Archivo para el agosto, 2017

Tour de Cine Francés, en Ciudad de México

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Por GASTV | Agosto, 2017

La 21º edición del Tour de Cine Francés se llevará a cabo del 8 de septiembre al 19 de octubre de 2017. Se exhibirán 7 largometrajes franceses y 25 cortometrajes mexicanos en 74 ciudades a lo largo del país.

La selección de este año está conformada por Aún más bella (De plus belle), de Anne-Gaëlle Daval; El reencuentro (Sage femme), de Martin Provost; El viñedo que nos une (Ce qui nous lie), de Cédric Klapisch; Frantz, de Francois Ozon; Los Ex (Les Ex), de Maurice Barthélemy; Paso a paso (Patients), de Grand Corps Malade y Mehdi Idir; y Una familia peculiar (Cigarettes et chocolat chaud), de Sophie Reine.

Antes de cada película, se proyectará uno de los veinticinco cortometrajes mexicanos seleccionados por el IMCINE, mismos que competirán por el premio “La Palmita”. El realizador del cortometraje ganador viajará a Francia al Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand en febrero 2018.

En Ciudad de México, además de presentarse en Cinépolis, se exhibirá dentro del circuito cultural en Casa del Cine Mx, Centro Cultural Carranza, Centro Universitario Cultural (Copilco), Cine Tonalá, Cinemanía Loreto, Cinematógrafo del Chopo, Cineteca Nacional, Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Le Cinéma IFAL y Sala Julio Bracho, UNAM.

En el sitio web de Tour de Cine Francés se puede consultar cartelera.

Foto: Cotedor Tourisme.

Green sky, yellow ground, de Morten Slettemeås

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Por GASTV | Agosto, 2017

El artista Morten Slettemeås (Noruega, 1975) presenta Green sky, yellow ground en el Museo de Arte Contemporáneo de San Luis Potosí. Se trata de una propuesta pictórica conformada por obras en pequeño y gran formato que representan paisajes minimalistas con intensos contrastes de color.

Los objetos y sujetos en escenas cotidianas continúan siendo el tema principal en la obra reciente de Slettemeås. Para pintarlos utiliza una paleta brillante de azules, amarillos y verdes, así como manchas en negro y gris. Su uso del óleo genera la impresión de una perspectiva plana; se pierde la posibilidad de encontrar rastros figurativos en la imagen, pero sin llegar al territorio de la abstracción.

De acuerdo con el escritor Diego Gerard, en Green sky, yellow ground “el valor narrativo es sintetizado, la acción se esconde detrás del uso del color. Ocurren gestos y movimientos, pero velados ante la percepción inmediata. Al rozar los cánones de la naturaleza muerta, los paisajes y los sujetos parecen sugerir el más sutil de los movimientos.”

La exposición estará abierta al público del 17 de agosto al 22 de octubre de 2017.

Foto: Cortesía Galería Luis Adelantado.

I Have Erections Too, de Gwladys Alonzo

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Por GASTV | Agosto, 2017

I Have Erections Too es la reciente exposición de Gwladys Alonzo (Francia, 1990) en El cuarto de máquinas. El título de la muestra se entiende como el acto creativo que da origen al instante en el que una escultura se convierte en tal al ser erigida en el espacio. Así, las piezas han sido creadas como productos de ese momento en específico y como impulsos que evocan cuerpos autónomos.

El trabajo de Alonzo genera una iconografía distinta a través de la síntesis de procedimientos conceptuales y manuales. Ejemplo de ello son las obras Luciente I y II donde las púas y el vidrio roto —dos materiales comúnmente utilizados para la división y seguridad de espacios en el paisaje urbano mexicano— son recontextualizados como elementos estéticos.

El conjunto de esculturas son el resultado de decisiones sobre el material, la forma, el color y su relación con el espacio. De este modo, la artista da cuenta de una conciencia creativa capaz de procesar toda información externa a un lenguaje interno e íntimo.

La muestra está abierta al público hasta el 14 de octubre de 2017.

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Fotos: Cortesía El cuarto de máquinas.

Opinión | Dibujaurización, de Mariano Villalobos

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Por Fernando Pichardo | Agosto, 2017

Para continuar con una línea que apuesta por la difusión de discursos libres de mediaciones institucionales, NIXON presenta hasta el 9 de septiembre Dibujaurización, serie de dibujos y composiciones realizados ex profreso por Mariano Villalobos (Ciudad de México, 1970). La muestra toma su nombre de un término acuñado por el artista para invocar a figuras del rock y lugares que lo han marcado al momento de plasmar sus ideas.

El proyecto surgió gracias a la voluntad por visibilizar la trayectoria de un personaje que ha destacado la escena de rock local en los últimos años, pero cuya producción plástica no se ha posicionado dentro de los grandes circuitos del arte. Actualmente, Villalobos es baterista y compositor del grupo de rock Pellejos, mismo que surgió en 2005 cuando de manera paralela se disparaba la convulsión social que en gran medida sigue azotando al país.

Si bien el objetivo de la exposición es mostrar un período decisivo en la trayectoria de Villalobos, también rinde un tributo a la vida underground de la colonia Roma, misma que durante la década de los ochenta fue escenario de eventos alternativos —donde se tocaba blues, jazz y funk— que moldearon en gran medida el pensamiento del artista. De esta manera, Villalobos busca recrear, de la forma más sincera posible, el ambiente de fiesta de aquellos años, incorporando elementos obtenidos de las rondas que suele hacer por las tiendas OXXO: sobres de Cheetos, pastilleros de plástico y pestañas-abridoras de latas Boost.

Para la exhibición, Villalobos partió de dos eventos que han influido en su carrera: su incursión en el rock y la vida que ha construido en el caos urbano de la Ciudad de México. A través de ready-mades, paisajes bidimensionales y dibujos, el artista generó una aproximación al imaginario que ha configurado desde los años setenta, cuando comenzó a tocar la batería mientras vivía en Tijuana.

El proceso creativo que Villalobos siguió para las piezas está intrínsecamente vinculado al vocabulario que ha creado a lo largo de su vida. Mediante la dibu-jauri-zación, el artista invoca a «la jauría” —panteón de dioses del rock entre los que se encuentran Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Alvin Lee y Keith Moon—, convirtiéndose así en una especie de medium donde, de acuerdo al artista, el autor intelectual no es él, sino las personas que invoca: “ […] ¡no veo, no puedo ver el dibujo! Eso ya no importa, ya sé lo que quiero dibujar; los diferentes personajes, dentro de la idea y entonces actúan, ¡trabajan las manos trazadoras del rock!”[1] 

El conjunto de piezas fue organizado a partir de dos series. La primera, titulada Osos, consta de paneles de aluminio que Villalobos intervino para generar paisajes decadentes. El hielo constituye un elemento recurrente en todas sus piezas y en este trabajo es utilizado para homenajear las noches en las que, junto con el alcohol, funge como aglutinante social. Asimismo, Villalobos reiteró el apego de los osos al hielo —y a las connotaciones que le confiere— hasta la muerte. Mientras los osos aparecen disfrutando bebidas con ron, hielo y limón, las esculturas de cráneos y huesos de vaca distribuidas en la sala son una especie de recordatorio del fin de su existencia. Para Villalobos, el hielo no es el acompañante de un vicio, sino una manifestación artística por sí misma.

La serie Dibujaurización en cambio, es el resultado de la introspección que el artista hizo sobre su tránsito en la ciudad, así como un intento por dignificar el estado alcohólico. En este conjunto aparecen criaturas fantásticas cuyas cabezas, hechas con pastilleros de aluminio, plástico y taparroscas, emulan cubos de hielo y cráneos. Estos últimos, junto con las evocaciones al pasado precolombino del Valle de México, forman una constante en el conjunto. El interés del artista en los cráneos inició tras leer un libro sobre la sociedad mexica:

“[…] en algún capítulo habla sobre cómo clasificaban a los delincuentes: salteadores, robadores, violadores, borrachos y varios más. ¡Estos delitos se pagaban con pena de muerte! Y les aplicaban desmembramientos, los partían en cachitos, los despellejaban, y entre otras penas los desollaban y les cortaban la cabeza (…) ¡Y para mí esos borrachos era la gente de ambiente! De la sociedad azteca, libre pensadores.”[2] 

Aún cuando la obra de Villalobos contiene un toque cómico, en la muestra se expresa una convergencia entre la cultura de desecho arraigada en las sociedades de consumo y la violencia como aspecto fundacional de la cultura mexicana. Evidencia el destino de los ecosistemas en un mundo Antropoceno, el país de asesinos y asesinados en el que vivimos y la banalidad a la que hemos recurrido para huir de estas realidades.

Los objetos y figuras de esta muestra ponen en evidencia el estado de negación en el que la sociedad se encuentra cuando se plantea la posibilidad de encontrarnos al filo de una extinción. Son piezas que al reconocer el apocalipsis que permea en nuestra época, apuesta por el gozo como válvula de escape. Es un arte diseñado para los tiempos que nos alcanzan.

Foto: Cortesía NIXON.

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[1] Mariano Villalobos en conversación vía mail.

[2] Ibídem

Studio visit | Daniel Monroy Cuevas

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Por Adriana Melchor | Agosto, 2017

Hay una foto de Buster Keaton arrodillado sobre la playa y una cámara de cine manipulada por un mono, uno chiquito y vestido de marinero, que apunta hacia al actor. Sobre ellos una mancha de tinta negra muy redonda y, casi al centro del encuadre, otra más que de tan circular simula un astro oscuro e invasor.

Llegué a la casa-estudio de Daniel Monroy esquivando un aguacero. Nuestra plática empezó por el final. Primero hablamos largamente sobre uno de sus últimos proyectos, una investigación que aborda un desastre incendiario que explorará el tiempo de la imagen-movimiento, sus soportes, el texto, su dimensión aural y la memoria. De cómo lo que recordamos es una suerte de gran colección de imágenes que oscilan entre el hecho y la invención; somos seres poblados de todo tipo de fantasmagorías. Y quisiera contarles más al respecto, pero les arruinaría la sorpresa.

Para no hacerlo, no se me ocurre nada mejor que detenerme en una laminilla de vidrio pegada en la esquina inferior de la ventana. Un cuadrángulo cuya superficie ardió para producir una sombra de hollín y unas grietas alarmadas que escapan del centro. Este objeto que yace ahí como accidente, permite acordarme de una serie de reflexiones sobre los modos de visión mediados por la pantalla, no sólo en el cine o en el arte contemporáneo, sino en nuestras relaciones con la cultura mediática del día a día ¿Qué tipo de subjetividad producen todos esos marcos por los que ahora miramos? Preguntaría Kate Mondloch.

Visita a estudio Daniel Mornoy

Luego recuerdo Samalayuca de 2016, una pieza a dos canales de video que proyectaba dos espacios cinematográficos, entonces le pregunto a Daniel si hay una preocupación por reflexionar sobre el soporte físico de la imagen proyectada, responde que sí. La pantalla también ha sido una de las inquietudes que aborda la producción del artista y de ello da cuenta New Frontier (2015).

Nos movemos a la sala para ver sobre el muro del comedor este proyecto que filmó en un autocinema abandonado en Colorado, Estados Unidos, territorio que alguna vez fuera la frontera con México. Una pieza que está llena de exploraciones sobre los límites territoriales, sus problemas geopolíticos y la construcción de éstos, pero también, sobre la mirada y el sitio en donde se “enciende” la imagen en movimiento. La silver screen permanece como un personaje, uno en soledad.

Mientras Daniel preparaba el proyector, miré hacia arriba y encontré un reloj de pulsera pegado al techo. Anclado desde el cristal, las manecillas permanecen ocultas y sólo veo las correas sueltas colgantes. El tiempo es otra de las búsquedas que atraviesa el cuerpo de obra de Monroy. En Espectador en el vacío (2015), la cinta electromagnética de casetes como el VHS, formatos Hi8 y DV es reunida en varias piezas esféricas de distintos tamaños; tiras y tiras de tiempo y luz sobreexpuesta componen la materialidad de estas obras. El resultado, una serie de objetos de un negro profundo y lustroso, un espacio fílmico de cualidad escultórica. Una reflexión que nos habla no sólo de sus cualidades matéricas, sino de la experimentación de sus componentes, que más que traducciones entre lenguajes plásticos, son traslaciones entre espacios.

Uno de los cuestionamientos que accionan estas piezas es la duración de la imagen y su relación con el espectador ¿Cómo percibimos 300 horas de grabación sobre un pedestal y no frente al televisor, o 18 000 minutos de música en nuestras computadoras?

Sobre su mesa de trabajo se asoman dos fotogramas. Uno de ellos pertenece al filme de Buster Keaton The Cameraman de 1928 y, el otro, a Duck Soup de los Hermanos Marx de 1933. Daniel me cuenta que, desde muy temprano, el cine mudo ya reflexionaba sobre su quehacer y hacía evidente el proceso cinematográfico. La imagen de Keaton, que ha sido víctima de alguno de los experimentos con tinta, me ha obligado a mirar la película con detenimiento.

Hay una escena muy particular en donde el personaje de Keaton, en su intento por enamorar a la hermosa Sally, decide cambiar su oficio de fotógrafo callejero de instantáneas a camarógrafo de noticias. Para conseguir el puesto necesita realizar una serie de tomas que den cuenta de su habilidad para captar el momento oportuno de los hechos. Lo que lleva ante el jefe de Sally y a su competencia, es un material que juega con el montaje, el tiempo y la superposición de espacios y la división del encuadre para proyectar múltiples imágenes en movimiento. Experimentación que para la audiencia del cine de masas de aquella época se trataba de una falla, de un glitch. Pero esta película es coetánea de la cinta Ghost Before Breakfast (1927) de Hans Richter y esto nos permite especular las relaciones sobre la exploración de la imagen producida en un sistema visual particular —pero esto será para otro momento.

Ese astro oscuro e invasor sobre la cámara de cine y el sujeto que filma al actor, nos recuerda ese tiempo siniestro e inasible que produce la luz en movimiento sobre un soporte estático, de aquello que aún falta por deconstruir el fenómeno cinematográfico en relación a la subjetividad contemporánea en la era de la multipantalla. Pesquisa escurridiza que la obra de Daniel Monroy Cuevas intenta capturar desbordando distintos espacios narrativos.

Fotos: Cortesía del artista.

Imágenes: Daniel Monroy Cuevas

All of a tremble, de Anri Sala

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Por GASTV | Septiembre, 2017

Anri Sala (Albania, 1974) presenta en kurimanzutto All of a tremble, exposición que explora el proceso de sinestesia a través de la relación entre el sentido de la vista y el del oído para mostrar una dimensión sensorial surgida del punto de encuentro entre ambos. En las obras que conforman la muestra, se observa el vínculo entre la construcción de la imagen y la condición física del sonido.

La exposición se integra de las piezas All of a Tremble (Encounter II) y All of a Tremble (Delusion/Devolution), mismas que producen imágenes que retoman el lenguaje cinematográfico: en uno de los muros de la galería se proyecta el encuentro de dos motivos florales distintos, haciendo referencia a un corte, mientras que en otro muro, un patrón se desvanece en un fade-out. De esta manera, Sala muestra el momento exacto en el que una imagen se transforma en sonido, y el sonido en imagen.

El título proviene de la expresión británica que sugiere un temblor repentino producido por un elemento sorpresa. Además, se remonta a las primeras palabras habladas artificialmente por una voz sintética: «Todo un temblor», resultado de las experimentaciones de E.A. Humphries, un joven físico británico que trabajó como ingeniero acústico para la industria cinematográfica británica.

All of a tremble estará abierta al público hasta el 28 de octubre de 2017.

Foto: Cortesía kurimanzutto.

Patti Smith en Sonora 128

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Por GASTV | Agosto, 2017

La séptima edición del proyecto de arte público Sonora 128 presenta el trabajo de la poeta, artista y performer Patti Smith (Chicago, 1946). En esta ocasión, el espectacular que sirve como soporte expositivo mostrará un poema lírico-fotográfico con la frase: Individuo ¡presente!, Pueblo ¡unido!

La intervención forma parte del proyecto Sesiones del Café La Habana, que incluirá una serie de obras y performances organizados en diferentes espacios de la Ciudad de México. El proyecto se inspira en la idea de que un café no es un lugar, sino un estado de ánimo, y toma su nombre del célebre Café La Habana establecido en 1954 en la colonia Juárez. Sitio frecuentado por escritores y revolucionarios, tales como Roberto Bolaño, Octavio Paz, Fidel Castro y el Che Guevara.

A través de entretejer la historia con recuerdos de un canon personal, Smith mostrará en Café La Habana una serie fotográfica para reflexionar sobre el acto creativo y la alquimia que une a los artistas a través del tiempo y el espacio. Por otra parte, el espectacular de Sonora 128 incluirá un número telefónico al que el espectador podrá llamar para escuchar de la propia Patti Smith, una sesión del Café La Habana personalizada.

La exposición fotográfica estará abierta al público del 1 al 15 de septiembre de 2017 en Café La Habana, mientras que el espectacular estará visible hasta el 31 de noviembre de 2017.

Foto: Cortesía kurimanzutto.

Gran Salón México, cuarta edición

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Por GASTV | Noviembre, 2017

En los últimos años, la ilustración ha dejado de ser únicamente un servicio gráfico para convertirse en un arte expresivo y poético con un lugar propio dentro de la cultura visual contemporánea, donde continúa creciendo como una disciplina artística y creativa.

Desde 2014, Gran Salón México busca ser un referente y medio de difusión para el campo de la ilustración actual en nuestro país. La feria funciona como gestora de diferentes colaboraciones con una amplia gama de ilustradores, además de ser una plataforma que impulsa la exposición en eventos que se llevan a cabo en diferentes ciudades, tanto nacionales como internacionales.

En su cuarta edición, Gran Salón México tendrá como sede a Garash Galería y contará nuevamente con un invitado internacional. Desde Colombia, Powerpaola estará presente para exhibir su trabajo, dar un taller de fanzine, charlas, hacer revisión de portfolios y ser parte del networking junto a los treinta ilustradores locales.

Gran Salón México ha estado presente, por ejemplo, en Guadalajara, Inglaterra, Buenos Aires, Cardiff y Londres. Su cuarta edición se llevará a cabo del 10 al 12 de noviembre de 2017.

Foto: Coolhunter.

Eblem Santana: Cartografías para la memoria

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Por GASTV | Agosto, 2017

Eblem Santana (Ciudad de México,1984) presenta Cartografías para la memoria, en La Celda Contemporánea, dentro del Claustro de Son Juana. Recinto que juega un papel determinante en la instalación pues resguarda vestigios históricos de la identidad nacional.

La instalación tiene como punto de partida una investigación histórica y hemerográfica del periodo entre 1968 y 2017. El resultado son 36 dibujos de gran formato que representan —de forma naturalista— fragmentos del suelo de la Ciudad de México en donde se han llevado a cabo manifestaciones de la sociedad civil frente a leyes establecidas por el Estado. El objetivo es sugerir una desarticulación de la historia como elemento determinante de la significación de identidad y devenir social.

En Cartografías para la memoria, el artista evoca la experiencia social a través de un ambiente inmersivo. Se propone entender al sitio de exhibición como un dispositivo de vinculación con capas de información que dan cuenta del acontecer político en el espacio público.

La instalación se presenta hasta el 15 de septiembre de 2017.

Foto: Cortesía La Celda Contemporánea.

Secuencia | Proyecto ADN en Proyectos Impala

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Por GASTV | Agosto, 2017

Máximo Corvalán-Pincheira (Chile,1973) presenta su primera exhibición individual en México. Bajo el título Secuencia | Proyecto ADN, el artista presenta obras gráficas generadas a partir de la idea de reconocimiento por medio de análisis de ADN nuclear, método de identificación que se utiliza para encontrar a personas que murieron de forma violenta en casos donde toda evidencia de identidad ha desaparecido. Así, sus piezas abordan sucesos como la caída de las Torres Gemelas, dictaduras del Cono Sur, la búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa y los casos de feminicidio en Ciudad Juárez.

A lo largo de su trabajo, Corvalán-Pincheira aborda acontecimientos políticos y sociales de la historia reciente de América Latina para reflexionar sobre la memoria colectiva, el trauma, la identidad, la vida, la desaparición y la violencia ejercida por el Estado.

Proyectos Impala es una biblioteca pública especializada en arte contemporáneo y un espacio itinerante dentro de la caja de un tráiler a manera de galería. De este modo, lleva al espacio público nuevas dinámicas de socialización, aprendizaje y creación en Ciudad Juárez.

La exposición se presenta hasta el 7 de octubre de 2017. La itinerancia de la exposición se puede ubicar desde el sitio web de Proyectos Impala.

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Fotos: Cortesía Proyectos Impala.

Festival Bullshit Mex

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Por GASTV | Agosto, 2017

Artistas iberoamericanos de países como España, Brasil, Uruguay, Chile y México participan en la primera edición del festival Bullshit Mex, que se llevará a cabo en el Museo Universitario del Chopo. Se trata de una muestra de piezas escénicas que dan cuenta de los procesos de investigación y creación en las artes vivas en conjunción con elementos del lenguaje del performance, la danza, el teatro, la música, el cine y distintos medios audiovisuales.

Bajo la visión del arte como agente de transformación política y social, los temas explorados incluyen la influencia de la televisión, la desaparición de personas en México y la arquitectura desde un enfoque literario, conceptual y artístico. De esta manera, las obras seleccionadas indagan en las estructuras dramáticas, en técnicas de ficción y concatenación de vocabularios escénicos, así como en la relación entre los artistas en escena y los espectadores.

Esta edición en México es una continuación de Bullshit Fest, realizado en España durante 2016. Participan los artistas españoles Ainhoa Hernández, Laura Ramírez, Julián Pacomio, Sabela Mendoza Fernández, Cristina Balboa, Daniel Lozano, Javier Martín y Alejandría Cinque; los uruguayos, Florencia Martinelli, Aníbal Conde y Magdalena Leite; los brasileños Ana Luiza Fortes, Tulio Rosa, Janaina Carrer y Natasha Padilha; el chileno Luis Moreno Zamorano; y los mexicanos Magdalena Brezzo, Manuel Parra García y Emmanuel Pacheco.

A través de charlas y conversatorios con los artistas, Bullshit Mex  se lleva a cabo hasta el 27 de agosto de 2017 en el Museo Universitario del Chopo.

Foto: Centro Cultural de España en México.

Studio visit | Iurhi Peña

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Por Jerónimo Rosales | Agosto, 2017

En el Multifamiliar Presidente Alemán, Iurhi Peña comparte depa con otras dos chicas. Su habitación es la sala: justo frente a la puerta de la entrada están su cama y su ropero. En lo que sería el comedor del departamento no hay mesa, pero sí un escritorio con una computadora y un pequeño restirador. Trabaja al pie de donde duerme y esto le funciona mejor porque aunque intenta llevar a cabo «ese pedo de hacer ejercicio por la mañana», su rutina es muy caótica: da clases de dibujo en preparatorias de la UNAM y sale a «hacer cosas de fanzines» como imprimir, acudir a eventos y juntarse con banda fanzinera.

Durante su formación en La Esmeralda, Iurhi se interesó por la escultura, pero le costaba mucho trabajo pensar en piezas totales, concluidas, redondas y un día, en un arranque de frustración, destruyó sus piezas en el taller. Después, mientras hacía su servicio social en el Museo Carrillo Gil, le tocó estar presente en una feria de editoriales independientes. Sus tareas consistían en repartir programas de mano, cuidar bebés de artistas e indicarle a los visitantes dónde estaba el baño. En sus ratos libres se acercaba a los stands y platicaba con los editores. Entonces conoció el trabajo de Ediciones Hungría, Monocromo e Inés Estrada, ahí agarró gusto al fanzine.

Muchas piezas que se presentan en los museos tienen la función de invitar a reflexionar sobre un tema abstracto (la crisis económica, la democracia mexicana, el narcotráfico) cuyo vínculo personal con el espectador es complejo y poco evidente, pero —como muchos otros fanzineros— Peña desconfía de la efectividad de estas prácticas de reflexión crítica. Le molesta y aburre el «rollo masturbatorio del arte contemporáneo». En cambio, se siente apasionada por el fanzine como medio donde la idea del autor individual queda diluida, los recursos económicos no resultan cruciales para la producción y el trabajo en equipo ocupa un lugar protagónico.

Peña disfruta más de los fanzines elaborados por una comunidad específica que habla de sus problemáticas. Tal vez suena choteado, pero no hay que cansarse de decirlo: el fanzine es un sitio de encuentros y, en palabras de Peña, un medio más modesto y menos pretencioso. Los temas son más inmediatos y su distribución se da a nivel personal, de mano en mano y entre amigos o colegas. No es gratuito que en tiempos recientes el fanzine haya sido el espacio donde se han atrincherado muchos renegados del arte para museos.

El primer fanzine que hizo Iurhi Peña se tituló Niñas desmembradas (2012), una serie de dibujos de jóvenes decapitadas, un mero ejercicio creativo, sin intención clara. Alguien que lo tuvo en sus manos le preguntó si tenía que ver con el feminicidio. La pregunta sorprendió a Peña, y a partir de entonces concluyó que debía responsabilizarse por lo que publicara. «Todavía la sigo cagando», dice entre risas, «pero desde entonces cuido mucho lo que quiero decir con mis fanzines».

La importancia del espacio de enunciación ha motivado a Iurhi a armar una Archiva: una colección de fanzines de distintas partes del país y del mundo que reúne en equipo con Gelen Jeleton y Xóchitl Rodríguez Quintero. Los criterios curatoriales de la Archiva es que todas las adiciones deben ser fanzines elaborados por mujeres, o bien deben expresar claras intenciones feministas. La Archiva se guarda fácilmente en un par de maletas y viaja con Peña a donde sea que ella va, por ejemplo, el mes pasado estuvo en Tijuana.

La intención de la Archiva es estar en constante circulación para mostrar el trabajo de ciertas comunidades en otras latitudes, con el afán de descentralizar la producción y el consumo de fanzines respecto a la Ciudad de México. La mayoría de los fanzines que la integran son la respuesta de trabajo creativo ante la violencia sistemática del heteropatriarcado, a veces sutil y a veces brutal.

El 16 de junio pasado, Iurhi Peña presentó su primera exposición individual en El77 Centro Cultural Autogestivo. Se tituló Fuera de casa y fue la primera vez que mostró sus ilustraciones y dibujos de una manera tan pública. Antes de la muestra tenía mucho miedo de mostrar su trabajo, sentía que se estaba exhibiendo y es que justo de eso se trata una exposición, de mostrarse, de presentarse ante el público aceptando lo que venga. Tuvo una pequeña crisis nerviosa y aún después de la presentación se preguntaba porqué se había animado a hacerla.

Ahora, Peña prepara dos novelas gráficas. La primera, Tania Rockera, se tratará sobre una joven mexicana que se integra al movimiento de rock urbano en el México de la década de los ochenta y será publicada por Rodrigo Téllez de Ediciones Hungría. La segunda se titulará Art Babies y cuenta las anécdotas de dos muchachas que ingresan a la escuela de arte pero (spoiler) terminan desencatadas del mundillo y al final nunca ejercen. Si bien el cómic ya jugaba un papel importante en su producción fanzinera anterior, con estos dos proyectos Peña explotaría al máximo las potencialidades del medio. Estos serían sus proyectos personales más ambiciosos a la fecha y si bien estas publicaciones ya no tendrían el acabado accidentado y hechizo del fanzine, la idea de trabajo en equipo sigue presente y es motor para la producción, «trabajar con otros es buen motivo para terminar las cosas a tiempo», me comenta.

Fotos: GASTV

Imágenes: Tumblr Iurhi Peña.

Opinión | Le Gran Luxe

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Por Fernando Pichardo | Agosto, 2017

La elección del Centro de la Juventud, Arte y Cultura Futurama para el montaje del más reciente proyecto curatorial de Daniel Garza-Usabiaga no es fortuita. El contexto bajo el que el recinto fue construido originalmente —una sala de cine que acabaría siendo la última de su tipo en ser construida en el país—, aludía a una visión optimista del porvenir donde se esperaba que las sociedades de los suburbios derivados de la expansión de la Ciudad de México disfrutaran de los beneficios de la automatización.

En Le Gran Luxe, el curador tomó como punto de partida al contraste que existe entre este ideal y el estado que el mundo experimenta en la actualidad, basándose en la novela The Wild Boys, publicada en 1971 por William S. Burroughs para generar un paraje distópico, donde se evidencia el fracaso al que conducen los modelos económicos y medios de producción que determinan a las sociedades contemporáneas. Por tanto, el montaje que se muestra en la sala está inspirado en un escrito que de acuerdo con Garza-Usabiaga puede percibirse como tóxico y con imaginación desbordada, en un intento por extender esta narrativa hacia un lenguaje plástico como lo hizo David Cronenberg con The Naked Lunch en los años noventa.

La muestra toma su nombre del capítulo homónimo donde el autor describió un Marrakesh sobrepoblado en el que sus habitantes deambulan entre la riqueza y pobreza extremas. Le Gran Luxe es un texto que se burla de la falsa benevolencia de los ricos en un futuro que ya nos alcanzó, en el caso de la exposición es una referencia que denuncia las estrategias de capitalismo rosa o pinkwashing, empleadas para insertar a las minorías al sistema global de consumo, bajo falsas premisas de inclusión y progresividad.

Más allá de ser un homenaje al legado escrito de Burroughs, la muestra extrapola la novela al presente artístico de la Ciudad de México, equiparando a los protagonistas con los participantes del proyecto expositivo. Bajo esta premisa, Garza-Usabiaga y la asociación civil Local 21 invitaron a siete creadores menores de treinta años a generar una expresión visual sobre temas como la cultura de la mercancía y la objetivización del cuerpo a través de la imagen. Previamente, el curador tuvo acercamiento al trabajo de Aleph Escobedo, Alfonso Santiago, Berke Gold, Enrique Lanz, Hernán Cortés, Laos Salazar y Romeo Gómez a través de montajes independientes o en sus cuentas de redes sociales.

El proyecto requería jóvenes cuya obra arrojara reflexiones sobre la identidad gay sin que por ello se limitaran a ser interpretadas sólo desde esta perspectiva, en un intento por combatir el creciente fenómeno de espectacularización que dicha comunidad ha recibido con fines comerciales en años recientes:

“Siempre hay un escándalo, por ejemplo, cuando se representa de una manera incorrecta la homosexualidad en los medios, pero a pocos escandaliza el número de homosexuales que, como muchas otras personas, viven en la pobreza, no gozan de servicios médicos o una buena alimentación. No hay activismo ni movilización para ellos, muy probablemente porque escapan del régimen de representación y autorepresentación con el que generalmente se identifica a los hombres homosexuales hoy en día: ellos son pobres, indígenas, no van al gimnasio, no se sacan fotos atractivas o kinky en Instagram.”[1] 

El aspecto industrial y la amplitud de los espacios que albergan las instalaciones de Futurama fueron empleados para fabricar un ambiente similar a un set de grabación, a fin de materializar la intención que existe desde los años setenta por hacer una adaptación de la novela al cine. La sala de exhibición contiene una selección de piezas que resulta difícil de asimilar a primera instancia, entre las que se encuentran un conjunto de objetos freídos de la misma manera en que se haría con un trozo de pollo, un mural con consignas sobre la distopía en que nos desenvolvemos y dildos de plástico mutilados que se sitúan sobre muebles clausurados.

Las características de las obras resultan agresivas para quien las examina, y es por ello que cumplen con el propósito que les fue concedido. Le Gran Luxe no busca deleitar al visitante, ello significaría adaptarse a los modelos de asimilación que el heteropatriarcado ha instaurado para las comunidades homosexuales alrededor del mundo. Se trata más bien de un ejercicio que se opone a los patrones de sexualidad que se dictan hoy en día; que “[…] propone un ejercicio de desidentificación. Abiertamente dice no a lo que comúnmente se asocia con «arte gay.» Sin tener imágenes afirmativas o poco críticas con arcoíris, suspensorios y cuerpos de hombres atractivos.” [2] 

Si bien la homosexualidad constituye el ámbito medular de la exposición, sus autores coinciden en que para generar un cambio de paradigma en la sociedad es necesario evidenciar su papel como territorio político. En Le Gran Luxe la sexualidad se vuelve disidente para liberarnos no sólo de la manera en que las esferas de poder nos han señalado cómo vivirla, sino también de las aspiraciones de fama, riqueza y belleza que erosionan a las estructuras de nuestro tiempo. Este proyecto es una rebelión contra el hedonismo que se ha venido instalando sobre los movimientos que lo cuestionan. Si las obras incomodan o perturban a quién las observa, habrán logrado su objetivo.

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Fotos: Cortesía Local 21.

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[1] Daniel Garza-Usabiaga en conversación vía mail.

[2] Ibídem

Osiris y Ganesha, en MARSO

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Por GASTV | Agosto, 2017

MARSO presenta Osiris y Ganesha, muestra que explora la resurrección en varias facetas. La exposición utiliza la narración mitológica del origen de las deidades de la tradición egipcia e hindú como punto de partida para cuestionar las implicaciones de una nueva vida desde la perspectiva de las transformaciones que adopta algo que previamente estaba muerto.

En este sentido, si la muerte es vista como la destrucción y supresión de la condición viva, la resurrección debería ser la reconstrucción, representación y recuerdo del pasado. Sin embargo, la exposición sugiere que dicha ecuación no es tan simple.

Participan los artistas de Taiwán Che Wei-Chen, Su Hui-Yu y Chen I-Hsuen, de Japón Kosuke Ikeda, Virginia Colwell de Estados Unidos y Arturo Hernández Alcázar de México.

Curada por Cheng Shao-Hung, Osiris y Ganesha representa el inicio de una colaboración entre el colectivo de arte guerrillero Very Temple Artsalon en Taiwán y MARSO en Ciudad de México.

La exposición está abierta al público desde el 10 de agosto de 2017.

Foto: MARSO.

Infosphere, en el Centro Nacional de las Artes

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Por GASTV | Agosto, 2017

Infosphere, exhibida en el Centro Nacional de las Artes (CENART), presenta una perspectiva del arte en la era de la revolución digital y sus consecuencias sociales. Los temas de la exposición incluyen desde la visualización de ondas electromagnéticas, la geología de los medios y la materialidad de sus infraestructuras, hasta el fenómeno cultural de la digitalización. Además, algunas piezas cuestionan el papel de los algoritmos, la soberanía de datos, las redes sociales y el Big Data.

El título retoma el neologismo infosfera, que hace referencia a la red técnica creada a partir de la telegrafía hace 150 años y posteriormente utilizada por la telefonía, la televisión, la radio, el radar, los satélites y el Internet. Esta red abarca todo el planeta y permite el intercambio mundial de datos, así como la organización para el desplazamiento de personas y el traslado de mercancía.

Bajo la curaduría de Peter Weibel, Daria Mille y Giulia Bini, la muestra integra el trabajo de artistas, diseñadores y arquitectos como Amy Balkin, Clement Valla, Erick Kessels, Ingrid Burrington, Lab Barcelona, Mario Santamaría y Wafaa Bilal.

Infosphere se presenta en las galerías Central, Arte Binario y Espacio Alternativo del CENART hasta el 3 de septiembre de 2017.

Foto: Chilango.

Entrevista | Tomás Saraceno

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Por Soledad Gherardi | Agosto, 2017

Argentino, nacido en la provincia norteña de Tucumán, Tomás Saraceno vive y trabaja en Berlín. Egresado de la carrera de arquitectura, profesión que nunca ejerció, desde su estudio desarrolla proyectos en los que hace conversar a diversas disciplinas. A través de esculturas flotantes e instalaciones interactivas, busca revelar los vínculos existentes entre la ecología social, mental y medioambiental.

Actualmente en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires su exposición Cómo atrapar el universo en una telaraña es el resultado de más de una década de investigación, en la que el artista y su equipo estudiaron en profundidad la práctica de comunidades de arácnidos en la construcción de telarañas.

En su obra, Saraceno propone dos grandes instalaciones en las que desafía al espectador a reconfigurar significado y función de los elementos que componen las múltiples conexiones que la protagonizan.

En la oscuridad de The Cosmic Dust Spider Web Orchestra, un haz de luz da visibilidad al polvo cósmico que habita en la sala. En un registro tridimensional de video en vivo, las partículas de polvo se transforman en sonidos, amplificados por una serie de más de 25 altavoces. Al tiempo que una única araña puntea su tela, la interacción de los movimientos del público con el polvo, alteran las frecuencias de sonido reproducidas para recrear una composición sonora de múltiples actores.

A su vez, una telaraña tridimensional de extraordinarias proporciones representa Instrumento Musical Cuasi-Social IC 342 construido por 7000 Parawixia bistriata. Tal como lo indica su título, durante seis meses 7 mil arañas de esta especie argentina se apropiaron de la sala para tejer sobre una simple estructura establecida de filamentos translúcidos, una telaraña integrada por 40 millones de hilos. Formas y nodos de conexión resaltan en la oscuridad del espacio y establecen nuevos horizontes de diálogo entre el arte y la ciencia.

Más de una década después de haber comenzado a estudiar y trabajar con arañas, ¿recuerdas cuál fue tu primera aproximación a la especie? ¿Qué fue lo que te generó atracción?

Desde el comienzo me sentí muy atraido por sus telas. Me interesa ver esas infinitas conexiones que son casi invisibles, entender cómo las telas de araña se construyen o cómo cada hilo está conectado uno con el otro, así como ver de qué manera están conectados esos tejidos y cómo abren infinitas posibilidades de generar otra cosa. En general, me llama mucho la atención comprender cómo las cosas están conectadas y cómo son los campos de influencia entre los diferentes agentes que las integran.

Más allá del conocimiento que has adquirido sobre las arañas, en tu obra existe un fuerte componente experimental y azaroso, ¿cómo has trabajado con el factor de los imprevisible?

Claramente las arañas hacen lo que quieren, cuando quieren y como quieren. Es un trabajo que demanda paciencia y predisposición para lo inesperado, pero son esos momentos en los que se refleja la mayor belleza. La pregunta que siento nos vemos obligados a hacernos es, ¿cómo ellas terminan por manejarnos a nosotros, en lugar de nosotros a ellas? Ellas terminan por manipular a los hombres, redefinir nuestros parámetros, para convencernos, de alguna forma, de que sus telas manifiestan una belleza tan grande que deben ocupar el centro del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, como lo están haciendo en este momento.

¿Cuáles fueron los desafíos y aprendizajes de trasladar un entorno natural a un espacio urbano? ¿Cómo describes el proceso?

La verdad es que no considero cierta ninguna idea que presente al hombre separado de la naturaleza. Somos parte de ella y en el caso puntual de las arañas, conviven con nosotros mucho más de lo que somos conscientes. En cada esquina de nuestra casa o de los lugares que frecuentemos, podremos encontrar algún tipo de araña. Aunque no podamos entenderlo así, nuestra arquitectura termina por transformarse en naturaleza para ellas. Es una relación mucho más interconectada y tratar de diferenciarnos de la naturaleza no nos ayuda a reincorporarnos en un medio del que nos damos cuenta es urgente y necesario formar parte.

A lo largo de tus obras se manifiesta una reflexión acerca de las problemáticas actuales de la sociedad, principalmente en la relación del hombre con la naturaleza, ¿cuál es el mensaje que buscas resuene en el espectador luego de visitar tu muestra?

Creo que estamos desconectados unos con los otros, con el planeta y con otras especies. Es necesario comenzar a dialogar. Mientras no podamos sentirnos parte de la naturaleza, veremos cómo se complica cada vez más nuestra supervivencia en este planeta. El cambio climático, las urgencias del Antropoceno y tantas otras situaciones que no nos unen, agravan este panorama. Si la revolución cognitiva es la que nos lleva hacia el estado en el que estamos hoy, es necesario que encontremos una narrativa que nos permita remediarlo. La separación que hace el hombre entre la naturaleza y él mismo es algo que no colabora con ese cambio.

¿El arte adquiere un rol como actor de cambio?

Muchas veces la gente cambia su relación con lo que la rodea después de ver otras cosas. En el arte el mensaje está expreso a través de un idioma que no necesariamente está articulado a través del lenguaje sonoro. Puntualmente el resultado de esta obra tiene que ver con estar mucho tiempo tratando de dialogar con otras especies no humanas, en este caso las arañas, y no siempre lograrlo. Sin embargo, me interesa que, a partir del arte, pueda llegar al espectador un mensaje que no es verbal, pero no por eso es menos comunicativo.

También en tus producciones se puede identificar cómo el arte incorpora nociones de la ciencia para expandirse pero, ¿cuál es el aporte que el arte puede hacer a la ciencia? ¿Cuál es la importancia de esa retroalimentación?

La interrelación entre ambas disciplinas es cada vez más necesaria y urgente, teniendo en cuenta lo que comentábamos anteriormente. En relación a la contribución del arte a la ciencia, puedo decir que ningún museo de ciencias naturales en el mundo tiene una colección de telas de arañas tridimensionales como la que estamos exponiendo. En el caso de esta muestra, para ponerla como ejemplo, desarrollamos una técnica que consiste en un sistema láser a través del cual es posible reconstruir digitalmente redes tridimensionales complejas, como son las telarañas. Gracias a ello, establecimos un vínculo colaborativo con varias instituciones de investigación, como el MIT o el Departamento de Comportamiento Colectiva del Max Planck Institute, para trabajarlo en conjunto en la investigación y desarrollo del tema.

Después de seis meses de creación y considerando las dimensiones que presenta la telaraña exhibida, ¿cuáles son los planes una vez finalizada la exhibición?

Vamos a tratar de hacer una composición donde la tela se pega a un lienzo, a un papel, y quedan marcados los trazos. Sería algo así como cuando uno aprieta una flor para tenerla como recuerdo dentro de un libro. Va a ser algo muy grande, teniendo en mente el tamaño que tiene la tela que está ahora en la sala.

Foto: © Fotografía Studio Tomás Saraceno, 2016

Opinión | El entomólogo y la mariposa. Sublevaciones, de Georges Didi-Huberman

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Por Tania Puente | Agosto, 2017

«Las imágenes no son mariposas muertas, sino que son, a la vez, movimientos y tiempos. Visibles e impredecibles, imposibles de detener».

Georges Didi-Huberman

Sólo basta una acción, un gesto, una llama que alumbre la oscuridad. Luego, la suma de energías, su acumulación y fortalecimiento a través de la reunión de individuos quienes se agolpan en estructuras más o menos organizadas bajo el deseo compartido y la rabia anhelante de una revolución. Seis años después de la exposición Atlas. ¿Cómo llevar el mundo a cuestas?, presentada en el Museo Reina Sofía, Georges Didi-Huberman se ha embarcado en una nueva investigación curatorial: Sublevaciones, germen y brote del deseo interior ante la posibilidad de la emancipación; aquel momento en el que Atlas, al arrojar su carga lejos de sí, se libera del peso del mundo.

Después de presentarse en el museo parisino Jeu de Paume (octubre 2016-enero 2017) y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (febrero-mayo 2017), Sublevaciones se emplaza en el Centro de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero hasta agosto de 2017, en Buenos Aires, Argentina. Posteriormente, la muestra viajará a Brasil, México y Canadá. Estos datos no son menores, cada itinerancia se complementa con imágenes locales, seleccionadas en conjunto por Didi-Huberman y curadores e investigadores de cada sede, que apelan a los visitantes desde otro punto de inflexión: el de su historia más cercana. En Buenos Aires, las salas del tercer piso de lo que fuera el Hotel de Inmigrantes exhiben más de 250 obras que dan cuenta de las afrentas, los movimientos políticos y las luchas humanas que encienden el acto de sublevarse.

Tras años de trabajo consistente en observación, acopio y acumulación, el entomólogo le da un orden cuidado y celoso a su colección de mariposas. Tamaños, formas, colores y rasgos anatómicos definen su sitio en la tabla acolchada donde serán montadas y resguardadas. Los cuerpos de los lepidópteros serán atravesados por delgados alfileres que los fijarán a estos paneles para su estudio y preservación en colecciones científicas con miras a la posteridad. Este mausoleo mortuorio es contra el que lucha Didi-Huberman en Sublevaciones: «la imagen muere si se inmoviliza. La imagen no puede ser pensada como un documento visual, puesto que eso la fijaría, se le concebiría como un texto a ser descifrado. Las imágenes no son mariposas muertas, sino que son, a la vez, movimientos y tiempos. Visibles e impredecibles, imposibles de detener».[1] 

¿Cuál es el objetivo del proyecto curatorial de Georges Didi-Huberman? Este despliegue de imágenes, que oscila entre lo documental y lo estético, y que excede todo recorte temporal y geográfico, podría pensarse como un inventario de la insubordinación. Sin embargo, se rehusa a permanecer en un nivel clasificatorio. Esta muestra se ve permeada y motivada por su investigación de largo aliento en la que las imágenes no pueden disociarse de su agencia. Reniegan de ser fijadas, se rebelan y desvelan diferentes aspectos en un espectro temporal amplio.

El acercamiento es gradual. La primera parte de la exposición reúne símbolos identitarios colectivos propulsados por elementos. Las banderas de diferentes países y movimientos políticos ondean gracias a las corrientes de viento. Pero estos ventarrones no sólo propulsan lo simbólico: sacuden mesas, bolsas de plástico, cintas de tela, pasto. Su fuerza es tal que acapara el foco de atención. Es en el agente y no en el receptor que se instala la semilla de la rebelión.

Luego, el cuerpo. El movimiento de los brazos, el impulso de las piernas. Personas que en diferentes momentos y lugares reproducen las mismas posiciones corporales, imágenes pregnantes de rabia y adrenalina —pensemos en las fotografías de Gilles Caron de revueltas en Irlanda y en París—. Se esboza una coreografía de la insurrección, como si las batallas se pelearan con memoria corporal.

Con el input adecuado, el cuerpo escenifica lo impensable. Un puño golpea una mesa de aluminio. Su golpeteo es rítmico, constante. Junto a él, sobre la misma superficie se posa un vaso de leche. Un temblor en la tensión superficial del líquido es perceptible. De ahí, la tempestad. Los intervalos de la fuerza ejercida sacuden la leche, ésta salpica fuera de su contenedor, hasta que el vaso se vuelca y la acción cesa. La obra es Un vaso de leche (1972), de Jack Goldstein. Este video de menos de cuatro minutos es frontal e incluso esquemático ¿Qué estamos esperando?

Similar en su proceder conceptual, Jochen Gerz planta su cuerpo sobre un acantilado. Ahí, grita. Vocifera, se desgañita. Su voz vibra, su cuerpo se sacude. De arriba a abajo, Gerz grita con su carne y no detiene su misión sino hasta rendirse por el cansancio extenuante. La obra es Gritar hasta el agotamiento (1972), una acción repetitiva que potencia el dolor intrínseco a la existencia humana.

La carne reaparece en la pieza El libro de carne (1978), de Artur Barrio. Seis fotografías de una acción muestran cómo la mano del artista pasa las páginas de un libro ilegible y crudo, confeccionado con rebanadas de carne. La historia de la barbarie ejercida en nombre de la civilización sólo puede inscribirse en la materia corporal del oprimido.

Al centro de la muestra se ubica la videoinstalación del artista argentino Andrés Denegri, Éramos esperados (2013), en la que Obreros saliendo de la fábrica, de Lumière, se proyecta junto a la primera filmación argentina, la bandera ondeante de esa nación, registrada por Eugenio Py, todo ello con la exposición de la película fílmica deslizándose entre carretes y estructuras: las entrañas del celuloide al descubierto en pos del montaje de ambos vestigios históricos, celebratorios de luchas y reivindicaciones. ¿Qué señala Denegri desde su contemporaneidad, que es la nuestra? ¿Será que la rebelión se deslice en la superposición de las imágenes, al mismo tiempo que éstas recorren su materialidad la cual apunta también a un acto de visión que implica una temporalidad específica? Detrás de la pantalla, las sombras de las figuras se proyectan en espejo contra el muro, crean siluetas fantasmagóricas que se encarnan como una nueva supervivencia, otro momento anacrónico superpuesto que deja al descubierto sus costuras mecánicas y la resonancia visual de ambos filmes.

En uno de los núcleos de la exposición: «Por conflictos (encendidos)», reaparece una serie de imágenes trabajadas por Didi-Huberman con anterioridad en su obra Imágenes pese a todo (2004): las fotografías tomadas por los Sonderkommando. En ellas, la acción y presencia del fotógrafo se desvela desde el encuadre, subrayando el peligro implícito en la toma de las fotografías en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau por parte de estos cuerpos de trabajo constituidos por prisioneros. Ante la instalación total del terror, se cuela por el resquicio más pequeño —aquel que cabe en un tubo de pasta de dentrífico que escondió la película fotográfica— ese deseo por vivir y dejar testimonio, incluso frente a la muerte. Vestigios de ímpetus subjetivos e irreductibles de esperanza y pulsión vital. Si bien la inclusión de estas imágenes del Holocausto es consecuente con el relato expositivo, lo que llama la atención es la ubicación de las obras dentro del recorrido, arrinconadas y sin ningún contexto que ayude al espectador a dimensionar su importancia tanto para la muestra como para las investigaciones de Didi-Huberman.

La estrategia emotiva y crítica de incluir obras del país en el cual se exhibe Sublevaciones es acertada; lo cuestionable sería, en todo caso, el corpus. Para Argentina, las imágenes de marchas y revueltas traen de nueva cuenta a la mirada pública los horrores de la dictadura junto con las estrategias colectivas y valientes que le hicieron frente desde múltiples trincheras. Las siluetas de los desaparecidos, las bocas que no cesan los clamores y las manos que se tienden ante la adversidad se repiten a lo largo de la exposición. Si bien su importancia es innegable, hay que reconocer que forman parte de un repertorio institucionalizado de políticas de memoria que, siguiendo la lógica de la muestra, también merece una crítica y una rotación para darle cabida a otras imágenes cuya circulación ha sido limitada a lo largo de la historia.

En Sublevaciones se reconfigura la estructura epistemológica de la revolución, ya no sólo como proceso histórico, sino como gesto. A través del montaje de estas imágenes distantes surge un extrañamiento crítico de la historia dada. La mirada quiebra su inercia perceptiva, acostumbrada a la normalización de esas formas. Se yergue ante ella ese nuevo relato, el torbellino de una visión crítica gestada por el aleteo de las imágenes-mariposa. En la exposición hay un acercamiento que va de lo masivo a lo individual y de vuelta. No hay engaño en la historia que re-presenta: la potencia se enfrenta al poder en actos espontáneos y valientes, incendiarios. A pesar de que la potencia no sea el poder, es nuestra; ostentarla, portarla, valernos de ella es nuestra resistencia. Con Sublevaciones, Georges Didi-Huberman nos insta a soltar los alfileres que fijan y matan tanto a las mariposas, como a las imágenes y, con ellas, a nuestros deseos y clamores emancipatorios.

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[1] Georges Didi-Huberman, «L’art de la vie autre, ou Comment n’être pas gouverné”, conferencia pronunciada el 16 de junio de 2017, en el marco de apertura de la Cátedra Georges Didi-Huberman de Políticas de las Imágenes, IIAC, UNTREF.

Josephine Meckseper en Proyectos Monclova

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Por GASTV | Agosto, 2017

Proyectos Monclova presenta la primera exhibición en México de Josephine Meckseper (Alemania, 1964). A través de instalaciones en forma de vitrinas, ensamblaje, pinturas y fotografías, la artista toma como eje la cultura de consumo visual y material, la historia del arte, la contracultura y los modos de exhibición utilizados a principios del siglo XX.

Las obras expuestas retoman elementos formales de artistas modernistas como la línea de Mondrian, las formas puras de De Stijl y los constructivistas rusos. Además, a la manera del détournement de la Internacional Situacionista o incluso el readymade de Duchamp, emplea materiales cotidianos. Es el caso de los lienzos construidos con mezclilla y la incorporación de ropa interior masculina y femenina. Al utilizar objetos de consumo masivo, Meckseper despoja a su obra de lo que Walter Benjamin llamó el “aura” de la pintura.

La exposición se presenta a partir del 22 de septiembre de 2017. Y como parte del programa de Gallery Weekend México, Josephine Meckseper estará en conversación con Juan Gaitán el 23 de septiembre en Museo Tamayo.

Imagen: DIS Magazine.