Archivo para el noviembre, 2019

Opinión | ¿Evaluar el arte? Una perspectiva desde Visión y diferencia, de Griselda Pollock

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Por Sandra Sánchez | Noviembre, 2019

Visión y diferencia. Feminismo, feminidad e historias del arte es un libro que se subraya de principio a fin: cada página desmonta un prejuicio sobre nuestras maneras occidentales de aproximarnos al arte, tan naturalizadas que parece que siempre han estado ahí. La historiadora del arte feminista Griselda Pollock (Bloemfontein, 1949)​ es la autora del texto, dividido en una introducción y seis apartados, que aborda la relación del arte con otras disciplinas como el marxismo, la semiótica y el psicoanálisis.

En términos metodológicos, Pollock toma de otros saberes herramientas que han desarrollado y las utiliza para sus propios análisis. Este modo de proceder es importante porque no busca competir, sino colaborar, lo cual no implica suspenda su labor crítica. Esta forma de escribir supera cualquier posición polar; a la autora le interesa mucho menos establecer un sistema de certezas que desmontar las formas de juzgar e historiar el arte. El libro es una brújula para ver cómo se pone en acto la discrepancia, sin poner al frente una sola verdad: ¿una función de la crítica feminista?

Al escribir esto, pienso que estoy redactando una invitación a leer el libro. No te voy a mentir, es un poco pesado, demanda atención y paciencia; sin embargo, reditúa con análisis claros los problemas y desarrolla argumentos sólidos. El libro también funciona como un espacio especular, no solo habla de la historia del arte como un asunto institucional, sino como un campo de relaciones sociales y de poder en el que es probable que desarrollemos parte de nuestra vida, ya sea como productoras, como gestoras, como espectadoras, etc.

Antes de seguir, me gustaría decirte que en este texto no encontrarás un resumen capitular. En un primer momento pensé hacerlo, me detuve cuando encontré en internet una reseña de Paula Bertúa que cumple con esa función y que puedes consultar aquí. Más bien, me concentro en un par problemas que la autora aborda y que resuenan en la «escena» del arte de la Ciudad de México, lugar desde donde escribo.

Juicio evaluativo

En el apartado titulado Visión, voz y poder, Griselda Pollock abre un problema común: ¿cómo criticar el arte producido por mujeres? La autora dice que al ser increpadas sobre la calidad de su trabajo (mediante evaluaciones positivas y negativas), las feministas se ven tentadas a afirmar que el arte de las mujeres es tan bueno como el de los hombres: «le atribuyen al arte de las mujeres otras cualidades, alegando que expresa una esencia femenina, o lo interpretan diciendo que tiende a un tipo de imaginario «nuclear» que deriva de la forma de los genitales femeninos y de la experiencia corporal femenina» (p. 68).

La autora analiza esta postura y la encuentra problemática porque sigue apelando a criterios formales, psicológicos y estilísticos para hablar de arte, lo cual deja intacta la noción misma de evaluación artística.

«Pedir que el arte hecho por mujeres sea evaluado con parámetros distintos solo asegura que sea confinado a una categoría definida por el género y, al mismo tiempo, que el criterio general para apreciar el arte siga siendo el que se utiliza para analizar el arte de los hombres, que permanece como la norma suprasexual precisamente porque el arte de las mujeres es evaluado según valores que fácilmente se pueden descartar como partidistas o construidos internamente.» (pp. 68-69)

Pollock propone que la historia feminista del arte debe rechazar la crítica evaluativa, «y dejar de experimentar con los criterios estéticos para apreciar el arte» (p. 69). Si bien estoy de acuerdo en que la evaluación parte de un sistema jerárquico, ideológicamente oscuro y visto como «natural», que hay que rechazar, no me queda claro cómo la autora establece un puente entre los criterios evaluativos y la estética.

Pienso en la estética kantiana desarrollada en la Crítica del juicio (1790). El texto aclara, desde las primeras páginas, que los juicios estéticos son reflexivos (no lógicos), lo cual impide que tengan un carácter universal. La experiencia estética es particular y no pasa por lo bueno y lo malo, sino por el placer y el displacer, sensación que se comunica «como si» el otro experimentara lo mismo; en ese diálogo es muy probable que cada interlocutor tenga una sensación o una idea distinta, abierta a discusión.

El juicio evaluativo tiene una legalidad universal que no se cuestiona, por lo tanto, no sé cómo se relaciona con el juicio estético, que es personal e imaginario. Hasta aquí los percibo lejanos, pero sigamos.

Producción artística

Griselda Pollock propone como alternativa al juicio evaluativo, un análisis de la producción. La autora dice que la apreciación literaria y artística está asociada a la modernización burguesa, la cual borra los signos de producción de las obras. Desde una perspectiva marxista, Pollock sostiene que el arte no se reduce solo a las obras y nos invita a considerarlas como parte de un proceso más complejo que involucra su producción, distribución y consumo. Este tipo de análisis, invita a considerar la especificidad histórica de la producción, lo cual evita que sea cooptada por un grupo de poder específico.

«Al quitarle su unicidad y especificidad histórica en cuanto producción, la obra es revestida con los valores puramente estéticos de la burguesía. En un solo movimiento tanto el carácter histórico del objeto como la ideología históricamente determinada del crítico o del historiador desaparecen, y al desaparecer se llevan consigo la visibilidad de la posición sexual como un factor tanto de la producción del arte como de su recepción. La historia feminista del arte puede revelar las evaluaciones peyorativas del arte hecho por mujeres, que se utilizan para justificar su omisión dentro del estudio académico serio, como síntomas de los antagonismos de una sociedad sexualmente dividida que los enmascara, en este campo, como un mero ejercicio de juicio estético». (p. 69)

Aquí vuelve a aparecer el juicio estético como ley, lo cual es un error conceptual. Este uso de los términos abre un problema interesante: ¿solo el burgués puede tener un juicio estético? Desde una perspectiva kantiana, la respuesta es negativa; el juicio estético es una función que cualquiera puede vivenciar y no se reduce a la apreciación de una obra de arte. Sin embargo, mientras más me acerco, más me doy cuenta de que el juicio estético que se socializa no es el de una multiplicidad contradictoria, sino el de un puñado de personas que convierten el juicio estético en un juicio evaluativo.

La potencia del argumento de Pollock desmonta el aura cultural del objeto y la arrebata de la boca del «especialista» burgués. En su lugar, solicita que se consideren las relaciones de producción de la obra, que incluyen tanto al que produce como a la serie de relaciones históricas y materiales en donde esa producción tiene lugar, considerando su recepción.

Mientras leía a Pollock pensé en lo que se apunta en Antiedipo (1972); para Gilles Deleuze y Félix Guattari la producción social y la producción deseante no se encuentran en dos esferas separadas, la economía y la libido van de la mano. Una producción material no es sin una producción de deseo, y viceversa.

Toda obra de arte está permeada por varias políticas de la sensación que hay que desmontar críticamente (desde la perspectiva de Pollock) y que hay que multiplicar (desde la perspectiva de Deleuze y Guattari): entonces, el juicio estético dominante no será solo el de los representantes de un coto de poder.

***

Para despedirme, me gustaría insistir en que los problemas traídos al frente en esta nota son apenas una gota en el mar de ideas que el libro desarrolla. Los escogí porque en mercados y exposiciones de arte y de diseño veo cómo se tematiza constantemente lo femenino, corriendo el riesgo de presentar una especie de esencialismo, un juicio evaluativo. Por otro lado, si bien la evaluación y la producción no son el hilo conductor de libro, permiten ver el tipo de análisis que realiza la autora. 

Si el texto presenta una constante, es la necesidad de considerar a la obra de arte como una serie de relaciones históricas y materiales que escapan a una definición y a una mirada unilateral. La vida (como devenir y como memoria) es contradictoria. Visión y diferencia abraza la multiplicidad crítica, siempre en diálogo y en movimiento.

Griselda Pollock (2013). Visión y diferencia. Feminismo, feminidad e historias del arte. Introducción de Laura Malosetti Costa. Buenos Aires, Fiordo, 346 págs.

Imagen: El Patagónico

19?? Dejemos de ser inocentes, por Vera Castillo

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Noviembre, 2019

I

El pasado 14 de noviembre, un grupo de estudiantes se manifestaron en las inmediaciones de la UNAM en oposición al acoso sexual que profesores y alumnos ejercen contra las mujeres en la máxima casa de estudios. En medio de la movilización, un contingente de manifestantes realizó pintas sobre el mural El derecho a la cultura (1952-1956), de David Alfaro Siqueiros. Selene Flores y César Velázquez, periodistas, mencionaron que «el grupo de estudiantes que convocó a la manifestación informó que el objetivo era entregarle un pliego petitorio al rector Enrique Graue, donde los universitarios piden la aplicación y cumplimiento del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, así como la Guía de Derechos y Deberes de Estudiantes”.1 

A raíz de este acontecimiento, desde redes sociales surgieron comentarios y puntos de vista sobre las pintas a la obra mural del Coronelazo. Algunas de las opiniones buscaban validar la intervención sobre la obra de un artista tan controvertido. Al final, decían, «es lo que el maestro hubiera querido».

II

En la década de 1950, la creación de Ciudad Universitaria reunió a arquitectos, ingenieros y artistas que concretaron sus ideas en torno a la arquitectura, pintura y escultura. Cada uno plasmó su entendimiento de la integración plástica, llamada anteriormente «plástica unitaria» en la que se sitúan pintura, escultura y arquitectura, entre otras disciplinas.

Por su parte, Siqueiros realizó tres murales en la Torre de Rectoría: El pueblo a la Universidad, la Universidad al pueblo, El derecho a la cultura y Nuevo emblema universitario (1952). Para cada uno el artista realizó ejercicios poliangulares. Al igual que en otros murales de su autoría, Siqueiros experimentó con técnicas y materiales propios de su tiempo, cuestión que iba de la mano con su idea de integración plástica. La intención de Siqueiros no era simplemente pintar murales, sino que el proyecto de construcción de Ciudad Universitaria representaba para él un ensayo sobre el arte público, arte de función social y política.

En el primer folleto de Arte Público —publicación editada por el mismo Siqueiros en 1952—, se explica que la revista surge para «Reafirmar la significación histórica nacional e internacional del Movimiento mexicano de Arte Social, nuestro arte de función pública, de equivalencia y usufructo popular[…] frente al arte de apropiación privada, objeto de publicidad mercenaria, material distinguido de compra-venta comercial».2 Por tanto, la función del mural para el artista era ideológica, incluso pedagógica.

En una entrevista por Raquel Tibol en abril de 1956 y publicada en Hoy, Siqueiros habló sobre su búsqueda por lograr la creación de una escultura de cuatro dimensiones, que sería lograda al integrar la escultura en el plano pictórico. También buscó consolidar el movimiento en los murales a partir del uso de las perspectivas múltiples y la poliangularidad.

Es posible observar la constante búsqueda de Siqueiros por utilizar nuevos y modernos materiales; El pueblo a la Universidad, la Universidad al pueblo es un mural realizado con mosaicos hechos con pequeños fragmentos de piedra y teñidos de tal modo que no perdieran color al exponerse a la intemperie. Para Siqueiros era de suma importancia trabajar con materiales y herramientas actuales, de modo que no estaba interesado en usar mosaicos «primitivos» como los que se veían en las iglesias.3 

Por su parte, el mural El derecho a la cultura es una obra inconclusa que muestra tres manos extendidas de un extremo a otro como intentando alcanzar el libro que se escapa frente a ellas. En el libro se leen fechas relevantes en la historia de México: 1520, 1810, 1857, 1910 y, finalmente, 19?? La última fecha es una interrogante abierta a los sucesos transformadores vistos como movimientos sociales.

III

«Éramos muy jóvenes y no sabíamos lo que hacíamos», me dice un ex huelguista del movimiento en 1999. Ese año, la máxima casa de estudios levantó un paro estudiantil que llevó posteriormente a la huelga, producto de la movilización en contra de la modificación al Reglamento General de Pagos realizada por el Rector José Francisco José Barnes. El entonces llamado «Plan Barnés» tenía como objetivo aumentar el cobro de cuotas que, en palabras suyas, significarían un costo mínimo en la formación del alumnado. Estas cuotas serían cobradas a partir del segundo semestre del año, sin embargo, la huelga estalló.

En julio de 1999, estudiantes que formaban parte del movimiento estudiantil intervinieron el mural El derecho a la cultura. Al respecto, el periódico Metro informó: «los paristas alteraron los signos de interrogación que el autor pintó como última fecha de su mural (19??) y colocaron: 1999». 

Diecinueve años después, el 03 de septiembre de 2018, estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, convocaron una asamblea en la que exigían la renuncia de su directora María Guadalupe Patricia Márquez. Petición como respuesta a la ausencia de profesores, falta de clases, además de la censura hacia la expresión artística dentro del plantel y la inseguridad del estudiantado.5 Durante la asamblea, un grupo de porros arribaron a las instalaciones y agredieron a cuantos pudieron.

Para el 06 de septiembre, 30 mil estudiantes de distintas preparatorias y universidades se reunieron en la explanada de la Torre de Rectoría en Ciudad Universitaria para manifestarse contra grupos porriles. Sin embargo, fueron atacados nuevamente.6 Durante el encontronazo, estudiantes intervinieron el mural siqueiriano colocándole un pedazo de papel con el número 20, para hacer alusión a una futura fecha relevante: «20??» Otras pintas realizadas durante este episodio manifestaban «ni Dios ni Porros», «Las paredes se limpian, las vidas valen más». Concuerdo con lo último.

IV

Durante la marcha convocada en 2017 para protestar contra el feminicidio de la estudiante Lesvy Osorio a pocos metros de las instalaciones de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, el grupo de manifestantes rayaron el brandeo #HechoenCU, lo que provocó se desviara la atención del trágico episodio de Osorio para desatar una serie de opiniones en redes sociales. Si bien se comentaba que las pintas al supuesto «patrimonio» eran vandalismo, otras opiniones más avivadas encendieron los dimes y diretes al hacer notar que dicho brandeo no estaba registrado como patrimonio de ningún tipo.

Sobre lo anterior, Cristian Mendoza mencionó: «Recientemente, se ha liberado en distintas esferas del arte y de la crítica un debate en torno a los valores del arte público. Haciendo una generalización, tan imprecisa como todas, podemos decir que las conclusiones son más o menos las mismas: cierto arte público contemporáneo no es más que la extensión de ciertos presupuestos oficiales que buscan legitimar agendas políticas más que culturales».

El arte público, como lo pensó David Alfaro Siqueiros, era un arte de función social y política, por supuesto, financiado por el Estado (y/o el recurso privado). Arte público, estatal y nacional, sí. Herencia de un priismo que vio en el arte una fábrica de imaginarios,7 posiblemente. Pinta institucionalizada, como he leído por ahí, de ningún modo. A diferencia del brandeo #HechoenCU, el mural El derecho a la cultura no forma parte de una «estrategia de posicionamiento de marca», a contracorriente se percibe como parte del patrimonio nacional.

V

Regresemos a las pintas del pasado 14 de noviembre del presente año. En un intento por defenderlas, usuarios de redes sociales han traído a colación comentarios enredados acerca del trabajo del Coronelazo; que si el mural fue hecho para ser intervenido, que si el artista estaría de acuerdo con las intervenciones que le han hecho estudiantes de distintas generaciones, o si se justifica la pinta al recobrar la idea siqueiriana del arte público.

Las pintas se hacen por distintos grupos y sus motivos son respetables. Estoy de acuerdo en que cada generación ha tenido exigencias, y cada acto de intervención de un monumento, mural o aquello considerado patrimonio va en contra de la idea de «buen ciudadano». En un estado de emergencia, de hartazgo social, de violencia, impunidad e impotencia, lo que menos debería importarnos son los muros.

Para el caso específico de los rayones sobre El derecho a la cultura vale más la cuestión de saber si es importante que Siqueiros valide las intervenciones a su mural (o no). Como una suerte de entelequia digital las personas usuarias de las redes sociales se preguntan si el pintor estaría de acuerdo con las pintas a sus murales, a lo que, entrando al juego, el artista respondería: dejemos de ser inocentes.

Foto: NTR Guadalajara

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1 En Milenio, disponible para consulta aquí.

2 «Propósitos de Arte Público». Primer folleto de Arte Público, febrero de 1953.

3 Raquel Tibol. Los murales de Siqueiros, p. 245

4  «Alteran mural de Siqueiros», en Metro, 24 julio 1999. Disponible aquí.

5 Cristian Mendoza, «Lo que esconde el monumento», en Arquine, 10 mayo de 2017. Disponible para consulta aquí.

6 «Tras protesta contra la violencia, encapuchados hacen destrozos en CU; UNAM acusa provocación», en Animal Político, 03 de septiembre de 2019. Disponible para consulta aquí.

7 Cristian Mendoza, Op. Cit.

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Vera Castillo (Ciudad de México, 1991) es Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, investigadora independiente de fotografía del siglo XX. Su trabajo ha sido publicado en la revista Alquimia del Sistema Nacional de Fototecas, Tierra Adentro, así como en el suplemento El Tlacuache del Centro INAH Morelos. Trabajó en investigación y catalogación de la Fototeca Juan Dubernard. Es colaboradora del proyecto PICS del Centro de la Imagen, ha realizado programas educativos y públicos en el INAH Morelos y en la Sala de Arte Público Siqueiros.

Obras, procesos y pedagogías, de Mónica Mayer

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Waldengallery presenta Obras, procesos y pedagogías, primera exposición individual de la artista, teórica y militante feminista Mónica Mayer (México, 1954) en Argentina. Se trata de un recorrido por sus procesos de trabajo y su carácter colectivo, poniendo en evidencia además su proyecto pedagógico feminista.

Obras, procesos y pedagogías integra más de treinta obras entre dibujos, grabados, collages, pinturas y piezas performáticas, además de un catálogo con contribuciones de Karen Cordero Reiman y María Luisa Rosa, curadora de la exposición. De manera paralela, tendrán lugar activaciones dentro y fuera de la galería a cargo de Mayer, así como conversaciones abiertas al público.

Hasta el 14 de febrero de 2020.

Foto: Cortesía Waldengallery.

Cromoritmo, de Jorge Robelo

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Galería Ethra presenta Cromoritmo, de Jorge Robelo (México, 1957), selección de su más reciente serie que integra piezas de pequeño y mediano formato producidas sobre papel. Su obra se desarrolla en la abstracción basada en las exploraciones formales que emergen a partir de un círculo trazado con la precisión de un compás.

Las piezas presentes muestran las dimensiones simuladas por la superposición de planos, la repetición de patrones y la evolución del círculo que ocupa progresivamente todo el espacio pictórico, cuyo ritmo visual está signado por el color. Cada obra supone una exploración cromática.

Hasta el 10 de enero de 2020.

Foto: Galería Ethra.

Connecting the Dots: Foro internacional sobre creatividad, arte y cultura digital

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Por GASTV | Noviembre, 2019

El Centro de Cultura Digital (CCD), el Centro Cultural de España en México (CCEMx), SOMA México y el Instituto de Geografía de la UNAM presentan la segunda edición de Connecting the Dots (CTD), Foro Internacional sobre Creatividad, Arte y Cultura digital.

Este año, el foro busca abrir debate, diálogo y reflexión en torno a la convergencia entre arte, territorio y tecnología. El programa reúne propuestas contemporáneas en cuya práctica se entrelaza la geografía, la geología y la ecología, junto con aspectos socio-culturales y cuestionamientos referentes a la condición humana.

CTD es una oportunidad para conocer de cerca diferentes formas artísticas de interactuar con el territorio urbano y natural, además de participar en debates sobre el papel del arte/artista en el contexto social actual, una sociedad cada vez más tecnológica y afectada por las consecuencias del cambio climático.

El programa integra una conferencia, la exposición Gravedad con el trabajo de investigación-residencia del artista canadiense François Quévillon y un par de talleres. Participan Marcela Armas, Gilberto Esparza, Diego Trujillo Pisanty y François Quévillon.

Del 05 al 08 de diciembre de 2019

Foto: Boceto de Gilberto Esparza | Cortesía CTD

Nueva piel para una vieja ceremonia

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Galería Karen Huber presenta Nueva piel para una vieja ceremonia, exposición colectiva a cargo del artista y curador Luis Hampshire (Oaxaca, 1975) que da una lectura de la situación y posicionamiento de la pintura contemporánea en México.

Se trata del primer ejercicio que invita a artistas de la galería a curar exposiciones con la intención de continuar explorando la escena pictórica. Nueva piel para una vieja ceremonia es una revisión de los mecanismos, concepciones, creencias, estrategias, posturas y maneras de hacer y aproximarse al lenguaje de la pintura contemporánea.

La muestra integra pinturas, dibujos, collages, fotografía, objetos, esculturas y video de más de treinta artistas. Participan Allan Villavicencio, Álvaro Verduzco, Ana Segovia, Anais Vasconcelos, Andrea Bores, Andrew Birk Benjamin Torres, Christian Camacho, Cisco Jiménez, Daniela Terroba, Diego Narváez, Ernesto C. Zavala, Estefanía Viyella, Fernanda Brunet, Gonzalo García, Greta Pruneda, Hugo Robledo, Javier Fuentes, Laura Elena Garduño, Leonora Serra, Lucía Vidales, Luciana Castaneira, Manolo Garibay, Manuela G. Romo, Marcos González Foreman, Natalia Fernandez, Omar Barquet, Othiana Roffiel, Raúl Cadena Reyes, Hernández Cruz, Rubén Ojeda, Santiago Rojo Guadarrama, Saúl Gómez, Sofía Fernández Díaz y Sofía Ortiz.

Hasta el 17 de enero de 2020.

Foto: Galería Karen.

Chatarra Amnésica, por Balam Bartolomé

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Noviembre, 2019

Hace no mucho tiempo platicaba con una amiga sobre la posible relación entre las palabras matrimonio y patrimonio, sobre sus eventuales compatibilidades y la correspondencia que, desde la etimología, se podría establecer entre ambas. La conversación partía de lo que meses antes había sucedido en la Ciudad de México, cuando algunos de los muchos monumentos y estatuaria localizados sobre la avenida Reforma habían sido grafiteados, durante la primera marcha feminista realizada en protesta por la inercia irrefrenable de los feminicidios en México.

La plática no generó ninguna conclusión, aunque me dejó pensando sobre el vínculo que establecemos con la memoria histórica a partir de los monumentos que la conmemoran, y sobre la importancia que damos a estas presencias, más allá de contemplarlas como puntos de referencia geográfica dentro de las ciudades.

Estos objetos y construcciones componen, sin duda, una herencia, aunque las cualidades benéficas o perjudiciales de tal legado conllevan otra discusión. Son bienes que se heredan y traspasan de una generación a otra, en el sentido estricto del patrimonio, si pensamos a la sociedad como producto de la unión entre Estado y territorio, lo que en ese mismo sentido correspondería al consorcio, sociedad o matrimonio, entre la patria y la matria. De ahí surge la quimera fundacional que, bajo el título ambiguo de madre patria encarna, en su complejidad hermafrodita, la identidad nacional.

Las construcciones y objetos que habitan nuestro espacio público se han erigido desde distintos tiempos e intenciones; las más de las veces como altares impuestos que refieren a personajes y períodos histórico-políticos desconocidos para la gran mayoría. Unos retratan próceres (muchos de ellos de incierta probidad) y proyectos nacionalistas, triunfalistas y pretenciosos. Otros, más recientes, son ejemplo de prebendas y negocios donde el espacio público termina siendo cloaca de ostentosas corruptelas.

Un ejemplo hegemónico es el de Enrique Carbajal, Sebastián, quien, cobijado por la institución priista, tuvo cooptados los espacios públicos durante, al menos, cuatro décadas. Sus armatostes son tapa de coladera de inframundos políticos con tantas aristas como lados tienen sus esculturas. Otro caso reciente y significativo lo encarna la Estela de Luz, construcción que acabó siendo un monumento a la corrupción de las dos administraciones panistas.

Una conclusión inmediata y visceral sería que ni el monumento ni la estatua satisfacen necesidades públicas. El tiempo parece haberles dado una pátina de capricho ideológico que los tiene condenados al naufragio, a la depredación y a la ruina. No obstante, considero que el argumento debe orbitar sobre cómo revertir esa corrosión histórica. Así pues ¿qué da al monumento, a su presencia y a su materia ese valor simbólico? ¿Es la impronta del tiempo, la permanencia de sus materiales, la altura en metros o, por el contrario, lo inasible y trascendente de aquello que representa?

La duda vulnera la solidez simbólica y física de tales representaciones. Bajo ese entendido, el vandalismo empieza cuando el Estado deja expuestos los bienes patrimoniales públicos y privados de sus protegidos, para quienes la estatua o el monumento no representa nada más que materia reciclable, fierro viejo, una chatarra amnésica. En el mejor de los casos, son espacio de reunión y de protesta. Cuando esto pasa, el patrimonio público deriva en una herencia de la que se puede prescindir, al ser fruto de esa mezquindad estructural donde las garantías ciudadanas desaparecen.

Volviendo a la analogía de la familia nuclear, perpetuada por una estructura gubernamental paternalista, esta indefensión nos dirige a la idea del matrimonio pasivo, donde hay una madre-matria violentada y una prole desatendida por un padre-patria ausente, que en teoría administra y provee, más no integra desde lo social.

Busto de José Guadalupe Posada robado del Jardín Santiago, en Tlatelolco.

Entonces, el «vandalizar» no implica únicamente rayar o destruir, sino también descuidar el contexto y trasfondo simbólico de lo agraviado. En otras palabras, el Estado vandaliza también por omisión. Un signo gráfico, como el grafiti, no anula ni desconoce por acción al símbolo, al contrario, se le raya por los valores que en teoría representa. En cambio, el vandalismo más brutal, por silencioso, se practica desde la desmemoria y el abandono.

Para ilustrar esto basta darse una vuelta por jardines y plazas de todo el país, donde se puede apreciar infinidad de monumentos rotos, placas desaparecidas y pedestales vacíos, cuyos personajes han desaparecido, física y simbólicamente, de la memoria. Las más de las veces apenas notamos su volumen ausente. La evaporación y desmantelamiento paulatino del patrimonio cultural, histórico, artístico y natural en México es ejemplo de esta indolencia, depredación y extracción que ha durado siglos. Por agotamiento, esta sangría ha dejado al descubierto afecciones internas que, hasta que no la vemos reflejada en la dermis social, no la consideramos.

Esto nos obliga a reflexionar sobre la nula trascendencia de la conmemoración y la efeméride, ya sea como desfile o grito, sobre la vacuidad de los argumentos políticos y la inutilidad de la demagogia heroica. ¿De qué sirve el procurar mantener impecable el atuendo urbano y lanzar loas a los diseñadores de la nación si no se ataca la sarna social que existe bajo las mangas del vestido? ¿Con qué cara se reclama el rascado furioso de la llaga si no se atienden las causas sociales, acumuladas hasta el punto en que el prurito sangra?

Cuenda (2011), de Laura Valencia Lozada | Cortesía de la artista.

Atender y conocer la relación particular espacio-tiempo de los monumentos históricos permitiría una mejor posibilidad de mantenerlos, cuidarlos y transformarlos desde su pertinencia específica, tarea que debe ser compartida entre Estado y sociedad. De este modo podremos dar vuelta a la malsana relación en que se desenvuelve este México de héroes salvadores y caudillos todopoderosos. En el caso del patrimonio público, habría que considerar su recuperación no únicamente desde la restauración cosmética, sino desde la sanación reflexiva. No desde el rascado febril ni desde la fugaz despresurización de la manifestación pública, sino desde la estructura más duradera de la empatía y la comunicación dialógica.

Queda claro que, en México, el matrimonio político entre Estado y sociedad ha resultado un contrato fallido, que necesita replantearse del mismo modo que debe hacerlo la relación entre pares y géneros, tanto en el espacio doméstico como en la esfera pública. Para ello se requiere de una participación social crítica y de un gobierno que, sin arrestos patriarcales e intolerantes, permita que tal conversación suceda. Hasta que eso no pase, el «matripatrimonio» entre las partes que conforman la nación seguirá subordinado a un maquillaje social que celebra las apariencias, así como a una retórica cosmética procaz, patriotera y patética.

Foto: Resurgimiento atorado (2019), de Luis Carlos Hurtado. Cortesía del artista.

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Balam Bartolomé (Ocosingo, Chiapas) estudió Artes Visuales en la ENAP-UNAM. Beneficiario de la beca Jóvenes Creadores, de México y The Pollock-Krasner Foundation, de EUA. Su trabajo reflexiona sobre cómo las culturas contemporáneas se relacionan con su pasado. Actualmente coordina, en conjunto con el artista Antonio Monroy, el proyecto de residencias e investigación artística Tlatelolco Central-Bienal Tlatelolca.

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Archivo | Escucha y texto: Cuando los objetos valen más que los cuerpos, por Bárbara Foulkes

Círculos Máximos, de Elena Damiani

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Galería Nordenhake, con sede en México, presenta Círculos Máximos, de Elena Damiani (Perú, 1979). Exposición que reflexiona sobre ciertas herramientas y hechos científicos, las leyes de la naturaleza y los efectos que estos proyectan sobre nuestras formas de pensar y nuestra cultura, promoviendo preguntas que reconozcan su impacto más allá del campo de la ciencia.

La exposición integra trabajos escultóricos y una serie de obras en papel que hacen referencia a diferentes dispositivos de navegación e instrumentos de medición de distancias y tiempo; Damiani se basa en nociones de cartografía, exploración, movilidad y ubicación para apuntar la búsqueda fundamental por comprender la posición como humanos en el universo.

Círculos Máximos señala la importancia de observar lo celestial y lo terrestre, representando un contexto de reciprocidad entre los dos ámbitos. Las obras afirman de manera sutil que nuestra posición responde a un sistema que obedece a un mayor orden de magnitud que escapa a la realidad de la experiencia humana, y que es solo, mediante la observación de las relaciones entre los elementos de este sistema que podemos obtener conocimiento del mundo físico.

A partir del 23 de noviembre de 2019 y hasta el 25 de enero de 2020.

Foto: Galería Nordenhake

Entrevista | Chantal Peñalosa

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Por Elena Piedra | Noviembre, 2019

Proyectos Monclova presenta Unfinished Business Garage, segunda exposición individual en la que Chantal Peñalosa (Tecate, 1987) parte de una reflexión profundamente personal que ha marcado su quehacer artístico. Desde la frontera, la artista vuelve material esa historia que suele contarse de manera oral, pero que mayormente permanece almacenada, latente y difusa en la memoria.

¿Puedes empezar hablando un poco de ti?

¿De mí? ¿Qué te cuento de mí? Estudié en Tijuana, la licenciatura en Artes plásticas en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Nací en Tecate. Casi toda mi producción la hago allá. Es mi base de trabajo, a la que siempre regreso.

¿Tu intercambio con otros/as artistas sucede allá?

Sí, allá. Entre Tijuana y Tecate, principalmente. Dialogo con más artistas aunque no siempre se dediquen a las artes visuales, sino que tengo también intercambio con gente que se dedica al teatro y a la literatura. La literatura es fuente de muchas de mis ideas. La fuerza poética y la ficción detonan reflexiones que voy desarrollando poco a poco.

¿La ficción?

Me interesa la ficción, sobre todo, como punto de partida para imaginar piezas. Las piezas suelen ser cosas que no existen en el mundo o que existen bajo otros esquemas. La ficción me ayuda a darle la vuelta a cómo entender un objeto.

Por otro lado, la reflexión de esta exposición parte de un tema que se ha tratado de manera más clara en la literatura: la revisión de los referentes y las tradiciones. Nadie llega sola al arte, nadie emerge sin tener grupos a los que se adscribe en un sentido que puede ser político, poético, de género o estético. Parte de la idea de esta exposición era revisar la historia a la que yo me inscribo, piezas que se han hecho en la frontera, de artistas que han trabajado allá y que son referencias con las que crecí y con las que he intentado formar una poética y un lenguaje.

¿Por qué Unfinished Business Garage?

Todo empezó con una imagen recurrente: los espacios de almacenaje como storages o garages. Muchas casas en la frontera y en Estados Unidos tienen este lugar donde guardar el automóvil pero también las cosas que no están en uso, lo que no va dentro de la casa pero que no es basura tampoco. Quise pensar una estrategia distinta a la noción de archivo, esa otra estrategia es la del garage.

Y entonces, ¿qué hay en en el tuyo?

Obras y acontecimientos que han sucedido en la frontera desde los 70, que han sido importantes para mí pero que son fantasmas, cosas que no viví, imágenes que solo vi en libros y que fui incorporando y transformando mediante un sentido de pertenencia.

¿Cómo fue el proceso de trabajo?

La exposición surge de tres momentos.

Primero fui a la Escuela de Artes de la UABC e invité a algunas estudiantes para formar un grupo de colaboración donde revisamos piezas, artistas y momentos importantes. Quise colaborar con generaciones más jóvenes porque esto es parte de mi historia pero también creo que se comparte como piso de otras generaciones. Lo que hicimos fue retrabajar partes, fragmentos de piezas antes realizadas en la frontera. La estrategia fue reconocer y reaparecer las piezas, imaginar cómo se ven en vivo cosas que no nos tocó presenciar y empezar a agruparlas para ver en qué se transformaban en conjunto.

La idea de que fueran fragmentos es porque creo que la memoria funciona así. Cuando te acuerdas de tu mamá, por ejemplo, puedes recordar algún collar o su voz o un aroma, una prenda… no una forma completa. Así fuimos construyendo esto.

Otro momento de la exposición son las fotografías. En el verano de este año visité los catálogos y el archivo de InSite —encuentro binacional iniciado en 1994 en el que artistas de todas partes exponían su border art project alrededor de Tijuana y San Diego— y elegí fotografías de piezas que conocía a través de referentes y experiencias ajenas. Para mí, InSite se volvió una historia mitificada, ese lugar y ese tiempo donde pasaron todas las grandes cosas pero que no me tocó vivir. Yo en el 97 estaba viendo Toy Story.

Inventé una exposición invisible mediante la que resitué las piezas, sus fotografías, en los espacios donde originalmente acontecieron. Las abandoné en los sitios y yo me quedé nada más con los registros de la exposición. Fue un gesto para reaparecer.

Por último, los aromas.

Para mí todo está en el aire, todas estas cosas que se vuelven espectros míos. Estos fantasmas que reaparecí me hicieron pensar en un recuerdo que tengo desde pequeña: al cruzar la frontera siempre he percibido que el olor cambia. Es como si, apenas dieras tu visa, algo cambiara en el ambiente.

Para develar esa percepción, me acerqué a la Facultad de Ciencias Químicas de la UABC y les planteé mi idea. Detectamos los componentes químicos que había en el aire, preguntamos a personas que cruzaban de manera recurrente qué detectaban, si detectaban algún tipo de aroma o no. Y sí, salieron varios y decidimos quedarnos con los que mencionaron más. Con esa información los investigadores hicieron destilados de los aromas encontrados y este fue el resultado.

Se trataba de hablar del lugar, de la frontera de cruces, de preguntarse qué dice la vida de cada lado. Alimentación, control de basura, regularización de los autos… develan muchas cosas de la cotidianidad.

¿Por qué materializar lo inmaterial? ¿Para qué dar forma a tu imaginario y reflexionar sobre las influencias en este momento?

Trabajar desde un lugar que ha sido siempre tan mediático, exótico incluso, me obliga a hacerme estas preguntas. Las tradiciones cada cierto tiempo se tienen que renovar y me interesa hacerlo. La frontera se ha abordado ya de ciertas maneras y creo que hay que renovase, hay que replantearse. Es cómo hablamos de las cosas. Lo que pasa de moda son los puntos de vista, no las cosas en sí y para mí eso es importante.

Unfinished Business Garage permanece hasta el 21 de diciembre de 2019.

Foto: Unos cuantos metros cúbicos de aire entre Estados Unidos y México (2019), de Chantal Peñalosa | Cortesía: Proyectos Monclova.

A la par. Mujeres y fotografía

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Como parte del programa expositivo de FotoMéxico 2019, la Fototeca Nacional del INAH en Pachuca, Hidalgo, presenta A la par. Mujeres y fotografía, colectiva en la que conviven distintas mujeres que se dieron a notar en un mundo predominantemente masculino a finales del s. XIX y a lo largo del s. XX.

Con la curaduría de Mayra Mendoza Avilés, la exposición se abre en dos módulos: el primero muestra obras de notables mujeres fotógrafas en el acervo de la Fototeca Nacional, como María Guadalupe Suárez, María Santibáñez, Tina Modotti y Mariana Yampolsky.

Por su parte, el segundo módulo presenta retratos de mujeres que tuvieron actuación en diversos ámbitos de la vida científica, cultural y social del país, como Concha Michel, Elvia Carrillo Puerto, Isabel Ramírez Castañeda, Laura Méndez de Cuenca, María Conesa, María Izquierdo y Margarita Robles de Mendoza. Así también, se integran otras cuasi invisibles cuyos nombres se han perdido, pero que abrieron brecha para el desempeño laboral de las mujeres.

Hasta el 08 de diciembre de 2019.

Foto: Tina Modotti.

Franziska: Encuentro de Imagen en Movimiento

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Lolita Pank presenta Franziska: Encuentro de Imagen en Movimiento con la participación de 38 artistas de México, Latinoamérica y Europa que producen imagen en cine, video, animación, video experimental, videoinstalación o site specific, bajo la premisa curatorial Montajes para un futuro perfecto.

La iniciativa, coordinada por Alma Camelia en complicidad con Cecil Bolaños y Alejandra Zamora, parte de cuestionar los modos contemporáneos de producción, distribución y consumo de la creación audiovisual independiente, buscando múltiples formas de presentación.

Entre las actividades de la primera edición se presenta una exposición en Biquini Wax EPS (BWEPS), la proyección de los programas Imagen Nómada y VER en el Centro del Cultura Digital (CCD) y la participación de Franziska en la bienal de arte digital The Wrong.

Participan Adelaida & Alfie, Adriana Kong, Amelia O., Vanessa S. y Julia L. Ana C. & Mariana C., Abel Jaramillo, Beatríz Millón, Eugenia Ávila, Fanny Aparicio, Gabriel Lecup, Karla Leyva, Kendy Rivera, Laura & Sira Díaz, Mariela Sancari, Mónica Heller, Sandra Araujo y Tuti Moreno. Artista invitada Ana Fantasma con la pieza Gravedad propia.

Lolita Pank es una plataforma que conecta y promueve proyectos creativos de mujeres con el mundo. El nombre parte de PANK, mujer que cuenta con una profesión sin ser madre, o la tía profesional sin hijos (Professional Aunt Not Kids, PANK), y apoya principalmente a mujeres jóvenes artistas y creadoras.

Hasta el 05 de diciembre de 2019.

Foto: Gravedad propia, de Ana Fantasma.

Primera gran carrera caminando & texteando 2019

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Por GASTV | Noviembre, 2019

El Museo de Arte Carrillo Gil presenta Primera gran carrera caminando & texteando 2019, de Santiago Muedano (México, 1993), muestra que reflexiona sobre las habilidades adquiridas por las personas usuarias a partir de su interacción con la tecnología.

La exposición es parte del cuarto de proyectos MACG Presenta, destinado a revisar la práctica de artistas emergentes menores de 30 años. Las piezas y resultados presentes parten de una carrera organizada por Muedano, del Parque La Bombilla hasta el MACG, mientras cada participante se mantenía en contacto con el grupo de jueces que aguardaba en la meta vía Whatsapp.

Hasta el 12 de enero de 2020.

Imagen: Cortesía MACG.

Festival Cuadernos Hispanoamericanos

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Por GASTV | Noviembre, 2019

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Centro Cultural de España en México (CCEMx), en colaboración con el Museo Universitario del Chopo y Casa del lago UNAM, organizan la primera edición del Festival Cuadernos Hispanoamericanos.

La crónica literaria, un género que se caracteriza por abordar asuntos de la realidad más próxima e inmediata, será el punto de partida de diversas mesas de debate, diálogos cruzados, lecturas en voz alta, presentaciones de libros y propuestas escénicas. Por su parte, la escritura desde la diáspora, la literatura de las madres, la cultura como contrapoder o poder controlado y el amor, son los ejes temáticos a partir de los cuales se articulará una programación literaria.

Participan: Sara Mesa, Alejandro Zambra, Ignacio Vidal-Folch, Emiliano Monge, Guadalupe Nettel, Gabriela Wiener, Julio Villanueva Chang, Karla Suárez, Daniela Rea, Fabián Casas, Isabel Zapata, Margarita García Robayo, Malva Flores y Aroa Moreno.

Del 14 al 16 de noviembre de 2019. Consulta el programa de actividades aquí.

Foto: CCEMx.

Intervención: índigo, de Laura Anderson Barbata

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Muca-Roma presenta Intervención: índigo, muestra que parte del performance de Laura Anderson Barbata (México, 1958), en colaboración con Chris Walker, Brooklyn Jumbies y Jarana Beat en las calles de Brooklyn, Nueva York. La intervención inició con una procesión de la Prefectura de Policía del barrio de Bushwick, continuó a través de sus calles y terminó en el barrio de Brooklyn habitado principalmente por artistas.

El performance consistió en la ocupación del espacio público por personajes vestidos en indumentarias realizadas con textiles de color índigo —tinte natural antiguo usado en rituales de protección, poder y espiritualidad—. Los indumentos fueron inspirados por la danza de los «Zancudos de Zaachila» y de los «Diablos» de la costa chica de Guerrero, ambas comunidades afro-mexicanas.

La primera danza se realiza anualmente en honor a los santos patronos San Pablo y San Pedro de Zaachila, dónde se pide protección, bendiciones y milagros. La segunda se recrea en Día de muertos por personas de ascendencia africana, quienes en el ritual de la danza piden se les devuelva su lugar en la sociedad.

El color índigo en la actualidad es utilizado por casi todos los cuerpos policiales del mundo, asociado a la protección pero también a la represión. El tránsito que realiza Intervención: índigo de la prefectura de la policía al barrio de artista, no solo representa un desplazamiento físico, sino también un sentido que devuelve al índigo sus características protectoras y espirituales en el terreno de lo artístico, recordando el lugar de las culturas afroamericanas en el espacio público.

Hasta el 08 de febrero de 2020.

Foto: Museo de Mujeres Artistas Mexicanas.

Elements of Vogue. Un caso de estudio de performance radical

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Por GASTV | Noviembre, 2019

El Museo Universitario del Chopo, en colaboración con El CA2M Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid, presenta Elements of Vogue. Un caso de estudio de performance radical, primera exposición en España y México que revisa la historia del performance afroamericano, y la primera a nivel internacional sobre la historia del voguing.

Curada por Sabel Gavaldón y Manuel Segade, la muestra toma el voguing, baile popular afrolatino y queer, como un caso de estudio para entender la emergencia de la pose como forma de resistencia y su capacidad para articular nuevas formaciones sociales.

Elements of Vogue investiga cómo las minorías utilizan sus cuerpos para crear formas disidentes de belleza, subjetividad y deseo. El voguing es una forma de danza underground inspirada por las poses de las revistas de moda, inventada por cuerpos que han sido criminalizados, racializados, medicalizados y castigados una y otra vez.

A partir del 15 de noviembre de 2019.

Foto: Museo del Chopo.

Geometría Sagrada, de Karina Skvirsky

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Por GASTV | Noviembre, 2019

Como parte de las exposiciones de FotoMéxico 2019, el Museo Amparo presenta Geometría Sagrada, de Karina Skvirsky (EUA, 1969), muestra que explora el complejo arqueológico de Ingapirca, el sitio más reconocido en Ecuador como punto de partida para acoger los debates en torno a las hazañas de ingeniería de la arquitectura inca e insertar el cuerpo en un contexto arqueológico.

A partir de una investigación sobre la edificación de Ingapirca (el muro inca), la artista se apropió de fotografías de blogs de turistas, Google Maps, documentos arqueológicos y videos de YouTube. También ha fotografiado el sitio creando un archivo de imágenes. Las fotografías ampliadas, hechas collage, dobladas y encontradas se convierten en una mezcla de imágenes vernáculas, formalistas y basadas en evidencias que deconstruyen la geometría de la piedra y materializan el sitio inca.

Una de las líneas narrativas que Skvirsky plantea es el papel de la mujer en la construcción de Ingapirca, a través de una fotografía de la artista cargando una piedra en la espalda. Otras imágenes recontextualizan las piedras talladas por los incas aludiendo a la idea de la piedra y su cuerpo como objetos. A diferencia de las paredes utilizadas como fronteras, la artista construye sus propias estructuras utilizando su cuerpo para formar una nueva lógica en la que envuelve su herencia y posiciona los temas principales de su trabajo.

Hasta el 20 de enero de 2020.

Foto: karinaskvirsky.com

Moverse para nombrar, de Galia Eibenschutz

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Por GASTV | Noviembre, 2019

El Museo Arte Carrillo Gil presenta Moverse para nombrar, de Galia Eibenchutz (México, 1970), selección de obras producidas en la última década.

La exposición integra tres momentos de performance: Dibujos efímeros, Dibujos de transmisión y Terreno vulnerable, que se lograrán mediante el trabajo colectivo entre la artista, una cantante, bailarines, artistas visuales, diseñadores de vestuario y músicos, dirigidos por Eibenschutz. Además de dibujos sobre los muros, videos de piezas y objetos de vestuario y utilería.

Moverse para nombrar se concibe con carácter transdisciplinar: por un lado, el trabajo de la artista dialoga con diferentes disciplinas artísticas y, por otro, la propuesta curatorial de Anel Jiménez plantea una unidad con la selección de las piezas que marcan su propia lógica en el espacio museístico.

Dibujos de transmisión
Noche de Museos del 27 de noviembre, 19:30 hrs.

Terreno vulnerable
07 de diciembre, 13:30 hrs.

Hasta el 12 de enero de 2020.

Foto: Fotograma del video Cinéticos (2018), cortesía de la artista.

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Studio visit | Galia Eibenchutz

Sostener la escritura. A nuestra comunidad lectora

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Por Tania Puente, en conversación con Pamela Ballesteros
Noviembre, 2019

«¿Quiénes sostienen la crítica de arte de esta ciudad? ¿Contamos con las condiciones para crear una lista de nombres? ¿Aún se escriben textos con la capacidad de cimbrar los efectos de una obra o práctica artística?», preguntaba con oculta malicia la profesora de una clase de un programa de arte de una universidad austral. «Con el fin de la modernidad y la diseminación de visiones más plurales y transversales, resulta imposible juzgar una obra con las categorías que se utilizaban, digamos, durante los años sesenta o setenta…».

Aunque aún hay quienes no se dan por aludidos, aquel modelo evaluativo o legitimador se probó, con el tiempo, obsoleto y cayó en desuso. Los autoritarismos de la opinión y las figuras pontificadoras van a la baja. Por su parte, frente a esos cambios, la escritura continuó, plantándose desde nuevos puntos de enunciación, cimbrando no solo los efectos de obras o prácticas particulares, sino sacudiendo y dislocando los modelos de la tradición en la cual se inscribe. En ese sentido, tal vez no sea del todo reprochable no poder enlistar un puñado de nombres cuando la producción textual no ha detenido su flujo. La insistencia en y de la escritura ya no se yergue como un parámetro, sino como un acompañamiento: fertilizante crítico que increpa, cuestiona, expande e imagina. La escritura persiste, a pesar de todo.

Sostener la escritura sobre arte requiere no solo de la red que la abraza, integrada por todas las personas vinculas a la actividad artística, crítica, curatorial, lectora y de gestión, entusiastas de discusiones prolongadas que abonan al pensamiento y a la creación, sino también de condiciones materiales que sustenten las labores intelectuales de forma justa y digna. En el mismo tenor de los llamamientos realizados por medios culturales especializados1 del país ante la crisis económica presente, GASTV pide nuestra ayuda para mantenerse en funcionamiento, acompañándose de aquella red colectiva, a través de una subasta.

En un impulso colectivo, motorizado principalmente por artistas partícipes de la revista fue que surgió la idea de la subasta. A partir de esta propuesta, se reunió un grupo de artistas cuya relación profesional ha continuado desde hace tiempo y que no es ajeno a los problemas económicos que aquejan el trabajo editorial. Agradecemos la generosidad de Alan Sierra, Alonso Cedillo, Claudia Luna, Christian Camacho, Jerónimo Rüedi, Lucía Hinojosa, Lucía Vidales, Marco Rountree, Néstor Jiménez, Sonia Madrigal y Verónica Gerber Bicecci por su donación e invaluable apoyo para este evento.

Ante la emergencia, estas acciones enfatizan que el arte y la producción local están dispuestas a apoyar a los proyectos editoriales significativos para su comunidad. A su vez, se ejecuta una doble operación con respecto a la cercanía con los objetos artísticos: si bien hay una capa de lectura y de sentido abordada desde los textos, con la subasta se abre la posibilidad de acercarse a las obras desde una cotidianidad física: un acompañarse con las piezas, aprender a estar cerca y a habitar con sus sentidos. En su artículo «Bajar los cuadros, subir los plasmas»,2 Viviana Usubiaga y Marisa Baldasarre hablan de cómo se han modificado las relaciones con el arte, su presencia en hogares de clase media y cómo ésta ha sido reemplazada por bienes tecnológicos de lujo y otros objetos de «distinción». Tal vez, como proponen las autoras, sea momento de recuperar esa práctica, encararla ya no desde la legitimación, sino desde la experiencia.

En la búsqueda por esas experiencias, por esas instancias del compartir y poner en común saberes y modos de hacer, el trabajo editorial se muestra comprometido con brindar una visión transversal, nutrida, cercana, significativa: Sin medios especializados, ¿desde dónde se sostendrá la reflexión y conversación sobre arte contemporáneo en México? Si nos preguntamos esto, es posible poner en valor el trabajo colectivo que se realiza y el por qué es necesario que sea sostenido por todos los miembros de esta comunidad.

GASTV es una revista digital de divulgación, difusión y discusión que acompaña a través de la escritura la actividad artística contemporánea en México. Estos acompañamientos abarcan reseñas de exposiciones, columnas de opinión, visitas a estudio —cuya intención reside en compartir un acercamiento mucho más directo con la producción de cada artista— entrevistas y otros formatos de diálogo que han trascendido el formato digital, como los Conversatorios.

Las discusiones suscitadas en los artículos de GASTV a lo largo de su existencia no solo se acotan a hablar sobre exposiciones u obras, sino que también contribuyen a la generación de una esfera pública, especializada y crítica, en torno a circunstancias y relaciones que se gestan y desarrollan, principalmente, en el sector artístico mexicano. Bajo esta idea, GASTV se asume como una publicación beligerante. Un ejemplo contundente de estos acompañamientos es el caso de Capítulo 3000, en donde se habilitó un espacio de reflexión y manifestación de condiciones dignas laborales para los trabajadores del arte.

Así mismo, la revista se ha propuesto como una plataforma en la que conviven autoras y autores con largas trayectorias y nuevas voces que se unen a la conversación, visiones que diversifican y cuestionan el statu quo del arte.

Frente al panorama desplegado hasta aquí, hay algo que nos es significativo en lo que hacemos, por eso se sigue publicando e insistiendo. Hay que hablar de la práctica artística actual, así como enunciar y cuestionar su actividad. Con ello, será posible articular archivos sobre nuestro contexto.

En la red que se teje entre agentes culturales, la comunidad lectora no es fibra pasiva dentro de la composición. Hay una exigencia de compromiso, correspondida con circulaciones y retroalimentaciones. Este tipo de convocatorias instan a un involucramiento mucho más significativo. La pluralidad solo es posible si la discusión se vuelve común.

La subasta representa el primer apoyo económico público más importante para la revista. Cada pieza partirá de un precio de salida accesible, y con los recursos recaudados se logrará la concreción de acciones como la renovación del sitio web, la continua cobertura de contenidos y pagos puntuales al equipo editorial.

La cita es el próximo sábado 30 de noviembre de 2019, 17:30 hrs. en Recinto Escadón (Cda. La Paz 15, Escandón, CDMX).

Descarga el catálogo de obra.

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Foto: Land Waste The, de Lucía Hinojosa | Cortesía de la artista.

1 Como lo enunciaron también revistas colegas como La Tempestad y Terremoto.

2 Marisa Baldasarre y Viviana Usubiaga, «Bajar los cuadros, subir los plasmas» en Anfibia, abril 2018. Disponible aquí.