Por Pamela Ballesteros / @apoteosis_ | Agosto, 2015
«…aparentemente las cosas y los sentimientos ya no se combaten entre sí, sino que han establecido una alianza gracias a la cual resultan casi inseparables y a menudo indistinguibles la abstracción más distante y la excitación más desenfrenada»
Mario Perniola
La práctica artística de Martin Soto Climent (México, 1977) explora las distintas connotaciones que los objetos pueden representar en su forma más esencial. En sus instalaciones, Soto Climent articula distintos elementos que en conjunto funcionan como una metáfora momentánea de la naturaleza humana, asociada a las sensaciones eróticas del cuerpo.
Posterior al instante de exhibición, los materiales que el artista mexicano utiliza regresan sin alteración alguna a su estado ordinario, acto que anula el sentido del arte como producto estático y permanente. Después de ocho años, Martin Soto Climent regresa a la ciudad de México para presentar su primera exhibición individual en Proyectos Monclova, integrada por un conjunto de piezas que hacen referencia al brote del deseo. En esta plática Martin comparte su visión sobre la superficialidad de la sociedad actual.
En principio, platícame de la muestra que presentas actualmente, y en este sentido, ¿por qué después de un largo periodo de no exponer en México se da ahora el acercamiento con una galería?
Ninguna de las dos fueron decisiones que planeara, tardé tiempo en regresar a México porque las condiciones simplemente no se daban, y creo que tiene que ver con que no tenía relación cercana con la escena local. Justamente la creación de Lulu —en colaboración con Cris Sharp— fue lo que me hizo reaparecer un poco, estoy seguro de que esto influyó en la decisión de la galería para invitarme.
De hecho, la primera propuesta para exhibir aquí, la recibí por parte del Museo del Chopo, de Daniel Garza Usabiaga. Por otro lado, la invitación de Proyectos Monclova fue muy reciente, sucedió hace menos de tres meses, así que tuve que dejar todo en pausa y concentrarme de lleno; digamos que fue un proceso acelerado y obsesivo. La galería está viviendo una etapa de transformación, refrescando su programa y estructura, y la invitación fue de la mano con ello.
En este proyecto sentí mucho peso por volver a exponer en México. Una de las cosas que más me interesa al desarrollar mi trabajo es el espacio físico y el entorno social. Aquí asumí la responsabilidad de presentar algo de mucha calidad, tanto en sentido conceptual como formal, algo que fuera contundente y preciso, que mostrara mi intención como artista, la esencia de todo lo que me interesa.
Se trata de una exposición enfocada directamente al erotismo, a la problemática del ser presentado como sustancia y como superficie, es una crítica existencial del momento en el que vivimos. Está dividida en dos partes: la primera es la pieza Deseo colocada en un cuarto oscuro, la segunda parte está integrada por un conjunto de fotografías y bastidores que tienen la intención de cuestionar hasta dónde podemos llevar la reflexión sobre los conceptos: cuerpo, objeto, deseo, trampa, superficie y producto.
A diferencia de tus trabajos anteriores, estas piezas son estáticas, no se desintegran. Aquí utilizas un soporte de representación que por sí mismo ya no es momentáneo, al contrario, funciona como un registro.
Uno de los ejes fundamentales de mi obra es la no permanencia, el no dañar las cosas, no fijarlas, no pegarlas, no cortarlas, no forzarlas a ser algo. Lo que considero que es la parte más valiosa de mi trabajo, porque abre una manera de dialogar con el entorno mucho más contemplativa, respetuosa y honesta. Creo que el arte tiene sentido cuando nos abre caminos a nuevas realidades, a otras posibilidades de construir la humanidad.
Esta exposición pertenece a mi Comedia Contemporánea, un proyecto de largo término en el que trabajo a través de personajes ficticios creados en colaboración con otros reales. Es un medio que me funciona para ampliar mis posibilidades como artista, para liberarme de una idea personal y a la par para expandir mis problemáticas hacia diversos enfoques. Al mismo tiempo, me sirvo de él para tratar con cierta ironía el tema de personificación, fenómeno social en el que percibo a la gente estancada.
Las obras presentadas aquí son mucho más estáticas que las que comúnmente exhibo, con esto juego al misterio de una doble autoría que me ayuda a alcanzar mayor expresividad, además de complementar el resto de mi práctica. Son piezas ajenas a mí, pero al mismo tiempo íntimamente relacionadas, incluso el montaje es diverso porque por lo general no muestro tantas piezas, variación que va dirigida hacia la pulsación obsesiva del ser humano.
Otra particularidad que encuentro en esta serie de trabajos es que la imagen resulta más evidente: fragmentos de piel, pliegues del cuerpo. Incluso en la mayoría de ellas se unifica la dualidad masculino-femenino.
Cierto. En todos mis objetos el material es tan prioritario como el concepto mismo, expresa sólo lo que el material da posibilidad de expresar. Por ejemplo, en mis piezas con medias simplemente estiro la media, y en este caso con la piel sucede lo mismo, es un pedazo de piel restirado sobre un canvas, es una presentación nada más. Me gusta la idea del lienzo como soporte, es la base para que algo suceda, en lugar de intervenirlo lo que trato de hacer es plasmar el material para que produzca o estimule una forma por si mismo.
Es una progresión de este asunto que tiene que ver con la doble piel, es decir, la personificación que hacemos todos los humanos. Para mí toda parte del cuerpo es susceptible de ser enmascarada, vivimos cubiertos, todo el tiempo codificando demasiadas cosas de manera inconsciente, o consciente.
Con las medias resulta así, en esencia ya son una especie de doble piel con la que yo puedo demostrar las tensiones y el estrés al que está sometido el ser. Ahora jugando con esta otra piel simplemente manifiesto —con más intensidad y potencia— estos microfenómenos que se dan en microdetalles de nuestro cuerpo. La exposición está enfocada a esa mirada íntima de las cosas.
Por otro lado, la presentación y el montaje también están conceptualizados y pensados para reforzar esta intimidad. Las piezas de las fotografías están colocadas a una altura baja, percepción que genera una conexión mucho más sexual que mental, produce un estado sensorial que inunda al espectador.
En el contexto mexicano los prejuicios siempre han precedido el tema de la sexualidad, la intimidad incomoda. Tu producción además de confrontar este aspecto, ¿tiene una intención de reconectar y reconciliar al espectador con esta pulsión humana?
Totalmente, la intimidad incomoda. Y ahí México tiene muchas cosas que resolver, aquí permanecen todavía muchas cosas medievales, muchos tabúes que se refuerzan con el pinche machismo tan cabrón que persiste. Además somos una sociedad llena de problemas que se manifiestan hoy más que nunca, algunos de ellos nos rebasan.
Tenemos que vivir nuestra propia transición histórica, y si no empezamos por lo fundamental de nada sirve parchar el resto, vivir en una red de simulación. Un poco el sentido de esta exposición es centrar el enfoque en temas tan sencillos como nuestro propio cuerpo y nuestra relación anímica y espiritual.
Retomo tu pieza Deseo, en la que pienso en la susceptibilidad de nuestro cuerpo ante la saturación —y sometimiento— material, estético y de exhibición actual. Nuestra intimidad se trasgrede, queda expuesta.
Eso es un hecho, estamos totalmente rebasados. Occidente estructura toda su idea social a partir de la noción de individuo, un invento social que a mí me parece una noción completamente errónea porque ningún ser en este planeta es individual, pensar así nos aisla de la concepción de que el planeta es un todo. La intención con esta pieza es remarcar que hay un origen y un retorno, el tiempo es cíclico. Sintetiza justamente esta problemática, esta especie de eterno retorno; deseamos retornar pero en el inter estamos presos por una serie de casetas de cobro con sus distintas estrategias publicitarias para retenernos, distraernos y sacar provecho económico. Las personas no confrontan la dimensión total de su vida porque están así, entretenidas.
Lo que estamos viviendo ahora es un exceso de pretensión y de egoísmo. Y va por ahí, esta sobreexposición en la que ya cayó presa la sociedad que simplemente se trata de la simulación de un circo, en el que todo el mundo se entiende como actor principal, se creen personajes de una especie de second life realizada. Es increíblemente sencillo crear una personalidad y vivimos en un momento histórico en donde los seres quieren ser personajes. Y justo es este fenómeno el inspirador de mi Comedia Contemporánea.
El descubrir en el monedero este gesto íntimo es precisamente un poco develar la intimidad del mundo propio. Todos los temas que me interesan del erotismo están condensados ahí, para mí el erotismo es la parte más potente del individuo, una especie de potencia reanimadora, una fuerza vital en el sentido de estimular las cosas inanimadas, e incluso de estimular una sociedad entera.
¿El cuerpo como mercancía?
El cuerpo como producto. La gente se trata así misma como producto, sin entender que todo producto está destinado a ser desechado. La manipulación que ahora se le hace al cuerpo es aterradora. El ser se está volviendo una especie de producto personificado bidimensional, tema que sustenta mucho la concepción de mis piezas: cuerpos con secciones bidimensionales, completamente superficiales. Como alguna vez me dijo un taxista: «Esta canijo y complicado, la velocidad de la enajenación es tan rápida que no hay manera de ganarle».
En próximos meses, Martin Soto Climent presentará una mirada íntima a su estudio en el Museo Universitario del Chopo.
Foto: Cortesía del artista.