En el marco de la séptima edición de Gallery Weekend, Galería OMR presenta Who Writes?, exposición colectiva que reúne seis artistas de distintas regiones cuyas obras se encuentran cargadas de sensibilidades tanto políticas como poéticas, en respuesta a sus propios entornos. Sin embargo, en este encuentro multilingüe, los diálogos entre el yo y el otro, individuo y colectivo, memorias y narrativas, manifiestan, a través de sus creaciones, nuevos y liberadores horizontes.
Escrito desde y para la retórica emancipatoria, ¿Quién escribe? replantea la subversión cotidiana a través del cuestionamiento sobre lo que existe después de la liberación artística. En tiempos de crisis mundial, libertad y opresión, violencia y discriminación, y la amalgama entre verdad y ficción, ¿cómo podrían cambiar las circunstancias en las que uno escribe?
Bajo la curaduría de Jo Ying Peng, participan Shilpa Gupta, Adriana Lara, Michael Lin, Jorge Méndez Blake, Ariel Schlesinger y Maria Taniguchi.
A partir del 06 de septiembre y hasta el 02 de noviembre de 2019.
Foto: I Will Die (2012), de Shilpa Gupta | Cortesía Galería OMR.
Galería A4 presenta A imagen y semejanza y un aullido a dos pasados, de Carlos Martínez, una lectura arqueológica de las distintas intervenciones mineras, artesanales e industriales en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, a través de la identificación de paisajes sagrados, contenedores de diálogos y evidencias.
El relato cuenta que a la llegada de la empresa minera a Mixquiahuala(Municipio aledaño a Tlahuelilpan), una de las primeras intervenciones al cerro extrajo un monolito de grandes dimensiones constituido por cal, cuarzo y fragmentos de mármol en cuya formación se dibuja la silueta mítica de la Virgen de la Guadalupe. La piedra sagrada fue colocada a manera de altar guardián al tiempo que permitió iniciar al cerro como mina y a sus habitantes como mineros restableciendo los vínculos entre paisaje, mineral, espiritualidad y fuerza de trabajo.
Bajo la curaduría de Regina Tattersfield, Martínez retoma este capítulo a manera de puesta en escena en la cual un malacatl de madera fabricado ex profeso se dispone para ejercitar la acción performática que busca traer al interior de la galería un monolito de piedra colocado sobre la banqueta frente a la fachada principal.
El hilo del que tira el mineral es elaborado con ixtle, mientras que los ejercicios de extracción ocurren frente a la reproducción fotográfica a escala de la imagen sagrada desenterrada por los mineros, acompañada por un conjunto escultórico de piedras de estuco dispersas en el espacio.
El Rule Comunidad de Saberes presenta Si no está a la vista pregunte. 4 fragmentos de proyectos en Canalla, exposición colectiva que forma parte del programa Muro blanco.
Canalla se ubica en Ciudad Neza, Edo. de México, y se autodefine como el único ex-puesto de tacos con arte, diseño y chácharas, en colaboración con creadores, curadores y gestores que activan distintas actividades en el entorno. Además de talleres que incentivan la participación de la comunidad local.
Por su parte, el programa de exposiciones Marejada. Indisciplina con perspectiva de género, llamado Muro blanco, hace alusión al cubo blanco para repensar los formatos expositivos a través de proyectos de las periferias de la Ciudad de México, América Latina y el Caribe.
Si no está a la vista pregunte integra fotografías, dibujos, instalaciones y esculturas de pequeño formato de Pamela Zeferino, Sonia Madrigal, Gabriela Sandoval y Tonatiuh Cabello.
Parallel Oaxaca presenta Resiliencia Tlacuache, de Naomi Rincón Gallardo (Carolina del Norte, E.U.A., 1979), una fabulación de mitos mesoamericanos bastardizados, donde cuatro personajes se encuentran en temporalidades que sobreponen la creación del mundo y la época contemporánea de acumulación por despojo. En conjunto, convocan los poderes del fuego y de la fiesta para que el/la tlacuache comparta sus trucos para morir y resucitar en zonas extractivas.
La obra reflexiona sobre los procesos actuales de despojo en el territorio oaxaqueño, reanimando fabulaciones mesoamericanas acerca del tiempo y el territorio donde el grupo de cuatro personajes —cerro, tlacuache, 9 Hierba y Agave/Mayahuel— crean un espacio para la intervención conceptual por medio de la acción performativa y la música popular.
A partir de interpretar las realidades que han provocado los proyectos extractivos, Resiliencia Tlacuache es un acto de transmisión para acercarnos críticamente a la privación de recursos vitales protegidos por las comunidades tradicionales de Oaxaca, mismas que resguardan las concepciones míticas del territorio como un espacio de armonía comunal entre recursos naturales, territorio y personas.
El trabajo es dedicado a Rosalinda Dionisio, activista, defensora comunitaria y abogada de la comunidad de San José del Progreso, quien ha comunicado los efectos ambientales, sociales y culturales que deja a su paso el proyecto de extracción minera en el estado de Oaxaca.
Llegué por la tarde a la Preparatoria Popular Mártires de Tlatelolco, a orillas de la colonia Santa María la Ribera. Antonio Monroy (Toluca, 1984) me recibe y entramos a uno de los salones acondicionados como estudio, recientemente en proceso de mudanza. De visita también me encuentro con Daniel Garza Usabiaga y me siento a escuchar su conversación interrumpida por mi llegada.
Además de compartir espacio de trabajo con los artistas Balam Bartolomé (Chiapas, 1975) y Alejandro Palomino (México, 1986), estos salones al interior del plantel han sido destinados para el desarrollo de distintos proyectos culturales. Recién desempacados, reconozco algunos objetos fragmentos de las piezas de Antonio, si bien el dibujo fue su primera salida creativa, su producción se ha desdoblado en instalación, performance, fotografía y actualmente en video.
Foto: GASTV
Abrimos la conversación sobre su reciente participación en el proyecto Ghost Days: Making Art for Spirit, parte del programa de residencias del Banff Centre for Arts and Creativity, Canadá, cuya pauta creativa fue el vínculo personal de cada artista con el concepto de espíritu. Lo que de entrada, sugería el acercamiento o colaboración con la comunidad nativa norteamericana.
Para Antonio, este ejercicio implicó abrir una nueva lectura de lo referido como cosmogonía y desde su condición foránea presentó Resist to exit (2019), video de seis minutos que muestra a tres protagonistas en relación con el culto al agua: Primero, la voz en off de Maxine Weaselfat, mujer guardiana que acompañó los procesos de trabajo y quien ahora eleva una plegaria en blackfoot, lengua nativa de la tribu Pies Negros (o Siksika) en la provincia canadiense de Alberta.
Se escucha correr el río, la voz femenina cesa y aparece Seth Dodginghorse —artista visual y danzante— en caminata hacia una cima de la montaña que rodea la escena, se detiene e inicia una danza, sus movimientos son sutiles, apenas si levanta los pies. En el mismo cuadro, la pantalla también muestra a Kevin Wesaquate —integrante de la Sociedad de Poetas Indígenas— con una máscara de venado, su personaje no danza, su comunicación es verbal. Ambos movimientos suceden en sincronía en la cumbre de Sleeping Buffalo, montaña considerada sagrada por las comunidades indígenas canadienses.
Resist to exit (still) | Cortesía del artista.
Antonio comenta sobre su intercambio con el grupo de colaboradores en aquel contexto, en donde las políticas coloniales, discriminatorias, trauma y post-trauma siguen siendo ejercidas por la sociedad y el gobierno. Cabe señalar que las mineras canadienses y sus dinámicas de fragmentación territorial y social son causa latente de grandes daños en Latinoamérica.
«La acción que propuse se enmarca en un contexto más global: en las luchas por la defensa de la vida y de lo sagrado. Territorio de fuerte interés por su biodiversidad para el desarrollo del capital global. Pensando más específico sobre la pieza, la referencia al movimiento Idle No More1 permitió conectar de manera más puntual nuestros intereses».
Antonio Monroy parte de subjetividades para contar historias. Es en la ritualidad del acto natural y humano que apunta hacia fenómenos espirituales o chamánicos para enunciar otros valores simbólicos de realidad.
«Trabajar con espíritus es trabajar con energías, como en cualquier otra actividad. Y eso me intimida: el no saber cómo plantear esta praxis a agentes institucionales que tienden a ser más racionales».
Resist to exit (still) | Cortesía del artista.
«A lo largo de su historia, el arte contemporáneo ha sido dirigido por la academia y filosofía occidental, mucha teoría decolonial viene de aquellos centros europeos. Entonces, ¿qué es más efectivo para abordar temas de decolonización, esa serie de teorías o este tipo de ejercicios? Para mí, sería lo segundo», opina Daniel respecto a la pieza que miramos.
Desde hace tiempo, Antonio encuentra afinidad personal con el Camino Rojo, corriente espiritual de ideología derivada de enseñanzas amerindias en encuentro con prácticas tradicionales mexicanas, sincretismo que ha trasladado también a su reflexión artística. En su quehacer privado ha acumulado un buen bagaje de referencias y experiencias sobre el tema que hemos intercambiado en distintos momentos, lo sesudo, ha sido encontrarle salida formal desde el lenguaje artístico contemporáneo.
Durante la plática Antonio menciona a Fernando Palma como uno de los pocos artistas actuales que han roto la tendencia folclorista del arte indígena, centrándose en mantener viva la cosmogonía originaria a través de su actualización estética. En este tono continuamos hablando de los estereotipos generacionales, e incluso comerciales, que condicionan la estética del arte popular, sobre todo, contenida en los objetos.
Foto: GASTV
Desde la intención por esquivar producir desde este acartonamiento objetual, los actos tradicionales en movimiento como las danzas, festividades o ceremonias han sido para Antonio gestos más nobles de hilar a través del leguaje artístico.
Con un grado de formalidad, el ritual puede referirse al aspecto expresivo de toda actividad humana.2 Bajo esta idea y a manera de performance, Antonio dispone escenarios para recrear sesiones o acciones dirigidas a ejecutarse por terceras personas, muchas veces abierto a que los eventos sucedan fortuitamente.
Para Modos de Ver, quinta edición del Programa Bancomer-MACG, Antonio presentó Idolatría y hechicería. Primera acción para defender el territorio (2017), videoinstalación que protagoniza un grupo de hombres identificados localmente como graniceros: chamanes del rayo, elegidos con el don de controlar fenómenos meteorológicos. Aquí, Antonio los convoca no para hacer llover de manera aislada, sino para una invocación colectiva que llame al diluvio dirigido a inundar el lago de Texcoco y así, darle la vuelta al despojo territorial.
Idolatría y hechicería. Primera acción para defender el territorio.
La acción une, metafóricamente, el oriente y el poniente del Estado de México desde dos comunidades en resistencia ante proyectos neoliberales progresistas: Cerro Gordo, en San Martín de las Pirámides, y El bosque de Agua, en San Francisco Xochicuautla, municipios atravesados por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional Ciudad de México, en Texcoco y la Autopista Toluca-Naucalpán, respectivamente.
El video a tres canales abre con un círculo de hombres sentados alrededor del fuego, intercambian palabra, mencionan la piedra Tláloc, en Coatlinchán, Texcoco. Posteriormente, se observa una fila de personas representantes de la ceremonia en ascenso al cerro, guiadas por el sonido del atecocolli y el copal consumiéndose colectivamente en los sahumerios de barro, el humo blanco se eleva hasta cubrir las pantallas de la bruma que diluye el arriba y el abajo. Sus oraciones son discretas, inaudibles, hasta que la escena se torna a noche y el sonido se envuelve en fuertes truenos.
Encaminar las nubes a las zonas lacustres, hacer llover como gesto comunitario de resiliencia. La defensa desde lo sagrado, desde el recurso milagroso e inmediato para restituir simbólicamente lo que les fue expropiado; la necesidad de no ser parte del sistema que violenta la dignidad aunque el agua no inunde, el lago no brote o la Chalchiuhtlicue no se manifieste.
«La autodefensa no es un estado de pasividad, sino de actividad creativa y ritual; en ella se da la participación decidida, la movilización, la puesta en escena de un mundo distinto. Con el ritual el hombre experimenta su pertenecía y solidaridad comunitaria».3Idolatría y hechicería no solo destaca el ritual vivo, sino su implicación en la resistencia territorial.
«Aunque el espacio de lo susceptible o de las sensibilidades pareciera ser cercano al arte a veces no lo está, sobre todo, en términos de producción porque suele caer en la romantización».
La línea paterna de Antonio es mazahua, originaria de la comunidad San Miguel Tenochtitlán, municipio de Jocotitlán, Edo. de México. Así que, desde pequeño, el trabajo rural le es familiar. Nos platica una anécdota: «Mi papá sembraba maíz y en aquel tiempo me enseñó algunas labores de campo como deshierbar o hacer surcos en la tierra. En una ocasión, llegó mi tío, uno de los primeros en mudarse a la ciudad, se aproximó y me pidió que detuviera mis actividades, que ese trabajo no era para mí: ‘nosotros ya sufrimos mucho, tú no tienes porque hacerlo’”.
Esa interrupción por continuar aprendiendo del legado familiar llevó a Antonio a entender el despojo no solo en sentido territorial, sino también como negación identitaria al preguntarse, por ejemplo, por qué su padre nunca le enseñó su lengua indígena.
«Encuentro mucha dificultad al relacionar estos contextos con el arte que, desde un punto de vista occidental, está asociado con la generación de capital, auspiciado por la hegemonía, contrario a la perspectiva artística indígena».
Idolatría y hechicería. Primera acción para defender el territorio (still) | Cortesía del artista.
Daniel lanza un par de preguntas:
¿Qué piensas de la incorporación de objetos prehispánicos en el arte contemporáneo?
«Creo que son imágenes u objetos que obedecen a un tiempo o comunicación específicos e introducirlos a este campo los descontextualiza, los despoja. Diría que me provocan un vacío», comenta Antonio.
¿Lo considerarías un acto
apropiacionista?
«Hay obras muy bien hechas. Encuentro eco, por ejemplo, con el trabajo de Naomi Rincón Gallardo quien justo reinterpreta estos elementos sin integrarlos de manera literal. Eso me interesa, retomar estos elementos para pensar nuestro contexto cotidiano contemporáneo pero desde una distancia crítica», finaliza.
La tarde en el estudio transcurre y Daniel se despide, continúo la conversación con Antonio. Conozco la asociación y amistad que mantiene con grupos y calpullis de tradición en la Ciudad de México e insisto en preguntar por la intersección de su interés personal con el desarrollo de su obra artística, ¿en qué punto se atraviesan? «En el punto de la defensa del territorio es donde encuentro el eco para unir ambos intereses», comenta.
La predilección de Antonio por el video es reciente, en parte por su deseo de acompañar y reproducir el movimiento. En esta transición de soportes, me platica de sus inicios en la fotografía durante las sesiones del colectivo interdisciplinario Contrafoto, además de trabajar también con maquetas que le sirvieron de modelo para representar la resistencia de lo estático bajo el proceso del tiempo.
«En ese momento comenzaba a pensar la relación que tenemos como seres occidentalizados con la naturaleza, entendiéndola como algo ajeno, como un obstáculo que hay que erradicar y formalmente las maquetas están construidas para proponer soluciones a un territorio».
Fracaso espacial II (2012). Maqueta arquitectónica y grava | Cortesía del artista.
La exploración de Antonio a la virtud ritual ha sucedido también en actos cotidianos y con distintos sujetos. Como ejemplo reproduce en su monitor Polvareda (2015), video en donde una excavadora avanza en línea recta frente a la cámara, retrocede y avanza levantando una nube de polvo en cada movimiento, la máquina regresa cada vez más cerca hacia la cámara hasta que su aproximación es incómoda, ensordecedora.
La acción sucede en el estacionamiento de maquinaria dentro del terreno de construcción del Tren Interurbano México-Toluca y es una de las primeras acciones que Antonio planteó para ser ejecutada por alguien más, en este caso el operador. Una vez más la repetición como ritual y la resistencia ante el progreso pero, esta vez, desde el lenguaje máquina.
Foto: GASTV
Otros trabajos referentes de Antonio son sus piezas en torno al boxeo. Me platica que durante sus estudios en la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) —ahora Facultad de Artes en donde es docente desde hace cuatro años— entrenó box como actividad optativa, tomándola además como línea de investigación para su producción de aquel entonces. Así, desarrolló una serie de piezas en foto, gráfica digital y performance que enmarcan la defensa del territorio dentro del cuadrilatero y la resistencia frente al oponente.
Esta serie de obras, a veces titulada Azul vs Rojo o El Artista, está en constante complemento y activación. El momento más reciente fue dentro de la exposición Autorreconstrucción: detritus, deAbraham Cruzvillegas,en el MUCA Ciudad Universitaria.
Foto: Gimnasio de box y lucha por el territorio «Kid Rayito» (2018) | Cortesía del artista.
Actualmente, junto con Balam Bartolomé, Antonio reactiva Tlatelolco Central (TC), —espacio de reflexión y residencia artística— con la Bienal Tlatelolca. Se trata de un formato independiente de producción para conectar el espacio físico, cultural y simbólico de Tlatelolco a través de una serie de residencias artísticas de investigación-producción que derivarán en una exposición colectiva en 2021.
«Una fila de costales de maíz con gorgojo Una tonelada de frijol moreno con gorgojo Una tonelada de maíz con gorgojo, al centro de la sala de un museo Una tonelada de maíz con gorgojo, frente a una tonelada de maíz transgénico».
Foto: GASTV
Al mismo tiempo, Antonio ha estado trabajando en guiones cortos, haikus para video que continúan su indagación sobre el rito al agua, esta vez, desde la asociación a la figura de Tláloc, me muestra una libreta negra que reúne esta serie de micro textos, nombrados Acciones para El Temporal y que planea documentar en video. Además, Antonio es parte del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Estado de México con el proyecto La materia se rebela.
Son casi las 7pm, se escucha al cielo tronar, apresuramos la conversación y despedida, no sin antes cerciorarme de que la grabadora registró la sesión, pienso en que ojalá los graniceros, Tláloc o las probabilidades de precipitación me permitan regresar a casa sin contratiempos.
Desde Instagram, Lugares de repente es una vitrina virtual de la pequeña editorial, también conocida como edición independiente. Una plataforma como altavoz de proyectos editoriales latinoamericanos cuya práctica se centra en la experimentación con el formato del libro y en dar voz a artistas e ideas alejados de los intereses de las editoriales transnacionales.
Con la intención de mantener la comunidad activa y circular la serie de publicaciones, Ediciones Hungría y Editorial Fauna Nociva reúnenuna mezcla ecléctica de treinta expositores que evidencia la múltiple oferta de la pequeña editorial en México. Además de tener como invitada internacional a YY Press, editorial de Taiwán y, como complemento, la 11va edición de Fanzinorama sucederá de manera paralela en la La Nana.
Lugares de repente: Mercado editorial surge desde el interior de la comunidad editorial en reacción a «ferias de libro de arte» que reciclan la misma propuesta y que se promueven desde espacios alejados de la realidad económica de los pequeños editores.
Participan Anuario Cómics, Atópica Editorial, Beibi Creyzi, Cafeleería, Calipso Press, Destierro, El Círculo Cuadrado, El Molusco, ESPAC, Esto no es un libro, Fiebre Ediciones, F**k zines, Fulgencio Pimentel México, Gato Negro, Gold Rain Books, Harmonipan, Herring Publishers, Joc Doc!, La Maquinucha, Laboratorio de Publicaciones, Los Laberintos, Mixed Media Press, Mono Ebrio Editorial, Panamá, Polvoh Press, Publicaciones Escoria, Rabia, Rocío Ameyali, RRD, Svarti Ediciones, Street Lynx, Taller de Producción Editorial, Can Can Press, Zinibooks y Zineple.
Sábado 31 de agosto de 2019 en Casa Ribera (Salvador Díaz Mirón 128, Santa María la Ribera).
Durante la séptima edición de Gallery Weekend, Galería Ethra presenta 180º, muestra colectiva que reúne el trabajo de Boris Viskin (México, 1960), Roberto Turnbull (México, 1959) y Alfonso Mena (México, 1961).
Los tres artistas mexicanos suman entre los tres casi 180 años de edad. ¿Es la fecha de nacimiento una coordenada? ¿es un punto en una carta de navegación? En distintas épocas y para distintas culturas, las circunstancias del nacimiento han sido un dato relevante para conocer los rasgos de una persona, y hasta su destino, a través de cartas astrales, calendarios y animales sagrados. ¿Es el trabajo del artista una coordenada?
Por otro lado, la expresión «un giro de 180°» remite también a una nueva posición desde la que puede observarse otro paisaje. ¿Qué miran ahora los tres artistas reunidos? ¿hacia dónde se dirigen? La obra reciente de Turnbull, Mena y Viskin es quizás la mejor carta de navegación para poder responder estas preguntas. Es su trabajo la coordenada imprescindible para conocer el lugar que ocupan estos tres creadores en su mundo, en el cruce del espacio y el tiempo que habitan, y en su edad.
A partir del 05 de septiembre y hasta el 06 de noviembre de 2019.
Imagen: El cementerio de los dibujos (2015), de Boris Viskin.
En el marco del Gallery Weekend, Galería Karen Huber presenta Roseta, de Andrés Felipe Castaño (Colombia, 1986), exposición que indaga sobre el original en la obra de arte y su reproducción masiva a través de distintos dispositivos, así como la forma en que nos acercamos a las obras de arte a través de soportes impresos o virtuales.
El trabajo de Castaño aborda la idea de la imagen como vehículo principal de la información histórica. A partir de ahí, analiza de qué manera esas imágenes proporcionan una idea distorsionada de la realidad, y en qué medida afecta nuestra manera de entenderla.
A través de materiales escolares —lápices de colores y libretas de apuntes—, Roseta reproduce fragmentos de una pintura tomados de diferentes fuentes como libros de historia, enciclopedias, revistas, periódicos o catálogos, para construir la totalidad de la obra a manera de rompecabezas. De esta manera, las piezas detonan cuestionamientos sobre los modos de recepción, exhibición y circulación del material artístico, en el caso específico de la pintura, plantea esa ruptura entre el lenguaje pictórico y el fotográfico, mismos que se entremezclan constantemente.
LIC. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, DRA. CLAUDIA SHEINBAUM PARDO JEFA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, AGRUPACIONES FEMINISTAS, SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA:
Ante las numerosas descalificaciones emitidas en días recientes por distintos medios de comunicación debido a las pintas que se hicieron en la Columna de la Independencia —también conocida como el Ángel de la Independencia— durante la manifestación y marcha feminista del día 16 de agosto pasado, mujeres especialistas en conservación y restauración del patrimonio cultural nos reunimos en el colectivo independiente denominado Restauradoras con Glitter para emitir nuestra opinión profesional en torno a las implicaciones y resultado de dichos actos.
El patrimonio cultural, según la definición de la UNESCO, es «un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se trasmiten a las generaciones futuras», es decir, se conforma por recursos tangibles e intangibles que nos han sido heredados para su vivencia, uso, reflexión, disfrute, reproducción, conservación y preservación. Por eso entendemos el patrimonio como un medio no estático en el cual se manifiestan ideas, cuestionamientos, y consensos, y que por dicho dinamismo desencadena procesos socio-culturales a su alrededor que generan identidad y sentido. Nuestro trabajo radica en hacer posible el que los bienes culturales puedan participar en tales dinámicas sociales, cambiantes como la sociedad misma.
Por lo anterior, desde nuestra área de especialidad, queremos manifestar que:
1. Aunque de ninguna forma promovemos que se realicen pintas en los bienes culturales, entendemos la importancia social y transgresora de éstas, como parte de los procesos que acontecen en torno a ellos en contextos específicos. La manifestación reciente ha sido un grito desesperado en contra de una situación de violencia sistémica y normalizada hacia las mujeres dentro de nuestra sociedad, la cual no ha sido atendida ni eficaz ni resolutivamente por las autoridades para garantizar nuestra seguridad. La cobertura mediática en general ha preferido enfatizar el efecto visual de las pintas en lugar de enfocarse en lo verdaderamente importante: los centenares de casos de violaciones y feminicidios que no deberían haber ocurrido jamás, y que alarmantemente aumentan todos los días. Las pintas son un mero síntoma de la violencia desorbitada en que vivimos, y como tal deberían socializarse por los medios para promover la atención del problema de fondo. Sostenemos que su permanencia debe ser un recordatorio palpable de la condenable situación de violencia en nuestro país, y que por ende ninguna deberá ser removida hasta que no se atienda y se dé solución al problema de la violencia de género en nuestro país.
2. Consideramos que, por su alta relevancia social, histórica y simbólica, las pintas deben ser documentadas minuciosamente por profesionales, con el objetivo de enfatizar y mantener viva la memoria colectiva sobre este acontecimiento y sus causas, así como promover una toma de conciencia para plantear y gestionar soluciones al problema de fondo. Si fueran borradas sin un registro sistemático que pueda dar origen a una reflexión, se estarían silenciando una vez más las voces de las mujeres que exigimos que se garantice nuestra integridad y se haga justicia a las víctimas de la violencia. Por todo esto, solicitamos que sea el colectivo quien realice esta documentación, ya que contamos con las especialistas capacitadas para hacerlo.
3. Invitamos a la sociedad civil y a nuestros colegas profesionales del patrimonio a que se unan a la causa por la erradicación de la violencia de género y, entre todos, construyamos un diálogo que acompañe a las acciones del Estado para acabar con la impunidad de la que gozan los agresores, incrementando la seguridad y modificando e instrumentando las leyes para la protección de las mujeres, así como la gestión de trabajos con la sociedad para la identificación y el sustento de valores civiles y sociales.
4. Este colectivo considera que ningún profesional de la conservación debe prestarse a realizar la intervención de remoción de las pintas hasta que el Gobierno Federal realice las acciones necesarias para garantizar la seguridad de las mujeres en el territorio mexicano, y en la sociedad notemos resultados visibles en la reducción y castigo de la violencia de género en todas sus expresiones.
5. Solicitamos a las autoridades competentes que una vez atendidos los problemas de fondo, la intervención de este monumento sea realizada de manera interdisciplinar por manos expertas en la materia, contemplando el tiempo estimado para generar una propuesta de restauración con criterios y medios adecuados, la cual será derivada de un diagnóstico integral donde se estudien los materiales constitutivos y se haga la identificación de las diversas sustancias pictóricas empleadas.
El patrimonio cultural puede ser restaurado, sin embargo, las mujeres violentadas, abusadas sexualmente y torturadas nunca volverán a ser las mismas; las desparecidas seguirán siendo esperadas por sus dolientes y las asesinadas jamás regresarán a casa. Las vidas perdidas no pueden restaurarse, el tejido social sí.
Este colectivo independiente está conformado por profesionales de diversas especialidades académicas asociadas al patrimonio cultural: conservación-restauración, historia, historia del arte, arqueología, arquitectura, entre otras, todas mujeres que hemos sido testigos y/o víctimas de los horrores de ser mujer en este país, y apoyamos siempre la causa feminista en la lucha por nuestros derechos humanos y por una vida digna, en sororidad con todas las mujeres violentadas.
ATENTAMENTE RESTAURADORAS CON GLITTER
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C.c.p. Alejandra Frausto Guerrero, Secretaria de Cultura Lucina Jiménez López, Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura María Dolores Martínez Orralde, Subdirectora General del Patrimonio Artístico Inmueble Ernesto Martínez Bermúdez, Director del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble
En el marco del Gallery Weekend, Proyecto Paralelo presenta IANUAE, de José Pedro Croft (Portugal, 1957), uno de los principales representantes de la renovación de la escultura en Portugal.
La exposición reúne un conjunto de esculturas y dibujos que prosiguen la investigación de Croft sobre la relación entre la forma y el espacio. En línea con las investigaciones sobre la escultura expandida derivadas del minimalismo y el arte conceptual, todo su trabajo se establece desde el punto de vista de lo transitorio, lo inestable y lo que está siempre en transformación.
En el marco del Gallery Weekend, Proyectos Monclova presenta Who’s Afraid of Red, Yellow and Blue, exposición colectiva de pintores jóvenes que exploran las tendencias actuales que se incorporan y extienden a la noción de pintura contemporánea.
El título de la muestra hace referencia a la serie homónima realizada por Barnett Newman entre 1966 y 1970, y las piezas aparecen dentro de una lógica pictórica personal en la que cada artista desarrolla un asunto ensayístico particular. En este sentido, el grupo de artistas traza espacios dentro de la pintura para representar experiencias nuevas y otras maneras de ver el mundo.
La discusión sobre los medios que utilizados en el arte contemporáneo es amplia y, como consecuencia, la pintura se expande hacia otros territorios que no necesariamente responden a los límites del lienzo y que refieren a la pertinencia de la pintura en nuestros días. A partir del trabajo de siete artistas, tanto nacionales como internacionales, la muestra se configura como una reflexión sobre la pintura y las posibilidades para pensar acerca de sus propias condiciones técnicas y teóricas.
Participan Elsa-Louise Manceaux, Michael Conrads, James Benjamin Franklin, Sebastian Black, Javier Areán y la colaboración artística SANGREE. Así como un proyecto especial de Néstor Jiménez.
Del 06 de septiembre al 26 de octubre de 2019.
Foto: Pieza de SANGREE | Cortesía Proyectos Monclova.
El Foro R-38 de la Universidad del Claustro de Sor Juana, junto con la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado «La Esmeralda», presenta Poéticas de la Tecnología, de Cristina Brambila, artista italiana multimedia especializada en electrónica.
¿Cómo mirar la tecnología desde la estética? A través de la intervención de martillos, cintas de cassette, sierras eléctricas y otras naturalezas muertas del mundo contemporáneo, la exposición detona experiencias introspectivas que visibilizan la tecnología como un reflejo directo de la sociedad, creando máquinas que reaccionan a estímulos externos y que obligan a preguntar ¿qué tan lejos está el automatismo de la vida?
Hasta el 08 de octubre de 2019.
Foto: La vida de los objetos muertos II(2014) | Cortesía.
Museo Tamayo presenta Otros cuerpos detrás, primera muestra monográfica de Adriana Varejão (Rio de Janeiro, 1964) en México que explora las líneas de investigación que ha desarrollado en su práctica artística a lo largo de los últimos treinta años.
La exposición se estructura a partir de tres cuerpos distintos de obra —lienzos figurativos de los noventa, una selección de la serie Ruinas de carne seca, y la última versión de su instalación de pinturas Polvo—, mostrando a partir de ellos los cambios, tensiones y continuidades de la obra de Varejão.
Otros cuerpos detrás se enfoca, por un lado, en los diversos tratamientos que Varejão hace de la pintura, conectados con sus consideraciones de este medio como artificio y representación (política). Por otro, da cuenta de uno de los aspectos principales de sus investigaciones: el cuerpo en un contexto histórico, político y estético. A través de ambos aspectos, Varejão examina las consecuencias que el periodo colonial de Brasil tiene en la configuración actual de su sociedad, así como en la historia de la producción de imágenes.
Sus piezas dejan claro que se tratan de una copia ficticia, una parodia no irrisoria que lleva un paso más allá la teatralidad del barroco, pues enfatizan continuamente su condición de réplica y engaño visual.
A partir del 24 de agosto de 2019.
Foto: Voluta e cercadura, (2013) | Cortesía de la artista. Fotógrafo: Jaime Acioli
A nueve meses de la toma de Andrés Manuel López Obrador, se ha evidenciado que uno de los sectores más indignados es el de la cultura. El recorte presupuestal con el que numerosas instituciones recibieron al 2019, el tambaleo del Fonca, la presentación de proyectos llenos de opacidad como el Complejo Cultural Chapultepec —en detrimento de la infraestructura cultural que ya existe en la capital— son algunos casos que me hicieron cuestionar qué tan verdadera es la premisa de pacificar al país a través de las artes y el conocimiento.
Ya llevo un tiempo siendo parte del grupo de personas arrepentidas de votar por nuestro actual presidente. Mi decepción inicial se convirtió en estrés —mucho estrés— en tanto los salarios de mi contrato de honorarios a través del Capítulo 3000 se demoraron cuatro meses del año y nada me garantizaba que sobreviviera al cambio de sexenio. Viví de pedir prestado y todavía hoy debo dinero a quienes me apoyaron durante este año caracterizado por pagos a destiempo. Fue un período de mucha introspección, donde repasé las razones que me orillaron a votar por la austeridad republicana, y donde también evalué los motivos que años atrás me convencieron de ingresar al servicio público tras egresar de la carrera.
Quería rifármela por México e intentar cambiar algo del sistema desde adentro, en vez de criticarlo desde las torres de marfil de la academia o la iniciativa privada. Pensé en todas las veces en que mi familia me advirtió sobre las desventajas que estudiar una carrera de humanidades me traerían a largo plazo. Y peor: llegué a pensar que el tiempo les había dado la razón.
Fue la primera vez que un cambio de gobierno me afectó de manera tan abrupta. A un año de inaugurar el ejercicio de mi carrera profesional, me enfrentaba a una precariedad caracterizada por horas extras no remuneradas, soluciones improvisadas a problemas repentinos, endeudamiento y dinámicas de trabajo verticales que no había experimentado con anterioridad. Vi cómo compañeros/as de otras áreas fueron despedidos y cómo áreas enteras eran sustituidas por personas con actitudes que menospreciaban nuestro trabajo, quizás por haber trabajado en el gobierno durante el auge de la mafia del poder. Sentí la angustia de no saber si la siguiente a la que iban a despedir sería a mí.
«Se te dijo», fue una de las frases que más me repitieron mis amigos y conocidos, no sin cierto aire de superioridad moral, cada vez que les compartía mi situación. ¿Qué opción había en ese momento? La mayoría de las personas en mi gremio estábamos convencidas de que limitar el poder del PRI era la forma más potente de combatir la descomposición y anomia social en la que está sumido el país —mismas que se agudizaron, paradójicamente, en uno de los períodos de bonanza macroeconómica más sólidos de su historia reciente—.
Antes de renunciar o ser despedidos, mis colegas de oficina me comentaban que la presente administración nos estaba defraudando. Que fuimos convencidos a través de un discurso que posicionaba a la cultura como un eje prioritario y redirigiría a creadores y productores hacia la titánica tarea de la conciliación nacional. Pero hace unas semanas me surgió esta inquietud: ¿Y qué tal si desde la lógica presidencial estos preceptos sí se están cumpliendo? A fin de cuentas, fui testigo de los cientos de personas que acudían a mi oficina para recibir apoyo de los más de 2,000 millones de pesos que se destinaron para los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES) —bajo esquemas de contratación, cabe mencionar, muy similares al mío—, el cual por cierto es uno de los programas medulares para el actual Gobierno de la Ciudad de México.
¿Era acaso una señal de que el trabajo que realizo no es prioritario al no vincularse de forma directa con las comunidades más necesitadas? ¿Acaso el no participar de forma activa entre los planes de regeneración social me convertía en un engrane más de los circuitos donde dominan la exclusividad y el elitismo? ¿Era válido quejarme sobre las condiciones que me fueron dadas para ejercer mi profesión, tomando en cuenta que el común denominador no cuenta con ningún apoyo del Estado en primer lugar? ¿No se trataba más bien de un caso típico de las reacciones que emergen en la clase media mexicana cuando sus intereses se ven afectados?
Uno de los aspectos que mi nuevo jefe recalcó al inicio de su gestión fue que habría que aprovechar la sincronía que actualmente existe entre la autoridad local y el gobierno federal para generar proyectos de mayor alcance. Partiendo de ello, creí conveniente activar la red de contactos que mi estancia en el gobierno me ha aportado para reafirmar o desmentir algunas perspectivas. Tras llevar un rato metida en este asunto, me di cuenta que mi opinión no era imparcial, y por tanto creí importante conversar con otras personas —jóvenes y adultas involucradas en mayor o menor grado con el aparato burocrático de México— con la finalidad de generar una postura más diversa. Quise escuchar los comentarios de quienes ya estábamos al interior de esta maquinaria antes del ascenso de Morena, pero también de quienes se integraron después, beneficiados de forma casi inmediata por estos eventos.
A pesar de que AMLO aseguró el fin del neoliberalismo desde su primer día en el poder, la dependencia del Estado mexicano hacia el sistema económico mundial es tan profunda que la sola idea de eliminarlo por decreto resulta absurdo. Una de las cosas que un infiltrado me dijo fue que todo parece indicar que durante este sexenio el sistema seguirá siendo el mismo, con la diferencia de que el poder ejecutivo ejercerá un mayor control sobre el devenir económico. Ello no es una particularidad de la presente administración, sino que se trata de un producto de la evolución que este modelo ha experimentado en las últimas décadas. Spoiler alert: la administración lopezobradorista no es de izquierda.
A estas alturas la ciudadanía está convencida de que el neoliberalismo está conduciéndonos a un desastre global, pero no me resulta frecuente leer ejercicios que reflexionen sobre la manera en que cada uno/a contribuye a su fortalecimiento. Si tomamos en cuenta que el neoliberalismo es un modelo basado en la producción, y que ya desde los años ochenta Guillermo Bonfil Batalla concibió a México como un país donde constantemente se confrontan dos modelos civilizatorios e idiosincrasias distintas —el occidental y el mesoamericano— es posible entender que este sistema ha expulsado desde sus inicios a sociedades cuyas líneas de producción no se enfocan al consumo masivo y la acumulación de capital.
En los últimos años se ha llegado al consenso de que las cúpulas dirigentes de este país tienen una deuda histórica con la creación de proyectos nacionales alternativos, y la administración de Morena prometió atender ese asunto cuando gobernara el país. ¿De dónde surgen entonces esta indignación y decepción colectivas? ¿Qué acaso no estamos viendo una mayor presencia de programas comunitarios, activaciones del espacio público y de iniciativas que buscan la regeneración de tejidos?
Tal vez una de estas causas sea el problema fundamental que la 4T tiene para comunicar lo que entiende por cultura. Ninguno de los sitios oficiales de las instituciones que la promueven cuentan con una visión, misión o definición que nos sirva como referencia. Nos tomó varios meses conocer su definición oficial y nos agarró por sorpresa tras las declaraciones de AMLO sobre el apoyo a pueblos originarios1 y la publicación del Plan Nacional de Desarrollo en julio de este año, donde queda claro que los espacios artísticos tradicionales pasarán a un segundo plano para dar cabida a acciones de difusión artística en barrios y comunidades afectados por la pobreza, la desintegración social y la violencia.2
La prensa nacional no tardó en calificar a estos conceptos como limitados. Pero si partimos de la premisa de que varias de las personas que nos hemos quejado de estas declaraciones somos más o menos beneficiarias del libre flujo de capitales, mercados y personas que la presente administración se ha encargado de calumniar, ¿no caemos entonces en una contradicción al exigir por un lado la democratización de las artes y lo que se entiende por «alta cultura», y por otro generar las condiciones para conservar nuestros mayores intereses? ¿No es este un ejemplo de que las dinámicas culturales locales y globales no son capaces de conciliarse?
Una de las cosas que más ha llamado mi atención entre los círculos donde me desenvuelvo es la falsa conciencia de clase. Entre los puntos de concordancia que detecté entre mis entrevistados, es el de la dudosa autenticidad de la izquierda entre las comunidades artísticas e intelectuales —casi siempre privilegiadas— de México. En años recientes se han intensificado los postulados que critican los efectos de la economía de libre mercado en nuestro país, replicando los discursos que se han importado desde las grandes capitales del arte.
Esta voluntad de cambio, aunado a los abusos de gremios que tradicionalmente han dominado los proyectos culturales medulares del país, derivó en el apoyo explícito a actores, escritores y cantantes a las promesas de campaña de Morena en 2018. Sin embargo, algo que suele pasarse por desapercibido es el hecho de que estas comunidades apoyaron un discurso que cuestiona todos los órdenes de realidad preestablecidos, incluyendo los suyos. Dentro de las inconsistencias que el gobierno de López Obrador ha presentado, quizá se exenta el seguimiento a la política de austeridad que prometió en campaña. Si el presidente prometió un ajuste de cuentas en términos presupuestales, ¿por qué creímos que nosotros seríamos la excepción?
El neoliberalismo como concepto se ha explotado en los últimos años en foros, exposiciones y redes sociales de manera indiscriminada por personas que en ocasiones no poseen una conciencia plena sobre lo que es y qué efectos genera exactamente en cada individuo. Este término es uno de los favoritos en la retórica de López Obrador para diferenciar a su mandato del de sus antecesores, y al mismo tiempo es utilizado como justificación cuando la confianza en su gobierno se ve comprometida. No hay un correcto entendimiento de la izquierda en México.
Es probable, por tanto, que lo que estos sectores de la población en realidad buscan para su país sea la construcción de una estructura parecida a la socialdemocracia, como las que se aplican en los países escandinavos. Pero para alcanzar este proyecto sería necesario contar con una economía desarrollada, y ello solo se logrará a través de inversiones intergeneracionales en materias como educación, derechos humanos y el estado de derecho. Porque la historia contemporánea ha demostrado las consecuencias que la implementación de modelos de izquierda dura han generado en esta región de fragmentos llamada Latinoamérica. Mientras no exista una alternativa realista y viable a las injusticias, asimetrías y erosiones que el neoliberalismo ejerce día con día en el continente, no será posible superarlo.
Tras semanas de reflexionar desde qué privilegios criticaba a la presente administración, puse en tela de juicio la validez de reclamar una solución a los esquemas de precariedad laboral bajo los que opero, en un país donde millones de jóvenes como yo carecen de uno. Seamos honestos: si tú me estás leyendo quizás eres beneficiario/a de las mieles del neoliberalismo. No te conozco, pero asumo que tienes una formación universitaria, consumes fuentes de información que no necesariamente están escritas en español y has viajado en algún momento de tu vida al extranjero. Si reúnes al menos uno de estos factores eso en automático te convierte en parte de una minoría, así como en participante de la red de desigualdades sobre el que se ha construido esta nación. Lo siento. Aunque por otro lado, ¿qué tan jodidas están las actuales dinámicas laborales del país para que tenga que considerar un trabajo sin prestaciones de ley ni estabilidad económica como un golpe de suerte?
Hubo otro punto de acuerdo entre las personas que consulté —fifís y no fifís— que quisiera rescatar: los recortes presupuestales nunca son aceptables. Su aplicación no contribuye al fortalecimiento de la democracia, ni tampoco combaten de forma efectiva al cáncer de la corrupción. La 4T no tiene derecho a apelar a nuestra sensibilidad y comprensión mientras continúe asignando proyectos sin licitación, base su política de crecimiento en la producción de hidrocarburos, recurra a métodos asistencialistas para la repartición de la riqueza y ejecute despidos masivos a servidores públicos.
Como trabajadora de la cultura al servicio del Estado me ofende que haya colegas que ganen menos de 5 mil pesos al mes, en instalaciones que frecuentemente se quedan sin artículos básicos como focos o tóner por las políticas de ahorro que tienen como fin máximo incrementar los beneficios fiscales de PEMEX y así habilitar la construcción multimillonaria de obras como la refinería de Dos Bocas.3
López Obrador parece omitir el hecho de que ya no vivimos en el México cardenista. Tanto el país como los retos a resolver han evolucionado, sobre todo, en materia medioambiental. Que no venga a decirnos que los indígenas son «la verdad más pura de México» cuando su gobierno se empeña en financiar megaproyectos que generan un daño irreversible sobre territorios con un legado mesoamericano latente, como Tehuantepec y la península de Yucatán.
Un amigo recientemente contratado por la Secretaría de Cultura me dijo tras un viaje de trabajo por los estados del sur: «Quizá esté escupiendo hacia arriba, pero muchas veces me pregunté qué estaba haciendo yo como gestor en lugares donde deberían estar construyendo hospitales; en lugares donde la gente se está muriendo. La falta de financiamiento al sector cultural sería justificable si ese dinero se destinara a necesidades básicas como salud y educación, pero no es el caso porque también en esos sectores ha habido recortes».
¿Hay algo que pueda rescatar sobre esta nueva forma de pronunciar los discursos? Posiblemente estamos experimentando el primer intento verdadero de los órganos constitucionales de México por descolonizar sus estructuras. Si bien no cuentan con una mediación adecuada, el actual gobierno está trabajando para generar mayores vínculos entre los poderes municipal, estatal y federal a fin de visibilizar la interculturalidad y fortalecer el sentido comunitario entre grupos vulnerables como los presos y los migrantes centroamericanos.
Asimismo, hay quienes están desarrollando estrategias para reducir la brecha que existe entre arte contemporáneo y arte popular, generar nuevos públicos y descentralizar la producción y el consumo de arte en el país. Con ello me refiero a no solo dar a la gente de los estados un mayor acceso a la creación artística, sino también a tener la oportunidad de problematizar sus contextos y plasmar narrativas propias.
También existe un nicho para la promoción y exploración de los acervos de bibliotecas y parroquias que tiene el potencial de arrojar nuevas perspectivas sobre el ser mexicano, a través de plataformas como el Consejo Honorario de Memoria Histórica y Cultural de México, encabezado por Beatriz Gutiérrez Müller, aunque no queda del todo claro la vinculación que tendrá con la población en general.
Aún cuando existen acciones que en más de una ocasión me han hecho dudar de la capacidad de las nuevas administraciones al frente de instituciones culturales (como las clases para twerkear con perspectiva de género o para ser youtubero), me parece que el carácter experimental de esta transición es una cuestión que debo reconocer. Las pruebas de impacto no podrán presentarse en el corto plazo y habrá que distanciarnos varios años para saber si los esfuerzos y recursos invertidos nos dieron algún fruto.
Hace unos días platiqué por Whatsapp con una amiga que reside en el extranjero desde un jardín público cercano a mi casa. Eran casi las 9 de la mañana: la hierba y las flores estaban cubiertas de rocío. Mientras le contaba varias de las ideas que ya he descrito, le compartí una conclusión que no sabía que tenía y que se me inquietó mucho durante los días posteriores e incluso logró que me sintiera mal conmigo misma: México siempre se va a quedar en la antesala del Primer Mundo. Tus hijos, tus nietos y los hijos de tus nietos nacerán y morirán en un país desigual. Después de redactar ese mensaje, me dijo que no quiere vivir en México. Le dije que yo sí, pero que no la juzgaba por eso.
La ilusión de que estamos por convertirnos en un país desarrollado se ha maquilado en sus proyectos de nación desde el siglo XIX, al grado de transformarse en una especie de promesa no cumplida que no obstante está por cumplirse. La infraestructura funcionalista de México en 1968 y la firma del TLCAN en 1992 son dos ejemplos que me vienen a la mente para materializar la visión colectiva del «ya merito». Algo que mis entrevistados me hicieron ver fue el hecho de que la desigualdad en México no solo es culpa del neoliberalismo, sino que en realidad tiene raíces culturales remotas.
La corrupción como la conocemos hoy nos fue importada por los españoles desde La encomienda, cuando los latifundistas hispanos prometían ante el aparato legal novohispano cuidar y evangelizar a los indios de sus tierras recién otorgadas, solo para poder usarlos como bestias de carga en el despliegue de la economía colonial. Del Virreinato también heredamos el esquema de sociedad estratificada: la segregación de individuos por el origen étnico, sexo, idioma y clase social son una forma de clasificación que 300 años de colonialidad le legaron a una sociedad que a duras penas supera los 200 como parte de una nación independiente.
En los últimos años nuestro país ha generado esfuerzos por visibilizar sus deudas históricas: hasta fechas muy recientes. Poco o nada se hablaba hace diez años sobre la xenofobia, la devastación de los ecosistemas, los derechos reproductivos o los feminicidios. Pero debemos pisar tierra y asimilar el hecho de que en este país siempre habrá proyectos civilizatorios que se interpongan frente a otros mediante el sacrificio de sus habitantes y la opresión de sus mayorías. Es una herencia cuya génesis radica en la violencia y que no podemos suprimirla. Los relatos de dolor, abuso e injusticia de nuestros antepasados corren por nuestras venas criollas, indias, mestizas o mulatas.
Para mí, el acuerdo más sano que podemos hacer como trabajadores de la cultura dentro de este nuevo devenir es reconocernos como la inoculación de un cambio que seguro va a eclosionar, pero que no nos tocará presenciar. Con el gobierno, sin el gobierno, y a pesar del gobierno. La meritocracia, el clasismo y las oligarquías que la 4T prometió erradicar en seis años han estado aquí durante siglos. Se han institucionalizado e incluso se han vuelto parte de lo que nos hace atractivos ante las miradas de los extranjeros.
Incluso estas heridas y estos contrastes están al interior de nuestros imaginarios más consagrados: Ignacio Manuel Altamirano describió el asco que provocaba la piel morena entre las mujeres de cabellos dorados en sus novelas costumbristas; Luis Buñuel nos mostró los arrabales que surgían en los márgenes de los rascacielos que surcaban el horizonte de una Ciudad de México injusta en Los olvidados; Diego Rivera inmortalizó la frivolidad de la burguesía y la explotación de los trabajadores en los muros virreinales de varias dependencias, y Francisco Goitia pintó el carácter desolado y sin esperanza de los páramos nacionales. Claro que ha habido avances, pero éstos no suelen presentarse de la manera inmediata a la que nosotros, jóvenes mexicanos del siglo XXI, estamos acostumbrados a recibir. Porque el ser humano no es virtuoso en su totalidad y es parte de su condición el querer desplegar su dominio sobre los otros.
Otros textos recientes del gremio hacen un llamado a la organización para superar la indignación que provoca el statu quo y pasar a la acción. Organización, palabra difícil de concretar en un país que no está acostumbrado a las causas comunes. Ni siquiera se puede decir que quienes estamos en un medio tan pequeño como la gestión cultural busquemos las mismas causas. Se trata de un ideal que mencionamos con aires de manifiesto como una forma de reafirmar nuestro compromiso con la comunidad, pero creo que muy en el fondo todos reconocemos que México no tiene una solución real. Como historiadora me parece que nunca nos recuperamos del golpe de la Colonia.
Si movimientos de regeneración como #YoSoy132 inauguraron la urgencia de mi juventud por cambiar las cosas, con estas líneas le doy clausura. ¿Es esto envejecer? Tal vez. Pero he entendido que una generación por sí sola no es capaz de dar borrón y cuenta nueva a todos los males que acosan a un pueblo. En esta tierra de realismo mágico donde de alguna forma u otra formamos parte de una otredad, y donde lo único que nos une es la mexicaneidad misma, será indispensable dejar los romanticismos a un lado y separar la corrección política de nuestro poder como ciudadanía. Pienso que solo desde la particularidad de nuestras circunstancias podremos germinar una simiente que la población mexicana que esté cuando trascendamos podrán incorporar en sus vidas. Si es que todavía queda vida.
Foto: etcetera.com
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1 «Lamentan concepto de cultura de AMLO» en El Universal, disponible aquí.
Maia Contemporary presenta Guí Yase / Fuego Negro, de Sabino Guisu (Juchitán, Oaxaca, 1986), primera exposición individual en la Ciudad de México que abre una visión donde lo primordial y originario de las culturas antiguas se intersecta con el presente, proponiendo así una crítica de la actitud del hombre contemporáneo.
Guí Yase / Fuego Negro discurre por instalaciones de luz y obras que remiten a un pasado de imaginación y ritualidad. El resultado es un conjunto de piezas que pueden referir la última década de creación de Sabino Guisu, sus preocupaciones ecológicas, su necesidad de preservar una serie de lenguajes en extinción, así como de innovar y modificar cierto espacio de historia nacional.
El Concurso Internacional de Arquitectura Arquine convoca al diseño del Pabellón MEXTRÓPOLI no. 22. Una propuesta inserta en la ciudad de manera temporal que logre establecer, a partir de su propio discurso, un espacio innovador y sostenible para el desarrollo de un programa público abierto que estimule a su vez la interacción entre arquitectura y ciudadanía.
El Pabellón MEXTRÓPOLI es el referente de cada edición del Festival de Arquitectura y Ciudad MEXTRÓPOLI, para el que cada concursante deberá proyectar una estructura que cumpla con las condiciones específicas en tiempos, costos y características, considerando la cualidad de provocar y atraer al público.
La convocatoria está dirigida a la comunidad de arquitectura, diseño, urbanismo, sociología y estudiantes afines nacionales e internacionales. Consulta las bases completas y fechas de convocatoria aquí.
Las inscripciones están abiertas hasta el 10 enero de 2020.
Breve y White Cremnitz presentan Consecuencias, un juego de palabras, exposición colectiva que revisa el portafolio artístico de ambas galerías mexicanas a manera de poética grupal. Desde sus inicios hace cinco años, las dos galerías han apostado por la visibilidad de propuestas artísticas emergentes creando nuevas alternativas dentro del mercado local y expositivo que posibilitan el crecimiento de su artistas integrantes.
En la década de los años 20, existió un juego de mesa llamado Consecuencias, que inspiró a la creación surrealista a inventar la técnica de escritura cadáver exquisito. En Consecuencias cada participante escribía por turnos una frase en una hoja, doblándola después para bloquear el escrito y pasarlo al participante siguiente. Al final del juego la hoja se volvía contenedor de un conjunto de textos inconexos que creaban un narrativa lúdica y experimental.
Inspirada en este recreo de palabras, la muestra es un escrito aleatorio donde cada pieza corresponde a una palabra, un ejercicio curatorial intuitivo y automático que convierte los muros en una especie de pliegos de escritura. El resultado descubre conexiones, intereses y temáticas afines que son exploradas a partir de generaciones, contextos y técnicas diversas.
En palabras de Begoña Irazábal: «En esta época, más que nunca la unión hace la fuerza, cuando no solo se comparten recursos sino que se potencializan. La idea de esta muestra surge por las ganas de no quedarse con las ganas, de hacer y de que los artistas sigan teniendo espacios y plataformas para mostrar su trabajo, pero con una dinámica curatorial interesante con el ojo divertido y lúdico de Violeta Horcasitas, tejiendo temáticas, narrativas e intereses entre artistas contemporáneos que han compartido una misma época, una escuela, una amistad, un viaje o la oportunidad de reflexionar y trabajar en una residencia artística y ahora con esta exposición mostrar el resultado. El objetivo es evidenciar las conexiones y los vínculos entre galerías y artistas jóvenes.»
Bajo la curaduría de Violeta Horcasitas participan Camila Cossio, Ale España, Natalia Fernández, Manuela Garcia, Sumie García, Sofía Garfias, Manuel León, Federico Martínez Montoya, Olmo, Jorge Rosano, Omar SM, Sebastián Vizcaíno.
Hasta el 18 de agosto de 2019 en White Cremnitz.
Foto: Díptico Volcán, de Sumie García | Cortesía: Violeta Horcasitas.
Proyecto Siqueiros invita a participar en la quinta edición de la Escuela de Crítica de Arte (ECA), dedicada en esta ocasión a la crítica feminista y cuyo programa tiene un carácter inmersivo, académico y vinculante integrado por seminarios y tres conferencias abiertas al público impartidas por académicas expertas en el tema.
La crítica feminista examina las representaciones visuales de las mujeres en el arte y el arte producido por mujeres. Forma parte de la teoría feminista, la cual se ha enfocado en explorar temas que incluyen la discriminación, la conversión en objeto (especialmente sexual), la opresión, el patriarcado y los estereotipos.
Los textos, exposiciones, artivismos y proyectos culturales que se discutirán durante los seminarios, conferencias y conversatorios analizan la diversidad de prácticas feministas en el arte producido desde la década de los sesenta en adelante en varias partes del mundo. Abordan vacíos históricos y cuestionan la falta de atención y visibilidad por parte de las instituciones, por situar dichas prácticas en los contextos políticos, sociales y culturales.
Asimismo, son propuestas que trascienden la idea de un feminismo central y occidental, re-articulándolo desde las posiciones feministas de mujeres latinoamericanas, afroamericanas, afroeuropeas y asiáticas. En este sentido, son prácticas artísticas, de escritura, curaduría e investigación informadas también por estudios poscoloniales. Dichas prácticas curatoriales y de escritura crítica revisan y consideran la pluralidad de representaciones del arte hecho por mujeres. El feminismo es multicultural e interseccional en estas propuestas.
Con la coordinación de Jessica Berlanga Taylor, las ponentes invitadas son Rosina Cazali, Karen Cordero, Cecilia Fajardo-Hill, Cynthia Francica y Georgina Gluzman.
La quinta edición de la Escuela de Crítica de Arte está dirigida a personas interesadas en desarrollar y/o profundizar en sus prácticas de escritura crítica, curatoriales, artísticas, pedagógicas y/o de investigación, las teorías y prácticas propuestas por la crítica feminista en el campo del arte contemporáneo latinoamericano.
Del 11 al 23 de octubre de 2019 en La Tallera.
Requisitos de participación:
· El avance de un proyecto artístico, curatorial, pedagógico o de escritura, de su autoría en el que se encuentren trabajando o hayan concluido (en español, inglés o portugués), de máximo tres cuartillas, que permita al equipo de Proyecto Siqueiros tener un acercamiento su trabajo crítico.
· CV actualizado.
· Semblanza breve de 150 palabras.
· Carta de intención que indique su interés en formar parte de la ECA 2019 (una cuartilla).
· Declarar por escrito que se cuenta con el nivel de inglés adecuado para leer textos en esta lengua.
Los documentos deben enviarse a: tallera.residencias@inba.gob.mx con el asunto Candidatura ECA 2019. Fecha límite de recepción: viernes 23 de agosto de 2019.