Archivo para el febrero, 2018

Opinión | The Lulennial II: A Low-Hanging Fruit

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Por Fernando Pichardo | Febrero, 2018

Si uno es suficientemente creativo, se dará cuenta que Lulennial II: A Low-Hanging Fruit no comienza en la entrada del espacio donde se montó, sino varias cuadras antes sobre la calle de Bajío. Esta arteria de la colonia Roma Sur es un lugar lleno de energía que, sin embargo, no posee el ritmo acelerado que caracteriza a otras partes del poniente de la capital. Es una vía con árboles viejos a ambos lados del pavimento, locales que no han cambiado su fisionomía en décadas y fruta. Mucha fruta.

Ya sea que aparezcan pintadas en los rótulos de los puestos de jugos, servidas en los postres de las fondas llenas de oficinistas o apiladas en cestos afuera de las recauderías, las frutas son uno de los aportes de color más notorios en el vecindario de Lulu. Para Chris Sharp, cofundador de este espacio expositivo, la idea de posicionar tales elementos como eje central para la segunda edición de esta bienal surgió a partir de la influencia que éstas generan en nuestro día a día, así como la carencia de sentido que una exposición semejante tiene para un medio que se toma demasiado en serio a sí mismo. Hablar sobre fruta y comprender las repercusiones que tienen en nuestra vida debería ser algo tan sencillo como extender los brazos al árbol para arrancar un fruto. De ahí que se haya optado por la elección de la frase low-hanging, un cliché que en inglés alude a algo demasiado fácil para tomar; que no demanda un esfuerzo intelectual.

Si bien la muestra es una continuación de la primera Lulennial, nombrada A Slight Gestuary, en tanto que desafía los formatos monumentales de las ferias de arte desde un área de 9 metros cuadrados, A Low-Hanging Fruit tiene particularidades que la convierten en un proyecto curatorial independiente. La idea original era realizar un homenaje libre a las connotaciones que la fruta posee en la cultura occidental: desde la mitología clásica y la Biblia, hasta el homoerotismo y la protesta social. No obstante, esta bienal también se gestionó con la idea de refrescar la discusión sobre el estado del arte desde el sur global. Por tanto, la Lulennial desinfla el estereotipo de América Latina como un lugar que ofrece sus bondades a través de los productos que crecen en su tierra: un ideal evidente en el trabajo de personajes del siglo XX como Rufino Tamayo, Olga Costa y Miguel Covarrubias.

En colaboración con el escritor y crítico de arte angelino Andrew Berardini, Sharp convocó a más de veinte artistas cuya obra se caracteriza por la multiplicidad de interpretaciones que son capaces de arrojar. La participación de creadores como el mexicano Rodrigo Hernández, el nicaragüense-estadounidense Luis Miguel Bendaña y la brasileña Erika Verzutti, pone en evidencia la presencia panamericana contenida en la Lulennial. Sin embargo, la intención de esta curaduría fue trasladar las complejidades del continente a otras latitudes para luego reunirlas en México, presentando a creadores que hasta entonces tenían una relación escasa o nula con el país como Derya Akay, Yugi Agematsu o Meriem Bennani. De acuerdo con Sharp, “cada artista tiene un tipo de polivalencia propio. No expresan una sola cosa: sus obras fluctúan entre el humor y la profundidad. Nos basamos en una afinidad que dio preferencia a lo conceptual y no tanto a lo geográfico”.[1]

El proyecto de Sharp y Berardini plantea a Lulu como un remanso donde artistas y audiencia puedan despejarse, tras un año marcado por la turbulencia financiera de Documenta, las tensiones raciales y económicas de la Whitney Biennial y la ansiedad ante el futuro que prevaleció en la Bienal de Venecia: “Pareciera que hay demasiada presión en esas exhibiciones a gran escala por resolver los problemas del mundo. […] Existe un consenso general de que el arte debería operar como un político, ocasionando que ya no sea divertido”.[2]

Aún cuando la Lulennial intenta emanciparse de las cargas ideológicas que conciernen al circuito del arte internacional, creo que resulta limitado interpretar los discursos concentrados únicamente bajo una lectura lúdica, especialmente en una metrópolis tropical donde las pulsiones de vida y muerte forman una parte intrínseca de su identidad colectiva.

Resulta necesario cuestionar si el hedonismo al que apela la Lulennial en verdad puede desentenderse del prisma sociopolítico que analiza al arte hoy. Entre las obras compiladas, Penca (2017), de Naufus Ramírez-Figueroa, destaca por la implicaciones políticas y sexuales que el plátano posee en América Latina. La pieza fue fabricada con poliestireno y fibra de vidrio, generando una narrativa que nos recuerda en primera instancia a las connotaciones fálicas de la fruta, pero que de manera ulterior fusiona los cuerpos de los trabajadores explotados y el producto que obtienen a partir del agotamiento de los campos en su natal Guatemala.

Al respecto, Berardini concientiza al público sobre la dificultad de divorciar a las representaciones de frutas en el arte de las fuerzas sociales que las posibilitan:  “La suave, dulce energía del plátano esconde en su matiz, el sufrimiento de millones de trabajadores y la insensibilidad de sus patrones, los suicidios de los invasores corporativos y los millones que han matado y mutilado con sus prácticas laborales asesinas […]”.[3] Caladas, sensualmente apetecibles y en espera de ser consumidas, pareciera que el aparato artístico latinoamericano ha utilizado a las frutas como un mecanismo para domesticar desde el ámbito simbólico a los habitantes, cosechas y plantíos que la región comprende.

A Low-Hanging Fruit también tiene la intención de criticar estructuras de alcance universal bajo una postura burlona. Quizá la obra más representativa para este caso sea Untitled (Support for Mathematics Lesson) (2007), de Gabriel Sierra. En ella, el artista colombiano formó una retícula a partir de la superposición de reglas de plástico para posteriormente colocarlas sobre un plato. Al llenar los huecos con frutas artificiales, crea una cornucopia que evidencia el fracaso de los sistemas métricos para aprehender las formas, texturas y dimensiones que conforman al universo, incluso a escalas tan reducidas como las de una pera, un higo o una granada.

Finalmente, las entregas semanales de Scheme (2014), que forman parte de la obra que Nina Beier trajo para esta bienal, presentan un ejemplo sobre cómo la fruta es capaz de reflejar percepciones sobre la existencia humana que son todo menos superficiales. La artista danesa optó por esparcir peras, coles, pepinos, zanahorias, naranjas, papas, manzanas y otras frutas y verduras en un pasillo, para revisitar el concepto de memento mori y recordarnos la intrascendencia del mundo físico al permitir que estas se pudran con el transcurso de los días. La inclusión de las cajas donde se transporta la mercancía es un recordatorio de la alteración al orden natural que la acción humana ha ejercido en favor de la comodificación, en un momento donde el mundo experimenta la fase inicial del antropoceno.

De acuerdo con Sharp, la Lulennial es “un intento modesto por ser enciclopédicos”. Reúne en un espacio diminuto a latitudes y visiones diversas con el objetivo de establecer una heurística sobre elementos que aunque han construido parte de las economías, imaginarios y dietas latinoamericanos, raramente son tomados como un tema para reflexionar. Aunque en su esfuerzo por comprometerse con un discurso global, pienso que la bienal desatiende al contexto inmediato sobre el que se desenvuelve. Esto no es incongruente si tomamos en cuenta que entre los intereses de Lulu no está difundir narrativas motivadas por las condiciones sociopolíticas regionales, en este caso de la Ciudad de México.[4] Pero en un proyecto que asegura difundir el trabajo de artistas poco conocidos entre los locales, me pregunto cuántos locatarios, vecinos o meseros de la calle Bajío se habrán dado una vuelta para examinar los significados que desprende aquello que compran, venden y saborean con regularidad.

Foto: Scheme, de Nina Beier.

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[1] Chris Sharp en entrevista para GASTV.

[2] Ibídem

[3] Andrew Berardini (2018). The Lulennial II: A Low Hanging Fruit. Mousse, p. 47.

[4] Joseph Del Pesco (2015). “Chris Sharp, Co-Founder of Lulu (Mexico City): in Conversation with Joseph Del Pesco.” SFAQ International Art & Culture. Disponible aquí.

Primer Mega Editatón #MujeresHaciendoMéxico

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Por GASTV | Marzo, 2018

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el Centro de Cultura Digital abrirá su espacio al primer Mega Editatón #MujeresHaciendoMéxico, un proyecto en colaboración con Wikimedia México. Wikipedia, al igual que muchos otros proyectos tecnológicos en el mundo, presenta una brecha de género que se percibe en el número de colaboradoras, de cada 10 wikipedistas en el mundo sólo una es mujer. Existe una carencia de artículos sobre mujeres, en Wikipedia en español solamente el 16% de biografías son de mujeres, desde una diversidad de perspectivas y temas relacionados a sus intereses, incluso predominan artículos con perspectivas sexistas que refuerzan estereotipos de género.

Por ello, se han creado distintas iniciativas para reducir esta brecha como Wiki Women’s, un proyecto comunitario creado por mujeres que editan Wikipedia y otros proyectos de Wikimedia alrededor del mundo, y que busca alentar a otras a hacer lo mismo; y WikiWomenCamp, que consiste en una reunión de mujeres wikipedistas y wikimedistas que detectan problemas en común y posibles soluciones. Como parte de ambas iniciativas fue creado el proyecto Editatona, un esfuerzo local que ha cruzado fronteras visibilizando a mujeres en Wikipedia y fomentando la edición por parte de las mismas.

En su primera edición, el Mega Editatón #MujeresHaciendoMéxico busca crear un espacio para hablar de la labor de las mujeres, recuperar los espacios y generar un diálogo activo, inclusivo y respetuoso del lugar que merece el trabajo que han hecho en la construcción del país en todos los ámbitos. El proyecto contará con la participación de mujeres especialistas en las distintas categorías como periodismo, deportes, arte, ciencias, literatura y música.

El Mega Editatón #MujeresHaciendoMéxico se llevará a cabo en las instalaciones del Centro de Cultura Digital el 08 de marzo de las 14:00 h a las 20:00 h. Para participar como editora consulta el registro aquí.

Foto: @Wikemedia_mx

Sublevaciones, en el MUAC

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Por GASTV | Febrero, 2018

El filósofo George Didi-Huberman (Francia, 1953) realiza desde hace años un proyecto histórico y teórico, principalmente a través de la serie de libros titulados L’oeil de l’histoire (El ojo de la Historia), que en sus últimas entregas afrontan la pregunta por la representación de los pueblos en el sentido estético y político de la palabra representación.

Este proyecto se materializa ahora en una exposición transdisciplinar sobre las emociones colectivas y los eventos políticos como movimientos en lucha: el malestar social, la agitación política e insubordinación, las insurrecciones, las revueltas y revoluciones de todo tipo.

Sublevaciones, que en palabras del autor: “Se trata, pues, de imágenes; a ellas está dedicada esta exposición. Imágenes de todos los tiempos, desde Goya hasta hoy, y de todo tipo: pinturas, dibujos o esculturas, películas o fotografías, videos, instalaciones, documentos… Dialogan más allá de las diferentes épocas”. La exposición está compuesta por cinco núcleos: Elementos (desencadenados); Gestos (intensos); Palabras (exclamadas); Conflictos (encendidos); y Deseos (indestructibles).

La muestra se integra por más de 250 obras entre manuscritos, documentos, pinturas, dibujos, grabados, fotografías y películas, de más de 100 artistas. En cada sede, Didi-Huberman integra obras locales, en el caso de México se incluyen los manifiestos en náhuatl de Emiliano Zapata, el manifiesto estridentista, una foto de Barros Sierra en la manifestación por la autonomía de la Universidad de 1968, los Papalotes de los 43 estudiantes desaparecidos de Francisco Toledo, la Comandante Esther hablando en la Cámara de Diputados y Senadores, además de obra de Graciela Iturbide, Tercerunquinto, Vicente Razo, Silvia Gruner, No Grupo, Ulises Carrión, Javier Téllez y Francis Alÿs.

Sublevaciones se integra por obra de artistas de todo el mundo como Tina Modotti, Marcel Duchamp, Friedrich Nietzsche, Michel Foucault, André Breton, Charles Baudelaire, Victor Hugo, Pier Paolo Pasolini, Francisco de Goya y Joseph Beuys, por mencionar algunos.

Sublevaciones estará abierta al público hasta el 29 de julio de 2018 en el Museo Universitario Arte Contemporáneo.

Imagen: Cortesía MUAC.

Autorreconstrucción: Social Tissue, de Abraham Cruzvillegas

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Por GASTV | Febrero, 2018

Autorreconstrucción: Social Tissue, la primera exposición individual de Abraham Cruzvillegas (México, 1968) en Suiza se presenta en la Galería de arte Kunsthaus. En ésta, el espacio de exhibición se transforma en un taller, en el que se crearán nuevas obras de arte y se llevarán a cabo una serie de eventos, desde proyecciones de películas, talleres y mesas redondas hasta tardes de patinetas y juegos para niños. Al final, las nuevas creaciones se ensamblarán en una instalación completa.

El trabajo de Cruzvillegas está permeado por la autoconstrucción, concepto que describe una forma de trabajo marcado por la improvisación e inestabilidad, que presenta el cambio como un estado permanente que surge de la naturaleza, que en sí misma es caótica y fragmentaria.

En esta ocasión, el artita trasladará el concepto de proceso dinámico al propio formato de exhibición, en lo que promete ser un experimento inolvidable: una oportunidad única de presenciar a un artista en medio de su proceso productivo y acceder al arte de una manera completamente nueva a pesar de la corta duración de la muestra, cinco semanas.

Autorreconstrucción: Social Tissue se expone en la Galería Kunsthaus hasta el 25 de marzo de 2018.

Foto: Swissinfo.

Fonca: Primer bloque de convocatorias 2018

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Por GASTV | Febrero, 2018

La Secretaría de Cultura, a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), abre el primer bloque de convocatorias 2018: CNTeatro, Cepromusic, ENARTES y Jóvenes Creadores, en el que incorpora nuevas categorías y disciplinas.

El Fonca, en conjunto con el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), abre las convocatorias para integrar la Compañía Nacional de Teatro (CNTeatro) y el Ensamble del Centro de Experimentación de Música Contemporánea (Cepromusic).

Asimismo, publica la décima convocatoria del Encuentro de Artes Escénicas (ENARTES) que invita a participar a grupos y solistas mexicanos profesionales de Danza, Música, Teatro, Espectáculos de calle, Circo, Interdisciplina, Creación escénica con nuevas tecnologías y por primera vez incluye la disciplina Espectáculos para niños y jóvenes.

Por su parte, la convocatoria de Jóvenes Creadores está dirigida a artistas de entre 18 a 34 años de edad para desarrollar durante un año un proyecto artístico que será asesorado por artistas con amplia trayectoria. El programa incluye las disciplinas de Arquitectura, Artes Aplicadas, Artes Visuales, Danza, Letras, Letras en Lenguas Indígenas, Medios Audiovisuales, Música y Teatro.

Para conocer los montos, inicio, duración del estímulo, el plazo en que vence el registro y los requisitos necesarios de participación se puede consultar el sitio web Fonca en línea.

Foto: El Universal Querétaro.

Crossover + El preludio de la ruptura

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Por GASTV | Febrero, 2018

Como actividad inaugural de Resistencias por goteo. Medios tácticos contra la economía neoliberal, Centro Cultural Border presenta una doble intervención de espacio a partir de las cuales se ponen en tensión temas sobre el uso del territorio (físico y virtual), su privatización, politización y ocupación.

Crossover es una colaboración entre Cecilia Barreto y Andrew Roberts, que representa un centro de datos de una entidad corporativa ficticia que, en un hipotético escenario futuro, genera activos económicos detonados por la venta de amaneceres digitales en una situación ficticia en la que el Sol ha sido privatizado y la única manera de ser visto es a través de animaciones que dicho corporativo produce y vende.

A partir de la instalación, se explora la posibilidad de hacer visible lo virtual en tanto espacio de poder y control económico y, por lo tanto, sistémico.

Desde otro espectro geopolítico, en El preludio de la ruptura Néstor Jiménez profundiza la exploración del uso del espacio y el modo de capitalizar su ocupación a partir de una pintura mural que reproduce pintas y frases ubicadas en las fachadas de la Plaza comercial “Dorados Villa”, ubicada en el paradero de camiones de Canal de Chalco y perteneciente al Frente Popular Francisco Villa Siglo XXI, siendo ésta una de las múltiples cooperativas que ayudan a financiar al movimiento FPFV y a sus miembros, a través de una forma de empleo derivada de la toma de predios y uso de suelo. Estos comercios operan con base en la necesidad y la violencia y entienden la ocupación del espacio público como estrategia política y económica.

Entre las pintas está representado el caballo de Pancho Villa, pero sin jinete, como una forma de aludir al sentimiento general en América Latina acerca de las ideologías de izquierda y los movimientos de revolución: caballos desbocados, sin un guía particular, que difícilmente pueden detenerse. Se integran también una serie de dibujos con lápiz de color, que representan la literatura de la que se nutre la ideología y método de la mayor parte de movimientos de sublevación popular en América Latina. Algunos están escritos con faltas de ortografía, como una forma de señalar que estos movimientos se llevaron a cabo en el pragmatismo y no necesariamente desde la academia.

Ambas intervenciones estarán activas hasta junio de 2018 en Centro Cultural Border.

Imagen: CCBorder.

Publicación: Los animales muertos, de Jorge Satorre

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Por GASTV | Febrero, 2018

A través de dibujos y procesos manuales, Jorge Satorre (México, 1979) indaga historias y sucesos que a menudo han pasado desapercibidos dentro de su contexto general. Ya sean omisiones dentro de la memoria de un lugar o imágenes mentales recurrentes para el artista, estos elementos pasan por un ejercicio de reinterpretación que propone nuevas pistas a ser desentrañadas por los visitantes, y a partir de las cuales pueden inferir su propia versión de la historia.

Los animales muertos fue un proyecto desarrollado para el Museo Tamayo, en el que a través de una serie de dibujos el artista planteó una escena en la que dos lobos acechan a un borrego sobre un conjunto de losetas de barro aún frescas.

Como una extensión de la muestra, la publicación desdobla tres de los dibujos en donde una escena sexual es la parte central. Cada ilustración recorre los detalles de la habitación desde distintos puntos de vista, una interpretación del sitio a manera de juego de escalas. Los animales muertos es el resultado de una serie de conexiones mentales del artista en torno a sus fantasías y recuerdos sexuales como un posible sitio para expandir la manera tradicional de su trabajo.

De acuerdo con Satorre, «se trata de jugar con escalas opuestas y a la vez, una manera de ‘desentumirme’ en mis métodos para experimentar con elementos de ficción».

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Foto: Cortesía del artista.

Fantasma semiótico (s)cituacionista

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Por GASTV | Febrero, 2018

Fantasma semiótico (s)cituacionista, curada por Guillermo Santamarina, busca cuestionar el nocivo hábitat urbano, los absurdos de la realidad neoliberal, la hiperinformación que deriva en cortedad, la eventual evaporación del civismo, la proliferación de monstruos con poder e incluso al mismo arte, a la vez, enlaza a la disociación que provocó el fenómeno del 19 de septiembre de 2017 con sus quebrantos de fantasmagoría y desgracia.

La exposición colectiva integra más de 120 piezas en pintura, dibujo, escultura, videoarte, registros de performances y piezas interactivas de 15 artistas de diferentes generaciones.

Entre los artistas participantes se encuentran: Berta Kolteniuk, Cisco Jiménez, Cristian Franco, Damián Ortega, Laureana Toledo, Melecio Galván, Santiago Merino y Víctor Del Moral. Destacan 33 dibujos de Melecio Galván que el artista realizó para ilustrar libros de texto de primaria y que se exhiben por primera vez.

Fantasma semiótico (s)cituacionista estará en exposición hasta el 13 de mayo de 2018 en el Museo Carrillo Gil.

Imagen: Secretaría de Cultura.

Nos prometieron futuro en Centro de la Imagen

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Por GASTV | Febrero, 2018

El Centro de la Imagen presenta Nos prometieron futuro, muestra que integra 15 proyectos desarrollados dentro del Seminario de Producción Fotográfica 2017, bajo la tutoría de Verónica Gerber Bicecci.

La exposición propone tres núcleos de trabajo para pensar el porvenir: la extinción de la imagen, reconfiguraciones del presente y eterno retorno.

Los proyectos de Elizabeth del Angel, Kendy Rivera, Alfonso Santiago, Esteban Fuentes y Pierre Herrera dibujan el terreno distópico de la representación en crisis. A través de vestigios de luz, naturalezas muertas, pantallas solitarias y memorias intervenidas nos sugieren, entre otras cosas, la posible extinción de la imagen producida por humanos y el triunfo de los dispositivos tecnológicos.

Por su parte, los trabajos de Alejandra Aragón, Dahlia Sosa, Alejandro Juárez, Erik Tlaseca y Aaron Cadena buscan una reconfiguración del presente al situarse en la tensión entre la autorrepresentación y la representación del otro. Todos ellos proponen identidades críticas a partir de la investigación con documentos cotidianos: el archivo familiar, las relaciones amorosas, las ruinas de la violencia o el peso del pasado histórico.

Y las piezas de Yolanda Segura, Camelia Estefes, Flora Vala, Darinka Lamas y Antonio Falcón Villalobos cierran la muestra con la premisa del eterno retorno. Aquí se ponen en cuestión los medios de producción, la espiritualidad como ruta de escape, las relaciones entre entorno urbano y natural, así como las condiciones sociales y laborales que definen nuestro contexto actual en una narrativa cíclica inescapable.

De manera paralela, tendrá lugar una charla con invitados alrededor de la muestra, un día de visitas guiadas y la presentación del Cuaderno de proceso del SPF2017.

Nos prometieron futuro estará abierta hasta el 18 de marzo de 2018.

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Foto: Cortesía Centro de la Imagen.

Blackout, de Allora & Calzadilla

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Por GASTV | Febrero, 2018

Allora & Calzadilla, dueto conformado por Jennifer Allora (EUA, 1974) y Guillermo Calzadilla (Cuba, 1971), presentan Blackout. Su trabajo cuestiona las convenciones narrativas y estructurales del relato y explora el potencial del lenguaje y la materialidad para dar sentido a su investigación artística para repensar la geopolítica contemporánea, los artefactos culturales y el insondable tiempo de la historia arqueológica, por medio de escultura, performance, video, sonido y fotografía en múltiples combinaciones.

En Blackout, los artistas analizan los problemas críticos y las contradicciones relacionadas con la energía en su relación con el poder, la investigación, la ecología y la situación política mundial tomando como referencia Puerto Rico, al ser un un territorio no incorporado en Estados Unidos. La pieza está acompañada de una composición sonora mains hum, realizada por el compositor estadounidense David Lang (EUA, 1957).

Blackout se presenta hasta el 30 de mayo de 2018 en la Galería 5 del MAXXi en Roma.

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Imagen: kurimanzutto.

Gallery Weekend Berlín

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Por GASTV | Febrero, 2018

Del 27 al 29 de abril de 2018 se llevará a cabo la decimocuarta edición de Gallery Weekend Berlín. Edición que este año cuenta con un programa que incluye diferentes inauguraciones, charlas, conferencias y visitas guiadas, en las que participan 46 galerías de la ciudad alemana presentando artistas locales e internacionales.

Se integran por primera vez las galerías Lars Friedrich, que presenta la obra del artista Peter Wätchler (Alemania, 1979) y Gillmeier Rech, que exhibe el trabajo de Jim Thorell (Suecia, 1981). Por su parte, en la galería Esther Schipper se mostrará obra del grupo General Idea (Canadá, 1946) y la galería neugerriemschneider expondrá el trabajo del mexicano Mario García Torres (México, 1975).

Foto: Gallery Weekeng Berlín 2017.

San Isidro’s Still en Anonymous Gallery

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Por GASTV | Febrero, 2018

San Isidro’s Still explora, a través de la obra de 13 artistas, el mundo de los enteógenos y su relación con el arte. La muestra, curada por Paulina Ascencio y Daniel Garza-Usabiaga, hace referencia en su título al nombre común de los hongos alucinógenos en México y reevalúa las conexiones, nuevas percepciones, encuentros rituales y exploraciones lúdicas que se han abordado, históricamente, a través de distintos procesos creativos gracias a los hongos, esto sin dejar de lado la larga tradición que incluye a artistas como Antonin Artaud, Henri Michaux y Rudolf Steine.

Las piezas que se presentan tratan nociones relacionadas con el cosmos, formas arcaicas y simbólicas, la espiritualidad del mundo natural, la arquitectura de la geología y los minerales, geometrías sagradas y la relación entre el microcosmos y el macrocosmos. La materialidad y las soluciones de la sobras ajustan y refuerzan la perspectiva de la exposición al reunir artistas de diferentes generaciones y nacionalidades.

Participan: Anouk Kruithof (Países Bajos, 1981), Clive Murphy (Irlanda, 1971), Cristina Tufiño (Puerto Rico, 1982), Eamon Ore Giron (EUA, 1973), Fernando González Gortázar (México, 1942), Isa Carrillo (México, 1982), Hippies Asquerosos, proyecto de Willy Kautz (Sao Paulo, 1975), JIS (México, 1963), Kristin Reger (EUA, 1984), Marie Strauss (Alemania, 1981), Roxanne Jackson (EU, 1970), Santiago Merino (México, 1973) y Yeni Mao (Canadá, 1971).

San Isidro’s Still se presenta en Anonymous Gallery hasta el 10 de marzo de 2018.

Foto: Cortesía Anonymous Gallery.

El dibujo como herramienta de incitación histórica, por Fabiola Iza

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Sobre Cartas a mi madre, de Helena Fernández-Cavada

Febrero, 2018

En 2006, mientras estaba sentado en un taxi que se adentraba en un túnel vial en Medellín, el antropólogo Michael Taussig atestiguó una escena peculiar y perturbadora: en el poco espacio existente entre el arrollo vehicular y las altas paredes del mismo túnel estaban un hombre y una mujer, él se introducía —de cuerpo completo— en una bolsa de nylon blanca y ella cosía la bolsa y lo encerraba dentro. Extrañado y aún sorprendido, Taussig dibujó más tarde la imagen en su libreta de trabajo. Sumado al nebuloso recuerdo, el dibujo es el único testimonio de tal evento. De la reflexión sobre este encuentro fortuito surgió I Swear I Saw This (Juro que vi esto), un pequeño libro donde se pregunta por el rol del dibujo dentro de la práctica antropológica.[1]

Al ser una disciplina científica, con las pretensiones de objetividad y generación de conocimiento que por ende le atañen, la antropología prescinde de los dibujos realizados por sus practicantes. Registros subjetivos de un hallazgo específico, impregnados de lo que Taussig llama la “lógica imaginativa del descubrimiento”, los dibujos desaparecen para transformarse en “la rígida disciplina de la prueba”, es decir, teoría y conocimiento aparentemente objetivos. Incluso fuera del campo antropológico, el dibujo suele asociarse con estadios primitivos que preceden al lenguaje escrito. Por ejemplo, desde una perspectiva occidental, las culturas mesoamericanas fueron infantilizadas a lo largo de varios siglos: al utilizar sistemas de escritura más cercanos al dibujo que a la lógica alfabética grecolatina, como los sistemas iconográficos, su contenido se asociaba con repertorios míticos y no históricos.

A pesar de que la elección del dibujo como medio para la narración histórica parezca una decisión atípica, en Cartas a mi madre Helena Fernández-Cavada (Madrid, 1979) hace uso de éste como una herramienta que llamaré, a falta de una expresión más elocuente, de «incitación histórica». El origen de este libro se remonta a la mudanza de la artista, en 2007, de España a México, país donde descubrió las obras literarias de los republicanos exiliados y entró en contacto con una narrativa del franquismo desconocida hasta entonces por ella. Sin importar que algunas de estas obras hubiesen sido escritas tras la muerte de Franco, las vivencias cotidianas que describían continuaban estando profundamente marcadas por lo experimentado durante la dictadura. ¿Cuánto se habría omitido o callado en España durante su infancia y adolescencia? ¿Cómo forma esto parte de su historia, aún si nació “en democracia”? Con la finalidad de indagar la resonancia de este episodio oscuro en el presente, la artista decidió acercarse a su madre como una fuente histórica y excavar en sus recuerdos. Tras un mensaje de texto inicial, donde le pide que elabore una lista de la cosas que estaban prohibidas durante la dictadura, la artista da inicio al intercambio epistolar que seguirá una dinámica específica: ella dibuja y su madre escribe; cada una hace uso del lenguaje que le es más cercano.[2]

Un dibujo es, por un lado, un regalo—tiempo plasmado sobre papel, la cristalización de un momento de atención y concentración cargada de afecto. Por otro lado, dibujar significa también, a decir de Taussig, varias acciones: representar, arrastrar, desenredar o ser atraído hacia algo o alguien. A pesar de que el antropólogo describe los múltiples significados del término utilizando el vocablo inglés correspondiente –to draw–, en Cartas a mi madre todas las acepciones anteriores entran en juego. Acertadamente, el dibujo sirve aquí para interrogar y excavar los recuerdos traumáticos, aquellos que difícilmente emergen utilizando palabras. De forma sostenida y progresiva, una narrativa de aquellos años comienza a aparecer y desentrañarse carta tras carta. En el presente, dichos recuerdos se transforman en desencanto, rabia e ilusión. Empleando diversos estilos, que oscilan de lo figurativo a lo abstracto y coquetean por momentos con el constructivismo, a lo largo de las páginas los dibujos muestran o sugieren formas diversas de ordenamiento y opresión: manos que silencian, libros que instruyen, figuras que imponen, patrones que organizan el espacio y frases que regulan la conducta. El dibujo es también un arma punzante que insiste en aquello que la memoria de la madre no desea visitar o sólo toca superficialmente.

Si bien el ejercicio asigna a cada una de las destinatarias un lenguaje específico, ambas recurren por momentos a otros medios. La hija utiliza ocasionalmente la palabra escrita para reavivar recuerdos muy puntuales, eliminando su propia voz y apropiándose de frases como “Niño no hables”, “Yo siempre fui de centro” o de letras de canciones. La madre, por su parte, adjunta a cada carta materiales que guardó de la época: viejos cuadernos, certificados y diplomas, revistas y grabaciones sonoras. Es verdad que, para narrar la historia —o, simplemente, para expresar la memoria— todo medio es insuficiente y el libro, quizás sin proponérselo, enfatiza en esta fragilidad. Además, Cartas a mi madre crea un archivo que da cuenta de la regulación total de la vida bajo el franquismo, desde la perspectiva simultánea de una mujer joven y de esa misma mujer adulta. En este sentido, y a pesar de no concebirse como un ejercicio historiográfico, el proyecto se encuentra cercano a la corriente del people’s history o la historia desde abajo, la cual propone invertir la mirada desde donde la historia se narra —una perspectiva vertical y de arriba hacia abajo— para revelar puntos de vista que, de otra manera, jamás se enunciarían.

Por ejemplo, por su condición de mujer y ama de casa, la madre ha sido relegada a la esfera doméstica; rara vez habría sido interrogada sobre sus vivencias durante el franquismo e, incluso menos, sobre las secuelas que el período le dejó. Inicialmente, Fernández-Cavada pensó realizar un mapeo de las élites y el poder en España donde, aún después de la transición a la democracia, son las mismas familias quienes continúan ostentando el poder, sea político o económico. A pesar de contar con muchas más fuentes, decidió emprender otro camino pues rastros de estos personajes hay de sobra; son las vidas y los recuentos de quienes sufrieron la opresión quienes no han participado de la historia. En la antepenúltima carta, la madre habla de los fusilamientos y las “muertes accidentales” del franquismo, sin importar, remarca, que “toda la información está en los libros y hemerotecas”:

Las últimas condenas a muerte que el gobierno de Franco firmó y que Franco, ya agonizante firmó, demostrando ser un asesino fascista.

Franco murió a los dos meses. En medio de una situación muy convulsa del país y de unos sectores inmovilistas seguidores de Franco y otros que quería llegar a arreglos con la oposición en la clandestinidad , estaban ellos… no tuvieron ninguna posibilidad… El más joven tenía 21 años. Fueron fusilados en Madrid (Hoyo de Manzanares) y en Burgos y en Barcelona.

[…]

Yo recuerdo esos días. Las dudas y esperanza sobre su salvación o no… Fueron días amargos. La impotencia de que no había nada que hacer. No había nada que lo pudiera parar…

Me acuerdo de ver venir por la calle a un amigo que era del PCE, llorando, no podía parar ¿qué pasaba con la gente de la calle? Seguía haciendo su vida, como si nada… Aunque había mucha represión y miedo, parecía que en la calle no afectaba.

Y los mataron.

Ellos murieron con 20 o 30 años. Yo tengo 61. No han tenido oportunidad de vivir lo que yo, de tener hijos, de disfrutar del sol, de los amigos, de la vida…

 

A diferencia de otros proyectos artísticos donde la relación madre-hija adquiere una importancia capital (pienso en Rachel, Monique de Sophie Calle o en buena parte de la obra de Louise Bourgeois), Cartas a mi madre se aleja de concebir a la madre como un ente pasivo, una metáfora o un personaje más y, por el contrario, se encuentra más cercano a la sensibilidad o intereses de la teoría queer, al igual que de otros campos de estudio más recientes que desestabilizan y descolonizan la construcción de narrativas históricas y su transmisión.

Como mencionaba anteriormente, cada carta iba acompañada de distintos materiales, memorabilia que habría sido descartada de cualquier archivo propiamente histórico. La cartilla de servicio social, el certificado del curso de Enseñanzas de Hogar, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física, los manuales de formación dan cuenta de la opresión específica a la que fueron sometidas las mujeres: su rol dentro de la sociedad estaba prediseñado por el Estado y tenía por cometido someterlas y despolitizarlas. El servicio social les enseñaba, entre otras cosas, a bordar y coser, a performar un rol de género, y si no cursaban éste no podían continuar sus estudios. A diferencia de “toda la información que está en los libros y hemerotecas”, estos detalles tan anodinos y cotidianos no han sido registrados dentro de las grandes narrativas sobre la vida política en España.

En el libro An Archive of Feelings,[3] Ann Cvetkovich argumenta que el campo de estudios sobre el trauma ha ignorado a las mujeres y a la población queer, puesto que, salvo excepciones, no forman parte de los relatos históricos. Así, Cvetkovich aboga por un entendimiento menos limitado del trauma, que trascienda una esfera de impacto directa y tome en consideración sus efectos culturales. En él brinda dos herramientas teóricas que me gustaría destacar en relación con el libro: la fetichización de los documentos de un archivo y la insuficiencia de los mismos.

En primer lugar, los objetos materiales de este archivo recién conformado cobran relevancia gracias a una lógica relacional: importan por el vínculo afectivo que existe entre madre e hija, porque conecta a la última con el pasado de la primera y brinda pruebas de sus experiencias traumáticas. En segundo lugar, la opresión femenina vivida durante el franquismo —y que se perpetúa actualmente a través de una cultura heteronormativa, machista y profundamente católica— no puede contarse por medio de la mera reunión de objetos: la historia no es intrínseca a éstos. Habría que encontrar entonces estrategias, herramientas y metodologías que participen de manera conjunta a los objetos del archivo para (re)activar la agencia y potencialidades de los mismos. En relación al archivo queer, Cvetkovich propone recurrir a la figura del fan, quien se acerca a los objetos desde el afecto y no desde la razón, los queeriza por ende y busca su potencial subversivo. En Cartas a mi madre, Helena Fernández-Cavada subvierte y queeriza el dibujo que una hija regala a una madre. Esto es, apelando a una forma de comunicación primitiva, de apariencia inocua y tan lejana de la enunciación política, la artista pone en marcha un ejercicio artístico e historiográfico a través del cual ella y su madre pueden decir al unísono: “Juro que viví esto”.

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[1] Michael Taussig, I swear I saw this: drawings in fieldwork notebooks, namely my own (Chicago y Londres: The Chicago University Press, 2011).

[2] Durante más de una década, la práctica de la artista se ha establecido como una exploración de las capacidades y limitaciones del dibujo.

[3] Anne Cvetkovich, An Archive of Feelings (Durham y Londres: Duke University Press, 2003).

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Foto Fabiola Iza 2

Fabiola Iza es curadora e historiadora de arte. Estudió Teoría del Arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana y la maestría en Culturas Visuales en Goldsmiths, University of London.

Mextrópoli 2018

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Por GASTV | Febrero, 2018

En su quinta edición, el Festival de Arquitectura y Ciudad Mextrópoli se consolida como una referencia en la agenda cultural de la Ciudad de México y dentro de los eventos especializados en arquitectura. Desde la primera edición, Mextrópoli ha buscado convertirse en una plataforma que permita experimentar la ciudad, además de reflexionar las diversas vertientes políticas, ciudadanas y estéticas.

En esta ocasión, el tema central del festival está relacionado con el sismo ocurrido el pasado 19 de septiembre de 2017. De esta forma, se propone revisar de la mano de inmobiliarias, gestores y ciudadanía la reconstrucción de la ciudad y de las zonas afectadas.

Mextrópoli consiste en una serie de conferencias en las que participan arquitectos mexicanos e internacionales, entre los que se encuentran: el despacho catalán RCR Arquitectos (acreedores del Premio Pritzker 2017), Stefano Boeri, el arquitecto suizo Valerio Olgiatti, el despacho Barozzi / Veiga y los mexicanos Gabriela Carrillo y Mauricio Rocha. Además, el Centro Cultural El Rule presentará una exposición de dibujos del despacho RCR, la casa de cultura de Colombia será el recinto para una exposición de maquetas del arquitecto Felipe Uribe y el Antiguo Colegio San Ildefonso tendrá en exposición La idea de arquitectura / The idea of architecture de Valerio Olgiatti, a partir del 16 de marzo.

Como parte de las actividades se develará un Pabellón construido en la Alameda Central por parte de los ganadores del Concurso Arquine, que será un dispositivo lúdico que activará relaciones sociales en el espacio público. También se expondrán más de 20 instalaciones en espacio público, diseñadas por instituciones como la UNAM, Ibero Puebla, Universidad Anáhuac, Querétaro, Sci-Arc (Los Ángeles), Maristas (Mérida), entre otros.

Por otro lado, durante el festival se presentarán diversas publicaciones que buscan enriquecer la comprensión de la arquitectura, además de ampliar la oferta que ha construido Arquine a lo largo de 20 años.

Mextrópoli se llevará a cabo del 17 al 20 de marzo de 2018.

Imagen: Blog Fine Floors.

Cerith Wyn Evans en Museo Tamayo

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Por GASTV | Febrero, 2018

El Museo Tamayo presenta la primera exposición monográfica de Cerith Wyn Evans (Reino Unido, 1958). Artista que comenzó su carrera como cineasta, produciendo películas y colaborando en proyectos de otros autores y que a partir de los años noventa se ha enfocado en la producción de obras centradas en el lenguaje y la percepción, en la mayoría de los casos a través de proyectos de sitio específico. En esta ocasión, se reúnen 12 piezas producidas por el artista en la última década, a través de las que busca detonar experiencias sensoriales y temporales en el espectador, así como desafiar las nociones de percepción, cognición, subjetividad y realidad.

Las piezas presentes son Aquí el espacio se transforma en el tiempo… aquí el tiempo se transforma en el espacio…, Sutra, Mantra, Composition for 19 Flutes, H = A = D = E (Evacuate), The Illuminating Gas… (after Oculist Witnesses), Neon Forms (After Noh II), Neon Forms (After Noh III), T=R=A=N=S=F=E=R=E=N=C=E (Frequency shifting paradigms in streaming audio) y E = C = L = I = P = S = E. Con estas piezas Wyn Evans se acerca a lo material e inmaterial a través de los efectos transformadores que la luz, el sonido y la duración pueden tener en el espacio y sus ocupantes.

El montaje de las obras responde a la arquitectura del museo, las piezas actúan como catalizadores creando líneas visuales o de sonido que atraviesan los espacios de exposición. De esta forma, se establece un diálogo entre ellas, siendo el centro de la muestra la instalación a gran escala E = C = L = I = P = S = E, que permanecerá suspendida del techo en el patio central del museo.

La exposición Cerith Wyn Evans estará abierta hasta el 06 de mayo de 2018.

Coordenadas en Museo Anahuacalli

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Por GASTV | Febrero, 2018

Con el objetivo de continuar el proyecto de la Ciudad de las Artes de Diego Rivera, el Museo Anahuacalli presenta Coordenadas, primera exposición de Jesper Just (Dinamarca, 1974) en México. El trabajo del artista se centra en la cultura de las comunidades del Istmo, así como en el conflicto territorial que enfrentan los habitantes de esa zona, que luchan por la autonomía de su territorio. En el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, habita la comunidad Muxe y es el lugar donde se realizaron las Expediciones Bowman, apoyadas por el ejército estadounidense para explorar y mapear la región.

La exposición está conformada por dos videoinstalaciones: la primera tiene lugar en la explanada del museo, ahí se encuentra una carpa arqueológica preventiva como si acabara de suceder un descubrimiento, que alberga una instalación y un vídeo del ventoso paisaje zapoteco de Juchitán, donde los copos de nieve se yuxtaponen a un centro ceremonial. El segundo tiene lugar en el estudio de Diego Rivera, en el video se observa a los Muxes bordando de manera tradicional. El movimiento de sus agujas compone un paisaje sonoro sobre el deseo y el acto silencioso de desafiar.

Coordenadas podrá visitarse hasta el 15 de abril de 2018 en el Museo Anahuacalli.

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Foto: Cortesía Museo Anahuacalli.

Contornos Aledaños

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Por GASTV | Febrero, 2018

Contornos Aledaños es un proyecto expositivo que reúne el trabajo de diferentes artistas y colectivos de distintos estados de la República Mexicana. Si bien cada obra tiene sus singularidades, la serie de exposiciones gira en torno a metodologías de producción, investigación de materiales y al entrecruzamiento de soportes y lenguajes de arte contemporáneo.

El objetivo es visibilizar el trabajo de cinco propuestas artísticas jóvenes que se desarrollan en la ciudad de Puebla, de esta manera, al evento de apertura le seguirán cinco muestras individuales cada dos semanas.

Los artistas que forman parte de Contornos Aledaños son Luis Calvo (México, 1983) y Elizabeth Flores (México, 1986), quienes se enfocan en el trabajo colaborativo y en la realización de proyectos específicos entrecruzando distintos medios; Hilario Tovar (México 1985) utiliza diversos materiales y técnicas renunciando a la mediación directa como autor en la configuración de sus piezas que dan espacio al accidente como determinantes formales; Luis Canseco (México, 1986) cuyo proceso de investigación aborda reflexiones sobre el tiempo y la memoria a través de la expansión de soportes tradicionales como el dibujo; el colectivo Método Salgari conformado por Nina Fiocco (Italia, 1985), Rogelio Sánchez (México, 1975 ) y Ulises Matamoros (México, 1984), que tiene como objetivo alentar aproximaciones para conocer nuestro mundo y sus problemáticas a través de dispositivos artísticos; y Adrián White (México, 1983) que sustenta su práctica en el uso de mecanismos procesuales que sirven como generadores de lenguajes.

Contornos Aledaños se presenta hasta abril de 2018 en el Círculo Cubano de México.

Foto: Resonancia, de Hilario Tovar.

Marcel Duchamp y la música del azar, por Esteban King Álvarez

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Febrero, 2018

«Iconoclasta, lo es primordialmente de sí mismo, jugador, va hasta el límite del azar».

Pierre Cabanne, Conversaciones con Marcel Duchamp.

En una entrevista con Otto Han realizada en los años sesenta, el artista Marcel Duchamp declaró que la música no le importaba demasiado, pues tenía algo del lamento y la solemnidad que repudiaba de la pintura retiniana. Además, a diferencia de la literatura, no le parecía una expresión superior del individuo, sino más bien “tripa de gato”.[1] A pesar de estas afirmaciones el artista compuso, entre 1912 y 1915, tres piezas musicales, las cuales fueron elaboradas a través de procedimientos cuyo centro era el azar. En esto Duchamp fue pionero: todas ellas tienen un valor inaugural en el uso del azar como proceso creativo en el ámbito artístico de siglo XX.

Duchamp tenía claro que en cualquier obra hay siempre un aspecto azaroso, inesperado, que el artista no puede controlar. Consciente de esta realidad, su apuesta fue llevar el asunto más lejos: “La idea del azar, en el que muchas personas pensaban en esa época, también me interesó. La intención consistía, principalmente, en olvidar la mano […] El azar me interesaba como forma de ir en contra de la realidad lógica […] Lo que me decidía a llevar a cabo las cosas era una idea ‘divertida’”.[2]

Con estos experimentos el artista puso en entredicho la lógica convencional, el egotismo del artista y las formas tradicionales de creación artística. Esto, además, desde una perspectiva ingeniosa, lúdica y “divertida”, pues según reconoció en otra parte: “el humor y la risa —que no son necesariamente ridiculizaciones despectivas— son mis herramientas preferidas. Esto viene de mi filosofía general de nunca tomarme el mundo demasiado en serio —por miedo a morir de aburrimiento”.[3]

Esta vena humorística y su indómita inteligencia fueron alimentadas desde el mundo literario. En Alfred Jarry y Jules Laforgue encontró la manera de desdoblar y subvertir el yo, así como la forma de combinar el humor y la ironía como matriz creadora. Raymond Roussel estimuló su avidez por los juegos de palabras, sin los cuales se pierde el sentido de buena parte de su obra; inclusive, según él, la idea del Gran Vidrio surgió del primer acercamiento que tuvo a la obra de este enigmático y controvertido personaje: la puesta en escena de las Impresiones de África, a la que asistió con Apollinarie en 1912. Vale decir que en su preocupación central por el lenguaje, Duchamp fue un verdadero precursor: no sólo en lo tocante al mundo del arte, sino también al de la filosofía, las humanidades y las ciencias sociales.

Al igual que John Cage, pero con 40 años de antelación, Duchamp se valió del azar y la experimentación para combatir la tradición y abrir nuevos horizontes de entendimiento tanto para el arte como para el espectador.

La música del azar

Duchamp no recibió una instrucción musical mayor ni ejecutaba regularmente instrumento alguno, pero con el espíritu intermediático que lo caracterizaba decidió hacer, como al cine y la literatura, algunas incursiones en el ámbito musical. Entre los años de 1912 y 1915 compuso tres partituras musicales.

La primera de ellas, Erratum musical, fue escrita en 1913 y se conoció hasta el año de 1934, cuando se publicó la Boîte verte, caja con los facsimilares de las notas con que trabajaba para realizar el Gran Vidrio.[4] La segunda, La Mariée mise à nu par ses célibataires, même. Erratum musical, parece haber sido compuesta poco tiempo después, pero se conoció mucho tiempo más tarde, hasta mediados de los años sesenta. Es casi seguro que las dos fueron concebidas a partir de las Impresiones de África, de Raymound Roussell. En esta novela, el azar aparece como otra de las manifestaciones de sus fantásticas y extrañas máquinas, como un mecanismo de composición deliberadamente despersonalizado.

Erratum musical está compuesta para tres voces; originalmente, la de sus hermanas Yvonne, Magdeleine y la suya propia. La palabra erratum ironiza sobre el sentido de la pieza al denominarlo “error” musical. Para su composición, Duchamp utilizó la definición de la palabra empreindre (imprimir) de un diccionario: “Fair un empreintre, marque des traits, un figure sur un surface, imprimer un sceau sur cire” (“Hacer una impresión, marcar con líneas, una figura en una superficie, imprimir un sello en cera”). Luego hizo de todas las definiciones una sola oración y asignó a cada sílaba una nota, de manera que obtuvo veinticinco en total: el rango de dos octavas. Para determinar la sucesión melódica hizo con cada nota una tarjeta, metió todas en un sombrero y fue sacándolas aleatoriamente. Repitió el procedimiento tres veces. El resultado son tres melodías distintas con las que interpretar la definición de “imprimir”, sin tiempo, ritmo o duración específicos. Posiblemente, Duchamp ejecutó esta pieza con sus hermanas.

La segunda, La Mariée mise à nu par ses célibataires, même. Erratum musical, utiliza un proceso creativo más complejo y está divida en dos partes: por un lado, aparece la descripción del dispositivo mecánico con el que se compuso la pieza; por el otro, la composición ya realizada. Aunque está escrita en una hoja de papel pautado, en la notación no se utilizan claves ni notas, sino sólo números. El título indica que se trata igualmente de un error musical, pero ahora de La novia puesta al desnudos por los solteros, aún. Esto nos recuerda que las tres composiciones están insertas en un contexto más amplio: fueron parte del proyecto de investigación que culminaría, o más bien, que quedaría “definitivamente inacabado” en 1923: el Gran Vidrio.

El aparato para componer la pieza consiste en un embudo, catorce vagones acomodados uno tras otro y ochenta y cinco bolas numeradas desde el número uno. Cada una de las bolas corresponde a una nota del piano (los pianos actuales tienen ochenta y ocho notas, pero cuando Duchamp escribió su pieza constaban generalmente de ochenta y cinco). Las instrucciones manuscritas explican su funcionamiento: las bolas se colocan en el embudo y se dejan caer sobre los vagones, que se mueven a una velocidad variable debajo de éste. Al final, quedan siete periodos musicales compuestos cada uno por las bolas que caen dentro de cada pareja de vagones.

En la práctica, parece que el artista vació todas, y otras veces casi todas las bolas en cada pareja de vagones, para obtener siete periodos musicales. Esto lo sabemos porque la otra parte de la partitura la conforma precisamente los resultados de cada periodo musical transcritos numéricamente. La ejecución, “bastante inútil, de hecho”, debe llevarse a cabo, según se indica, por un “instrumento mecánico preciso (un piano mecánico, órgano mecánico o algún otro instrumento novedoso donde el intermediario virtuoso es suprimido)”.

Resulta improbable que la pieza haya sido ejecutada nunca en vida de Duchamp. De hecho, se ejecutó hasta los años setenta, cuando Petr Kotik decidió realizar una serie de conciertos y grabar la música completa de Marcel Duchamp. En 1974 recreó el aparato y elaboró una partitura para ensamble, donde el tiempo, las dinámicas y las marcas expresivas (staccato, legato, etc.) las decidían los intérpretes. Más adelante, en 1977, confeccionó 500 rollos para piano, órgano o cualquier tipo de teclado automático con la transcripción de este segundo Erratum musical. (Uno de ellos fue utilizado durante la presentación de su ensamble en el Museo de Filadelfia, el cual se encuentra todavía los archivos de esa institución).

La última pieza es una nota también de la Caja verde, denominada Sculpture musicale. En ésta se lee nada más: “sonidos que duran y parten de diferentes puntos / y forman una escultura sonora que dura”. Parece que se trata de una idea, de una anotación rápida sobre un proyecto conceptual, más que de una obra particular para ejecutarse.

La revolución musical (archivada)

Parece claro que los dos Erratum y la “escultura musical” sólo pudieron haber sido concebidos lejos del contexto musical de la época, donde se presentaban trabajos de Stravinsky, Debussy, Ravel y posiblemente obras tempranas de Schoenberg, compuestas todas bajo estrictos parámetros de control. Esto era así, en parte, porque Duchamp no era un músico profesional y estaba alejado de ese medio; también porque al igual que en la mayoría de sus proyectos, trabajó solo.

Lo interesante de las dos primeras piezas, es que anticipan algunas de las técnicas de composición que utilizaría John Cage cuarenta años después. El azar es utilizado para despersonalizar las decisiones del compositor y, además, varios parámetros quedan indeterminados, de manera que recaen en el intérprete. La segunda partitura, además, omite por completo cualquier llave, ritmo o nota: contiene sólo instrucciones verbales y cifras numéricas que indican los procedimientos y valores. Más aún: otorga al intérprete la posibilidad de dotar él mismo de contenido a la pieza, con la fabricación y la puesta en funcionamiento del aparato que se describe ahí. Por todo esto, Duchamp no es sólo un pionero del uso del azar en el arte, sino de cambios fundamentales que traería consigo el desarrollo de la música a lo largo del siglo. Como indica Sophie M. Stévane, “estas partituras dan cuenta de una música enteramente nueva que se opone, por definición, al estancamiento y la neutralización; asimismo, de una nueva concepción de la partitura misma: una de cifras y palabras que ofrece la posibilidad de considerar la música de otra manera, concediéndole al intérprete la posibilidad de liberarse de las codificaciones formales y tradicionales”.[5] 

La escultura musical, por su parte, se adelanta por medio siglo a algunas de las investigaciones de los artistas de Fluxus, en particular a la Composition 1960 # 7 de La Monte Young, donde dos notas disonantes suenan por tiempo indefinido. En ambas, el sentido temporal de la música es expulsado en favor de la experiencia espacial. El sonido, casi palpable, se desarrolla en torno al cuerpo del escucha, generando así una sensación de corporalidad.[6]

¿Por qué Duchamp se interesó e incursionó en el ámbito musical? La clave para responder esta pregunta se relaciona con su inclinación por explorar todos los sentidos humanos, no únicamente el de la vista. El caso del oído se hace patente, más allá de estas tres piezas, a través de todo un imaginario sonoro que recorre su obra, en la que se alude constantemente a la música, los instrumentos musicales, los ruidos y el silencio. En el año de 1900 se da la inauguración de esta “sonósfera duchampiana” —como la llama Stévane— con el dibujo Magdeleine au piano, seguido por los dibujos Flirt (1907) y Musique de chambre (1910), donde aparecen igualmente personajes al piano. Aunque la lista es mucho mayor, resultan particularmente interesantes en este sentido el readymade asistido À bruit secret (1916) y la definición de inframince (“el sonido que hacen los pantalones de pana al caminar”).

Por otra parte, resulta pertinente traer a cuenta una de las reflexiones contenida en sus notas: “On peut voir regarder. Peut-on entendre écouter, etc” (“Podemos ver mirar. ¿Se puede escuchar oir, etc?”), se interroga. Acto seguido responde: “On peut regarder voir/ On ne peut pas entendre entendre” (“Podemos ver mirar/ No podemos escuchar escuchar”). Evidentemente, se trata de preguntas que se preguntan por el sensorio humano en general, muchos más allá del ámbito estrictamente musical.

Aunque sus investigaciones se inclinaron sobre todo por los fenómenos ópticos, con estas piezas Duhamp realizó el primer ataque frontal a una disciplina tan cerrada y con un peso académico formal tan fuerte como la música. Sin embargo, éstas quedaron archivadas, perdidas entre notas con cálculos, proyectos y reflexiones. Corresponderá a otros, décadas más tarde, librar esa batalla.

Imagen: Marcel Duchamp, Erratum musical, c. 1913 | Cortesía del autor.

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[1] Otto Han, “Passport no. g255300” (entrevista con Marcel Duchamp), Art and artists, Vol. 1, number 4, July 1966. Tripa de Gato (bayou du chat) es en realidad un juego de palabras. Por una parte, “bayou” hace referencia a la “cuerda” de algunos instrumentos, como el violín; por el otro, Duchamp invoca el sentido de la palabra “bayou” como “tripa”.

[2] Ibid. p. 39.

[3] Katharine Kuh, The Artist’s Voice: Talks with Seventeen Artists, New York, Harper & Row, 1962, p. 90

[4] Existen ediciones de todas estas notas en español. Vid. Marcel Duchamp, Escritos. Marcel du signe, Barcelona, Gustavo Gilli, 1978, 254 p.; Marcel Duchamp, Notas, traducción de María Dolores Díaz Vaillagou, Madrid, Tecnos, 1998, p. 208

[5] Stévane, Sophie M., “Duchamp, de la musique à l’ére de la modernité”, en: Étant Donné, no. 6, 2005, p. 198-215., p. 209

[6] Quien ha llamado la atención sobre esta afinidad es Douglas Kahn en su artículo “The latest: Fluxus and the music”, en: Jenkins, Janet (ed.), In the spirit of Fluxus, Minessota, Walker Art Center, 1993, p. 100-120

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Esteban King Álvarez es licenciado en Historia y maestro en Historia del Arte por la UNAM. Se desempeñó como curador e investigador en el Museo Universitario del Chopo y actualmente coordina el programa de exhibiciones en Espacio de Arte Contemporáneo (ESPAC).