembre de 2021.

Foto: Fanny Aparicio, Franziska 2019 | Intagram: @lolitapank

Clavo: feria de arte para coleccionistas emergentes

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Por GASTV | Septiembre, 2021

Clavo, feria de arte para coleccionistas emergentes, presenta su segunda edición con las propuestas más recientes de 46 galerías, espacios de arte y editoriales, así como múltiples proyectos curatoriales.

Además de la venta de obra, la feria abre un área de exhibición curada por Alex Romero, misma que estará disponible para consulta-venta anticipada en muroabierto.com.

Con el objetivo de convertirse en un semillero de nuevos coleccionistas, Clavo prepara un espacio accesible para todo público con visitas guiadas y atención personalizada.

Del 10 al 12 de septiembre de 2021 en Casa Versalles, aforo reducido.

Foto: Cortesía Clavo.

Gustavo Pérez: Cerámica

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Por GASTV | Agosto, 2021

Proyectos Monclova presenta el trabajo de Gustavo Pérez (Cuidad de México, 1950) en una exposición que reúne obra de los últimos diez años: un diálogo constante con las posibilidades artísticas y formales del barro.

Gustavo Pérez: Cerámica se integra por cerca de 50 piezas de trazos sutiles, firmes y orgánicos como una aproximación al relieve escultórico y al dibujo sobre el barro. Obras que demuestran la capacidad de Pérez para utilizar la arcilla, el torno y el fuego con fines expresivos.

En palabras del artista: «el que hace cerámica tiene que seguir atendiendo a su material, a sus técnicas de formación, al secado correcto, a la aplicación de los engobes y los esmaltes y al fuego, que siempre tiene la última palabra».

Del 04 de septiembre al 16 de octubre de 2021.

Foto: Untitled, (2018), de Gustavo Pérez | Cortesía Proyectos Monclova.

Gallery Weekend México 2021

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Por GASTV | Octubre, 2021

Gallery Weekend México prepara su octava edición con un circuito de exposiciones simultáneas en galerías de arte, espacios independientes y nuevas galerías inauguradas durante 2020-2021. Así como galerías especializadas en diseño coleccionable.

Para esta edición, GWMéxico divide su programa expositivo en tres secciones:

Nuevas voces. Circuito que integra diez galerías jóvenes con menos de tres años de fundación.

Cachorro Galería, Campeche, Can Can Projects, Galería 54, La Nao, LLANO, Pequod Co., Plomo, Saenger Galería y Relaciones Públicas, Fine Art.

Espacios independientes. Selección de doce proyectos dirigidos por artistas que responde a la relevancia que han tenido históricamente en la escena local.

Fundación Casa Wabi, Guadalajara 90210, La Quiñonera, Lagos, Local 1, n/a/s/l, Nixxxon, Rivera, Salón Silicón, Soporte y Vernacular Institute.

Diseño. Sección destinada a nueve galerías especializadas en diseño coleccionable.

Ángulo Cero, AGO Projects, Atra, Diez Company, Esrawe, EWE Studio, Galería Mexicana de Diseño, Luteca y Studio IMA.

Desde su inicio, Gallery Weekend México se ha establecido como una de las principales plataformas de difusión del arte contemporáneo para la comunidad de coleccionistas y profesionales del país.

Del 05 al 07 de noviembre de 2021.

Foto: GWMéxico 2021.

Opinión | La luz vuelta flecha, de Mauricio Alejo, por Sandra Rozental

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Agosto, 2021

Bolsas de plástico y cables que bailan solos. Pedestales de piedra que se deslizan en un patinaje agraciado. Una pelota de mármol que deja huella de su camino y que a la vez queda marcada por él. Granos de azúcar de color amanecer que explotan en un destello casi cósmico en el piso. Rayos de sol que registran el paso del tiempo. Palillos de madera, alfileres, puntas de lapiceros y popotes que se apilan para llegar a nuevas alturas y desafiar la gravedad. Objetos cotidianos —esos, los que más usamos pero que parecen tan insignificantes y poca cosa que casi no los notamos en nuestros entornos— se vuelven en las manos y en la lente de Mauricio Alejo grandes coreógrafos, bailarines, pintores, y escultores.

En la exposición La luz es una flecha sin destino en el Centro de la Imagen, la primera exhibición del artista en un museo en México, la luz es la gran directora de la orquesta de materias y «pocas cosas» que imaginamos como inertes pero que sorprenden por su movimiento.

Recordando los trabajos de artistas como Dan Flavin y James Turrell, Alejo utiliza reflejos y sombras proyectadas cuidadosamente para esculpir nuevas formas y transformar el espacio. Con su obra participa así en una de las paradojas que ha cautivado a la física desde hace más de dos siglos: ¿Es la luz un continuo de energía o se trata de partículas? Y al igual que las extrañas conclusiones a las que ha llegado la física cuántica, la obra de Alejo parece recordarnos que efectivamente la luz es ambas cosas.

Mediante sus intervenciones, Alejo se centra en la objetualidad misma de la imagen, en la capacidad de la fotografía y de la luz, más ampliamente, de ser en sí misma escultórica, un objeto tangible que se mueve y nos mueve —que tiene materia y, por ende, agencia.

En la ciencias sociales y en las humanidades, se ha hablado en estas últimas décadas de la agencia de los objetos, de los modos en que no solo nos afectan, sino cómo actúan sobre nosotros, sobre el mundo. Esta agencia dista de ser equiparable con una voluntad en términos humanos. Más bien, como Bruno Latour y otros han insistido, los objetos deben entenderse como actores no humanos porque producen y son parte de redes. Su agencia está en su poder de reclutar y así generar nuevos encuentros, ensamblajes, y nodos que, a su vez, producen nuevos objetos. Estos estudios proponen un acercamiento desde la filosofía e historia de la ciencia, pero también existen aquellos, quizás más influenciados por la filosofía moderna de Baruch Spinoza y su concepto de «vitalidad» retomado por filósofos como Gilles Deleuze y Felix Guattari, que se han dedicado a la afectividad de la materia y a los agenciamientos, ensamblajes y las constelaciones que produce. Incluso, siguiendo a Jane Bennett, hay quienes hablan de su capacidad de «vibrar», poniendo de cabeza presuposiciones que equiparan a los objetos con la inercia, es decir, el no-mover, la no-vida.

De un modo juguetón, con el humor y el encanto que quizás solo los niños pequeños tienen en ese momento de la infancia cuando, antes de buscar explicar cómo funcionan las cosas, se dejan llevar por la magia del encuentro, las antropomorfizan buscándoles rasgos y rostros, o incluso las nombran y se aferran a ellas como compañeras, consejeras y cómplices, Alejo observa y pone en evidencia la agencia de las cosas y su capacidad de moverse y de movernos. A la vez, las transforma, confundiendo los géneros, volviendo la fotografía escultura, la escultura imagen, la marca y la huella, obras de arte. Con estos actos, el artista nos hace detenernos en la agencia de las cosas, pero también experimentarla con el cuerpo, de manera casi visceral.

La curaduría de la muestra a cargo de Daniel Garza Usabiaga refuerza este trabajo al colocar cada pieza en lugares que nos obligan a mirar, pero también a posicionar nuestros cuerpos de ciertos modos, a veces hasta incómodos: unas piezas están colgadas en las alturas, haciendo que tengamos que levantar la vista y entrecerrar los ojos para ver a la distancia, otras a ras de piso, forzándonos a agacharnos, otras más invaden todo el espacio, como el sonido acechante de unas flautas que acompañan al visitante en todo el recorrido, hasta que descubrimos al culpable de la melodía repetitiva y casi enloquecedora: un ventilador prendido en modo automático que sopla en las boquillas de los instrumentos cuidadosamente posicionados por el artista (Una melodía pertinente para la derrota final, 2017).

Durante el recorrido, mi acompañante sintió un deseo de tocar y de probar las gelatinas que en Recuerdo (2021), Alejo hizo cuajar inclinando el refrigerador para después regresarlo a su habitual verticalidad. Incluso, pidió permiso al artista quien nos acompañaba para abrir las puertas del refrigerador y al menos olerlas. A mí, más bien estas formas cuyo verde limón era tan artificial como literal, me hicieron sentir vértigo, como cuando nos bajamos de un barco y tenemos esa sensación tan extraña de seguir sobre una superficie líquida cuyo oleaje nos persigue en tierra firme.

Alejo nos hace detenernos y reformular nuestra relación con el objeto, pero también con la imagen más allá del sentido tradicional a la que apela. Nos hace acercarnos a ella desde otro lugar, desde el cuerpo y los sentidos que no solemos usar para aprehenderla, recordando la invitación que en los años setenta hizo Roland Barthes, uno de los teóricos de la fotografía más citados, a atender al «sentido obtuso» de la imagen, a ese al que solo podemos acceder si dejamos de «verla» y logramos «escucharla».

La pieza que más sintetiza el modo de Alejo de insistir en la imagen como objeto que es capaz de afectarnos de manera encarnada, incorporada, es Estrabismo (2019) que recibe al visitante y que, mediante ligeros desplazamientos de los pliegues de una hoja de papel reinscritos sobre su superficie produce palimpsestos que solo permite la impresión fotográfica a través de ellos, provoca un efecto óptico que engaña a nuestros ojos. No sabemos si se trata de imágenes o de esculturas de papel en tres dimensiones, o ambas cosas a la vez. Con esta entrada, Alejo y Garza Usabiaga nos invitan y a la vez nos imponen ver toda la exposición un poco mareados y desorientados, desafiando nuestra propia relación con el espacio-tiempo, movidos por la materia, y por nuestro lugar como parte de y constituidos por ella.

La apuesta de Alejo también tiene que ver con la memoria y con el tiempo. En su obra, la materia es capaz de registrar el tiempo, de volverse un archivo que documenta su paso sin la intervención de la escritura o la interpretación humana que insiste en volver al tiempo historia. Varias de las piezas expuestas son relojes que marcan y a la vez dependen del tiempo en ambos sentidos de la palabra —el tiempo que pasa y el tiempo que hace— para funcionar. Por ende, cada visita a esta exposición implica encontrarse con piezas diferentes, la misma cosa pero con tenues diferencias que son resultado de algo tan difícil de pronosticar como una nube que pasa en el cielo chilango en un momento preciso del día.

La suerte, el azar y el destino (ese término «chance» que en inglés mezcla los tres sentidos y que no tiene traducción exacta en español) están también al centro de la obra del artista: las marcas de uso en un jabón o en una esponja, los pliegues aleatorios de un trapo de cocina, los juegos de reflejos de espejos estratégicamente posicionados que, sin embargo, están sujetos a elementos tan impredecibles como una tormenta, o al paso furtivo del cuerpo del visitante curioso que se mueve en el espacio. 

Como en toda su trayectoria, los gestos de Alejo son mínimos, desplazamientos tan etéreos que son casi imperceptibles a pesar de tener grandes consecuencias. Son pequeños guiños, casi travesuras, que a su vez logran grandes cosas. Nos hacen sabernos rodeados de magia y de potencial, sintiéndonos menos solos en un mundo donde la acumulación de las cosas y, por ende, la materia, suele pensarse como la base de la enajenación. Saliendo del Centro de la Imagen, cada cosa que nos topamos en la calle, en nuestras casas, incluso en los paisajes más desolados y desencantados, adquiere la capacidad de hacernos sonreír y soñar, y vaya que lo necesitamos en estos momentos.

La luz es una flecha sin destino se presenta hasta el 12 de septiembre de 2021.

Fotos: Cortesía Centro de la Imagen.

Excepciones normales: Arte contemporáneo en México

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Por GASTV | Agosto, 2021

Museo Jumex presenta Excepciones normales: Arte contemporáneo en México, exposición colectiva y temática del arte contemporáneo producido en nuestro país en los últimos 20 años.

La muestra se enfoca en individuos más que en movimientos globales, e incluye prácticas ignoradas, o áreas de práctica inadvertidas de artistas establecidos, las cuales han sido importantes pero periféricas a los principales debates críticos y artísticos de la historia del arte. Las obras se centran en la presencia del ser humano individual y en sus acciones dentro de los sistemas de autoridad y oficialidad. Cada obra cuenta una historia individual que presenta un punto de cuestionamiento a las líneas generales de la historia.

Organizada en seis áreas temáticas, Excepciones normales se integra principalmente por obras de la Colección Jumex, así como una muestra de piezas de artistas y colaboradores invitados, mostrando en conjunto un total de 60 obras de artistas radicados en México.

Participan Abraham Cruzvillegas, Ale de la Puente, Ana Segovia, Chantal Peñalosa, Circe Irasema, Damián Ontiveros Ramírez, Damián Ortega, Daniel Guzmán, Daniela Rossell, Diego Pérez García, Eduardo Abaroa, El Chino, Elisa Pinto, Francis Alÿs, G.T. Pellizzi, Gabriel Kuri, Gabriel Orozco, Ilán Lieberman, Iñaki Bonillas, Jorge Méndez Blake, Jorge Satorre, Jose Dávila, Julieta Aguinaco, Lake Verea, Laureana Toledo, Leo Marz, Lorena Ancona, Marcelino Barsi, Mario García Torres, Melanie Smith, Miguel Calderón, Miguel Fernández de Castro, Pedro Reyes, Pia Camil, Raúl Ortega Ayala, Stefan Brüggemann, Tania Candiani, Tania Pérez Córdova, Tania Ximena y Yollotl Alvarado, Tercerunquinto, Teresa Margolles, Ximena Garrido-Lecca, Virginia Colwell, Yoshua Okón y Zhivago Duncan.

Hasta el 15 de agosto de 2021.

Fotos:

Archivo | Colección de títulos, por Isabel de la Vega

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Julio, 2021

«Todos estos fragmentos son las piedras talladas a mano y ladrillos que forman las paredes, techos y pisos de mi casa».1

Conformados a partir de materiales de carácter desechable como tickets de compra, recibos de pago, boletos de tren, sobres, envolturas, panfletos, cartas, dibujos, fotografías, recetas médicas, servilletas, mapas y blisters vacíos, los denominados Autorretratos ciegos forman parte de la autoconstrucción de Abraham Cruzvillegas (México, 1968) al alojar de forma potencial información sobre los hábitos, desplazamientos, alimentación, lecturas y recuerdos del día a día del artista.

La liminaridad de los títulos que otorga a estas piezas, que inicialmente parecen fortuitos, se autogenera durante la producción de las mismas, tomando elementos del entorno en que la obra fue creada: la música que escuchó, los pensamientos que rondaron su mente y el contexto personal, político y económico del momento histórico acontecido.

Es entonces que los títulos adoptan un carácter holístico que versa entre lo cómico y lo acerbo de la realidad, construyéndose extensos y dando como resultado una suerte de poemas que invitan a leerse con cadencia musical a causa de la sintaxis con que son redactados.

Autorretrato ciego bebiendo burbujitas sin denominación de origen controlado, rumiando la deliciosa pizza Margherita que hicieron Ana y Ale, después de haber jugado a la tiendita y haber salido a aplaudir a los cuerpos médicos en la emergencia sanitaria, después de tres semanas de confinamiento, escuchando ‘Shake, Rattle and Roll’ en la versión de Santo y Johnny Farina, muy conmovido, intentando leer otra vez el hermoso poema de James Longenbach ‘Forever’, (2020).

Autorretrato ciego, lúdico, sicalíptico, querendón y semiológico escuchando ‘Mariguana’ de Óscar Chávez, después de desayunar un buen cuenco de cereales transgénicos transnacionales con leche de soya un macchiato automático sintético descafeinado endulzado con sustituto de azúcar, intentando resolver el crucigrama capcioso de un periódico pseudodeportivo que recogí del transporte colectivo que normalmente pone en sus portadas una imagen de una señorita en paños menores junto a una escena sangrienta hermanadas por una frase que pretende ser humorística, pero que en esta ocasión -inevitablemente- lamenta la desaparición temprana del inmenso Alberto Aguilera Valadez, (2016).

Autorretrato ciego leyendo ‘El molino de Hamlet’, escuchando cientos de veces ‘No tengo dinero’, después de tostar unos kilos de semillas de cacao para hacerme unos lingotes de chocolate que tengan grabada la leyenda ‘The construction of the universe is certainly much easier to explain than is that of a plant’, deseando echarme unos volados para ver quién paga los merengues, habiendo almorzado un dorado a las brasas, con tirípitis escaldados en el comal, acompañado por sus Colimitas bien muertas, (2015).

Autorretrato ciego pegando unas figuritas geométricas de cartón para el móvil de Damián Jerónimo, comenzando a leer ‘Animism, the seed of religion’ de Edward Clodd, poniendo el disco del soundtrack de ‘Chappie’ la nueva peli de Die Antwoord, recalentando una sopita de flor de calabaza, con granos de elote, epazote, una raja de chile pasilla seco y una pizca de piloncillo, para que amarre, (2015).

A través del lenguaje utilizado para la formulación de los títulos se muestra el sincretismo entre el conocimiento teórico del artista, que demanda de los observadores bagaje cultural para lograr el entendimiento de la pieza y una rememoración de las dinámicas estiladas durante la construcción de su casa, como el lenguaje, la música y la gastronomía propia de la colonia.

Por su parte, el adjetivo ciego se debe a la gruesa capa de pintura con que cada uno de los materiales de desecho, empleados para la producción de la obra, son cubiertos por la parte anterior, convirtiendo a la imagen en objeto, negando la posibilidad de conocer su naturaleza, tornándose la pieza en «[…] una suerte de diario extremadamente
honesto en el cual los espectadores deben creer en la acumulación de la experiencia [que yace] detrás»,creándose una complicidad entre los espectadores y Cruzvillegas en cuanto a confiar que lo que alberga la pieza es documentación sobre su vida.

De igual modo, el sentido del título es refrendado por la psicología del color utilizado para pintar las piezas, decisión que al no ser tomada por el autor desvanece el mito de la inspiración y la técnica, ofreciendo únicamente su experiencia en lo cotidiano, en lo mismo que hace todo mundo.

Es entonces que lo que a Cruzvillegas le interesa es la bisagra de posibilidades donde el público otorga significado a la obra, multiplicando la interpretación de la misma, valiéndose de los títulos para desplazar el interés de su cualidad material, textual y conceptual a la interpretación personal que cada espectador le concede.

En lo que refiere a la disposición con que los Autorretratos ciegos son montados, alude a la forma desordenada en que las ciudades se autoconstruyen, específicamente a la forma en que la colonia Ajusco, lugar donde el artista creció, se edificó, creciendo de forma caótica y precaria, sin planeación alguna, transformando, adaptando e improvisando con materiales de recuperación las viviendas.

De igual manera, la flexibilidad del montaje apela a la autopoiesis de las piezas, dotadas de la capacidad de adaptarse al medio y proveyendo la posibilidad de ser montadas de diferentes formas, ya sea formando un círculo, un rectángulo, un cuadrado, sobre las esquinas de los muros o superficies lisas, ampliando su tamaño o reduciéndolo según el espacio que se decida dejar entre cada documento y dependiendo del tamaño del muro, pero siempre manteniendo un espacio entre el techo y el suelo a partir del espacio en que el Autorretrato es colocado.

Es entonces que las personas encargadas del montaje generan un conocimiento más fehaciente del autorretrato del autor que el que los espectadores, en el museo o galería, y los coleccionistas, en sus casas o colecciones privadas se crean, al tener la posibilidad de conocer lo que la pintura vela durante la manipulación de los materiales que implica el ensamblaje de la pieza. Por lo que invito a las próximas personas que adquieran una de estas obras, a que ellas mismas la instalen pues lograrán conocer de forma más certera lo que guarece su última adquisición.

Declaración del artista:

Durante los últimos años he estado trabajando una serie de esculturas creadas a base de muchos papeles. Las llamo Autorretratos ciegos y las hice coleccionando todo tipo de documentos de mi vida diaria como servilletas, sobres, imágenes y artículos de periódicos y revistas, recibos, boletos de autobús, metro, tren y avión, post-its, tarjetas de presentación, dibujos, cartas, postales, facturas, recetas, etc., dando lugar a un grupo de piezas de papel pintadas que describen mis actividades diarias.

Obviamente y antes que nada, me gusta la idea de transformar información en objetos, a través de la pintura como medio que solicita a los espectadores construir posibles significados.

El orden modular en que la acumulación de materiales se presenta es importante en términos de representar los patrones de crecimiento caótico, tal como ocurre en las ciudades no planeadas. Dichas retículas son leídas como organizaciones acumulativas y fortuitas.

Este trabajo es una suerte de diario extremadamente honesto en el cual los espectadores
deben creer en la acumulación de la experiencia que yace detrás.

Foto: Blind self portrait misspelling my own name to an office employee, regretting of not finding a good pretext to lack of time organization for reading Frans de Waal’s ‘The last interview’, while listening to ‘Unpretty’, by TLC, running to ‘Aux Bones Crus’ for a Summer pot-au-feu, believing this not over, and that very soon, we’ll be confined again, but hoping in my heart that this shouldn’t happen….. (2020). | Por José Manuel Escudero Ruíz, cortesía del artista y kurimanzutto. Ciudad de México / Nueva York.

Foto de portada: Autorretrato ciego brindando con vino espumoso natural biodinámico al tiempo de recordar cómo hacer que crujan de una mordida una enchiladita potosina, en la única cantina de Ahualulco, donde sirven mezcal ipiña, a punto de llorar escuchando a las hermanas Pulido cantando flor de canela, tratando de terminar de leer queer ancient ways, de zairong xiang, un ser humano, (2019) | kurimanzutto.com

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Fundación Jumex de Arte Contemporáneo, Abraham Cruzvillegas: Autoconstrucción. Fundación Jumex. Disponible aquí.

Abraham Cruzvillegas, Manual de instalación de Autorretratos ciegos (Ciudad de México: Kurimanzutto, 2013), p. 2.

Pos’ se acabó este cantar, de Ana Segovia

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Por GASTV | Agosto, 2021

Museo de Arte Carrillo Gil presenta Pos’ se acabó este cantar, exposición individual de Ana Segovia (México, 1991) que reinterpreta pictóricamente fotogramas de filmes como Allá en el Rancho Grande, o Los Tres García, haciendo dialogar a la cinematografía con la pintura.

En el México posrevolucionario surgió la imagen del charro, hacia los años 40 del siglo XX se pretendió convertirlo en figura de conciliación social. Esta operación fue respaldada por una boyante industria cinematográfica. Procurando una rápida aceptación entre el público, el charro enaltece conductas y arquetipos masculinos. Su figura delata lo mismo nobleza y honestidad, que altanería y autoritarismo. El charro representa al buen amigo, al cantante, al hombre hipermachista que gusta del trago y las mujeres de a montón. Encarna al carácter recio, de pocas palabras y sin temor al duelo, ya sea de puños o con armas.

La relevancia que tiene el periodo de producción cinematográfica conocido como la época de oro del cine nacional en la formación de la identidad «mexicana», con la consecuente serie de normas y estereotipos que se han ido fijando en el imaginario colectivo respecto a las expectativas del actuar masculino y las maneras en que éstas siguen vigentes en nuestra formación emocional, es la materia de especulación de Ana Segovia.

Además de piezas pictóricas, la muestra incluye la proyección de un cortometraje en el cual Segovia se apropia del traje charro, que versiona a su paleta de color lejana de la tradición y usanza casi ritual de la charrería. Los trajes charros son vestidos por un par de protagonistas que transgreden el género convencional de la indumentaria.

Hasta el 08 de agosto de 2022.

Foto: Cortesía Galería Karen Huber.