Archivo para el julio, 2017

Por los siglos de los siglos, de Bosco Sodi

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Por GASTV | Julio, 2017

Por los siglos de los siglos: Exploración matérica con la colección del Museo Nacional de Arte, es una muestra de Bosco Sodi (Ciudad de México, 1970) que devela correspondencias y afinidades a partir de un diálogo entre 21 piezas del artista y la colección del MUNAL. Las obras de Sodi resaltan cualidades formales como la textura, el color y los materiales presentes en obras de la época virreinal, del siglo XIX y algunas del siglo XX.

Entre las piezas expuestas se encuentra un conjunto de cien piedras volcánicas policromadas en rojo que dialogan con El martirio de San Lorenzo, óleo de José Juárez; una piedra volcánica recubierta con oro junto a piezas de José María Velasco; cubos de barro sólido horneado que comparten espacio con la escultura de San Sebastián, de Felipe Valero; un lienzo con técnica mixta en tonos azules acompaña a Los reyes magos, de Ángel Zárraga, así como un grupo de diecinueve piedras volcánicas doradas que dialogan con Retrato de una dama, de Baltasar de Echave Orio.

En el marco de la muestra se llevarán a cabo recorridos con invitados especiales, conversatorios y talleres. El trabajo de Bosco Sodi se presenta hasta el 5 de noviembre de 2017.

Foto: MUNAL.

Yves Klein en el MUAC

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Por GASTV | Julio, 2017

El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) presenta Yves Klein, la primera retrospectiva en América Latina que muestra el trabajo del artista francés pionero del arte acción y las prácticas inmateriales del arte contemporáneo. Sus breves, pero prolíficos años de carrera entre 1954 y 1962, son explorados a través de un recorrido con más de 75 obras artísticas y documentos como cartas, dibujos, fotografías y películas.

La exposición articula de forma cronológica tres de los principales temas presentes en el trabajo de Klein: la monocromía, la materialidad de la carne y el arte como campo inmaterial. El punto de partida es su periodo azul, donde concibe el color Azul Internacional Klein como un campo de sensibilidad no material. Para Klein, el arte sólo puede suceder en el espacio y por lo tanto como experiencia. De ahí que, en su serie Antropometrías, ejecute el acto pictórico como una acción a través de los cuerpos de modelos cubiertos con pintura que dejan su marca en el lienzo.

Esta muestra, coorganizada con Fundación Proa de Buenos Aires y curada por Daniel Moquay, da cuenta del trabajo de uno de los primeros artistas contemporáneos que buscó integrar arte y vida. Abierta al público a partir del 26 de agosto 2017 hasta el 14 de enero de 2018.

Imagen: antrophistoria.

Almanaque CDMX 2017, por Time Out México

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Por GASTV | Julio, 2017

El Almanaque 2017 es un libro editado por Time Out México que presenta en 220 páginas un recorrido por las propuestas más interesantes de la Ciudad de México. En esta ciudad, una de las más pobladas del mundo, todos los días se abren nuevos lugares, surgen restaurantes, se consolidan festivales, foros de conciertos, ferias, galerías y proyectos culturales.

Así, reúne la diversidad de opciones que tienen los habitantes y visitantes de la ciudad en ámbitos como el cultural, gastronómico, apoyo a la comunidad LGBTTTI y diseño. Además, se incluye la oferta de sitios para niños, parques nacionales, reservas ecológicas y espacios verdes.

El almanaque se puede adquirir en Dr. York, La Roma Records, Museo del Objeto del Objeto (MODO), Happening Store, No Name Studio, Gurú, Museo Tamayo, Museo de Arte Moderno, Museo Interactivo de Economía (MIDE), Casa Bosques, El 123, Discos Mono, Taxonomía, Lemur, Utilitario Mexicano, Expendio, Museo Universitario del Chopo, EXIT La Librería, Distrito Fijo Club de Ciclismo, El Péndulo (Zona Rosa, Roma, Polanco, Santa Fe, Perisur y Condesa), Cardinal Casa de Café, Centro de Cultura de la Diversidad, Studio Roca Condesa y Studio Roca Polanco y The Music Box.

Foto: Cortesía Time Out México.

Studio visit | Verónica Gerber Bicecci

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Por Pamela Ballesteros | Julio, 2017

La última vez que me reuní con Verónica Gerber platicamos sobre Los hablantes No. 2, instalación en el Museo Amparo que le dio continuidad a la primera serie presentada en el MUAC, en ambas, la dinámica del lenguaje encontró forma a través de viñetas de diálogo en gran formato.

Del ejercicio visual, Verónica se traslada al textual. En febrero de este año, su libro Mudanza fue reeditado por Almadía. Después de siete años, éste, su primer libro, vuelve al mundo físico conservando su narrativa intacta. En este contexto, platicamos sobre el estado del campo editorial independiente, integrado por numerosas propuestas entre las que menciona La Casa del Hijo del Ahuizote, Taller de Producción Editorial, Gato Negro, Ediciones Transversales y Manufacturados en Papel, también otras de corte literario como Impronta, Malpaís Ediciones, Ámbar Cooperativa Editorial y Ediciones Antílope.

«Cada proyecto editorial dibuja una constelación de prácticas, autores, medios de producción y búsquedas»

Colectivos en los que convergen distintas voluntades pero con una dificultad común: la distribución. Cada propuesta editorial nutre el espacio de lectura, cubre huecos temáticos, pero su difusión es limitada si no se está cerca o dentro de los círculos editoriales, así, los esfuerzos circulan en una dinámica limitada. En su experiencia como editora en la cooperativa Tumbona Ediciones, Verónica señala que los canales de distribución y difusión de libros son complicados.

«En las conversaciones con el colectivo de Tumbona Ediciones muchas veces hablamos de las librerías de barrio como alternativa»

Una librería colaborativa en cada colonia, primero como espacio social que active el vínculo comunitario pero, sobre todo, que estimule un público lector; después las plataformas en línea que funcionen como otro escaparate de venta y vínculo virtual: si los libros no están en las librerías, que estén disponibles de otras maneras.

¿Nunca te ha hecho falta Facebook? Le pregunto pensando en hablar de la comunicación dentro de distintos soportes, y porque su atención siempre ha ido hacia las vertientes del lenguaje entre interlocutores en las interacciones sociales. «Eso es cierto, me agarraste, pero no, nunca he sentido que me haga falta Facebook, aunque sí mucho morbo de los chismes que suceden ahí, jaja», me comenta.

Bromeamos sobre los núcleos de interacción y la personificación que creamos en cada plataforma social. Yo misma he desertado de la dinámica impuesta por Facebook y me reconforta asociarme con personas que deciden abandonar sus redes o, como Verónica, que nunca han cedido a ellas, por lo menos a la más predominante. Así mantenemos la postura —por necedad— de que aquellos que te quieren encontrar, te encuentran.

Por otro lado, Verónica está activa en Instagram y Twitter en donde, casi siempre, invierte el ejercicio: mientras que en Twitter publica imágenes, para Instagram retrata textos, como una bitácora que juega con la relación entre fotografía y escritura.

Fuera del espacio virtual, uno de sus canales de comunicación más disfrutables está en el Centro de la imagen, en donde participa como tutora en el Seminario de producción fotográfica. «Un espacio de reflexión, retroalimentación e imaginación con un grupo de quince artistas jóvenes que provienen de formaciones heterogéneas: artes visuales, literatura, cine, comunicación y antropología», me platica entusiasmada.

Como los diagramas de Venn, el estudio de Verónica es compacto y ordenado, se desdobla en dos espacios que se intersectan en áreas comunes delimitadas por notas, plantas y libros.

Uno de los cuartos, junto a las ventanas que dan al parque Las Américas, está acondicionado para la escritura y edición: aquí se materializan palabras y dibujos en computadora. Del otro lado, en el restirador, es la zona del «trabajo sucio» en el que Verónica usa tinta para dibujar en papel, usualmente en pequeños formatos; cuando se trata de murales los trazos se trasladan directamente a las paredes de intervención. «Últimamente he pensado que soy una artista del escaner», me dice, refiriéndose a su proceso mecánico para digitalizar dibujos, «algo que muy pronto se volverá completamente anacrónico.»

Me muestra un cuaderno grande de pasta negra: bocetos de círculos en intersecciones, globos de diálogo, apuntes y tachaduras. Es el «libro paralelo» o «cuaderno del proceso», un ensayo de intentos y pruebas sueltas, borradores de esquemas de los que se desprendieron todos los dibujos de Conjunto vacío y Los hablantes.

Verónica me habla de su rutina, trabaja en el restirador por las mañanas, la actividad decae con la noche porque dice que ha perdido precisión en la visión nocturna y recuerdo el primer capítulo de Mudanza en el que describe su ambliopía: la disminución de la agudeza visual. En seguida abre un archivero rojo de carpetas con más dibujos y proyectos inconclusos, pendientes. Un día espera revisarlos y retomarlos, compilar, por ejemplo, las páginas de esos cuadernos en un libro de artista.

Finalmente, le pregunto por su siguiente producción, Verónica continuará explorando la relación con el espectador, esta vez ampliando su experiencia estética a través de piezas que funcionen como «espacios narrativos»: escenarios que exploren el lenguaje a través del audio. La idea es plantear el recorrido espacial-visual de una pieza como un texto que también pueda oírse.

Mientras me cuenta esto, de una caja de madera saca algunas Polaroids desdibujadas, con la imagen irresuelta e interrumpida: la emulsión no secó y las fotografías, que deberían mostrar paisajes de la Patagonia, son ambiguas, hay que descifrarlas como un eco o alfabeto en el hielo. La idea de crear «espacios narrativos» parte de este material y de preguntarse, ¿cómo sería el lenguaje del fin del mundo?

Fotos: GASTV.

Le Gran Luxe, en Futurama

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Por GASTV | Julio, 2017

Local 21 presenta Le Gran Luxe, exposición que reúne la obra de siete artistas emergentes que trabajan en torno a la producción del escritor estadounidense William S. Burroughs, específicamente parten de la obra literaria de ficción The Wild Boys. Novela que narra un futuro post-apocalíptico donde predomina la guerra global. En este escenario, una pandilla de jóvenes guerrilleros gays lucha por la libertad enfrentándose a las fuerzas de represión.

El título de la exhibición es parte de un capítulo del libro, que a su vez hace referencia a una de las locaciones donde se desarrolla la historia. Una década después de su publicación, el director de cine Russell Mulcahy tuvo la idea de realizar una película basada en la novela. Para la que invitó al grupo británico Duran Duran como banda sonora y produjeron el sencillo «The Wild Boys». El video, dirigido por Mulcahy, fue concebido como el teaser de la película que nunca logró realizar.

Bajo este contexto, la muestra se concibe como el set de una película inconclusa. Bajo la curaduría de Daniel Garza-Usabiada, los artistas cuestionan algunas problemáticas actuales como la crisis humanitaria, los distintos sistemas de creencias, la excesiva producción de imágenes y la descontrolada cultura del consumo, que abarca desde artículos de uso cotidiano hasta objetos de deseo y sexualidad, para imaginar un futuro donde lo peor del presente se ha concretado como realidad.

Participan: Aleph Escobedo, Alfonso Santiago, Berke Gold, Enrique Lanz, Hernán Cortés, Laos Salazar y Romeo Gómez. A partir del 29 de julio y hasta el 3 de septiembre en Centro de la Juventud, Arte y Cultura Futurama.

Foto: Cortesía Local 21.

Los límites de la espectaduría, por Willy Kautz

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Julio, 2017

¿Cuáles han sido los temas más frecuentes en el mundo del arte global en expansión? A parte del gran formato expositivo y los excesos de programación, hay cada vez un mayor reconocimiento de que el espectador es puesto a una prueba de resistencia. La gran escala de estos eventos son, además de grandes escaparates, un desborde exacerbado de información en el que los limites psíquicos, mnemónicos y físicos de los públicos se extenúan. Transitar de una sede a otra en el marco de días —tal como lo solicita el pase de dos días de documenta o de cuarenta y ocho horas de la Bienal de Venecia— equivale a experimentar un zapping expositivo, un mareo, esto es, el agotamiento derivado de la exigencia de transitar atentamente por una multiplicidad fragmentada e inconmensurable.

Desbrozar tal repertorio museológico debería de tener como requisito, o por lo menos sugerencia, algún tipo de preparación, como a la que se someten los atletas de alto rendimiento, pues aguantar días de caminata extendida y lectura de “mapas surrealistas” que conducen a destinos inciertos —¿será por aquí?— conlleva un esfuerzo sobrehumano, ya que durante el viaje nadie es capaz de recuperarse del desgaste acumulado. Lo bueno es que el llamado “Gran Tour” sólo sucede cada diez años: documenta-Münster-Venecia. Eso quiere decir que si la presente edición del tour le costó trabajo, en la siguiente le irá mucho peor. Así que más vale tomar precauciones y medidas, elegir las sedes y estudiar los trayectos para no guiarse por la ansiedad que “todo lo quiere ver”, pues la tendencia es que en cada edición las sedes que suman estas mega exposiciones globales crezcan exponencialmente.

Sin embargo, a pesar de la violencia física y mental que acusa la dilatación de la memoria, el esfuerzo como siempre debe de rendir frutos. Así, tal experiencia se supone apremiante, algo sucede en la psique que tras tal esfuerzo ésta jamás será la misma ¡Algo se quiebra! Algunos lo celebran mientras que otros se vuelven sospechosos o malhumorados, lo que corrobora que el comportamiento crítico estimula este tipo de evento. Pero aquí lo que pretendo colocar en cuestionamiento es, más que la pretensión crítica, o bien, su opuesto, la plausible vocación comercial y celebratoria de tales eventos, la performatividad del espectador y sus límites durante el tránsito de una mega exposición a otra.

Con respecto al punto anterior, no creo que esto tenga que ver con la recepción diferenciada de los proyectos específicos, sino con la gran escala que abruma los sentidos del espectador debido al grado de atención que se le exige. Si entendemos que, lo que queremos “ver” son las obras, resulta abrumador cuando abrimos un mapa y nos percatamos que, para atender esa expectativa, hay que adentrarse en una suerte de mise en abyme. El mapa por lo tanto, da inicio a la experiencia de la trama curatorial. Entonces, la experiencia de mareo frente al abismo emana de golpe debido a la dificultad de entender no sólo la orientación, sino también la escala: las distancias entre una sede y otra, además de los contenidos y dimensiones de las mismas. En otras palabras, hay que visualizar lo fragmentario y ponerlo en acción, como sea y cuanto antes, pues el tiempo es apremiante ¿Será posible visitar todo eso?, ¿lo que hay en cada exposición?

Es un hecho que uno no va a estas grandes exposiciones para simplemente mirar obras contemplativamente, sin distractores. Tal como indica la caracterización “mega exposición”, la curaduría nos debe de proporcionar un mapa para navegar entre fragmentos, multiplicidades, anacronismos, heterocronías, microhistorias y un sinfín de referencias culturales de las que nunca hemos escuchado al respecto. El mapa es, antes que todo, una abstracción que orienta el trayecto en el que dichos fragmentos se vuelven símbolos. Entonces, de la lectura del mapa al encuentro con las sedes, luego las experiencias particulares de las obras, con la pretensión de llegar a conclusiones generales se entreabre un gran abismo. Esa experiencia emanada del reconocimiento de rebasamiento de nuestras capacidades ante las mega curadurías es lo que aquí he llamado los límites de la espectaduría.

Los límites los podemos reconocer de muchas maneras y no sólo durante la experiencia de las bienales o quinquenales, como una suerte de puesta en escena que buscan articular algún tipo de coherencia desde lo fragmentario. Podríamos decir que, sobre todo en el caso de documenta, sus montajes se repliegan, como gran parte del arte contemporáneo, al uso de la alegoría antes que el de la síntesis. De su carácter fragmentario como las sedes de los metros o lugares industriales, por ejemplo el de la Neue Neue Galerie (Neue Hauptpost) —en la que se montó el destacado proyecto de Daniel García Andujar (Almoradi, España, 1966), Los desastres de la Guerra—, nos sitúan ante la inmanencia de lo político, sin por ello desviarme aquí a la argumentación valorativa. Menciono lo anterior con el fin de ejemplificar el uso de algunos procedimientos alegóricos de distanciamiento crítico, o bien, para señalar el sensorium estético de las puestas artísticas contemporáneas que tratan temas políticos, económicos e históricos como la migración y la iconografía de la violencia.

Dicho esto, me gustaría regresar al vértigo que muchos suelen experimentar en el trayecto psíquico que va de la lectura del mapa al encuentro de una obra específica como la mencionada. Podríamos decir que en esa experiencia tiene lugar un conocimiento que se elabora por la vía de la alegoría. Si esto es así, entonces deberíamos de evaluar los montajes artísticos en la medida en que nos proporcionan experiencias a nivel mnemónico. Es decir, nos debemos preguntar si tales experiencias son capaces de reacomodar los imaginarios colectivos al grado de exigir a los espectadores una reconsideración ética que lo obligue a reformular su relación con el entorno político, histórico, social, económico, etc.

Por lo tanto, la expectativa crítica que depositamos hoy día en las megas exposiciones debe repensarse en función de la resistencia no sólo física, sino también psíquica del espectador. Nuevamente, revivir los recuerdos mediante las miles de fotografías, notas y publicaciones que uno va tomando y acumulando en la maleta que conforme uno avanza se vuelve más pesada, nos sitúa en una simulación peripatética. Existe la expectativa de que una vez en casita uno será capaz finalmente de asimilar el viaje, filtrarlo todo para luego esgrimir de los fragmentos una alegoría. Como sabemos, la única conclusión posible es que el cansancio es un maestro en delegar todo para después, esa voz en off que nos dice «habrá momento para digerirlo luego, organizarlo, cuando me recupere». Pero, ¿por qué sucumbir ante esa trampa? ¿No se supone que un evento curado es en sí un modelo coherente, entonces, asimilable? El deseo de las conclusiones precipitadas juegan en contra de la lógica de la fragmentación excesiva, al grado de que la crítica que busca desentrañar lo complejo sucumbe ante la distracción. Si esto es así, lo que hay que cuestionar es si hemos llegado a un grado de expansión en el que los mega eventos se han vuelto las nuevas torres de Babel o un Frankestein de la era post post, deformaciones monstruosas que, más allá de su naturaleza fragmentaria, se han vuelto tan megalómanos al grado de desplegar una plétora de experiencias que, en conjunto, saturan el sensorium nublando la disposición crítica del espectador.

Sin pretender comprometer esta reflexión con un marco teórico, considero que, dada la puntualización respecto a la recepción de las obras en el contexto de las mega exposiciones, vale la pena referenciar la tesis benjaminiana sobre la reproductibilidad por milésima vez. Según ésta, las nuevas técnicas cambian nuestra percepción, no en el sentido biológico/óptico, sino en relación a una suerte de sensorium y, con este nuevo ambiente, nuestra sensibilidad es alterada por nuevos estímulos. Este “nuevo ambiente” de la fragmentación despliega, dicho sea de paso, la concepción benjamiana de la alegoría. Con esta referencia en mente, lo que pretendo es dilucidar respecto a tres regímenes de la experiencia que podemos distender a partir de esta concepción del fragmento en tanto que alegoría: la distracción, la reflexión y la crítica.

Por un lado, en nuestra época hemos llegado a la cúspide de la recepción distraída con el advenimiento del entretenimiento. Es decir, vivimos en un régimen de experiencia en el que la distracción es acuciante. Por otra parte, sabemos que al arte contemporáneo le agrada refugiarse en el régimen de la reflexión crítica. En ese sentido, va en contra de la corriente y los flujos placenteros que acompañan la experiencia distraída. La fragmentación y el montaje artístico y curatorial se suponen partidarios del uso crítico del procedimiento alegórico. Entonces, si tanto los proyectos artísticos como las exposiciones que como medio o soporte contextual colocan en práctica estos procedimientos críticos, ¿por qué al experimentarlos en exceso sucumbimos ante el régimen de la distracción? Antes que vincular esta digresión con la crítica de la economía del arte derivada del fetichismo de la mercancía, insistiría en que el flujo de una obra a otra y luego entre sede y sede llevan al espectador a una experiencia de distracción, pero que no corresponde a la del entretenimiento ¿Estamos ante un fenómeno que podríamos entender como distracción atenta, cuando los procedimientos del montaje encadenan flujos y saturan los sentidos al mismo tiempo que exigen una reflexión crítica?

A lo que voy no es hacia una reflexión sobre esta edición de la bienal o la documenta, sino sobre cómo estos eventos tienden a ensancharse, cumpliendo con el guión de que en esta época el arte se encuentra en ilimitada expansión. No es gratuito que el término más frecuentado en las últimas décadas ha sido “arte expandido”. Si primero entendimos que cualquier cosa podría convertirse en arte, ahora hemos expandido su inmaterialidad a niveles ilimitados. Sin embargo, la problemática de su expansión no debe de guiarse solamente por el advenimiento del neoliberalismo global, que busca a toda costa el crecimiento de los indicadores económicos, o si el arte o la curaduría son parte de la industria del entretenimiento, sino más bien deberíamos dirigir nuestras dilucidaciones hacia qué régimen de experiencias consideramos le son pertinentes; o, dicho de otra manera, cómo crear un sensorium capaz de estimular el distanciamiento crítico en el espectador. Claro, esto sólo hace sentido si consideramos que el arte contemporáneo se justifica mientras que propone un modelo de experiencia diferenciada de la del entretenimiento. Si esto es así, entonces insistiría en que la escala juega un papel importante en esta toma de posición frente a las políticas del montaje, tanto artísticas como curatoriales.

Para cerrar, quisiera referirme a Poéticas del decrecimiento: del salón a la Bienal, de Esteban King, cuyo tema fue el Programa Curatorial de la XII Bienal FEMSA que estuvo a mi cargo. El texto de King se enfocó en cómo la reciente edición logró dar el paso de un salón bianual a una bienal curatorial. Traigo esto a colación porque, si bien esa fue la principal misión, había otra agenda detrás del título de la misma. Con Poéticas del decrecimiento también se lanzó una reflexión respecto a la función de las bienales en la actualidad y la configuración de un mundo del arte global constituido, como sabemos, por mega exposiciones. Sería sospechoso proponerme evaluar la Bienal FEMSA, puesto que eso me convertiría en juez y parte, sin embargo, creo que esta reflexión sobre el decrecimiento de la escala —que al final pasó desapercibida— sigue siendo relevante.

Si bien el texto de Esteban King fue muy puntual respecto a que finalmente se logró en México la transformación del salón o certamen bianual a una bienal como plataforma para la experimentación con modelos pedagógicos, editoriales y museológicos, creo que vale la pena sumar la necesaria reflexión sobre la escala de dichos escaparates y si ésta resulta viable para el montaje de experiencias reflexivas y/o críticas. En este sentido, si ya dimos el paso del salón a la bienal, debemos concentrarnos ahora en el paso de la curaduría a la “espectaduría”. Me refiero a que si bien los dispositivos bienales pueden seguir creciendo exponencialmente, la recepción promedio del espectador seguirá teniendo un límite psíquico y físico, de tal suerte que el paso de la atención recogida —aquella capaz de generar reflexión— a la distracción permanecerá en el horizonte.

El aliciente más frecuente en los últimos años ha ocurrido de la mano de lo que a principios de este siglo se bautizó como giro educativo. Pero no podemos ignorar, sobre todo los que estamos a cargo de la elaboración de montajes museológicos, que en la época de la expansión del arte a niveles de parques temáticos —en donde la obra cede el paso al evento o la experiencia— si queremos seguir como partidarios de un régimen estético que exige la atención, crítica o recogimiento, tenemos que repensar la escala de los eventos expositivos y sus programas. Si los fragmentos son excesivos, entramos en una suerte de letargo en el que la distracción, eventualmente, vence a la atención. Con esto en mente, ¿no será que en vez de subsanar el exceso expositivo con el paliativo de la mediación, los responsables del montaje curatorial y dispositivos museológicos deberíamos reconsiderar la posibilidad de, en vez de crecer ilimitadamente, re-escalar? La clave para semejante reevaluación probablemente no la encontraremos en los alcances ilimitados de los proyectos artísticos y la curaduría, sino en los límites de la espectaduría.

Foto: Ciudad bolsillo, de Jordi Colomer | Bienal de Venecia 2017.

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Willy Kautz se ha desempeñado como curador en jefe del Museo Tamayo, posteriormente como Jefe de Artes Visuales en Casa del Lago y como coordinador y curador en Casa Vecina. Actualmente está a cargo del Programa de Pintura Contemporánea en ESPAC, además de ser curador independiente.

Etel Adnan en Sonora 128

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Por GASTV | Julio, 2017

El Nuevo Sol de los Aztecas de la artista y poeta líbano-estadounidese Etel Adnan (Beirut, 1925) se exhibe en la sexta edición de Sonora 128. Se trata de una obra realizada con colores pastel brillantes que se organizan alrededor de un círculo en colores cálidos. Adnan hace referencia al antiguo mito mexica de los Cinco Soles: una narración donde el mundo presente sólo puede ser sostenido por continuos sacrificios para apaciguar a los dioses.

Tras pasar varios meses en México en 1957, los murales de Juan O’Gorman en la Biblioteca Central de la UNAM tuvieron gran influencia sobre Adnan, quien se convenció del poder de exhibir en espacios públicos, pues afirma que “la belleza es para todos”.

El Nuevo Sol de los Aztecas se exhibe hasta el 30 de agosto de 2017.

Foto: Cortesía kurimanzutto.

World Press Photo en el Museo Franz Mayer

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Por GASTV | Julio, 2017

La edición número 60 de World Press Photo se presenta en el Museo Franz Mayer con 143 fotografías ganadoras en ocho categorías, que muestran los acontecimientos más destacados de 2016: noticias generales, noticias de actualidad, temas contemporáneos, vida cotidiana, retratos, naturaleza, deportes y proyectos a largo plazo.

En esta ocasión, el primer lugar lo obtuvo la fotografía Un asesinato en Turquía, de Burhan Ozbilici, fotoperiodista desde 1996 de la agencia AP. La imagen muestra el momento en que Mevlüt Mert Altintas, un oficial fuera de servicio de la policía turca, empuña un arma de fuego con su mano derecha y al mismo tiempo levanta la mano izquierda gritando, mientras a su lado yace el cuerpo del embajador ruso Andrey Karlov que se encontraba dando las palabras inaugurales en una galería de arte el pasado 19 de diciembre.

En el marco de la exposición, el Museo Franz Mayer ofrece un programa de actividades educativas que incluyen una conferencia con Babette Warendorf, curadora de la muestra, una Master Class con el fotoperiodista Christian Rodríguez, un ciclo de cine, visitas guiadas y un taller de fotografía documental.

World Press Photo se presenta hasta el 24 de septiembre de 2017.

Foto: Anima Político.

Mapas en construcción. Colecciones públicas de arte contemporáneo

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Por GASTV | Julio, 2017

Mapas en construcción. Colecciones públicas de arte contemporáneo, 2009- 2017 da a conocer la colección de arte contemporáneo que han conformado recintos museísticos del INBA, como Proyecto Siqueiros (Sala de Arte Público Siquieiros y La Tallera), Museo de Arte Moderno, Museo Tamayo, Museo de Arte Carrillo Gil y Laboratorio Arte Alameda.

El objetivo de la exposición es problematizar el proceso de formación de estos acervos, a través de obras que permiten reflexionar sobre cuatro ejes temáticos: Políticas de coleccionismo público, Cualidades de las colecciones, Conservación de obras de arte contemporáneo e Investigación y puesta en exhibición de las obras.

Bajo la curaduría de Violeta Horcasitas, Christian Gómez, Mariana Mañón Sepúlveda y Adriana Melchor Betancourt, se reúnen piezas de Fritzia Irizar, Iván Puig, Miguel Ángel Madrigal, Teresa Burga, Eloy Tarcisio, Pedro Reyes, Roman Signer, Alexander Apóstol, G.T. Pellizzi, Fabián Marcaccio, Marcela Armas, María Mercedes Hoyos, Simon Starling, Mario García Torres, Yto Barrada, Stefan Brüggemann y Adad Hannah. Además, LakeVerea y los artistas Marek Wolfryd y Marco Aviña realizarán intervenciones a la exposición en colaboración con Sergio Calderón.

Mapas en construcción. Colecciones públicas de arte contemporáneo, 2009- 2017 se presenta a partir del 22 de julio en La Tallera.

Foto: La Tallera.

Piña para la niña. Simulacros de inclusión, por Paola Eguiluz

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Julio, 2017

“Las relaciones que yo querría transformar pueden ser, o bien relaciones en las que me siento víctima, o bien relaciones en las que me siento causante.”

Andrea Fraser

Las exposiciones son el momento en el que se hacen públicas las negociaciones entre las distintas agencias que componen el circuito del arte. Son el lugar donde se despliegan y visibilizan nuevos sistemas discursivos. El pasado 13 de julio se inauguró Recomendaciones mínimas para caminar de espaldas en Ex Teresa Arte Actual, la exhibición de egreso de la generación 2013-2017 de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, curada por Fabiola Iza y David Miranda.

Con un grupo tan numeroso, tratándose de una licenciatura en Artes Visuales, es inevitable no pensar en el futuro profesional de los 74 alumnos que lo integran. Como es bien sabido, la situación laboral en el país es compleja y en el caso del sector cultural, no es nada alentadora. Después de recorrer la muestra, hago el ejercicio de visualizar —de la manera más optimista— los empleos que podrían tener las 36 egresadas de esta generación. Las concibo como artistas, curadoras, gestoras culturales, docentes, investigadoras, administrativas, editoras, diseñadoras, fotógrafas, restauradoras, periodistas culturales o funcionarias públicas.

¿Y por qué pensar sólo en las mujeres? Recientemente se publicaron un par de textos donde se aborda el tema de la igualdad de género en el arte. El primero, Dominio femenino en la gestión del Arte Latinoamericano en museos y centros de EE.UU[1], nos ofrece una lista de las mujeres liderando distintas instituciones culturales estadounidenses, ya sea como curadoras, directoras o investigadoras, y que en cierta medida se vincula con el estudio Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía, realizado cada tres años por la Secretaría de Igualdad del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El boletín ¿Quiénes exponen en los museos de la UNAM?, que se desprende de dicha investigación, señala la escasa cantidad de obras de artistas mujeres en las colecciones universitarias y su baja presencia en exhibiciones temporales. El indicativo más favorable fue en el ámbito de la curaduría. Hay más mujeres curando muestras en lugar de participar con obras. Si bien este dato fue celebrado en las redes sociales por gente involucrada en el medio del arte, también fue el detonante de una serie de ataques en Facebook. Los comentarios, en su mayoría escritos por hombres, señalaban la responsabilidad de las mujeres hacia el trabajo de las artistas, de ser culpables por no invitarlas a las exposiciones que curan y de no programarlas en los museos que administran.

Las cosas no son tan simples como las hacen ver. Sería ingenuo creer que todo se trata de una falta de voluntad por parte de las curadoras. Parecen olvidar cómo opera el mundo laboral en general, la importancia de las relaciones públicas y los contactos en el medio. En el arte, es fundamental conocer y darse a conocer. Las dinámicas sociales acontecidas fuera del espacio expositivo son más eficaces que presentarse con una carpeta de trabajo en un museo.

Hay artistas (hombres) que vemos a lo largo del año en al menos cuatro exposiciones distintas, tanto en espacios institucionalizados como independientes. No es que no existan suficientes propuestas interesantes de mujeres, quizá una de las causas de estas omisiones sea la producción de curadurías al vapor. Al no realizar investigaciones profundas, visitas de estudio, convocatorias abiertas o revisiones de portafolios, terminan por invitar únicamente a los amigos conocidos en alguna reunión. Estos artistas van adquiriendo reconocimiento, construyendo trayectoria y son los que terminamos memorizando sus nombres antes de acercarnos a su trabajo.

Reconozco que mis argumentos son empíricos. No tengo números ni sé de estudios que sustenten cómo y por qué el trabajo de los artistas hombres sigue siendo más visible que el de las mujeres. Todo lo anterior es una de tantas hipótesis que varias colegas y yo nos hemos planteado en charlas informales. Tampoco voy a negar que el “compadrazgo” no se da hacia este lado de la moneda, pero sin duda sigue siendo en menor medida. De lo que sí puedo hablar con cifras en mano, es sobre los dos nuevos programas de formación en curaduría y en crítica de arte que hay en México, donde la cantidad de mujeres es igual o superior a la de los hombres:

Fuente: Instituto de Liderazgo en Museos.

Fuente: Proyecto Siqueiros-La Tallera

Si bien los datos son alentadores, aún no se reflejan en la práctica. No veo exposiciones, publicaciones, coloquios, programas públicos y un largo etcétera realizados de principio a fin únicamente por mujeres y sin que la etiqueta de género esté de por medio. Lo insólito de realizar un actividad de esa manera sería asumirla como una práctica normalizada y no leerla como una extravagancia o un desafío a los privilegios de los que administran el concepto de arte.

No se trata de reducir el tema a una cuestión de cuotas de género, donde el eterno debate sea lo cuantitativo sobre lo cualitativo. Es innegable, los hombres siguen ocupando la mayoría de los cargos de toma de decisiones en el arte. Enunciar las desigualdades es sólo el principio, los recientes textos e iniciativas como #MuseosFeministas de Violeta Horcastias, en colaboración con el CIEG, son gestos que incitan a la reflexión, al ejercicio crítico y a la toma de acciones. Ojalá las 36 graduadas de La Esmeralda operen en un sistema más equitativo porque, ¿verdad que el arte es un buen lugar para empezar a ser incluyentes?

Foto: Paola Eguiluz.

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[1]  Dominio femenino en la gestión del Arte Latinoamericano en museos y centros de EE.UU, en Arteinformado, disponible aquí.

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Paola Eguiluz (Ecatepec, 1986) es artista, curadora e historiadora del arte. Estudió Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Querétaro y la maestría en Historia del Arte (Estudios Curatoriales), UNAM. Actualmente es coordinadora de exposiciones y actividades de formación en Local 21. Espacios Alternativos de Arte.

Reuseme. Plataforma en línea

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Por GASTV | Julio, 2017

Reuseme es una nueva plataforma en línea que ofrece una modalidad económica y sustentable de compra, venta y donación de artículos de segunda mano como libros, accesorios, calzado y prendas de vestir. El objetivo es ofrecer una segunda oportunidad a las cosas y así ayudar a reducir el ciclo de producción y consumo de objetos presentes en la vida cotidiana.

Cada uno de los productos disponibles en Reuseme ha seguido rigurosos procesos y criterios de selección. Además, si después de tres meses de haber dado de alta productos en la plataforma no han sido adquiridos, el vendedor tiene la opción de donarlos a fundaciones y asociaciones civiles como México Vivo, Apol y Fundación Paisaje Social AC.

Para comprar o participar en el proyecto como donador puedes ingresar al sitio web de Reuseme.

Foto: Reuseme.

Días de Campo: plataforma de residencias e investigación colectiva

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Por GASTV | Julio, 2017

«¿Quién nos necesita?» es la segunda edición de la plataforma de residencias e investigación colectiva Días de Campo. En esta ocasión, se profundizará en el concepto de desaparición a partir de distintos marcos teóricos propuestos por los artistas seleccionados, además de integrar seminarios a cargo de Natalia Mendoza Rockwell y Javier Toscano.

En un contexto como el nuestro, en el que la desaparición es uno de los aspectos más cruentos de la crisis de violencia en México, se busca explorar desde el campo de la práctica artística, qué arte es posible en contextos donde las formas estatales están debilitadas, la violencia no es fundadora y los grupos no estatales son los que parecen tener el control.

El resultado será una publicación impresa a cargo del equipo de Días de Campo y el Taller de Ediciones Económicas. Ésta, se realizará a partir de los registros y recopilación de imágenes o materiales generados por los asistentes durante la residencia.

La aplicación para Días de Campo está abierta hasta el 20 de julio. La residencia se llevará a cabo en el estado de Sonora del 17 al 24 de septiembre de 2017.

Foto: Cortesía Días de Campo.

Entrevista | Luis Felipe Ortega

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Por Fernando Pichardo | Julio, 2017

El Museo Experimental El Eco albergará hasta finales de agosto A propósito del borde de las cosas, intervención escultórica concebida por Luis Felipe Ortega para la totalidad del espacio interior.

Se trata de un ejercicio inspirado en la prosa de Samuel Beckett, que plantea un ambiente donde el absurdo es empleado como una herramienta para emprender una búsqueda personal. Para ello, el artista intervino la arquitectura de Mathias Goeritz con dos esculturas monumentales que proponen un acercamiento alterno al interior de la plataforma. Asimismo, Ortega introdujo algunos dibujos al carbón que en conjunto revelan nuevas maneras de ver y experimentar los elementos que componen el recinto.

A este emplazamiento escultórico se suman una serie de activaciones que mediante recursos sonoros, literarios y corporales, aspiran a subjetivar la obra y a evidenciar la unicidad de los instantes que vivimos cuando deambulamos en un lugar que nos es significativo. Para ello, Ortega generó un ambiente que enfatiza la influencia que ejercen los fenómenos de la naturaleza sobre este espacio, particularmente las variaciones en la luz.

Esta muestra será la última que Ortega realice antes de inaugurar su siguiente exposición individual en el Museo de Arte Contemporáneo de Roma (MACRO) a principios de 2018. Entrevisté al artista sobre el proceso creativo que ideó para este proyecto, que aspira a dejar un gesto de renovación en el estado de ánimo de quienes participan en él.

Tu trabajo se ha caracterizado por el diálogo que estableces con locaciones específicas, al grado de generar relaciones de afecto con los espacios intervenidos ¿Qué puedes destacar de tu experiencia al interior de la escultura habitable que constituye El Eco?

A lo largo de mi trayectoria he trabajado en muchos espacios realizando piezas ex profeso. Este año realicé una escultura de dimensiones bastante considerables (40 x 8 x 2.50 metros) en el CaSa, en Oaxaca, una pieza con hilo de algodón y piedras volcánicas. Llevaba 18 meses trabajando en el proyecto de El Eco. Ese tiempo sirvió para profundizar y problematizar el concepto de espacio en Goeritz y tensarlo con otras ideas. Éstas van desde aspectos específicamente escultóricos hasta cruzarlos con conceptos filosóficos-literarios —en el CaSa trabajé desde algunas ideas de Pier Paolo Pasolini y en El Eco decidí trabajar desde Samuel Beckett—.

Siempre he pensado que toda relación de tensión es una relación de afecto. Y en este caso afectar la condición escultórica propuesta por Goeritz implicaba —desde mi práctica— acercarme desde esos dos puntos: el escultórico y el filosófico-literario. Desde ahí podía ir hacia lo más significativo: la posibilidad de generar una experiencia en el aquí y ahora del visitante. Desde ahí también es que la obra de Goeritz podía ser puesta en tensión y en diálogo —es decir, en disputa— con mis intervenciones: dibujos, esculturas y transformaciones arquitectónicas.

Eso en un primer momento. En un segundo momento esa tensión avanzaría hacia el cuerpo del visitante con la presencia de cuatro performers trabajando desde un texto de Beckett: lectura, sonido y acción corporal incidiendo en el espacio, recorriéndolo y trazando entradas al espectador en dichos trayectos. En ese sentido, entiendo el terreno de lo afectivo como el terreno del acontecimiento, el lugar donde el visitante está en la obra y no frente a la obra: cada vez que se aleja para ver los dibujos, las esculturas o la líneas de luz, lo que hace es meterse y estar en la obra.

Uno de los elementos medulares son las esculturas monumentales que, además de convivir con la de Goeritz, diseccionan y crean nuevos nichos en el espacio ¿Qué intención poseen dentro del proceso creativo que nos muestras?

La esculturas tienen la intención de transformar el espacio del museo a través de una relectura del trabajo de Goeritz. Quería sumar extrañeza al lugar planteando nuevos recorridos y modificando la escala. Cruzar, literalmente, el interior y exterior para perder el espacio museográfico y quedarme con el acontecimiento espacial-escultórico. Quería generar una nueva condición lumínica y desde ahí provocar lugares de sombra —como quería Tanizaki—.

Más allá de establecer una ilustración a la obra Company de Samuel Beckett, tu trabajo en El Eco propone una reconfiguración del texto hacia nuevos territorios de producción ¿Dónde nos es posible distinguir la influencia de tal lectura en el resultado?

Siempre he trabajado a partir de citas, de referencias, a partir de obra de otros artistas o escritores. Eso me ayuda a tener claro desde dónde estoy trabajando y a tener conexiones históricas específicas. Lo que me permite tener una posición política que se volcará siempre en mi obra. Así que Company, de Beckett me permite hacer eso y realizar un mapeo en el espacio a través de su desplazamiento. El texto no ilustra porque no puede ilustrar mi proyecto: sucederá unas cuatro veces a los largo de los tres meses que estará la exposición. No está escrito en las paredes o sonando en una grabación, no está excepto cuando se lee en voz alta por todo el museo. Lo demás es la posibilidad de apegarse a una propuesta del absurdo beckettiano —si algo así puede suceder— desde mis intervenciones escultóricas.

Uno de los componentes de esta obra es la serie de dibujos con carboncillo que rematan las esquinas del espacio intervenido ¿Qué es lo que proyectan y por qué son expuestos a una altura superior al espectador?

Hace varios años que estoy trabajando en esa serie de dibujos, intentando profundizar en la idea de horizonte y en las maneras en que puedo aproximarme a él no como representación, sino como elemento espacial por donde pueda desplazarse la mirada y por tanto, el cuerpo. Su elaboración es muy lenta y la trabajo en mi estudio con mi equipo. Se dibuja con lápiz de grafito, por línea y se define la saturación. Esos dibujos tienen al centro una línea blanca de tres milímetros que genera este «horizonte»; este vacío.

Cuando recibí la invitación de David Miranda para exhibir en El Eco estaba trabajando en esos dibujos. Tomé la línea y comencé a desplazarla en el plano del museo, tracé líneas que se levantarían a 5 metros y vino toda una investigación matérica para saber la calidad plástica de dichas esculturas —no hay que olvidar que Goeritz desplazaba lo escultórico hacia la arquitectura y hacia la plástica—. El momento más importante fue definir la pieza de la Sala Mont: está cortada exactamente al centro con una falsa pared y esa pared tiene un corte de tres milímetros a la altura de mis ojos. El espacio se comprimió pero a la vez está absolutamente liberado. La luz que penetra el espacio es natural, se construyó una cámara oscura y el trazo opera con sus gama lumínica transitando a lo largo del día. Comprimir la luz a esos milímetros permitió ampliar la línea de horizonte.

Coloqué los dibujos esquinados y a una altura superior a los 3 metros para obligar al visitante a alejarse de la obra y así poder observarla. Eso lo lleva a entrar/estar en las esculturas que rompen con la lógica espacial de Goeritz. Propiamente dicho, son las únicas obras que llevé al museo y en realidad dejan ver su relación con la intervención que realicé en la Sala Mont, son su reverso.

Los protagonistas de las acciones que activan la obra evitan el contacto visual con los espectadores ¿Qué papel juega la cancelación de la mirada dentro de la intervención?

No fijan la mirada en el espectador o clausuran la mirada porque hay un trabajo hacia el interior. Pienso en los personajes de Beckett que pueden estar «viviendo» al interior de un contenedor y apenas se asoman de vez en cuando. Es una forma también del anonimato. Para mí siempre es importante saber si a un movimiento sigue otro movimiento o si a un sonido sigue otro sonido. A la idea de que hay algo que siempre ha de suceder yo prefiero ir hacia un punto en que quizá a un sonido no le sigue otro sonido o a un movimiento no seguirá otro —es paradójico porque la tarea profesional de ambos es esa: hacer música, ejecutar una coreografía—. Pienso mucho en lo que la interrupción aporta a una obra, pienso mucho en términos de discontinuidad.

Cancelar la mirada implica maneras diferentes de relacionarse con el otro, en tanto que podemos estar con los otros más allá de la mirada, podemos estar desde una situación, desde una acción y/o desde un acontecimiento —lo que siempre implica realizar un tipo de trayecto, una ruta, y toda ruta o trayecto implica un deseo—.

¿Qué es lo que narra este emplazamiento escultórico al posicionar como ejes conductores los cambios de luz, las variaciones en la atmósfera y sus repercusiones dentro de la arquitectura emocional?

Desde hace más de 15 años he intentado llevar al mínimo el nivel de la narrativa en mi obra. Comencé a hacerlo con mis piezas en video. Llevarlo lo más posible a un punto de silencio y de contemplación para generar puntos duros de acceso al espectador. Pero debo reconocer que hay puntos narrativos en mi obra, los llamaría punto de anclaje. En El Eco tenemos por lo menos tres: el primero tiene que ver con la línea y la manera en que ésta atraviesa el espacio y ha atravesado mi producción desde hace mucho tiempo, aquí está en todas las piezas e intervenciones; otra tiene que ver con los desplazamientos escultóricos que se tensan con la arquitectura —sería bueno hacer un ejercicio de diferenciación en El Eco entre lo estrictamente escultórico y lo arquitectónico—. Por último, tiene que ver con la relación específica con la filosofía y la literatura, con la idea del absurdo y del existencialismo.

Desde estos tres puntos de anclaje narrativo propongo que se generen las posibilidades de experiencia del espectador. El elemento que cruza a los tres aspectos es la luz. En el caso específico de la línea de luz natural en la Sala Mont, la narrativa se silencia lo más posible para abrir un hueco, un horizonte que lleva hacia ningún lado. Y si no hay «ningún lado» lo que queda es regresar a uno mismo.

La arquitectura emocional de Mathias Goeritz surgió como una respuesta al exceso de racionalismo que presentaba el panorama constructivo de esa época ¿Por qué consideras relevante la revalorización de este postulado dentro de la producción artística actual en nuestro país?

Hay muchas razones para estudiar con cuidado a Goeritz y a varios artistas de su generación. Me parece que se ha leído mal o de manera muy ligera la importancia del pensamiento moderno en varios artistas de mi tiempo. En mi caso es fundamental este vínculo, pues desde ahí es que se desprenden comportamientos específicos en el arte contemporáneo de México. No hay que olvidar que la formación de Goeritz sucede en Europa y que su pensamiento viene marcado por la necesidad de replantear el modo de estar en la producción artística, es decir, opta por replantear ese comportamiento como una poética. Su formación está marcada por las vanguardias y su pensamiento crítico, desde ahí es que se modelan sus estrategias y comportamientos de producción.

Literalmente Goeritz transita por modos muy diversos de ejecución artística y transita por lugares que definirán sus acciones poético-espaciales. Lo que Goeritz realiza podría entenderse como una especie de traslado: define qué necesita en cuanto a pensamiento formal y lo conduce hacia un sincretismo de tiempos y lugares, nutriéndose de los experimentos literarios de la época (Hugo Ball), la espiritualidad de la abstracción y sus obsesiones por las formas primarias que son capaces de trastocar la experiencia física en el espacio.

De los artistas cercanos a Goeritz (Cueto o Barragán), quizá es él quien mejor hace el tránsito hacia una producción artística que habría de levantarse como lugar para la experiencia espiritual moderna. En ese sentido, y gracias a múltiples ideas compartidas con David Miranda, gran conocedor de la historia de El Eco), es que volvimos a preguntarnos sobre la manera en que estos artistas —desde México— aportan a discusiones que estaban (o están) sucediendo de manera importante en otros países como Brasil, y que derivarían en propuestas tan significativas como las de Hélio Oiticica, Lygia Pape o Lygia Clark.

Si estos tres artistas nutrieron el pensamientos de mi generación (o por lo menos para mí son fundamentales), quizá podemos acercarnos a la producción local de ese momento y a artistas de la complejidad de Mathias Goeritz. La invitación a realizar este proyecto en El Eco me permitió incidir en varias reflexiones cuyo eje es este corte temporal —los años 50 y 60 en México— e ir hacia una especie de genealogía respecto a nuestras modernidades y contemporaneidades.

¿Es esta intervención un deseo por encontrarnos con nosotros mismos?¿Crees que enfrentándonos a un lugar determinado y a las condiciones únicas que presenta podemos conseguirlo?

Pienso que toda propuesta que intente hacer un enunciado político (que no una consigna o denuncia política), conduce a procesos de subjetivación y a que ese sujeto se ponga en juego en y a partir del otro. Eso evidentemente conduce hacia uno mismo y sus campos específicos de deseos. Goeritz jugó con muchos recursos para hacer de la escala, las perspectivas falsas, las extensiones y compresiones espaciales recursos muy potentes en términos emocionales, pero para él la verdadera materia prima era la luz. Ahí se condensa el éxito de los otros elementos, y esa luz interfiere en el sujeto afectando no solamente su percepción, sino su condición del estar ahí.

En mi caso, los cortes espaciales también son espacios de confinamiento, quieren comprimir al cuerpo y quieren mostrar su vulnerabilidad. En ciertos momentos del recorrido el otro está muy lejos o necesariamente muy cerca. No hay obras para contemplar sino un trayecto por hacer, en ese trayecto uno se construye como el sujeto de la experiencia, ese estar con uno mismo que mencionas —hay que decirlo— es un proceso muy raro, muy extraño en términos de cotidianidad. Pero puede suceder que suceda en el recorrido. Quizá, ojalá.

Foto: Cortesía del Estudio de Luis Felipe Ortega.

Resultados: Quinta edición de mociones

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Por GASTV | Julio, 2017

«Ponernos en crisis» es el título de la quinta edición de mociones, seminario de Casa Vecina en el que se cuestiona desde diversas miradas la vida productiva, afectiva y reflexiva. El colectivo Malamén, la investigadora Delphine Tomes y el artista Rodrigo Prian presentan los proyectos resultado de las ideas generadas en este espacio.

Con exploraciones gráficas sobre el tema del robo y lo ilícito, Malamén lanza el fanzine Hacer bien el mal. Delphine Tomes, en colaboración con la rapera Dayra Fayah y participantes de su taller, realizan micro-poemas paródicos y críticos para desafiar al machismo y los roles de género en el rock, pop y reggaetón.

Mientras que Rodrigo Prian exhibe sin título (favor de borrar), muestra que consiste en una colección de objetos anulados y una acción de borrado. En el marco de la exposición, también se llevará a cabo un taller en donde se cuestiona la idea del artista como actor creativo a partir de su antítesis: un agente que desaparece o destruye.

Los proyectos de «Ponernos en crisis» se presentan en Casa Vecina desde el 13 de julio de 2017.

Foto: Casa Vecina.

Recomendaciones mínimas para caminar de espaldas

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Por GASTV | Julio, 2017

Ex Teresa Arte Actual presenta la exposición final de la generación 2013-2017 egresada de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Bajo la curaduría de Fabiola Iza y David Miranda, más de 70 artistas muestran su trabajo inédito en técnicas como pintura, grabado, escultura, video, multimedia, instalación y performance.

Entre los artistas participantes se encuentran Erika Pérez con su obra Cajas de Pandora; Cristóbal Altamirano con Árboles de concreto, Daniela Flores Arias con Escalón imaginario; Gabriela Solís con Crisálida; Marisol Valderrama con ¿Cuántos ojos te observan?; Toro Garibay con Tesoritos, Santiago Muedano con Scroller Coaster y Circe Irasema con Promesas de curso legal.

El montaje corresponde a la idea de un archivo desplegado en donde el público tiene la opción de realizar diferentes lecturas de acuerdo al recorrido que elija en el espacio de exhibición, el cual carece de la lógica expositiva del cubo blanco.

Recomendaciones mínimas para caminar de espaldas está abierta al público hasta el 13 de agosto de 2017.

Imagen: Arte informado.

Aeromoto recomienda: Imprenta Rescate

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Por Aeromoto | Julio, 2017

En nuestra reciente visita a Buenos Aires para participar en la feria ArteBa, tuvimos el gusto de conocer a Leandro Jacob, «materializador filántropo», como se lee en su tarjeta de presentación.

Leandro trabaja con una imprenta de tipos móviles del año 1905. Cuando, con la pasión que lo caracteriza, habla de su relación con la centenaria máquina (Dorotea) uno no puede evitar sentir que está escuchando una historia de amor. Y de esta historia nace Imprenta Rescate. Jacob insiste en el uso de la palabra como vehículo hacia la paz y unidad: «Si alguien viene a la imprenta y quiere replicar un mensaje que incite a la violencia o que no aporte algo positivo, le digo que no. Trabajar con palabras requiere cierta responsabilidad.»

Con una estética impecable y una ecléctica mezcla de filosofía, política, humanismo, poesía, música y mística, Imprenta Rescate se dedica desde hace una década a «rescatar el sentido de la palabra impresa y de la materialización de objetos hermosos.»

A continuación algunos de los títulos de Imprenta Rescate que puedes consultar en Aeromoto:

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La anarquía explicada a los niños, José Antonio Emmanuel

Publicada originalmente en 1931 por José Antonio Emmanuel, La anarquía explicada a los niños es uno de los folletos divulgativos editados por la Biblioteca Anarquista Internacional (BAI), que él mismo impulsó. El texto hace un repaso por el significado de anarquía, la manera de llegar a ella y finaliza con una serie de postulados ácratas que es necesario llevar a la práctica para hacerla efectiva. Simplemente imperdible.

Decálogo del Discurso de la servidumbre voluntaria, Étienne de La Boétie

Étienne de La Boétie, pionero del pensamiento libertario, escribe el Discurso de la servidumbre voluntaria en 1548, a la edad de 18 años. Definido por Clastres como el texto que inaugura la crítica de la dominación, nos invita a preguntarnos: ¿por qué nos sometemos?, ¿de dónde viene el miedo que nos hace amar nuestras cadenas? Preguntas que siguen gozando de inquietante vigencia después de casi 500 años.

Paz y política, Raimon Panikkar

«Una invitación al pensamiento y a la acción», se trata de un fragmento del libro de Panikkar El espíritu de la política, en el que invita a cada ser a asumir su cuota de participación activa en la vida en comunidad.

Carta de la libertad, Congreso Nacional Africano

En 1955 el ANC declama en esta carta sus exigencias al gobierno Sudafricano. La misiva repasa necesidades básicas para una existencia pacífica y digna del pueblo de Sudáfrica. Esta carta es considerada uno de los detonantes para la encarcelación, un año más tarde, de Nelson Mandela.

Imágenes: Imprenta Rescate.

Ejercicio(s) de la crítica de arte en México

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Por GASTV | Julio, 2017

Fundación Alumnos47 llevará a cabo el seminario de investigación de crítica de arte en México, que abarcará desde los años cincuenta hasta principios del siglo XXI. Con el objetivo de producir una lectura del recorrido y las transformaciones que la crítica de arte ha tenido en tiempos que sufren enormes y acelerados cambios en todos los órdenes de la producción, distribución y consumo de lo simbólico asociados a esta práctica.

En este seminario colaboran la escritora e investigadora cultural María Virginia Jaua, la académica e investigadora Mara Polgovsky y el escritor Jaime Soler Frost. En el análisis, se abordarán diferentes periodos como el postmuralismo, el de “los grupos” y la irrupción del trabajo crítico de artistas que tuvo auge en la década de los noventa. Con esta revisión, será posible trazar las relaciones entre el ejercicio que se realiza actualmente y el de las generaciones precedentes.

Ejercicio(s) de la crítica de arte en México se llevará a cabo todos los martes del 1 de agosto al 7 de noviembre de 2017. Se puede conocer más información e inscribirse en el portal de Alumnos47.

Foto: Alumnos47.

John Baldessari en Museo Jumex

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Por GASTV | Julio, 2017

Museo Jumex prepara Aprendiendo a leer con John Baldessari, primera exposición individual del artista en México y América Latina. La muestra tiene como eje su práctica artística relacionada con temas pedagógicos, que aparecen en su obra desde los años sesenta hasta la actualidad. Se exhiben más de ochenta obras, entre las que se encuentran sus primeras pinturas de instrucciones y sus icónicos fotomontajes, así como videos, esculturas y piezas con texto.

John Baldessari (California, 1971) es uno de los artistas más influyentes de las últimas cinco décadas. Su trabajo aborda la manera en que la imagen y la lengua se confrontan; cómo se hace el arte y también cómo se entiende. Con citas, instrucciones, juegos visuales y de palabras, Baldessari hace uso de la ironía como una forma de señalar hechos sobre la forma en que nos comunicamos por medio de la cultura.

Aprendiendo a Leer con John Baldessari se presentará a partir del 11 de noviembre de 2017 en Museo Jumex.

Imagen: Séptimo Vicio.